CUENTO VIII
DEL DIALOGO JOCOSO ENTRE DOS RÍOS EL SEGURA Y EL GUADALQUIVIR –EL SEGURA HABLA - CUENTA Y DICE
AFLUENTES TRIBUTARIOS.
TRASVASE Y POSTRASVASE.
El Río Segura le dice al Guadalquivir .- Vuestro poder fue grande allí mismico sin salir de Córdoba estabais en la ciudad mandona con mucho bienestar y mucha grandeza, nosotros aquí estábamos acostumbrados a bien poco, de pobres nunca pasamos pero estábamos contentos con nuestras huertas y nuestras gusanos de seda, con las artesanías y las manufacturas sericícolas, con nuestro pimentón, las lechugas y los tomates, también el esparto fue importante y nos dio riqueza, aunque en la actualidad no tenga casi utilidad, en aquella época fue elemento esencial para todo, aún así hubo muchas complicaciones por ese eterno problema del agua que eso no es cosa nueva, también por los eternos desastres que yo solía causar anualmente por las riadas, ya hablaremos después de todo eso, ahora te quiero contar algo de la tierra de mi nacimiento y también de mi discurrir y de mis zagalillos tributarios para cambiar un tantico el tema y alegrarte un poquico el espíritu.
Bien sabes que mi caudal no es grande pronto el líquido incoloro se ve absorbido por la insaciable tierra, esta requiere mucho para los riegos de los árboles, también para la mucha verdura que produce y otras cosas de los campos y de las huertas, ya sabes que por aquí suele llover bastante poco y aquello que del cielo nos cae siempre resulta insuficiente para mi caudal, los zagalillos afluentes son muy humildes, no obstante contribuyen en cierta medida a aumentarme el cauce, a ellos también les estrujan todo lo que pueden antes de llegar a mi seno, ya sabes que en esta tierra el agua es puro oro.
Son 325 km. los que recorro desde que nazco en la montaña del Pinar Negro o Pinar del Risco más concretamente en Fuente Segura donde existe una altura de 1.410 metros, cerca de Pontones en esa hermosa Sierra de Segura viniendo a desembocar y finalizar mi recorrido en el Mediterráneo, de modo que para ser más exactos en Santa Pola, sí pero en Guardamar del Segura; de modo que soy andaluz de la tierra del "ronquio", es decir jaenero o jienense de pura cepa, luego vengo a ser manchego, después murcianico donde se me venera a pesar de mis tradicionales riadas, y para finalizar el recorrido me convierto en alicantino de fino acento.
Algo de lo que aquí te cuento son fantasías de pura invención mía, no obstante casi todo es realidad, de todo hay si bien yo procuro pintar un cuadro imaginativo lleno de muchos brochazos y pinceladas calenturientas tratando de pintar algo que pueda tener colorido y cromatismo imaginario a fin que me pueda alegrar la vista cuando lo cuelgue y de lejos lo mire y de cerca lo vaya leyendo, dándome unas veces alegría y otras pena por tantos desastres como he causado a lo largo de mi existencia que es bastante larga, especialmente cuando me salía de madre con esas incontroladas riadas.
Nacimiento del Río Segura |
Nada más brotar de la surgencia y surgir ya que ello supone nacer, reventar del vientre materno, salgo en borbotones de la montaña y me voy dejando caer sierra abajo haciendo continuas cabriolas al chocar contra los riscos y salientes montañosos, cuando llevo agua claro está, en cuyo caso voy corriendo a paso ligero - me cuelo entre hoces y gargantas, algunas veces llevo un rumor enfurecido y me voy abriendo paso entre estrechos pasadizos de forma caprichosa por la erosión de la montaña.
Voy bajando entre riscales dando continuos saltos, pronto me entran las aguas del río Madera por la margen izquierda, este riachuelo tiene mucha nombradía por esas montañas y lugares jaeneros, es muy bravo en su corto caminar de 18 kilómetros, va discurriendo entre helechos y junqueras, baja desde plena sierra por ramblones y quebrados, entra y sale por un estrecho desfiladero de piedra calcárea, yo el Segura como hermano mayor me engullo sus aguas entre los Cenajos de Hierbabuena y El Calar del Pino y me voy robusteciendo.
