domingo, 21 de abril de 2019

CUENTO VIII DEL DIALOGO JOCOSO ENTRE DOS RÍOS


CUENTO VIII

DEL DIALOGO JOCOSO ENTRE DOS RÍOS EL SEGURA Y EL GUADALQUIVIR –EL SEGURA   HABLA - CUENTA Y DICE
AFLUENTES TRIBUTARIOS.
TRASVASE Y POSTRASVASE.

                            
                             

El Segura.- Vuestro poder fue grande  allí mismico sin salir de Córdoba estabais en la ciudad mandona con mucho bienestar y mucha grandeza, nosotros aquí estábamos acostumbraos a bien poco,  de pobres nunca pasamos pero estábamos contentos con nuestras huertas y nuestras gusanos de seda, con  las artesanías y las  manufacturas sericícolas, con nuestro pimentón, las lechugas y los tomates,  también el esparto fue importante y nos dio riqueza, aunque en la actualidad no tenga casi utilidad, en aquella época fue  elemento esencial para todo, aún así hubo muchas complicaciones por  ese eterno problema del agua que eso no es cosa nueva, también por  los eternos desastres que yo solía causar anualmente por las riadas, ya hablaremos después de todo eso, ahora te quiero contar algo de la tierra de mi nacimiento y también   de mi  discurrir y de mis zagalillos tributarios para cambiar un tantico el tema y alegrarte un poquico el espíritu.
                                                         
Río Segura a su paso por Murcia, al fondo  (Puente de Los Peligros).

Bien sabes que mi caudal no es grande pronto el líquido incoloro se ve absorbido por la insaciable tierra, esta requiere mucho para los riegos de los árboles, también para la mucha verdura que produce y otras cosas de los campos y de las huertas, ya sabes que por aquí suele llover bastante poco y aquello que del cielo nos cae  siempre resulta insuficiente para mi caudal, los zagalillos afluentes son muy  humildes, no obstante contribuyen en cierta medida a aumentarme el cauce, a ellos también les estrujan   todo lo que pueden antes de llegar a mi seno, ya sabes que  en esta tierra el agua es puro oro.
                                                         
                                                         


Son 325 km. los que recorro desde que nazco en la montaña del Pinar Negro o Pinar del Risco más concretamente en Fuente Segura donde existe  una altura de 1.410 metros, cerca de Pontones en esa hermosa  Sierra de Segura viniendo a desembocar y finalizar mi recorrido  en el  Mediterráneo, de modo que para ser más exactos en  Santa Pola, sí pero  en Guardamar del Segura; de modo que  soy andaluz de la tierra del "ronquio", es decir  jaenero o jienense de pura cepa, luego vengo a ser  manchego, después murcianico donde se  me venera a pesar de mis tradicionales riadas,   y para finalizar el recorrido  me convierto en alicantino de fino acento. 


                    
Inundaciones

Algo de  lo que  aquí te cuento son fantasías de pura invención  mía,  no obstante casi todo  es realidad, de todo hay si bien   yo procuro pintar un cuadro imaginativo lleno de muchos brochazos y  pinceladas calenturientas tratando de pintar algo que pueda tener colorido y cromatismo imaginario  a fin que me pueda alegrar la vista cuando lo cuelgue  y de lejos lo mire y  de cerca lo vaya leyendo, dándome unas veces alegría y otras pena por tantos desastres como he causado a lo largo de mi existencia que es bastante larga, especialmente  cuando me salía de madre con esas incontroladas riadas.
Nacimiento del Río Segura
Nada  más brotar de la surgencia  y surgir ya que   ello supone  nacer, reventar del vientre materno, salgo en borbotones de la montaña y  me voy dejando caer sierra abajo haciendo continuas cabriolas al chocar contra los riscos y salientes montañosos, cuando llevo agua claro está, en cuyo caso voy corriendo a paso ligero -  me cuelo entre hoces y gargantas,  algunas veces llevo  un rumor enfurecido y me voy abriendo  paso entre estrechos pasadizos  de forma caprichosa por la erosión de la montaña.  

