viernes, 10 de mayo de 2024

CANTABRIA PERTENECIÓ A CASTILLA LA VIEJA


  EL PAÍS NATURAL



La primera vez que el nombre de Castilla aparece sustituyendo al de Várdula es en el año 800, en el acto de fundación de una iglesia situada en las proximidades de Bercedo, cerca de valle de Mena, se trata todavía de un nombre local y fronterizo pero por extensión se debe considerar a la  Castilla primitiva y  a La Trasmiera Cantábrica, tanto como a los valles exteriores llamados Peñas al Mar y Peñas a Castilla, según se llamaría siglos después al organizarse las milicias como el  Bastón de Laredo tal  como centro regidor, y también a las que en el futuro se llamarían Asturias de Santillana y a los bordes del páramo que pasan por debajo del Campoo..

Al  Sur no pasaba de los altos contrafuertes cantábricos, salvo en la rinconada por donde ensaya  el Ebro sus primeros pasos entre los Montes Obarenes y la Trasmiera.. 

En este trozo los límites a Oriente debieron de ser escasos, aunque las sierras alavesas imponían los de Castilla y Álava por donde tiempo atrás estuvieron los cántabros y autrigones

 Castilla nació en tierra de cántabros y Cantabria fue castellana, ocupando solamente una parte de  esta tierra de antigua  estirpe guerrera - castellana. El hábitat cantábrico llegaba por el Sur a los páramos de Amaya y a los montes de Oca, por el Oeste hasta el Sella montañés y por el Este  hasta cerca del río Nervión. 

La Castilla primitiva se detiene por el Oeste en La Liébana que en otros tiempos fue leonesa. y por el Este en el confín de  la Trasmiera, dejando fuera las Encartaciones habiendo sido  y lo son vizcaínas. 

La Vardulia parece haber sido propiamente la  comarca de Miranda de Ebro, donde en tiempos remotos anteriores a la purga sangrienta que Leovigildo impuso a La Montaña, parece haber sido el lugar de refugio de  algunos várdulos guipuzcoanos hostigados por los Vascones del Pirineo

   Todos estos espacios dependían de la monarquía asturiana pero desde los primeros tiempos también fueron gobernados con alguna independencia      

Sabido es que el Duque de Cantabria, Pedro, constituyó en La Liébana, un núcleo resistente, gemelo al que Pelayo había constituido al otro lado de Los Picos de Europa, una vez que los árabes expugnáran Amaya.

De los hijos del Duque, uno pasó a reinar en Oviedo, iniciando la serie de los Alfonsos, y el otro llamado Favila como el malogrado primogénito de Pelayo, quedó como legado  en la marca oriental.

Dos pueblos bien diferenciados, aunque unidos por el elemento cultural  celta,   que es el primer aglutinante de las tribus del Norte Occidental de Iberia que  habitaban en los lugares montañosos  donde se  juntan y separan los Picos de Europa.

 Los efectivos hispanorromanos y visigóticos, se  refugiaron en las montañas del Norte, después de la  victoria musulmana; cuando Alfonso, se dio cuenta de  la sublevación de los bereberes, saqueó una vasta extensión de tierras, hasta más allá del Tajo, dejando yermas y despobladas las tierras de la meseta  hasta má allá  de la línea del Duero según se  dice en la Crónica, 

La crónica consigna que en esos tiempos fueron repoblados La Liébana, Primarias, Trasmiera, Soporta, Carranza y las Várdulas,  algunos de esos pueblos se identifican en Galicia y León  mientras otros  corresponden a las montañas de Santander, Guipúzcoa  y Vizcaya

Santander es la montaña por antonomasia y ese fue su nombre regional más constante hasta que entre 1817 y 1835 quedando provisionalmente organizado bajo el de la antigua villa marinera que sería su capital

 



    En la división administrativa de Floridablanca en 1789 se repartía entre la provincia de Burgos y la de Toro, más tarde suprimida y Santander fue adquiriendo condición preponderante sobre el resto del espacio regional, convirtiéndose en la capital del territorio en 1801 con la creación de la Provincia Marítima de Santander.  

A finales de la década de 1970 pasó a formar parte del  ente preautonómico de Castilla y León y con la entrada en vigor de su estatuto el 10 de enero de 1982, se convirtió en comunidad autónoma uniprovincial, adoptando el nombre histórico de Cantabria  

   

     

Los geógrafos entendieron que el formidable macizo de los Picos de Europa en una sola región natural pero  separados de sus convecinos que se llaman Asturias de Oviedo y de los que se llamaron Asturias de Santillana, país que se completa hacía el este, pasado el río Besaya, con el trozo más accidentado de la depresión vasca.