Río Madera. |
Panorámica de montañas. |
Sigo bajando y en un hermoso lugar y por la derecha me entra el río de las truchas, si hombre el Zumeta que baja de La Sagra, este nace cerca de Santiago de La Espada, es alegre y cantarín, corre muy flamenco entre quejigos y jarales, su recorrido también es corto, pero muy bonito tan solo recorre 20 kilómetros, fíjate que nombre tiene “Zumeta”, anda que el nombre es cristiano por la leche los pescaos, el encuentro conmigo se produce antes de llegar a Las Juntas de Millar, pronto recibo las aguas del Tus, este nace en la comarca de Yeste en la provincia de Albacete por la confluencia de varios arroyos, antiguamente era la vía de transporte por la que los gancheros trasladaban los troncos río abajo hasta la estación de Calasparra donde eran recogidos, después vendrá el embalse de Anchuricas en la linde de la provincia de Albacete con la de Jaén.
Por aquí ya he perdido altura pero todavía me queda mucha por descender ya no es menester echar el freno y prosigo con mi imparable avance, haciendo curvas y contra curvas, meandros en definitiva son, ahora abandono la provincia de Jaén y me meto en la de Albacete, eso cierto es, ya sabes que el vulgo un tanto soez y mal hablado a veces suele decir, <<En Albacete el que más larga la tiene, más honda la mete>>, hay otros que dicen <<Mira, Albacete, y después vete>>, hace mucho frío en invierno querido primo, ahora ya soy manchego pero no olvido nunca ser andaluz y jaenero de nacimiento de muy antigua estirpe y noble cuna, prosigo mi avance y en poco recorrido paso a ser murciano, sí de la tierra del pijo, que ya en estos tiempos se va perdiendo la costumbre de pronunciar esta frase con la reiteración de antaño, bueno ahora me introduzco en esas sierras de la provincia de Murcia donde me espera el embalse llamado Fuensanta, después serán las finas aguas serranas del Taibilla las que me acercan por la derecha, esta la enviamos a Cartagena por una canalización destinada al consumo humano, que viene de la Sierra de Las Cabras donde nace en una ladera al norte de la población de Nerpio (Albacete).
Embalse del Fuensanta. |
Aquí todo es belleza de verdes montañas donde existe mucho bosque de ribera, con frecuencia aparecen los enebros, las sabinas y los sauces, yo prosigo por lugares serranos con olor a tomillo y romero, unas veces me ensancho mientras otras me estrecho, esto es costumbre en mi recorrido, doy vueltas y revueltas, rodeando montañas y valles, soy el río de los recodos y recovecos el de la velocidad y también el de la lentitud .
Nacimiento del Río Mundo. |
El manchego río Mundo nace en el Calar de la Sierra alcaracense de Riópar (Albacete), hace un recorrido de 119 Km hasta que llega a mi lecho en Calasparra, es regulado por el embalse del Camarillas, resulta una delicia contemplar su nacimiento en Los Chorros, allí es menester ir de excursión para ver esas maravillas que nos muestra la madre naturaleza, sobre todo esa libre caída de agua en vertical formando una cola de caballo acuífera en cascada que al desprenderse por un farallón de más de 300 metros de altura forma un rugido con fragor de trueno al despeñarse entre riscales, allí abundan por todas partes las cavidades, simas, dolinas y torcas; en la cueva de su nacedero ya se conocen 32 Km. de exploración, es inmensa la cueva, el turismo aumenta cada día para ver estos maravillosos lugares, sobre todo cuando llueve con fuerza siendo un privilegio poder ver el espectáculo de la caída del agua en vertical, esto es pura maravilla sin necesidad de ir a Sevilla.