Voy bajando entre riscales dando continuos saltos, pronto me entran las aguas del río Madera por la margen izquierda, este riachuelo tiene mucha nombradía por esas montañas y lugares jaeneros, es muy bravo en su corto caminar de 18 kilómetros,  va discurriendo entre helechos y junqueras, baja desde plena sierra por ramblones y quebrados, entra y sale por un estrecho desfiladero de piedra calcárea,  yo  el Segura como hermano mayor  me engullo sus aguas entre los Cenajos de Hierbabuena y El Calar del Pino  y me voy robusteciendo.

Río Madera.
Panorámica de montañas.

Sigo bajando y en un hermoso lugar y  por la derecha me entra el  río de las truchas, si hombre  el Zumeta que baja de La Sagra, este nace cerca de Santiago de La Espada, es alegre y cantarín, corre muy flamenco entre quejigos y jarales,  su recorrido también es corto, pero muy bonito tan solo recorre 20 kilómetros, fíjate que nombre tiene “Zumeta”, anda que el nombre es cristiano por la leche los pescaos, el encuentro conmigo  se produce antes de llegar a Las Juntas de Millar, pronto recibo las aguas del Tus, este nace en la comarca de Yeste en la provincia de Albacete  por la confluencia de varios arroyos, antiguamente era la vía de transporte por la que los gancheros trasladaban los troncos río abajo hasta la estación de Calasparra donde eran recogidos,  después vendrá el embalse de Anchuricas en la linde de la provincia de Albacete con la de Jaén. 
                                                     
                                                                
Por aquí ya he perdido altura pero todavía me queda mucha por descender  ya no es menester echar el freno y prosigo con mi imparable avance, haciendo curvas y contra curvas,  meandros en definitiva son,  ahora  abandono la provincia de Jaén y me meto en la de Albacete, eso cierto es,   ya sabes que el vulgo un tanto soez  y mal hablado a veces suele decir, <<En Albacete el que más larga la tiene, más honda la mete>>, hay otros que dicen <<Mira, Albacete, y después vete>>,  hace mucho frío en invierno querido primo,  ahora ya soy manchego pero no olvido nunca ser andaluz y jaenero  de nacimiento de muy antigua estirpe y noble cuna, prosigo mi avance y en poco recorrido paso a ser murciano, sí de la tierra del pijo, que ya en estos tiempos se va perdiendo la costumbre de pronunciar esta frase con la reiteración de antaño,  bueno   ahora  me introduzco en esas sierras de la provincia de Murcia donde  me espera el embalse llamado Fuensanta,  después serán las  finas aguas serranas del Taibilla las que me acercan por la derecha, esta  la   enviamos a Cartagena por una canalización destinada al consumo humano, que viene de la Sierra de Las Cabras donde nace en una ladera al  norte de la población de Nerpio (Albacete).       
Embalse del Fuensanta.
           


Aquí todo es belleza de verdes montañas donde existe mucho bosque                                                    de ribera, con  frecuencia aparecen los enebros, las sabinas y los sauces, yo  prosigo por lugares serranos  con olor a tomillo y romero, unas veces me ensancho mientras  otras me estrecho, esto  es costumbre en mi recorrido, doy vueltas y revueltas, rodeando montañas y valles,  soy el río de los recodos y recovecos el de la velocidad y también el de la lentitud.
    
Nacimiento del Río Mundo.
El manchego río Mundo nace en  el Calar de la  Sierra  alcaracense de Riópar (Albacete), hace un recorrido de 119 Km hasta que llega a mi lecho en Calasparra,  es regulado por el embalse del Camarillas,  resulta una delicia contemplar su nacimiento en Los Chorros, allí es menester ir  de excursión para ver esas maravillas que nos muestra la madre naturaleza, sobre todo   esa  libre caída de  agua en vertical formando una cola de caballo acuífera en cascada que al desprenderse por un farallón de más de 300 metros de altura forma  un rugido con fragor de trueno al despeñarse entre riscales, allí abundan por todas partes las  cavidades, simas,  dolinas y torcas; en la cueva de su nacedero ya  se conocen 32 Km.  de exploración, es inmensa la cueva,  el turismo aumenta cada día para ver estos maravillosos lugares, sobre todo cuando llueve con fuerza siendo un privilegio poder ver el espectáculo de la caída del agua en vertical,  esto es pura maravilla sin necesidad de ir a Sevilla.