La formación de la región natural cántabro-astur, se debe a uno de los últimos movimientos orogénicos que han contribuido a modelar la península mediante un plegamiento herciniano, que sucedió en los comienzos del Terciario (65 millones de años atrás), entonces el clima era bueno y cálido, permitiendo a los mamíferos seguir evolucionando hasta el extremo de incrementar notablemente su tamaño.



La resistencia de estos frentes determinó una fuerte elevación de las montañas de la orla cantábrica y su alineación discontinua que va formando eses,  cuyas meridionales líneas fortifican sobre la meseta una especie de castillo, torciendo  con  cierto paralelismo hacía la costa, siguiendo incluso hacía la zona del mar, si bien se revuelven otra vez,  ahora de este a oeste para crear una segunda y una tercera línea de relieves.

En la más baja de ellas y próxima a la costa, domina en general la sierra plana donde tales movimientos determinan la formación de hondos valles, unos altos y  cerrados, cerros bajos y abiertos,  en los que el sedimento sucesivo ha creado verdaderas vegas, otros estrechos como gargantas, descarnadas y fragorosas por el rápido efecto que ejercen las aguas .

Por casi todas partes hay humedades  constantes que  mantienen el manto vegetal vivo y aterciopelado que sorprende cuando se sube desde  la meseta desnuda a la montaña. 

Los dos países naturalmente hermanos, tienen desde sus orígenes un carácter étnico y social perfectamente distinto y una personalidad inconfundible.

Por lo que se refiere a la provincia cantábrica, su unidad ambiental es indudable, pero se debe distinguir la parte occidental de la oriental, y ambas de la parte meridional o montaña exterior, donde arranca el espinazo descendente y discontinuo del sistema ibérico que encasilla el reborde de la fosa del Ebro.    

 

Penetrar en LA MONTAÑA,  viniendo del desierto  meseteño es como llegar a la tierra prometida sobre todo por el Puerto de Piedrasluengas, hasta  el castillo natural de Peña Labra, allí es donde se dividen las vertientes que llevan las aguas hacia el Cantábrico, al Duero y  al Ebro

Los realces de Los Picos de Europa y de Peña Sagra son los más sólidas y  sus accidentes los más llamativos, su roca caliza la más desnuda y violeta, hacia el oeste cambia la composición geológica, que desde Peña Labra es de areniscas, margas y otros conglomerados mesozoicos donde las formas  se van suavizando y tapizando más y más hasta más allá de Castro Valnera y  los montes Vascongados que, como es sabido, no suelen ser muy altos   constituyendo una verdadera depresión que desmiente la visión antigua de una cordillera seguida que cruzaría desde Gerona al Finisterre.

También los valles  bajos de este sector occidental ganan en amplitud y llanura, ya sean los centrales como la  Cabuérniga y la Vega de Torrelavega, y los más reducidos aquellos  de la comarca  baja de la TRASMIERA, situada al este del río Miera hasta el río Asón, extendiéndose entre las bahías de Santander y Santoña, ocupando gran parte del litoral Cantábrico    .

Con seguridad, el aspecto despejado y con frecuencia de las partes bajas de La Montaña,   debería  parecerse  mucho al que debía ofrecer toda la región en los tiempos más remotos y  primitivos, cuando los fieros hombres de la montaña resistía a Roma, durante aquellas legendarias y famosas guerras cántabras. 

Los ríos corrían más rápidos y libres que ahora y  sin riberas trabajadas, ni yugos de puentes, los caminos a excepción de las dos calzadas romanas  de penetración, eran poco más o menos que  senderos de cabras salvo excepciones y las pocas ciudades que los celtiberos fortificaron, eran redondas y  pequeños formadas por chozas y defensas muy  primitivas..

El paisaje alto o bajo extendido viene a ser  la gran atracción  de LA MONTAÑA, no es de extrañar que los escritores modernos de la región desde Amós Escalante y Pereda, hasta José María Cossío, Concha Espina, Víctor de la Serna o Manuel Llano, hayan consagrado a la  descripción de la naturaleza las  mejores de sus páginas ilustrativas . 

Penetrar en LA MONTAÑA,  viniendo del desierto  meseteño es como llegar a una tierra prometida.