Baja mi Mundo con ímpetu y fuerza, tiene esa marcha tan airosa y graciosa, tan alegre, cantarina y vivaracha que da hasta gusto de lejos mirarlo, también de cerca observarlo, este río manchego serrano es mucho Mundo y eso que es pequeñico y estrecho.
El Río Mundo. |
El Río Mundo por Los Almadenes. |
Los Almadenes |
Los Almadenes |
Se va desviando el cauce hacia la estaciones ferroviarias de Las Minas de Hellín, Agramón y Calasparra con su punto más elevado en la Sierra de Los Donceles a 814 mts de altitud y la Sierra de Las Cabras, desde arriba se le ve avanzar con sus claras y verdes aguas, va en busca de los arrozales calasparreños, ahora en un recóndito paraje conocido con el nombre de Los Almadenes, algo más abajo allí nos juntamos y nos unimos los dos en un abrazo, el donosamente me entrega sus aguas y aquí finaliza su etapa.
Yo el Segura sigo bajando con las aguas que me entregó mi hermano el Mundo, ahora bajo a toda marcha a Calasparra para regar sus arrozales, aquí los ciudadanos aprovecharon mi anchura para hacer una hermosa playa donde los lugareños en verano la utilizan para darse buenos baños.
Después de regar los arrozales calasparreños y de Moratalla voy en busca de los albaricoqueros y melocotoneros ciezanos, todo un hermoso vergel de frutales que ya no cesarán hasta llegar a la mismísima Murcia, pero antes admitiré por la margen derecha las aguas del río de los tres nombres.
Río Moratalla |
Río Alharabe |
Te explico este que ahora recibo se le conoce con el nombre de río Moratalla, pero también se le dice Benamor y Alhárabe, según por donde vaya pasando, de ahí esos tres nombres, creo que son cosas de los lugareños, en realidad estos tres pequeños ríos se juntan entre ellos en plena sierra, después continúa con el nombre de Moratalla por ser el de mayor longitud, de ahí esos tres nombres, Moratalla, Benamor y Alhárabe.
Abundan por estos Sierras nombres y topónimos de origen árabe, no olvidemos nunca la procedencia de nuestros ancestros, no es desdoro ni deshonra, ni mucho menos, seamos realistas luego pronto aparece la sierra llamada Zacatín, anda que el nombre es cristiano, por allí baja el río Moratalla desde una altura de 1.450 metros, está en el límite entre las provincias de Murcia en Calasparra y de Letur en la de Albacete, tiene un desnivel de veinticuatro por mil, su discurrir es vertiginoso, hace un recorrido de cuarenta y nueve kilómetros.
Todos sus entornos son una hermosura hay que verlos y disfrutarlos para después contarlos, sitio ideal para senderistas de élite y personas amantes de la naturaleza, por cierto acuden los fines de semana en oleada, también los hay muy mal educados ecológicamente, maltratan y ensucian los entornos sin compasión ni vergüenza, siendo además muy ruidosos, asustan y espantan a la fauna salvaje con esos aparatos musicales a todo volumen.
Después de tragarme sus aguas sigo en mi descender imparable, pronto me entraran las escasas aguas de un riíllo que se llama Argos, ahí está haciendo su cometido, este nace en las montañas de Caravaca, tiene tan bonito y sugerente nombre que me hace sospechar por su etimología que debió ser bautizado por algún griego de la parentela de Estrabón cuando por aquí anduvieron olisqueando estas tierras, mucho antes que llegaran los romanos, godos, visigodos y árabes.
Atrás quedaron las célebres sierras de los Almadenes entre las montañas, por allá pasa la vía del tren que vista desde lejos parece una culebra negra haciendo eses en la soledad serrana montañosa, se escucha el chas, chas de la vaporosa locomotora arrastrando su tren en su esfuerzo humeante para poder subir por aquellas empingorotadas latitudes.