Baja mi Mundo  con ímpetu y fuerza,  tiene esa marcha tan airosa y graciosa,  tan alegre, cantarina  y  vivaracha que da hasta gusto de lejos mirarlo, también de cerca observarlo, este  río manchego serrano es mucho Mundo y  eso que es pequeñico y estrecho.

                                                             
Los Almadenes
                               

Los Almadenes
Los Almadenes

Se va desviando el cauce  hacia la estación ferroviaria.../...                                                                                                                        de   Las Minas de Hellín y Agramón con su punto más elevado en la Sierra de Los Donceles a 814 mts de altitud y la Sierra de Las Cabras, desde arriba se le ve avanzar con sus claras y verdes aguas va en busca de los arrozales calasparreños, ahora  en un recóndito paraje conocido con el nombre de  Los Almadenes, algo  más abajo  allí nos juntamos y  nos unimos los dos en  un abrazo, el donosamente me entrega sus aguas  y aquí finaliza su etapa.                                          

Estación de Calasparra y la plantilla de aquellos años.


Yo el Segura  sigo bajando  con las  aguas que me entregó  mi hermano el  Mundo, bajo  a toda marcha a Calasparra para  regar sus arrozales, aquí los ciudadanos  aprovecharon mi anchura para hacer una hermosa playa donde los lugareños en verano la utilizan  para darse buenos baños. 
                                                   
Arrozales Calasparreños.
Después de regar los arrozales calasparreños y de Moratalla  voy en busca de los albaricoqueros y melocotoneros ciezanos,  todo un hermoso vergel de frutales que ya no cesaran hasta llegar a la mismísima Murcia, pero  antes admitiré por la margen derecha las aguas del río de los tres nombres.

Río Moratalla
Río Alharabe

Te explico este que ahora recibo se le conoce con el nombre de río Moratalla, pero también se le dice Benamor y Alhárabe, según por donde vaya pasando, de ahí esos tres nombres, creo que son  cosas de los lugareños, en realidad estos tres ríos se juntan entre ellos en plena sierra, después continua con el nombre de Moratalla por ser el de mayor longitud, por ello  esos tres nombres, Moratalla, Benamor y Alhárabe.

                                                                     
La Playa del Río en Calasparra.
Abundan por estos Sierras nombres y topónimos de origen árabe, no olvidemos nunca la procedencia de  nuestros ancestros, no es desdoro ni deshonra,  ni mucho menos, seamos realistas luego  pronto aparece la sierra llamada Zacatín, anda que el nombre es cristiano,   por allí baja el río Moratalla desde una altura de 1.450 metros, está en el  límite entre las provincias de Murcia en Calasparra  y de Letur en la  de Albacete, tiene   un desnivel de veinticuatro por mil, su discurrir es vertiginoso, hace un recorrido de cuarenta y nueve kilómetros. 

                                                         
Río Moratalla
Todos sus entornos son una hermosura  hay que verlos y disfrutarlos para después contarlos, sitio ideal para senderistas de élite y personas amantes de la naturaleza, por cierto acuden los fines de semana en oleada, también los hay muy mal educados ecológicamente, maltratan y ensucian los entornos sin compasión ni vergüenza,  siendo además  muy ruidosos, asustan y espantan a la fauna salvaje con esos aparatos musicales a todo volumen.  

                                                                           
Después de tragarme sus aguas sigo en  mi descender imparable,  pronto  me entraran las escasas  aguas de un riíllo que se llama  Argos, ahí está haciendo su cometido, este  nace en las montañas de Caravaca, tiene  tan bonito y sugerente nombre que me hace sospechar por su etimología  que debió ser bautizado por algún griego de la parentela de  Estrabón cuando anduvieron olisqueando  por estas tierras, mucho antes que los romanos, godos, visigodos  y  árabes.

