El nombre
trovador surge en el siglo XI para designar al poeta más culto, en
contraposición con el juglar. En Castilla la nueva documentación se documenta
80 años más tarde que la voz juglar con la firma de cierto <<Gómez trovador
que aparee como testigo en un documento de un Monasterio de Aguilar de Campoo (Palencia)
en 1197.
En
principio el trovador no canta para ganarse la vida y, aunque sea pobre siempre
es poeta de las clases cultas,
Muchos
caballeros de la más elevada posición social buscan además, en el ejercicio de
la poesía y de la música la plenitud de sus cualidades caballerescas.
La poesía
caballeresca tiene dos manifestaciones principales canciones de amor y
canciones de mujer. En las primeras el amante se dirige a una mujer de posición
social superior a la que se somete, equiparándose la mujer al señor social y el
trovador al vasallo. En las canciones la mujer, los versos se ponen en boca de
una joven sencilla que lucha contra los obstáculos que se oponen a su amor.
Esta poesía tiene su correspondencia en Galicia donde quizá por las
peregrinaciones a Santiago de Compostela, surge antes que en Castilla, una
escuela de lirismo cortés en gallego.
Se pueden
distinguir tres géneros, cántigas de amigo de amor cantigas de maldecir. En las
primeras una mujer canta a su amor sola o haciendo confidencias a su madre o
hermas. Muy influida por la lírica provenzal, en las de amor el poeta se queja
de la ausencia o desamor de su dama.
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