Mi discurrir está amenizado como casi siempre por el bosque de ribera y cañaverales, aquí me estrecho entre hoces y me ahondo entre profundos cañones rocosos donde mi velocidad se acrecienta con estas estrecheces, los aficionados a la piragua se divierten bajando por mis rápidos hasta llegar a Cieza.
Los Ciezanos le llaman a este gigantón rocoso como la Atalaya pero en realidad se llama el Cerro del Almorchon. |
Avanzo imparablemente ya voy saliendo del desfiladero rocoso entre montañas, desde lejos diviso el Alto del Almorchón ciezano, este gigantón granítico permanece erguido y vigilante como un coloso imperturbable, siempre está vigilando el discurrir de mis aguas, bien sabe que mi cauce es de irregular comportamiento, siempre atento y presto por si me desmadro dar de inmediato la alarma.
Pintura Rupestre del Cárcavo |
Atrás quedaron los Almadenes y sus cañones del Cárcavo todo este trayecto es un espectáculo de pura y singular belleza paisajística, los hombres de la prehistoria dejaron la impronta huella de su existencia y estancia en las cavernas de estos riscos con sus pinturas rupestres en esas cavidades y cuevas cerca del Cañón de Los Almadenes.
Luego me entra el río Quipar viene de regar las huertas cehegineras, si de Cehegín, este nace en la sierra de la Zarza en el término municipal de Caravaca de la Cruz, tiene un recorrido de unos cincuenta kilómetros, hasta un cañón montañoso donde me entrega sus escasas aguas, algunas alturas de estos cañones sobrepasan los cien metros, allí voy encallejonado y estrechado, ello permite que vaya a velocidad de vértigo, la piragua aquí es lo que vale, pero es necesario ser muy diestro en su manejo, en estos cañones han perecido muchos aficionados a este deporte.
La Piragua es lo que vale en la zona de los rápidos. |
Como cosa graciosa e histórica hubo un poeta hispano- árabe llamado Al-Baqyra que se le ocurrió decir, “parece este río un pespunte de plata en una túnica verde” y es que me estrechaba tanto que visto desde una montaña entre el verdor del bosque y la blanca agua que así parecía, posiblemente su sensibilidad poética le hizo hacer tal descripción.
Las Ruinas de Median Siyasa en Cieza.. |
Sigo el imparable avance abandonando tierras ciezanas en busca el valle de Ricote pero allí arriba están las ruinas la ciudadela almohade de Medina Siyasa, estos ciezanos fueron célebres maestros en las artes y elaboración manufacturera del esparto que siempre estuvo muy de moda en aquellos años de la siega, del pan y tocino.
Yo recuerdo cuando era un crío a aquellos antiguos ciezanos de los años cuarenta y tantos aproximadamente cuando salían de la misa dominguera, estos solían llevar el traje nuevo aunque este tuviera más años que el mismísimo Matusalén e hiciera un insoportable calor, luego algunos compraban el periódico poniéndolo debajo del brazo y ni siquiera lo leían, pero ello les daba gravedad, porte e importancia, otros se iban al bar a echar la partida al dominó o a jugar al caliche, sobre todo los hombres de la huerta, también los había que hablaban con pasión de fútbol en distendidas y amenas charlas y que muy a menudo solían degenerar en polémicas y airadas trifulcas.
La llegada de la primavera a Cieza produce en sus huertas una bellísima conjunción de colores debido a la floración de los melocotoneros, almendros, ciruelos y albaricoqueros, siendo una maravilla y un auténtico acontecimiento de variado colorido que nos ofrece la naturaleza.
Yo sigo mi discurrir bajando, ahora voy más bien lento y parsimonioso que otra cosa pero no me puedo entretener porque me están esperando los del Valle de Ricote que configuran lo que yo de forma muy particular doy por llamar “La Comarca de las siete Villas”, configuradas por Abarán, Blanca, Ojós, La Losilla, Ulea, Villanueva y Ricote.
En ese avance imparable también está el Azud de Ojós y pronto el Postrasvase que está ansioso esperando mis aguas y las del hermano Tajo, ambas revueltas como si fuera un zarangollo.