                                                         
                                              
                                                   

Atrás quedaron las célebres sierras de los Almadenes como perdidas entre las  montañas, por allá pasa la vía del tren que vista desde lejos parece una culebra negra  haciendo eses en la soledad serrana  montañosa,  donde se escucha el  chas, chas de la vaporosa  locomotora en su esfuerzo humeante  para poder  subir por aquellas empingorotadas  latitudes 

                                                           
Mi discurrir está  amenizado como casi siempre por el bosque de ribera y cañaverales,  aquí me estrecho entre hoces y me ahondo entre profundos cañones rocosos donde mi velocidad se acrecienta con estas estrecheces, los aficionados a la piragua se divierten bajando por mis rápidos hasta llegar a Cieza.     
                                                                     
Los Ciezanos le llaman a este gigantón rocoso como la Atalaya pero en realidad  se llama el Cerro del Almorchon.
Avanzo imparablemente ya voy saliendo del desfiladero rocoso entre   montañas, desde lejos diviso el Alto del Almorchón ciezano,  este  gigantón granítico permanece erguido  y vigilante como un coloso imperturbable, siempre está  vigilando  el discurrir de mis aguas, bien sabe que mi cauce es de irregular comportamiento, siempre atento y presto  por si me desmadro dar de inmediato la alarma.

Pintura Rupestre del Cárcavo

Atrás quedaron los Almadenes y sus cañones del Cárcavo todo este trayecto  es un espectáculo de  pura y singular belleza paisajística, los hombres de la prehistoria dejaron la impronta  huella de su existencia y estancia en las cavernas de estos riscos con sus pinturas rupestres en esas  cavidades  y cuevas cerca del  Cañón de Los Almadenes.

 Luego me entra el río Quipar viene de regar las huertas  cehegineras, si de Cehegín, este  nace en la sierra de la Zarza en el término municipal de Caravaca de la Cruz, tiene un recorrido de unos cincuenta kilómetros, hasta un cañón montañoso  donde me entrega sus escasas aguas, algunas alturas de estos cañones sobrepasan los cien metros, allí voy encallejonado y estrechado, ello permite que vaya a velocidad de vértigo, la piragua aquí es lo que vale, pero es necesario ser muy diestro  en su manejo, en estos cañones han perecido muchos aficionaos a este deporte.
                                            
La Piragua es lo que vale en la zona de los rápidos.

                                               
Como cosa graciosa e histórica hubo un poeta hispano- árabe llamado Al-Baqyra que se le ocurrió decir, “parece este río un pespunte de plata en una túnica verde” y es que me estrechaba tanto que visto desde una montaña entre el verdor del bosque y la blanca agua que así parecía, posiblemente su sensibilidad poética le hizo hacer tal descripción.    
                                                                           
                                                 
Cañón de Los Almadenes

                                            
  Este río parece un pespunte plata en una túnica verde”

Las Ruinas de Median Siyasa  en  Cieza..
Sigo el imparable avance abandonando tierras ciezanas en busca el valle de Ricote pero allí  arriba   están las ruinas  la ciudadela almohade de Medina Siyasa, estos ciezanos fueron célebres maestros en las artes y elaboración   manufacturera del esparto que  siempre estuvo  muy de moda en aquellos años de la siega, del pan y tocino.

Yo recuerdo cundo era un crío a aquellos antiguos  ciezanos de los años cuarenta y cinco aproximadamente cuando salían  de la misa dominguera, estos solían llevar  el traje nuevo  aunque este  tuviera más años que el mismísimo Matusalén e hiciera un insoportable calor, luego algunos compraban el periódico en un kiosco guardándolo debajo del brazo y ni siquiera lo leían, pero ello les daba gravedad, porte  e importancia,  otros se iban al bar a  echar la  partida al dominó o  a jugar al caliche, sobre todo los hombres de la huerta,  también los había que  hablaban con pasión de fútbol en distendidas y amenas charlas que muy a menudo solían degenerar en polémicas y airadas trifulcas. 

                                                   
                                                             
                                                             
Cieza y sus frutales 


La llegada de la primavera a Cieza  produce en sus huertas una bellísima conjunción de colores debido a la floración de los melocotoneros, almendros, ciruelos y albaricoqueros, siendo una maravilla y un autentico acontecimiento de variado colorido que nos ofrece la naturaleza.

Yo sigo mi discurrir bajando,  ya voy  más bien lento y  parsimonioso que otra cosa pero no me puedo entretener porque  me están esperando los del Valle de Ricote que configuran lo que yo de forma muy particular doy por llamar “La Comarca de las siete Villas”, configuradas por Albarán, Blanca, Ojós, La Losilla, Ulea, Villanueva y Ricote.
                                                                     
                                                             
En ese avance imparable también está el Azud de  Ojós y  pronto  el Postrasvase que  está ansioso  esperando  mis  aguas y las del hermano Tajo, ambas revueltas  como si fuera un zarangollo.

