miércoles, 30 de marzo de 2016

LA CATACUMBA DE TENTECARRETAS EN MONTALBAN (CÓRDOBA).







                 LA CATACUMBA DE TENTECARRETAS EN MONTABAN (CÓRDOBA


Hace ya muchísimos años realizando senderismo con el Grupo del Patronato que dirigía Pepe Aumente Rubio y charlando con el compañero de caminata  sacamos con brevedad  a la palestra las correrías entre Julio Cesar y Pompeyo por  estas tierras de la campiña cordobesa, también de las antiguas y viejas calzadas romanas que  por este lugar todavía  existen.









A los oídos de uno de los caminantes le llegó el eco de la conversación e intervino en ella diciendo ser de Montalbán y que en su pueblo había una Catacumba, ante tal aseveración quedamos un tanto perplejos y extrañados pero    nos informó con tal detalle  prontitud y vehemencia  que quedamos convencidos, luego  y en una de las paradas que hicimos  nos hizo  un croquis a mano alzada  donde  localizar la finca y visitar la catacumba.


A partir de  ya se incrementó  en mi la curiosidad  con un tanto de escepticismo y  sin pensarlo dos veces decidí visitarla al primer domingo que hubiese consenso familiar, llegó el día y dispuse lo conveniente para hacer la oportuna visita,  estas cosas me agradan y  hasta las tomo como verdaderos acontecimientos.

En marcha un buen domingo  en coche todo terreno hacía la campiña por tierras de Fernán Núñez,   una vez llegados a Montalbán hubimos de  preguntar a los lugareños ya que  no era fácil dar con el sitio entre aquel discurrir lleno de laberintos y  terrizos vericuetos llenos    baches que producían    continuos  zarandeos y  los quejidos del coche, teniendo además  que soportar la bronca y pitos de los  familiares que  no se hicieron mucho de esperar cuando   por fin dimos con la finca, aparcamos el coche y viajeros fuera.











Nos presentamos en su interior donde  pronto salieron los perros ladrando  suponiendo que  a jurar por el movimiento de sus  rabos nos daban la bienvenida en tono de paz,  seguidamente  salió el dueño y a él   nos presentamos explicándole el  motivo de nuestra visita, ello  al hombre le produjo mucha alegría y satisfacción,   se trataba de un hombre curtido en los trabajos del campo de unos sesenta años de edad así lo mostraban sus facciones,  le encantaba le visitasen y  no tenía prisa alguna, era evidente  que deseaba sentirse acompañado y  charlar sin prisa  de forma distendida, sacó  sillas junto al huerto de aquella casa y nos sentamos todos  a charlar, estábamos mi mujer, mi hija, mi nieta y mi yerno, le comenté como me había enterado del asunto, y como me gustaban estas cosas hasta el punto de haber tomado la decisión de hacerle una visita.


El hombre con la sencillez que caracteriza a la gente sencilla  quedó agradecido  y dijo ea, para que usted se de cuenta de lo que son las cosas de la vida, si esto hubiera sido de alguien importante seria otra cosa, pero como está en terreno de un pobre "trabajor" del campo me han dicho que no tiene importancia alguna,  y menos mal que por mediación de las autoridades del pueblo alguien se ha tomado un poco de interés en venir a  ver esto.









Una vez que le pareció nos dijo   vamos a la habitación de arriba que os voy a enseñar algunas cosas aunque la casa está mal porque como soy soltero me las tengo que apañar yo solo para todo,  bien dijo el hombre y hasta se quedó corto se trataba aquello de una cochambrosa habitación donde las gallinas y palomos campaban a sus anchas,  abundó diciendo  que eran sus compañeros y que con ellos compartía penas y alegrías,  así estaba acostumbrado a vivir,  el hombre tendría en torno a las sesenta años de edad.









Abrió un viejo halcón que en su exterior estaba lleno de excrementos gallináceos y de palomos en su interior habían un montón  de vasijas de tosca alfarería  de época romana,  jarras, cuencos, lucernas, platos y  monedas de cobre del Bajo Imperio Romano,   también nos enseñó    un esplendido anillo de oro tallado en bajorrelieve y engarzado con un zafiro en opinión de mi yerno que de esto entiende bastante ya que pertenece al ramo de la joyería,   también  nos enseñó  una moneda de igual materia casi a flor de cuño  pudiéndose leer perfectamente su inscripción con  la   efigie del


Emperador  Honorio de Occidente entre el año 395 y 423,  el resto de monedas  estaban en muy mal estado (Galienos y Costantinos) siendo la pieza estelar de aquel muestreo   un collar de cuentas de ámbar y azabache, se empeñó el hombre que se lo pusiera mi nieta Elena y así lo hizo, lástima de no haber podido sacar una foto pero en aquella época no había la facilidad de hoy en día con los teléfonos móviles  y por olvido dejé la cámara como se decía en casa.  ¿Quién podía pensar que en aquel  lugar y en interior del  vetusto halcón lleno de polvo y excrementos  podía encerrar aquel tesorillo?.