Hay que distribuir el agua para que todos reciban su ración, estos tíos como son tan ocurrentes han inventao unos artilugios desde donde el agua es elevada a dos canales distintos instalados a ambas orillas de mi cauce, unas son para el riego del valle del Guadalentín, es decir desde Alcantarilla, Librilla, Alhama, Totana y Lorca, más el valle almeriense de Almanzora, las otras son para la Vega baja alicantina, más bien se podría decir Oriolana u Orcelitana que ambas denominaciones valen para el pueblo de Orihuela, también sirve la canalización para dar de beber a la marinera Cartagena y su comarca, la gente moderna le dicen “el Postrasvase”.
Yo por mi parte tengo que continuar mi avance, creo que ya te he contao bastante aunque siempre insuficiente, ahora tranquilo y sosegado con las aguas distribuidas, paso por Archena, allí me entra por la margen izquierda un Ramblón y como nunca llueve pues va seco, pero ahí está por si las moscas que nunca se sabe, de modo que en tal caso pueda recoger los vertidos de la Sierra de la Espada, esta rambla (del árabe Ramla), se llama el Tinajón y cuando se enfada es un peligro.
En este balsón de Los Baños de Mula me bañé hace ya 75 años y todo sigue exactamente igual en la actualidad año 2019. |
De este lugar no me iré sin informarte que cerca de mi cauce surgen a borbotones perennes unas aguas que salen hirviendo más o menos pueden tener 55º centígrados, creo que salen de allá abajo de los infiernos, igual sucede en el vecino pueblo de Fortuna y Los Baños de Mula, estas aguas nada tienen que ver con mi cauce, de su posterior aprovechamiento no lo sé, pero cierto es que en estas tierras el agua es oro, se le saca mucho partido, es probable que después de su depuración pudiera reutilizarse para el riego, anteriormente ya se aprovecharon en unos balnearios que los mundanos hicieron, esto es muy viejo ya los romanos las utilizaban como baños termales según cuentan las antiguas y viejas piedras en sus inscripciones, estos balnearios son internacionalmente conocidos.
Ya no voy tan airoso como iba antes de llegar a Cieza, me han estrujado mucho y bastante y todavía tengo que surtir a Blanca, Abaran, Archena, Ceutí, Las Torres de Cotillas, Lorquí, Alguazas, Molina de Segura, Alcantarilla, El Jabalí, etc, el Consejo Regulador se encargará de eso.
Existen en estas riberas muchas fábricas de la industria conservera que dan mucho trabajo pero estas sin compasión me contaminan y ensucian el cauce, todos son pueblos ribereños plagados de inmensos bosques de frutales y limoneros pero cada vez voy más mermado, ya no llevo esa velocidad que llevaba antes de llegar a Cieza, ahora no hay casi declividad voy lento y perezoso y tan diezmado que doy pena, hay quien al pasar por aquí me mira desde el coche y suele decir con ironía hiriente ¿ese es el río Segura?, que barbaridad si parece una acequia, ¿qué puedo hacer yo en estas condiciones?, nada aguantarme con mi exiguo caudal y continuar hacia adelante con la clásica lentitud.
Antigua estación de Murcia Zaraiche |
La primera vez que vio un hijo mío murciano-cordobés ese río llamado Mula fue desde el tren que partía de la estación de Murcia Zaraiche a Caravaca, línea esta inaugurada en el año 1.933 y clausurada en 1971 por orden del Presidente del Consejo de Administración RENFE de aquellos años D. Carlos Roa Rico.
a.