Hay que distribuir el  agua para que todos reciban su ración, estos tíos como son tan ocurrentes   han inventao unos artilugios desde donde el agua es elevada a dos canales distintos instalados a ambas orillas de mi cauce, unas son para  el riego del valle del Guadalentín, es decir desde Alcantarilla, Librilla, Alhama, Totana y Lorca, más el valle  almeriense de Almanzora, las otras son para  la Vega baja alicantina, más bien se podría decir Oriolana u Orcelitana que ambas denominaciones valen para el pueblo de Orihuela, también sirve la canalización  para dar de beber a la marinera Cartagena y su comarca, la gente moderna  le dicen “el Postrasvase”.      
                                           
                                                             
Balneario de Archena.
Yo por mi parte tengo que continuar mi avance, creo que  ya te he contao bastante aunque siempre insuficiente, ahora tranquilo y sosegado con las aguas distribuidas,  paso por Archena,  allí me entra por la margen izquierda un Ramblón y como nunca llueve pues va seco, pero ahí está por si las moscas que nunca se sabe, de modo que  en tal caso pueda recoger los vertidos  de la Sierra de la Espada,  esta rambla (del árabe Ramla), se llama el Tinajón y cuando se enfada es un peligro.

                                                         
En este balsón  de Los Baños de Mula me bañé hace ya 75 años y todo sigue  exactamente igual en la actualidad año 2019.
De este lugar no me iré sin informarte que cerca de mi cauce surgen a borbotones perennes unas aguas que salen hirviendo más o menos pueden tener 55º  centígrados, creo que salen de allá abajo de los infiernos, igual sucede en el vecino pueblo de Fortuna y Los Baños de Mula, estas aguas nada tienen que ver con mi cauce, de su posterior aprovechamiento no lo sé, pero cierto es que en estas tierras el agua es oro,  se le saca mucho partido, es probable que después de su depuración pudiera reutilizarse para el riego, anteriormente ya se aprovecharon  en unos balnearios que los mundanos hicieron, esto es muy  viejo ya los romanos las utilizaban como baños termales según cuentan las antiguas y viejas  piedras en sus inscripciones, estos balnearios son internacionalmente conocidos.

Ya no voy tan airoso como iba antes de llegar a Cieza,  me han estrujado mucho y bastante y  todavía tengo que surtir a Blanca, Abaran, Archena,  Ceutí, Las Torres de Cotillas, Lorquí, Alguazas, Molina de Segura, Alcantarilla, El Jabalí, etc, el  Consejo Regulador se encargará de eso.

                                                     
 Existen  en estas riberas  muchas  fábricas de  industria conservera que dan mucho trabajo pero estas sin compasión me contaminan y ensucian el cauce, todos son pueblos ribereños plagados de inmensos bosques de frutales y limoneros, cada vez  voy   más mermado ya no llevo esa velocidad que llevaba antes de llegar a Cieza, ahora no hay casi declividad voy   lento y perezoso, y tan diezmado que doy pena, hay quien al pasar por aquí me mira desde el coche y suele decir con ironía hiriente  ¿ese es el río Segura?,  que barbaridad si parece una acequia, ¿qué puedo hacer yo en estas condiciones?, nada aguantarme con mi exiguo caudal y continuar hacia adelante con la clásica lentitud.

Todavía tengo que recibir una miaja de agua es la del río Mula, este nace en la confluencia de varios arroyos  y ramblas que bajan de las sierras de Burete, Lavia, Ceperos y El Charco en los términos municipales de Bullas y Cehegín,   poca es  la que me entrega pero ahí está con su pobreza franciscana, pero cuando llueve con fuerza nos hace temblar pensando en el desastre que el muy acanalla nos  suele causar. 
                                         
