domingo, 25 de mayo de 2025

LOS REINOS MEDIEVALES DE LEON Y CASTILLA

                                      Benavente, 14 de diciembre de 1230

 

Con los dineros obtenidos de los hispano-musulmanes, a cambio de ayuda militar, el rey de Castilla Fernando III, compra el trono leonés a sus hermanastras, las Infantas, Sancha y Dulce, que habían heredado el reino de León el 1º de octubre de 1230 por disposición testamentaria de su padre Alfonso IX.

Tras la renuncia oficial de las Infantas a sus derechos sucesorios. Fernando III tiene el camino expedito para unificar definitivamente Castilla y León separados por Alfonso VIII setenta años atrás. 

A primeros de octubre al recibir la noticia de la muerte de Fernando III había decido levantar el sitio de Jaén, porque no estaba dispuesto a desperdiciar la ocasión histórica que se le presentaba.

En su fuero interno anidaba el firme propósito de arrebatar a cualquier precio los derechos sucesorios a sus hermanastras, nacidas del matrimonio de Alfonso IX con Teresa de Portugal, matrimonio que había sido anulado por el Papa cuatro años  después de su celebración.

Fernando en cambio era, fruto del segundo matrimonio de Alfonso IX mediante el cual el monarca leonés había desposado con Berenguela de Castilla, una de las hijas de Alfonso VIII. Y aunque este matrimonio  no había sido anulado también por el Papa, a Fernando III no le cabía la menor duda sobre la legitimidad de sus aspiraciones a la corona del reino de León.

Por su parte Doña Berenguela compartía el sentir de su hijo Fernando, de ahí que decidiera reunirse en Valencia de Don Juan con la madre de las Infanta Sancha y Dulce, para negociar la renuncia de éstas al trono.

El  1 de noviembre de 1230 ambas reinas anunciaron su reconocimiento de Fernando III de Castilla como rey de León.




 

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