Tenía el chavalillo nombre romano, no más de seis o siete años, un raspilla inquieto siempre fue, era invierno por allá del año 1.945/46 del anterior milenio, iba con su madre a visitar a unos familiares en el pueblo de los Baños de Mula, hacía un frío tremendo, cuál no sería su sorpresa cuando desde la ventanilla del aquel destartalado tren que partió de la antigua estación de Murcia Zaraiche y algo antes de llegar al pueblo de Los Baños de Mula vio el zagalillo a otros de la misma edad a primera hora de la fría mañana en una acequia al aire libre como su madre los parió, el muchacho se quedó perplejo y sorprendido ante tanto frío y aquellos zagales allí bañándose completamente desnudos, es decir encueros, él ignoraba que las aguas de aquella acequia eran tan calientes y como nada preguntaba pues menos le informaban, las aguas de aquella acequia procedían de un manantial con una temperatura muy superior a la del medio ambiente, ganas le dieron al chaval de escaparse y de irse a jugar con aquellos zagales.
En en aquellos duros años tuvo este zagal la oportunidad de conocer los baños termales bañándose en la general, un balsón público pagando clara está, supongo que poco dinero la cosa estaba muy <chunga> en pleno florecimiento de la posguerra, recuerdo aquel balsón en el interior de una tosca gran sala cerrada a cal y canto, daba la sensación de haber sido construido en el interior de una caverna, allí habían cuatro viejos llenos de miasmas tan a gusto bañándose en las calientes aguas, los bañadores que estos bañistas usaban eran unos rústicos y largos calzoncillos que le cubrían hasta los tobillos, se trataba de gente sencilla y humilde y de toscos modales con acusado acento pueblerino, mi bañador no lo recuerdo pero seguramente serían los mismísimos calzoncillos que llevaba puestos,
Año 1959- Aurelio prestando servicio en el Telégrafo Morse de la estación de ferrocarril de Córdoba.
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Después el muchacho cuando cumplió las dieciocho primaveras y cuatro meses, se fue a tu Córdoba me parece que ingresó en la 17ª Promoción de Explotación de Ferrocarriles con base en la 15ª unidad de FF.CC. comandada por aquellos años por el Capitán Don Juan Águila Sánchez y allí en tu Córdoba se quedó, no sin antes haberse recorrido media piel de toro de traslado en traslado, ahora de vez en cuando viene por aquí y para poco, pues las más de las veces se va a la lejana república de Águilas a bañarse en aquel mar Mediterráneo, también hay algún que otro familiar que lo suelen censurar diciendo “que, murciano este tan raro y tan serio, parece mentira leche, teniendo aquí el Mar Menor tan próximo de tibias, serenas y templadas aguas, y se marcha en las vacaciones a esa lejana república aguileña".
Estación de Águilas. |
Alguna vez les responde que le vamos hacer, es cuestión de gustos y de recuerdos a esa población aguileña me transportaron en la tierna infancia por designios de la vida que ahora no viene al cuento entrar en detalles, algún tiempo allí viví y alguna amistad tengo, de modo que cuando allí voy a gusto me encuentro.
Del Mar Menor solo tengo el triste recuerdo de los domingos mañaneros allá por los años cuarenta y cincuenta del anterior milenio cuando la gente se apiñaba cargadas con capazas, bolsas y talegas conteniendo las viandas para irse a pasar el día en sus playas, había grandes colas de gentes para tomar aquellos desvencijaos autocares que iban a Santiago de La Ribera, Los Urrutias, Los Alcázares, Los Narejos, Los Nietos, Lopagán, San Pedro del Pinatar y San Javier, estos autocares salían de una calle situada frente a la Plaza de Toros, esta calle se llamaba y posiblemente se siga llamando Simón García según quiero recordar, la ciudad murciana quedaba poco más o menos que triste y desierta, aquellas playas a mi nunca me llegaron a gustar, ni tampoco sus barros para el reuma, mucho menos aquellas personas untadas de aquellos lodos hasta las "cencerretas" cuyo aspecto no era muy agradable que digamos.