Antigua estación de Murcia Zaraiche

La primera vez que  vio un hijo mío murciano-cordobés  ese río llamado Mula fue desde el tren que partía de la estación de Murcia Zaraiche a Caravaca, línea esta  inaugurada en el año 1.933 y clausurada en 1971 por orden del Presidente del Consejo de Administración  RENFE de aquellos años D. Carlos Roa Rico.
a.    
Tenía el chavalillo nombre romano, no más de seis o siete  años,  un raspilla inquieto siempre  fue,  era invierno por allá del año 1.945/46 del anterior milenio, iba con su madre a visitar a unos familiares en el pueblo de los Baños de Mula, hacía un frío tremendo, cuál no sería su sorpresa cuando  desde la ventanilla del aquel destartalado tren  que partió de la antigua estación de Murcia Zaraiche y algo antes de  llegar al pueblo de Los Baños de Mula  vio el zagalillo a otros de la misma edad bañarse a primera hora de la fría mañana en una acequia al aire libre como su madre los parió,  el muchacho se quedó perplejo y sorprendido ante tanto frío y aquellos zagales allí bañándose al aire libre completamente desnudos, es decir  encueros,  él ignoraba que las aguas de aquella acequia eran tan calientes, y como nada preguntaba pues menos le informaban, las aguas de aquella acequia procedían de un manantial con una temperatura muy superior a la del medio ambiente, ganas le dieron al chaval  de escaparse y de irse a jugar con aquellos zagales.   

 En plena posguerra tuvo este zagal la oportunidad de conocer aquellos baños termales bañándose en la general, un balsón público pagando clara está, supongo que poco dinero la cosa estaba muy <chunga> en pleno florecimiento de la posguerra, recuerdo aquel balsón en el interior de una tosca gran sala  cerrada a cal y canto, daba la sensación de haber sido construido  en el interior de una caverna, allí habían cuatro viejos llenos de miasmas tan a gusto bañándose en las calientes aguas, los bañadores que estos bañistas usaban eran unos rústicos y largos calzoncillos que le cubrían hasta los tobillos, se trataba de gente sencilla y humilde y  de toscos modales con acusado acento pueblerino, mi bañador no lo recuerdo pero seguramente serían los mismísimos calzoncillos que llevaba puestos, 

                                                             
La 15ª Unidad de Ferrocarriles..


Año 1959- Aurelio prestando servicio en el Telégrafo Morse de Córdoba.

 
Después el muchacho  cuando cumplió las dieciocho primaveras  y cuatro meses, se fue a tu Córdoba me parece que ingresó en la 17ª Promoción de Explotación de Ferrocarriles con base en la 15ª unidad  de FF.CC. comandada por aquellos años por el Capitán Don Juan Águila Sánchez y 
allí en tu Córdoba se quedó, no sin antes haberse recorrido media piel de toro de traslado en traslado, ahora de vez en cuando viene por aquí y para poco, pues las más de las veces se va a  la lejana república de Águilas a bañarse en aquel mar Mediterráneo, también hay  algún que otro familiar que lo suelen censurar diciendo “que, murciano este tan raro y  tan serio, parece mentira leche, teniendo aquí el  Mar Menor tan próximo de tibias, serenas  y templadas aguas, y   se marcha en las vacaciones a  esa lejana república aguileña".
   
                                            
Estación de Águilas.
                                                       
Alguna vez les responde que le vamos hacer,  es cuestión de gustos y de recuerdos a  esa población aguileña me transportaron en la tierna infancia  por designios de la vida que ahora no viene al cuento entrar en detalles, algún tiempo allí viví y alguna amistad tengo,  de modo que cuando allí  voy a gusto me encuentro.

                                                       
Los autobuses de aquella época.
 Del Mar Menor solo tengo el triste recuerdo de los domingos mañaneros allá  por los años cuarenta y cincuenta del anterior milenio cuando  la gente se apiñaba cargadas con capazas, bolsas y talegas conteniendo las viandas para irse a pasar el día en sus playas,  había grandes colas de gentes para tomar aquellos  desvencijaos autocares que iban a  Santiago de La Ribera, Los Urrutias, Los Alcázares, Los Narejos, Los Nietos, Lopagán, San Pedro del Pinatar y San Javier, estos autocares salían  de una calle situada frente a la Plaza de Toros, esta calle  se llamaba  Simón García según quiero recordar, la ciudad  murciana quedaba poco más o menos que triste y desierta,  aquellas playas a mi nunca me llegaron a gustar,  ni tampoco sus barros para el reuma, mucho menos aquellas personas untadas de aquellos lodos  hasta las "cencerretas" cuyo  aspecto no era muy agradable que digamos.                                            
Plaza de Toros de Murcia.


                                                  
La Noria  hidráulica de La  Ñora.

