martes, 30 de agosto de 2016

EL ACUEDUCTO DE SEGOVIA.

         
                  

       
                EL ACUEDUCTO DE SEGOVIA


Recuerdo con mucho afecto y cariño aquellos  tiempos de la niñez viendo la ilustración de bella estampa en las antiguas Enciclopedias, unas veces eran de Dalmau Carles, otras  de Edel Vives o de Álvarez,  mucho me recreaba  viendo ese coloso gigantesco  que supone el Acueducto de Segovia, me causaba gozosa  su visión y todas las obras de época romana, su historia me llegó a atraer con mucha fuerza. 

Ya de bastante mayor hicimos una visita a Segovia bañada por  los ríos Eresma, Adaja y Clamores, donde pronto  vimos descollar como principal anfitrión a su hermoso Coloso que con su gigantesca presencia granítica, me  daba la sensación de darme la bienvenida agradeciendo la visita, yo por mi parte dije para mis adentros mientras que el mundo exista tu también existirás para siempre.

Existe alguna discordancia respecto a la época que fue construido hay historiadores que se inclinan a la época de Augusto, otros opinan haber sido construido bajo el Imperio de Trajano, mientras otros dicen  fue en época   del Emperador Claudio, pero da igual, que más da,  ahí está gallardamente aguantando impertérrito el paso de las centurias deteniendo el paso del tiempo como si nada, no le afectaron ni las inclemencias de las lluvias ni del viento, ni tampoco  los temblores de tierra,  alguna barrabasada tuvo que sufrir de manos de los dañinos humanos en 1072 que tan proclives somos a causar daños.


La Guía que yo poseía al hacer la visita a Segovia se llamaba Castilla La Vieja cuyo autor fue D. Dionisio Ridruejo Jiménez (El Burgo de Osma Soria 1912-1975),  esta comenzaba narrando  los datos técnicos de la superestructura  diciendo:   

       SIC.         "El agua que conduce procede de la vecina sierra de Guadarrama, distante unos 18 kilómetros, su arquería es de 818 metros de longitud, su arranque comienza con sólo un cuerpo de cinco metros de altura y alcanza su máxima cota con casi 30 metros en dos cuerpos culminando en el Azoguejo, la obra compuesta por 160 arcos de una luz de 4,5 m repartidos en cinco tramos. El canal superior descansa sobre dos arquerías superpuestas que salvan el desnivel del terreno por medio de 44 arcos en el nivel inferior y 116 en el superior. 

La construcción es de granito en grandes bloques que guardan regularidad y simetría, están montados sin argamasa, ni plomo, ni otros aditamentos, parece como si los bloques estuvieran encastrados unos sobre otros. Como detalle de curiosidad existe constancia que un armón de artillería logró algún que otro desperfecto en el segundo y tercer cuerpo en tiempos de guerra, pero fueron reconstruidos con posterioridad aunque tuvieron que pasar siglos.

El secreto de su esbeltez está en la planta rectangular de los pilares ligeramente piramidales, tiene un frontón rectangular que monta sobre tres pilastras mayores, donde en sus mejores días debió contener una cartela de bronce hoy desaparecida con inscripción conmemorativa y a la que sobremonta un pilar con una hornacina en cada frente.

Se sabe con seguridad certera que la obra pertenece al arquitecto Cayo Julio Lacer, que construyó también el célebre puente de Alcántara, no han faltado inconformistas con opiniones contradictorias, pues algunos de sus arcaísmos constructivos han llevado a más de un experto a datarlo en el periodo de Roma republicana.

Las hornacinas fueron ocupadas con imágenes cristianas de la Virgen y San Sebastián hacia 1520, unos treinta años después que los Reyes Católicos como se les denomina comúnmente a Isabel I de Castilla y su esposo Fernando II de Aragón, título que le otorgó el Papa Alejandro VI en 1496, estos monarcas hubieron ordenado restaurar los arcos que faltaban en la parte del recodo.

Esta obra de romanos es la mayor que soportan el paso del tiempo y que se mantiene sin daño y por supuesto en disposición de uso, el Acueducto sube a la ciudad las aguas procedentes del arroyo Acebeda allende de la Sierra de Guadarrama, concretamente de la Fuenfría, toma en  su inicio una acequia mural en un arca sedimentadora antes de penetrar en el colosal monumento.    

En antiguos cuadros de fin de siglo XVIII se puede ver que, en sus inmediaciones existían multitud de casuchas muy pintorescas adosadas a los muros de su arquería, y todo el puente cubierto de hiedra.

Este Acueducto  ha visto de todo y también se ha salvado de las avalanchas de los bárbaros y de las rarezas oscuras medievales, de la morisma y de la invasión napoleónica que en otros sitios de nuestro lar ibérico causaron verdaderos estragos.

Como caso muy singular cabe destacar que en el año 1570 se derribaron ya algunas casas para dar holgura a las grandes fiestas que se preparaban cuando el rey Felipe II fue a Segovia  para casarse con Doña Ana de Austria, allí hubo de todo, desde mascaradas, teatro, cabalgatas, cañas, toros, fuegos de artificio y diversiones de todas las especies.

Por la parte de la muralla se puede subir a lo alto del Acueducto ya que es el punto más bajo y allí existió un huerto que llamaban corralillo de San Sebastián.     

                      Córdoba recordando al mar Mediterráneo  y la Isla del Fraile en Águilas (Murcia)                                               miércoles día 31 de Agosto de 2016
     

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