Plaza de Toros de Murcia. |
La Noria hidráulica de La Ñora. |
Pronto llegaré al Azud, La Parada y la Contraparada, próxima está la población de Alcantarilla y muy cercana la ciudad de Murcia, tú dirás ¿y qué es eso del Azud y La Parada,? mi respuesta es sencilla pues eso precisa de un extenso conocimiento para esbozar ligeramente una breve explicación, yo como soy río y no persona no tengo mucho conocimiento de ello, tan solo te contaré que es una presa reguladora para el caudal del agua, se tiene conocimiento que es obra del siglo X aunque algún listo se empeña en decir que es obra de los romanos, indudablemente estos por aquí iban de paso, por cierto a mí con el nombre de Esthader me bautizaron.
Pronto aparecerá la pedanía llamado Jabalí Nuevo muy cercana a Alcantarilla, allí hay una enorme noria gigantesca su misión no es otra que elevar el agua y distribuirlas a la acequia mayor, ahora según me cuentan algunos paisanos aquello está hecho un auténtico estercolero.
Existen multitud de norias y artilugios por estos lares para elevar el agua en las proximidades de Alcantarilla, disponiendo de un sistema hidráulico que permite captar agua de mi cauce, después la eleva hasta un acueducto conocido como “Rajicas”, de modo que por estos sistemas se consigue la distribución del agua a otras acequias para el riego de la huerta murciana.
Hay una extensa red de regadío por medio de acequias mayores y menores, azarbes y azarbetas, como es consiguiente existen unas normas para la utilización del agua que se denominan las Ordenanzas para el Régimen y Gobierno de la Huerta de Murcia, también unos reglamentos llamados “Comentarios a las Ordenanzas y Costumbres de la Huerta Murciana,” cuyo autor es Pedro Díaz Cassou, publicados en 1889, a mí me cabe la satisfacción de tener un ejemplar.
No todo es vergel como la gente se cree, hay mucho páramo estéril no teniendo más riego que aquel que procede del cielo, si es que por fortuna alguna vez decide descargar alguna nube y su pluvioso contenido, existen verdaderos desiertos, así hay que decirlo, esto es menester recorrerlo y verlo, no creamos que todo es hermosura pero hay quien así lo pinta, sus montañas y cabezos son áridos y secos llenos de espartos no obstante abundan verdaderos rincones como oasis siendo un regalo para la vista recorrerlos y por supuesto la maravillosa Sierra de Espuña.
Huerto de limoneros. |
Ahora para ver huerta de verdad hay que recorrerla andando o en bicicleta e introducirse por sendas laberínticas y entre verdaderos vergeles perderse, estos son inmensos, para mí el río me resultaba una gozada cuando me salía de madre desbordando el cauce, todo lo inundaba, me entraba olisqueando por todos los rincones causando estragos, por ello cuando llegaron los del turbante empezaron a pensar con la mollera y el caletre, construyeron aceñas, azudes, ruedas elevadoras, acequias y represas, ahí quedan esos nombres moriscos de origen murciano descendientes de Alá, aunque ahora los veamos con malos ojos y le digamos despectivamente “moros” sin detenernos a pensar que descendemos de ellos en la mayoría.
Como en este aspecto no soy dado a la prolijidad ahí me dejo caer con esa exigua cantidad de nombres moriscos, como Acendra, Aljucer, Albadel, Albatalia, Albatera, Alberca, Arboleja, Alboleja, Albudeite,Alfandarim,Alfande, Alfatego, Alhama, Aljadeta, Aljezares, Aljibe, Algorfa, Aljufia, Alzufia, Almacén, Almohajar, Almudí, Alquerías, Alteleja, Archema, Altalaya,Daxarife, Guadalentín, Guadix, Guadux, Guajar, Zanata, Zaraiche, Zarangollo, Zeneta Zumeta, yo creo que ya basta como muestreo de nuestros antecedentes moriscos.
En tiempos pretéritos fue Abderramán II quien mandara construir una ciudad nueva, este dijo que se llamaría Medina Mursiya, el nombre de la ciudad siempre trajo por la calle de la amargura a etimólogos, filólogos y demás gente estudiosa, pero sigamos con el río y la huerta ya en otras páginas dedicadas a la ciudad indiqué el año de su construcción y su devenir en la historia y la transliteración al castellano del ocurrente nombre que se le ocurrió bautizar a Abderramán a esta ciudad de mi nacimiento pero desluego no hace falta mucho calentarse el caletre para deducirlo de forma festiva pero se equivocan.