Visto todo aquello bajamos abajo y volvimos a sentarnos en aquellas sillas de anea aunque  yo ya estaba un tanto  impaciente y con ganas de ver la Catacumba,  mientras tanto  Cristóbal Luque que así se llamaba el dueño de aquella finca estaba  deseoso de hablar y más  hablar,  llegado el momento tras mucha charla y palique con un poco de diplomacia le insinué de este modo,  "porqué no vende usted todo eso seguro que le darían a usted bastante dinero, su respuesta fue sincera y bien argumentada diciendo, antes no venía nadie por aquí y desde que se descubrió la catacumba vienen escritores, intelectuales, arqueólogos,  estudiantes autoridades y un mucha  gente y todo por eso por la catacumba y aquí hablamos tomamos nuestras copitas y lo pasamos bien,  el dinero no lo es todo  y menos para mi que no tengo otra cosa en esta  vida, con  esto me conformo soy feliz y estoy a gusto.


Llevaba razón el hombre respecto al comentario que hizo   de las copitas pues la inmediaciones de donde nos encontrábamos  estaba  sembrado de botellas vacías de buenas marcas vinícolas, dijo no haberse tomado nunca  la molestia de retirarlas de aquel lugar ya que conforme se consumían eran tiradas al suelo como depósito.









Respecto a la Catacumba no mostraba interés  alguno en enseñarla y el tiempo iba transcurriendo también llegó el momento que  no me pude contener y directo me fui al grano... bueno Cristóbal y cuando vemos la catacumba, entonces comenzó a divagar diciendo verán ustedes no se puede pasar porque el agua le va a llegar por encima de las rodillas, vamos a asomarnos desde fuera dijo,  fue a por una linterna alumbró hacia el interior y poco se veía,   en consecuencia se trataba de una especie de cueva bastante estrecha  donde se imposibilitaría el paso de dos personas juntas, nos asomamos y efectivamente tenía bastante agua procedente de alguna filtración o alguna bolsa que produciría la subida del nivel friático, le dije que estaba dispuesto a entrar,  solo se trataba de quitarme el pantalón y el calzado y alumbrarme con la linterna, pero el buen hombre se opuso con explicaciones que me convencieron,   al parecer existía bastante lodo y se había producido algún derrumbe que otro siendo peligroso.









Le pregunté si habían muchos pasadizos y me dijo se trataba de uno largo y dos derivaciones hacia izquierda y derecha quedando  con las ganas de haber entrado  y además para que iba a insistir si todos mis familiares estaban en contra de mi insolente atrevimiento, de modo que me conformé   con lo poco que pude  ver desde fuera.

A la vista de los acontecimientos también llegó el momento de a gradecer al bueno de Cristóbal las molestias causadas y la generosidad de habernos enseñado aquello y nos despedimos  con la  cordialidad que exigen las buenas y sanas  costumbres.  

Una vez fuera como no soy persona fácil de rendirse   ante la adversidad di una vuelta  por aquellos entornos de labranza y  comencé como un perro sabueso a examinar el suelo al no estar sembrado, suponía debería existir  restos de otra época y  no tardó  mucho tiempo en aparecer  fragmentos de alfarería en abundante cantidad y  de fina "terra sigilata" como fiel testimonio de la  época romana y también encontré  una piedra redonda con entalladuras para darle forma circular,  aquello fue lo más asimilable a  una actual  pelota que recogí del suelo pensando si los hispanos romanos habrían inventado el juego de la petanca o en su defecto el de los bolos de modo que aquí la tengo y guardo en la repisa junto con otros antiguos trastos   y otras bagatelas de épocas del pasado.     

                                                     Córdoba, marzo año 2000
                                                   


                                         

                                                   





2 comentarios:

  1. Precioso y una historia muy bien escrito eso si le faltan las fotos...pero algo totalmente muy facil de ponerlos ...y asi lo vamos a hacer ..Undaludo María

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  2. Una historia adorable y enternecedora, muy bien escrita.

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