Cáceres,
verano de 237. Alfonso IX recupera la ciudad y los campos de Cáceres tras una
brillante campaña al sur de sus territorios. La campaña se inicia una vez resueltos
los problemas con su hijo Fernando III de Castilla .Cuando ambos monarcas han
fijado por fin los límites de sus respectivas zonas de influencia y reconquista
hacía Andalucía para Castilla y Extremadura para León, Alfonso IX inicia su
expansión.
La
primera fase se inicia en 1225 cuando las tropas leonesas empiezan la devastación
sistemática de Cáceres, arrasando completamente sus campos. Fruto de este
avance los leoneses llegan a la misma Sevilla, donde en unión de los
castellanos infringen una seria derrotada a los Almohades.
A su
regreso por Badajoz destruyen cuanto encuentran en su camino. En 1227 deciden
finalmente el sitio de la ciudad de Cáceres, dotada de unas poderosas defensas
y que había pertenecido antiguamente a la Orden de Santiago, antes de caer en
manos de los Almohades.
El cerco
se alarga durante varios meses, ante la resistencia organizada por el
gobernador Ben Hud, hasta que se produce una inesperada victoria. Según las diferentes
crónicas leonesas, un batallón de soldados vestidos de blanco, capitaneados por
el Apóstol Santiago, bajan del cielo y ayudan a los cristianos. No es el último
auxilio divino que reciben los leoneses.
Tras la caída
de Cáceres, las tropas de Alfonso IX se dirigen
hacía Mérida donde vuelven a aparecer la huestes celestiales de Santiago. Otras
fuentes históricas menos crédulas y más
realistas, hablan de la inestimable ayuda de Fernando III en las conquistas de Alfonso
IX
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