martes, 21 de octubre de 2025

EL EMIRATO CORDOBÉS IMPUSO SUS NORMAS

 

Cuando Abderramán III nieto de Abdalá, ascendió al trono en el 912, el reino estaba dividido por las luchas intestinas. El nuevo Emir inició inmediatamente su labor encaminada a atraerse a la aristocracia y a parar los pies a los monarcas cristianos, que aprovechaban la debilidad existente para realizar continuas razzias.

Poco después de ocupar el trono envió  a  un ejército a restablecer el orden en la Sierra de Almadén, arrebató a los bereberes la plaza de Caracuel y el Campo de Calatrava, el 1 de enero de 913 parte de Córdoba una columna de soldados encabezados por el hachib primer ministro Bdr ben Ahmed con la misión de recobrar Écija, el foco de la rebelión más próximo a la capital.

Las tropas demolieron las murallas y destruyeron el puente sobre el río Genil para que quedasen cortadas las comunicaciones con la ciudad del rebelde Omar ben Haffsun, al que hasta entonces prestaba obediencia.

Abderramán aprovechó el invierno para preparar cuidadosamente una campaña contra los rebeldes  que agitan la zona oriental de al-Ándalus. A mediados de abril de 913, el propio Abderramán se puso al frente de sus tropas a las que se sumaron las de Mohamed  ben Farua, señor de Úbeda y de Elvira, que había sido desposeído de su feudo por Ben Hafsun.

Desde Martos (Tucci), última plaza camino a Jaén fiel  a Córdoba parte de las tropas se dirigieron a Málaga, para realizar una maniobra de distracción a Ben Affsún, mientras el emir hizo frente a los rebeldes de la cora.

El 27 de abril se rindió el muladí Said ben Hudail, entonces el ejército omeya se dirigió a los montes de Somotín, dominados por Ubaid Allah ben al-Shaliya, que también depuso las armas, así como el señor de Montesa y los jefes rebeldes que dominaban el valle del Guadalén.

Todos prometieron fidelidad al emir, quien les mandó unirse a sus tropas mientras dejaba guarniciones en sus alcazabas y enviaba a sus mujeres e hijos a Córdoba, para asegurar su lealtad en el combate. A continuación se encaminaron a la Cora de Elvira.

Rápidamente los señores de los castillos de la zona, agrupados en torno a Guadix y Baza viendo el avance imparable del emir se sometieron a  éste, cuyas tropas avanzaron por el noroeste de Guadix sin encontrar resistencia, siguiendo hacía el sur, atravesaron la cordillera de Sierra Nevada y ocuparon la población de Juviles, donde acabaron con toda la resistencia de los mozárabes que apoyaban a los rebeldes.

A continuación cayeron en sus manos Salobreña y los castillos de San Esteban y Peña Forata. De vuelta a Córdoba el emir entró en la capital el 17 de julio, al mismo tiempo, caen Carmona y Sevilla, que estaban en manos de la familia de los Banu Hachch,

El señor de Carmona Mohammed ben Ibrahim temeroso de las represalias de los sevillanos por haber matado a su hermano señor de Sevilla, pidió ayuda al emir. Este aprovechó la ocasión y desde Carmona atacó a Sevilla.

Ante la irrupción omeya, los sevillanos pidieron ayuda a Omar Ben Haffsun, quien fue en persona a rescatar a Ahmed ben Maslama ben Hachchah, pero tras el encuentro desfavorable con las  tropas del emir, Ben Hafsún se apresuró a regresar a Bobastro y Ahmed ben Maslama se rindió a Abderramán.

El hachib tomó posesión de la ciudad el 21 de diciembre de 913, dejando en ella a un gobernador en nombre del soberano.

El 8 de mayo de 914 Abderramán puso en marcha otra campaña, cuyo objetivo era acorralar a Ben Haffsun en su refugio de Bobastro.















.

 

 

No hay comentarios:

Publicar un comentario