El sitio de Perpiñán fue uno de los episodios de la guerra de Los Segadores que supuso finalmente la anexión definitiva de Perpiñán a Francia, ratificada en el Tratado de los Pirineos, de 7 de noviembre de 1659.
Poco después
de la revuelta que supuso el Corpus de Sangre, el ejército de Felipe IV ocupaba
Tortosa y Tarragona, y el 17 de enero de 1641, ante la alarmante penetración
del ejército castellano, Pau Claris, al frente de la Generalitat de Cataluña,
proclamó la República Catalana, acodando una alianza política y militar con
Francia, poniendo a Cataluña a la obediencia de Luis XII de Francia.
Pocos días después con la ayuda del ejército francés, la Generalidad obtuvo una
importante victoria militar en la batalla de Montjuic el 26 de enero de 1641 y
las tropas castellanas se retiraron a Tarragona.
El 4 de mayo de 1641 el ejército francés de Enri Escoubleau de Sourdis se
presentó ante Tarragona e inició el bloqueo de la ciudad con las tropas de
tierra de Fillippe de la Mothe Houdancourt.
Durante
dos meses de mayo y junio se luchó en los alrededores de Tarragona, el fuerte de Salou cayó ante los franceses el
9 de mayo y se libró la batalla de Constantí el 13 de mayo. Después de ser derrotados
el 30 de junio al 4 de julio de 1641 en la primera batalla de Tarragona, los
españoles construyeron un grupo comandado por García Álvarez de Toledo y Mendoza
que consiguió entregar provisiones a la ciudad e hizo huir al ejército francés
en el Rosellón.
Una columna castellana de 4.500 hombres salió de
Tarragona el 23 de marzo de 1642 para socorrer al Rosellón que había quedado
aislado en el norte, pero serían derrotados a medio camino y Collioure cayó el mes de abril.
En mayo
los españoles retiran los Tercios que estaban en Rosas con una escuadra de 78
naves.
Las
tropas de Luis XII de Francia asediaron Perpiñán desde el 4 de noviembre de
1641. El propio rey estuvo presente durante la primavera en el asedio pero se
marchó antes de la conquista de la ciudad que cayó por hambre y por el gran
número de bajas, el 9 de septiembre de 1642 la ciudad fue ocupada por tropas
francesas apoyadas por los catalanes sublevados.
El
gobernador, el marqués de Flores Dávila, rindió la ciudad que cayó por hambre y
por el gran número de bajas el 9 de septiembre de 1642.
Victoria de los franceses que ocuparon la ciudad siendo apoyados por los catalanes sublevados.







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