Pronto llegaré al Azud, La Parada y la  Contraparada, próxima está la población de Alcantarilla y muy cercana la ciudad de Murcia, tú dirás ¿y qué es eso del Azud y La Parada,? mi respuesta es sencilla pues  eso precisa de un extenso conocimiento para esbozar ligeramente una breve explicación,  yo como soy río y no persona no tengo mucho  conocimiento de ello,  tan solo te contaré que es una presa reguladora para el caudal del agua, se tiene conocimiento  que es obra  del siglo X aunque algún listo se empeña en decir que es obra de los romanos, indudablemente estos por aquí iban de paso, por cierto a mí  con el nombre de Esthader me bautizaron.            

                                                                 
Pronto aparecerá la pedanía llamado Jabalí Nuevo muy cercana  a Alcantarilla,  allí hay una enorme noria gigantesca    su misión no es otra que elevar el agua  y distribuirlas a la acequia mayor, ahora según me cuentan algunos paisanos aquello está hecho un  un auténtico estercolero.

Existen multitud de norias y artilugios para elevar el agua en las proximidades de Alcantarilla,  disponiendo  de un sistema hidráulico que permite captar agua de mi cauce, después la eleva hasta un acueducto conocido como “Rajicas”, de modo que por estos sistemas se consigue la distribución del agua a otras acequias para el riego de  la huerta murciana.

                                                 
      
Hay una extensa red de regadío por medio de acequias mayores y menores, azarbes y azarbetas como es consiguiente  existen unas normas para la utilización del agua que se denominan las Ordenanzas para el Régimen y Gobierno de la Huerta de Murcia,  también unos reglamentos llamados “Comentarios a las Ordenanzas y Costumbres de la  Huerta Murciana,” cuyo autor es Pedro Díaz Cassou, publicados en 1889, a mí me cabe la satisfacción de tener un ejemplar.    
                
                                             
   No todo es vergel como la gente se cree,   hay mucho páramo estéril no teniendo más riego que aquel que procede del cielo,  si es que por fortuna  alguna vez decide descargar alguna nube y su pluvioso contenido, existen verdaderos desiertos,  así hay que decirlo,  esto es menester recorrerlo y verlo,  no creamos que todo es hermosura pero  hay quien así lo pinta,  sus  montañas y cabezos son áridos y secos no obstante abundan verdaderos rincones como oasis siendo un regalo para la vista recorrerlos y por supuesto la maravillosa  Sierra de Espuña.            
                                            
Huerto de limoneros.
                                                                  
Ahora para ver huerta de verdad  hay que recorrerla andando o en bicicleta e introducirse por sendas laberínticas y  entre verdaderos  vergeles perderse estos  son inmensos, para mí el río me resultaba una gozada cuando me salía de madre desbordando el cauce, todo lo inundaba, me entraba olisqueando por todos los rincones causando estragos,   por ello cuando llegaron los del turbante empezaron a pensar con la mollera y el caletre, construyeron  aceñas, azudes, ruedas elevadoras,  acequias y represas, ahí quedan esos nombres moriscos de origen  murciano descendientes de Alá,  aunque ahora los veamos con malos ojos y le digamos despectivamente “moros” sin detenernos  a pensar que descendemos de ellos en la mayoría.

Como en este aspecto no soy dado a la prolijidad ahí me dejo caer con esa exigua cantidad de nombres moriscos, como Acendra, Aljucer, Albadel, Albatalia, Albatera, Alberca,Arboleja, Albudeite,Alfandarim,Alfande, Alfatego, Alhama, Aljadeta, Aljezares, Aljibe, Algorfa, Aljufia, Alzufia, Almacén,  Almohajar, Almudí,  Alquerías, Alteleja, Archema, Altalaya,Daxarife, Guadalentín, Guadix, Guadux, Guajar, Zanata, Zaraiche, Zarangollo,  Zeneta Zumeta, yo creo que ya basta como muestreo de nuestros antecedentes moriscos. 

                                                           
Vista panorámica del Castillejo de Monteagudo. 
En tiempos pretéritos  fue Abderramán II  quien mandara  construir una ciudad nueva, este dijo que se llamaría Medina Mursiya,   el nombre de la ciudad siempre trajo por la calle de la amargura a  etimólogos, filólogos  y demás gente estudiosa,  pero sigamos con el río y la  huerta ya en otras páginas dedicadas a la ciudad   indico el año de su construcción y su devenir en la historia y la transliteración al castellano del ocurrente nombre que se le ocurrió bautizar a  Abderramán  a esta ciudad de mi nacimiento pero desluego no hace falta mucho calentarse el caletre para deducirlo de forma festiva.     

