jueves, 19 de junio de 2025

LA MONARQUIA DE LA EDAD MEDIA EN ARAGÓN Y CATALUÑA

 

                            JAIME I VUELVE A SU PAÍS

 


Narbona Abril de 1.214.  Llega a Narbona el Cardenal Pedro de Benevento, legado de Inocencio  III a quien el Papa ha encomendado la misión de rescatar y custodiar al rey Jaime I heredero del trono catalana-aragonés

El niño de cinco años y medio de edad, ha quedado huérfano de padre y madre en poco más de cuatro meses, y se encuentra en poder de Simón de Monfort desde la muerte del rey Pedro II en la batalla de Muret (13 de septiembre de 1213)


Tras el fracaso de muchas  las posibles vías de solución del problema, prestigiosos de Cataluña y Aragón preocupados por la suerte de su joven rey, habían solicitado la mediación de Inocencio III, el cual con fecha 22 de enero de 1214 escribió una embajada en duros términos a Simón de Monfort, ordenándole la entrega del niño al portador de la misiva pontificia.

Recibidas las mandas papales, Simón de Monfort depuso su resistencia y dejó al infante Jaime en manos de una comisión formada por el Cardenal Pedro de Benevento, el Conde Sancho el maestro del Temple, Guillen de Montrodon, el gran Prior de los hospitalarios de Aragón y una delegación de magnates catalanes en la que figuraban Guillen de Moncada, Dalmau de Criexell, y Guillen de Cardona.

Entre tanto los estados catalano aragoneses llevaban casi siete meses sin gobierno legalmente constituido. Se disputaban la regencia durante le minoría del rey el infante Fernando, hermano de Pedro II y el abad del Monasterio de Monte Aragón y el conde Sancho hijo de Ramón Berenguer IV. Pero la regencia no se podía organizar hasta que el niño volviera a su país.

De ahí que en cuanto entró en los estados de la Corona de Aragón el infante Jaime procedente de Narbona, el legado pontificio convocara una asamblea de notables, a los que concurrieron por primera vez aragoneses y catalanes conjuntamente. Dicha asamblea preludió de lo que después serían las cortes generales , se reunió en Lérida bajo la presidencia del Cardenal Pero de Benevento y con asistencia del niño rey, el cual fue presentado a los notables en brazos de Aspáreg de la Barca, a la sazón obispo de Pamplona y más tarde obispo de Tarragona.

Los presentes felicitándose por el egreso del infante a su patria prestaron juramento de fiabilidad al nuevo rey Jaime I , el cual en lo sucesivo permanecería en su reino, bajo la custodia de los suyos



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