     Hay hallazgos de suavidad y lirismo, siempre con grandeza en sus paisajes, sobre todo entrando por el Puerto del Escudo, allí se avista el verde tobogán que nos cae  entre ambas mesetas, o si saliendo de Espinosa de Los Monteros, se sube a través del Puerto de las Estacas a la vega del río Pas, que es un lugar tal y como si se estuviera fuera del mundo, éste río Pas que desde su nacimiento entre  Piedras Negras y las estribaciones de Castro Valnera hasta su desembocadura en el Mar Cantábrico a través de la ría de Mojico recorre 61 km. y atraviesa los municipios de Vega de Pas, San Pedro del Romeral, Santiurde de Toranzo de Corvera, Puente Viesgo de                     Castañeda, y Piélagos.                       

 Nos dice Dionisio Ridruejo en  que aún quedan clareadas, masas de hayedos, robledales, quejigos, avellanedas, manchas de tejos, abedules, alerces y sauces, castañares y pomares.

                   


Hacía el siglo XVI   era un rincón apartado que daba buenos marineros  y buen roble para la Marina del Reino, que se formó en los puertos montañeses y de donde salieron los barcos del armador Ramón  Bonifaz, para la conquista de Sevilla y hacía aquellas tierras  tomadas por el moro y también para   librar batallas navales contra Inglaterra, estando dirigidas por un Almirantazgo con sede en Burgos, donde el Condado del Mar dirigía el tráfico mercantil de los puertos del Norte.   



En alguna medida también los recursos naturales de la región van siendo mejor explotados. Los banqueros del Imperio ponen en movimiento las minas de los Picos de Europa  y de Reocin a cielo abierto  junto a Torrelavega.

Se multiplican los astilleros , se incrementa la industria pesquera y se presta mayor atención a la ganadería, que permite sacar provecho al favorable clima de la región.

La arquitectura da testimonio de que una nueva vida se difunde por ella aún a lo largo del siglo XVII, pero sólo un cierto número de montañeses sacan provecho de las minas, se emplean en la armada, pescan ballenas, fabrican escabeches, fletan barcos mercantes, ejercen el comercio o se baten en el mar en el esfuerzo cotidiano, fortalecedor y temerario de la pesca menuda.

Para  sus otros hijos de La Montaña ha de seguir el recurso de las cosas pobres; mandarlos fuera a la aventura de ganarse la vida. 

Lo que sucede es que la expansión de Castilla primero y de España después abren a su emigración perspectivas más amplias y variadas, ya no es sólo la guerra contra el moro y la población de marcas peligrosas, las guerras siguen pero para todo el mundo.

Será a los emigrantes a quienes la Montaña deberá  gran parte de su prosperidad.. 

Hacía el siglo XVIII, son ya tipos notables en la Montaña, el indiano vuelve a su tierra con sus capitales y construyen casas  con sus capitales y promueven riqueza.

Santander ya era villa importante desde el siglo XIII en la que se construían navíos en las atarazanas o astilleros para el comercio y la guerra,  también en las márgenes de la ría,  durante largos siglos hubo  carpinteros de ribera  y marinos para la escuadra castellana que se estrenó con brillantez en Sevilla bajo el mando del Almirante don Ramón Bonifaz. 

Una nave santanderina rompió el día 3 de mayo 1248  las cadenas que unían el Guadalquivir entre Sevilla y el Barrio de Triana,   circunstancia por lo que el rey Fernando III el Santo,  concedió a la ciudad de Santander el derecho  a usar en su escudo la nave arbolada, junto a la cadena que pende de una torre, en representación de la Torre del Oro. 

En la parte alta del escudo campean, simétricas las dos cabezas de los mártires patronos de Santander, llamados San Emeterio y San Celedonio, decapitados en Calahorra durante la persecución de Diocleciano

CÁNTABROS Y CASTELLANOS VIEJOS

En el siglo XVIII un montañés ilustrado llamado Juan de la Isla, volvió a dar impulso a las minas de la región y a los astilleros de la marina, otro montañés ilustre consiguió que Santander adquiera la capital  diocesana  y dos años más tarde de ciudad en 1775, poco tiempo después se constituye en ella un Consulado de Mar, pasando  a ostentar  la capitalidad del Departamento Marítimo, dejando de ser en este aspecto una dependencia de la ciudad de Burgos, fue  un siglo de gran prosperidad, si bien  los franceses de Napoleón Bonaparte, vinieron  a desbaratar  el bienestar hispano, tomaron la ciudad, que no sólo había resistido, formando milicia y saliendo a pelear a campo abierto.