Ramón  Jimenez Madrid.
Ahora la huerta no es lo que fue, al menos en lo que se refiere a la proximidad de  la ciudad  capitalina murciana, esta se hizo muy mayor,  igualmente ocurre con las poblaciones de las pedanías limítrofes de los extrarradios, todo desapareció a impulso del crecimiento ciudadano, ahora  para ver huerta hay que andar algunos kilómetros y tampoco hay esa grandeza del pasado, para ello hay que desplazarse bastante más  lejos en coche,  la última gozada mía fue en el año 2005 al contemplar el entramado huertano de Cieza, Cehegín, Mula y Caravaca por poner un ejemplo, yo iba de la mano de Ramón Jiménez Madrid ese aguileño-murciano, catedrático de literatura española, doctor en filosofía y letras, Jefe de Publicaciones de la Conserjería de Educación y Cultura de la Comunidad Murciana, colaborador de la Enciclopedia Espasa, novelista y narrador, en definitiva un murciano ilustre en vida, conocedor de todos los rincones murcianos y su provincia,  lleno de amistades ilustres allá donde pone los pies,  hombre afable y sencillo, pero  que venía para Marqués, Conde o Duque y a eso no pudo llegar,  se quedó en Catedrático de la Universidad murciana Alfonso X El Sabio,  pero  sigamos con los rincones de la huerta. 
                                                                     
                                                                       
Los Lecheros. 
   En aquellos tiempos antiguos cuando era yo un crío de esos calladitos, prudente y vergonzoso, recuerdo a esos huertanos lecheros que salían al alba   en bicicleta atravesando las estrechas sendas laberínticas, iban camino de la ciudad a vender sus  albos líquidos, si bien  previamente bautizados con agua no precisamente bendita, las bicicletas  donde iban montados llevaban  dos cántaras colocadas en sus receptáculos,  una delante y otra detrás, todavía los podremos ver en la actualidad en  la fiesta del Bando de la Huerta, evocando el recuerdo del pasado, estos hombres se distinguían de los  de la ciudad  por ir vestidos con un blusón negro o gris con botones brillantes siempre negros,  los más mayores solían llevar además un sombrero  gris o marrón  de escaso calado, peretes les decían a estos hombres en son de mofa y de guasa por los churubitos. Se identificaban estas personas de la huerta de los de la ciudad por esta inconfundible vestimenta  que les diferenciaba notablemente, también como no  decirlo   por su rústica forma de hablar, pero que nadie se enfade que yo no quiero ofender a nadie pero en aquella época posguerrera franquista así eran las cosas.

Se solía decir  en aquella época a los perezosos y dormilones ¡¡pero hombre despierta, levanta ya de la cama,  que ya han pasado los lecheros!!   

                                                                               
Bueno sigamos avanzando, que todavía queda alguna noria más esperando su turno para la elevación del agua y su distribución.

                                                   
La gran rueda de La Ñora (Alcantarilla), todavía sigue majestuosa y en funcionamiento,  allí  se encuentra el Museo de la Huerta, ésta es de cangilones, hacía y hace su trabajo de recogida del río   y su  distribución a la acequia mayor y posteriores  de las que existe esa gran red y entramado de azarbes y acequias mayores y menores antes indicadas,  las principales se llaman Alquibla, Aljufia, Alfanje, Barreras y Churra, el modernismo actual ha suprimido  bastantes  de ellas,  otras las han soterrado al paso por la ciudad y también desviado el cauce, es seguro que el mapa de esta red que yo  poseo  haya quedado muy obsoleto, de modo que doy por concluido este cuento VIII, y cuando me parezca bien si es que alguna vez me lo parece,   pasaré al siguiente Cuento   con las riadas y otras desventuras y calamidades  que yo el Segura solía causar por aquellos años.

De momento aquí me planto y en otra ocasión seguiré con las cosas de mi tierra murciana. 

      
El Pelo se me mudó a blanco.
                                         
                                                                           

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