Ahora la huerta no es lo que fue, al menos en lo que se refiere a la proximidad de la ciudad capitalina murciana, esta se hizo muy mayor, igualmente ocurre con las poblaciones de las pedanías limítrofes de los extrarradios, todo desapareció a impulso del crecimiento ciudadano, ahora para ver huerta hay que andar algunos kilómetros y tampoco hay esa grandeza del pasado, para ello hay que desplazarse bastante más lejos en coche, la última gozada mía fue en el año 2005 al contemplar el entramado huertano de Cieza, Cehegín, Mula y Caravaca por poner un ejemplo, yo iba de la mano de Ramón Jiménez Madrid ese aguileño-murciano, catedrático de literatura española, doctor en filosofía y letras, Jefe de Publicaciones de la Consejería de Educación y Cultura de la Comunidad Murciana, colaborador de la Enciclopedia Espasa, novelista y narrador, en definitiva un murciano ilustre en vida, conocedor de todos los rincones murcianos y su provincia, lleno de amistades ilustres allá donde pone los pies, hombre afable y sencillo, pero que venía para Marqués, Conde o Duque y a eso no pudo llegar, se quedó en Catedrático de la Universidad murciana Alfonso X El Sabio, pero sigamos con los rincones de la huerta.
Ramón Jimenez Madrid. |
En aquellos tiempos antiguos cuando era yo un crío de esos calladitos, prudente y vergonzoso, recuerdo a esos huertanos lecheros que salían al alba en bicicleta atravesando las estrechas sendas laberínticas, iban camino de la ciudad a vender sus albos líquidos, si bien previamente bautizados con agua no precisamente bendita, las bicicletas donde iban montados llevaban dos cántaras colocadas en sus receptáculos, una delante y otra detrás, todavía los podremos ver en la actualidad en la fiesta del Bando de la Huerta, evocando el recuerdo del pasado, estos hombres se distinguían de los de la ciudad por ir vestidos con un blusón negro o gris con botones brillantes siempre negros, los más mayores solían llevar además un sombrero gris o marrón de escaso calado, peretes les decían a estos hombres en son de mofa y de guasa por los churubitos. Se identificaban estas personas de la huerta de los de la ciudad por esta inconfundible vestimenta que les diferenciaba notablemente, también como no decirlo por su rústica forma de hablar, pero que nadie se enfade que yo no quiero ofender a nadie pero en aquella época posguerrera franquista así eran las cosas.
Se solía decir en aquella época a los perezosos y dormilones ¡¡pero hombre despierta, levanta ya de la cama, que ya han pasado los lecheros!!
Bueno sigamos avanzando, que todavía queda alguna noria más esperando su turno para la elevación del agua y su distribución.
La gran rueda de La Ñora (Alcantarilla), todavía sigue majestuosa y en funcionamiento, allí se encuentra el Museo de la Huerta, ésta es de cangilones, hacía y hace su trabajo de recogida del río y su distribución a la acequia mayor y posteriores de las que existe esa gran red y entramado de azarbes y acequias mayores y menores antes indicadas, las principales se llaman Alquibla, Aljufia, Alfanje, Barreras y Churra, el modernismo actual ha suprimido bastantes de ellas, otras las han soterrado al paso por la ciudad y también desviado el cauce, es seguro que el mapa de esta red que yo poseo haya quedado muy obsoleto, de modo que doy por concluido este cuento VIII, y cuando me parezca bien si es que alguna vez me lo parece, pasaré al siguiente Cuento con las riadas y otras desventuras y calamidades que yo el Segura solía causar por aquellos años.
De momento aquí me planto y en otra ocasión seguiré con las cosas de mi tierra murciana.
De momento aquí me planto y en otra ocasión seguiré con las cosas de mi tierra murciana.
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