BENAVENTE
(Zamora),
Con
dinero obtenido de los hispano-musulmanes a cambio de ayuda militar contra los
almohades, el rey de Castilla Fernando III, compra el trono leonés a sus hermanastras,
las infantas Sancha y Dulce, que habían heredado el reino de León el
Tras la
renuncia oficial de las infantas a sus derechos sucesorios, Fernando III tiene
el camino expedito para unificar definitivamente en su persona los reinos de Castilla
y León, separados por Alfonso VIII setenta años atrás.
A primeros de octubre al recibir la noticia de la muerte de su padre, Fernando III había decidido levantar el sitio de Jaén, porque no estaba dispuesto a desperdiciar la ocasión histórica que se le presentaba.
En un
fuero interno daba el firme propósito de arrebatar a cualquier precio los
derechos sucesorios a sus hermanastras nacidas del matrimonio de Alfonso IX con
Teresa de Portugal, matrimonio que había
sido anulado por el papa cuatro años después de su celebración.
Fernando
en cambio era fruto del segundo matrimonio de Alfonso IX mediante el cual el
monarca leonés se había desposado con Berenguela de Castilla, una de las hijas
de Alfonso VIII. Y aunque este
matrimonio había sido anulado también por el papa, a Fernando III no le cabía
menor duda sobre la legitimidad de sus aspiraciones a la corona del reino de
León.
Por su
parte Doña Berenguela compartía el sentir de su hijo Fernando, de ahí que
decidiera reunirse en Valencia de Don Juan con la madre de las Infantas Sancha
y Dulce para negociar la renuncia de estas al trono.
El 1 de
noviembre de 1230 ambas reinas anunciaron su reconocimiento de Fernando III de
Castilla como rey de León.
En un
fuero interno daba el firme propósito de arrebatar a cualquier precio los
derechos sucesorios a sus hermanastras nacidas del matrimonio de Alfonso IX con
Teresa de Portugal, matrimonio que había
sido anulado por el papa cuatro años después de su celebración.
Fernando
en cambio era fruto del segundo matrimonio de Alfonso IX mediante el cual el
monarca leonés se había desposado con Berenguela de Castilla, una de las hijas
de Alfonso VIII. Y aunque este
matrimonio había sido anulado también por el papa, a Fernando III no le cabía
menor duda sobre la legitimidad de sus aspiraciones a la corona del reino de
León.
Por su
parte Doña Berenguela compartía el sentir de su hijo Fernando, de ahí que
decidiera reunirse en Valencia de Don Juan con la madre de las Infantas Sancha
y Dulce para negociar la renuncia de estas al trono.
El 1 de
noviembre de 1230 ambas reinas anunciaron su reconocimiento de Fernando III de
Castilla como rey de León.
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