Entre los año 1833 y 1840 tuvo lugar una guerra civil conocida como La Primera Guerra Carlista, en la que se enfrentaron los isabelinos (también llamados cristinos), que defendían los derechos al trono de la hija de Fernando VII, llamada Isabel II,  (de apodo la Isabelona), y de la regencia de su madre María Cristina de Borbón, con los carlistas, que no aceptaban a una mujer como reina, estando a favor de coronar al Infante Carlos María Isidro de Borbón,  su partidarios carlistas  no reconocieron . a Isabel como Princesa de Asturias, ni tampoco aceptó que su madre María Cristina fuese regente a la muerte de Fernando VII, el lío ya estaba servido.

Pasada aquella  invasión de las Guerras Carlistas, Santander, volvería a levantar la cabeza, no sin sufrir antes, las calamidades que se derivaron de ellas,  en las que se resistió  con el mejor éxito por el bando liberal, sacando sus milicias para derrotar a los carlistas en el pueblo cántabro  de Vargas.


1748-1819

Gracias a la Pragmática de Carlos IV, aprobada el 30 de septiembre de 1789 por las Cortes y que por razones de política exterior, Carlos IV  no hizo pública, hubo que esperar más de 30 años para que Fernando VII  su hijo y sucesor la promulgara por medio de la dichosa pragmática sanción de 29 de marzo de 1830. 

1788-1808 Fernando VII

Esta ley anulaba el auto acordado el 10 de mayo de 1713 de Felipe V, que excepto en casos muy extremos imposibilitaba a las mujeres acceder al trono, por lo que comúnmente era denominada la LEY SALÍCA, por lo tanto la pragmática  restablecía el sistema de sucesión tradicional,  llamado de LAS SIETE PARTIDAS, en concreto le afectaba la Partida Segunda, en  la cual las mujeres si  podían reinar, en el caso  de no tener  hermanos varones, ya que éstos tenían preferencia.

                           1833-1868 Isabel II de España


               El francés José Napoleón Bonaparte 1808 1813

María Cristina de Borbón cuarta mujer de Fernando VII
1833-1840 

Amadeo I de Saboya 1871-1873 

Alfonso XII 1874-1875
Alfonso XIII 1902-1928
Primera Republica en España 1873.1874 
Segunda Republica 1931-1939

Guerra Civil Española duración 1936-1939

Dictadura de Franco duración 1939-1975
  


LOS PRIMITVOS PASIEGOS

Cabe pensar que también los caudillos tribales de la primera Cantabria pasarían  a formar parte de la casta guerrera dominante. 

Durante casi siglo y medio esta sociedad compleja  tuvo tiempo para fundirse y también para templarse

Practicaban una agricultura reducida a cargo generalmente de las mujeres y a penas conocían la domesticación del ganado. La harina de bellotas, el cerdo, y la cabra eran sus medios de subsistencia 

Tenían lino para tejer y lúpulo para hacer cerveza con algunos cereales pobres. Eran diestros en el manejo de las armas y su ocupación principal fue la guerra de pillaje sobre los llanos de los Vacceos, en la cual tenían como competidores a los montañeses de León y a los celtiberos del Sistema Ibérico


Los nuevos pobladores llevaron a La Montaña otros usos y técnicas y una organización política proclive a la urbanización y más compleja que la gens céltica, pero con todo el programa de los proto-castellanos no difería del de los cántabros más que en el nivel cultural, pues como éstos habían de pasar la vida defendiéndose de las aceifas árabes que entraban casi siempre por la Rioja y replicándolas en expediciones de punición y saqueo sobre las poblaciones islamizadas 

No hay, sin embargo, que exagerar sobre la democracia de esa sociedad, impuesta por acortamiento de distancias gracias a la estrechez del territorio y a la constancia de la lucha.

La estructura fue estamental y jerárquica desde los primeros momentos. Las crónicas nos hablan siempre de un número relativamente reducido de familias que dirigiendo las comarcas pobladas, obtienen los  honores señoriales de la Corte de Asturias o León y pugnan por hacer irrevocables y hereditarias  sus funciones dominicales.

     En épocas más tardías estos caudillos engendraran la estirpe        de los grandes que impondrán en Castilla un régimen señorial de                                     enorme presencia.

