TUDELA AÑO
1.173. Pocos meses después de su regreso
a España muere el hispano-hebreo Benjamín de Tudela, un hombre inquieto y aventurero
que ha dedicado la mayor parte de su vida a recorrer los países del Mediterráneo
y el Próximo Oriente en un momento en que viajar resulta arriesgado, incómodo e
infrecuente.
Pese a
todo, este tudelano nacido en 1.125 se sabe que partió de Zaragoza rumbo a
Cataluña y Marsella, en cuyo puerto se embarcó con destino a Italia, luego tras
recorrer buena parte de la península itálica se dirigió a Chipre, Grecia, las
islas del Egeo y Constantinopla.
Prosiguió
su periplo hasta Palestina y después, remontando el Jordán llegó a Siria, desde
donde llegó a Iraq. Más tarde se dirigió
a Egipto y por Sicilia e Italia regresó
a España.
Muchas de
las cosas que vio y oyó en su peregrinaje las relata en hebreo en su libro de viajes llamado SEFER MASSOAT, en él narra
acontecimientos históricos contemporáneos, detalla los monumentos y ciudades
que visitó, describe paisajes, cultivos y técnicas agrícolas, aporta datos
económicos, reseña usos y costumbres y comenta determinadas características lingüísticas
o dialectales.
Por ello,
todos los viajes de Benjamín de Tudela
poseen un incalculable valor documental. Y si bien los comentarios referidos a
Persia, la India, Ceilán y China, a menudo son exagerados e incluso legendarios,
los relativos a los países que visitó personalmente resultan por lo general
precisos y verdaderos.
Las
referencias a las ruinas de Babilonia, la escritura jeroglífica y la lengua y
costumbres de los samaritanos son algunas de las más interesantes.
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