Schulten el prestigioso historiador de la resistencia cántabra astur contra Roma calcula que después de la purga del rey visigodo  Leovigildo, quedaban en Cantabria unos 160.000 habitantes, si bien no se sabe con exactitud, el historiador Claudio Sánchez de Albornoz, se inclina a creer en el predominio numérico  de los visigodos, lo que se corresponde con el hecho de que éstos se constituyeron en clase dirigente, circunstancia acaso no exacta pero acercándose a las alusiones que conceden las crónicas a los acontecimientos de la Marca Hispánica, los nombres góticos predominan sin duda. Pero no falta algún nombre romano, como el Laínez, (En épocas más tardías estos caudillos engendraran la estirpe de los grandes que impondrán en Castilla un régimen señorial de enorme presencia).  Al que la leyenda presenta en unión de Nuño Rasura, como juez electo de Castilla.


CASTELLANOS Y VASCOS

Nota importante para la caracterización de esta Castilla primitiva y guerrera  que en su estrecha convivencia con la sociedad de las tres señoríos vascos que, sobre poco más o menos ocupaban los “hábitats” de los autrigones, várdulos y caristios. 


La estrecha vecindad y la mucha comunicación entre La Trasmiera montañosa y las Encartaciones vizcaínas, hay que ponderarlas 

La interacción durará largamente como lo demuestran la terribles luchas señoriales que entre los siglos XIV y XV ensangrentaran una y otra región y la estrecha asociación  es que desde antes vivieron los puertos montañeses, vizcaínos y guipuzcoanos, todos los cuales dependientes de la marina de Castilla.

 No fue menos estrecha la relación entre alaveses y castellanos viejos, de ella principalmente la fonética vasca. 

Los señoríos de la Vasconia accidental cultivaron, las escaramuzas contra el Islam tal como un ejercicio profesional lucrativo y necesario- “ganarse el pan” llamará todavía a la lidia, el Cid Campeador y unos y otros tuvieron el mismo horizonte expansivo.

El independentismo de los vascos se estimuló con la vecindad de los  señoríos carolingios de la transfrontera y más tarde con las aspiraciones anexionistas de los vascones de Navarra. 

Tanto en la población de la parte oriental de Burgos- donde hay muchos vascos y vizcaínos en la toponimia como en la Rioja disputada a los navarros, castellanos y vascos, estuvieron estrechamente asociados.


En la batalla de Hacinas, libradas por Fernán González en el siglo X figura al frente de sus huestes Don Lope el Vizcaíno, bajo  el lema que más abajo se indica.

        “BIEN RICO DE MANZANAS POBRE DE PAN Y VINOª. 

Es el noble cabecero de la estirpe de los López de Haro, señores de Vizcaya, que ejercían en la Castilla futura un dominio dilatado. 

Otro tanto puede decirse de algunas estirpes alavesas: Zuñigas, Mendozas o Guevaras. El habla vasca, que queda detrás de la castellana no entró en Castilla la Vieja, ni en la Montaña o se apagó pronto, pues claro así de fácil,   si es que el idioma cántabro era de su familia el castellano que rápido  penetró en los cenobios y en los castillos vascongados, tanto en los de occidente como en los del Pirineo y quizá más allá encontró su camino hacía Aragón.    

CARACTERES DISTINTIVOS

A parte de aquel habla neológica diferenciada del romance más generalizado que hablaban los gallegos, aragoneses, y mozárabes,lengua aquella que les  parecía ruda y cómica a la nobleza leonesa, lo que hizo distanciarse orgullosamente de ella para adaptarse a la castellana, ahora se presenta a la primera sociedad de Castilla con otros caracteres que han sintetizado  muy bien y noblemente su gran explorador el  prestigioso historiador Don Ramón Menéndez Pidal.


Es una mentalidad al mismo tiempo tradicionalista  y realista  que se expresa en las normas jurídicas actuadas por usos y por casos en los célebres juicios  con desprecio de los ordenamientos  e instituciones del Fuero Juzgo  leonés quemado solemnemente en Burgos a la altura del siglo X.

Otro carácter relacionado con el anterior sería la moderación imaginativa, reacia a las idealizaciones y apegadas a los hechos que se manifiestan en una épica de extraordinario  valor historiográfico. 

A todo esto habrá que añadir un personalismo vigoroso, desbordado, a veces asocial, que es carácter muy generalizado en todos los pueblos de la península, pero ¿acaso su intrepidez y valor   impidió la conquista de aquella inmensa tierra,  llamada América?. gracias a la valentía de aquellos dos personajes llamados los reyes católicos,  precedida  de la gran intensidad prodigiosa y celosa del navegante  Cristobal  Colón, no es de extrañar si se considera que la ecuación de pobreza-hidalguía tan enormemente tensora fue el satisfactorio resultado de  aquella aventura castellana




      

              






         

  

          

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