Córdoba, jueves
día 20 de Abril de 2017
DESPLAZAMIENTO AL PARQUE PERIURBANO DE LOS
VILLARES POR DISTINTOS MEDIOS PARA DEGUSTAR UN POTAJE E DE GARBANZOS Y
HABICHUELAS Y OTROS VARIOS ADEREZOS GUISADO POR JUAN GAÑÁN BEJARANO
ASISTENTES.-
Antonio Corpas González- Antonio Espejo López-Antonio Rodríguez Jiménez- Antonio
Lorente- Aurelio Martínez Navarro-Enrique Aguilar Salmoral- Félix García
Carrasco-Guillermo Medina Gómez- José Fernández Caballero-José Pérez Egea- Juan
Gañán Bejarano- Juan Pastor Ayllón- Juan Ruiz Lopera- Juan Serna Jimenez Manuel Borrego Centella- Miguel
Rodríguez Martín- Pedro Luque Jiménez-Pedro Pareja Sanchez-Rafael Abalos de la Haba-Rafael Jiménez Luque.
El
pasado sábado día 08 de Abril se concertó en la reunión del conciliábulo
en Casa de Paco Pon, hacer para hoy día
20 un Perol de Garbanzos y Habichuelas en el Parque
Periurbano de Los Villares al estilo Juan Gañán Bejarano.
Por
distintos medios nos desplazamos a Los Villares con alto nivel participativo de
asistentes, si bien echamos de menos al Prior Pepe Romero Poyato, al encontrarse
en estado de recuperación tras leve enfermedad, igualmente a Gaspar Avilés Valle, y a José Luis Cosano Polonio, también se encuentra de baja laboral por lesión en un pie.
Nos
amaneció la mañana algo fría y con cierto aire molesto allá en lo alto de la
sierra, pero con un cielo luminoso y un esplendido sol que a primera horas
de la mañana apetecía estar a la recacha de los rayos solares.
En
el coche de Félix se subió toda la intendencia y los comestibles al lugar de
costumbre para seguidamente encender la
candela y hacer los preparativos a fin de ir asando algunos que otros kgs panceta, los chorizos y las morcillas,
igualmente unos cogollos de lechugas para el primer envite, luego también se prepararían
buenos platos de queso, mientras tanto el amigo Juan Gañán Bejarano tras haber
tenido a remojo las legumbres, tres kgs de garbanzos y uno de habichuelas puso
todo aquel conglomerado en una enorme olla para ir agregándole los ingredientes
a su particular estilo y gusto.
Cuando
fue acudiendo el grueso del personal a partir de las 11 h. ya estaban las bandejas
preparadas con la panceta, chorizos y morcilla para ir haciendo boca, las cervezas metidas en
un barril con hielo y las otras bebidas
a disposición de su uso a gusto de cada uno.
La
olla era de extraordinarias dimensiones que
a jurar por su capacidad más de uno llegó a pensar ser más propia para darle de comer a un regimiento
que a las veinte personas que allí estábamos, pero la realidad fue muy distinta
increíblemente no sobró absolutamente nada
ante tanta repetición, vayan por delante
nuestras felicitaciones para el cocinero
que debió encontrarse bien satisfecho por el éxito del potaje, siendo del gusto de todos y que en la olla no quedó absolutamente nada.
Una
vez satisfecho el primer envite el personal en su mayoría estimó ser necesario
dar un paseo a través Senderos de la Umbría y de la Tranquilidad y hacer ganas
para la siguiente ronda de comida en este caso el potaje, mientras tanto otros
jugaban partida tras partida al juego del dominó que nunca se acababa bajo la sombra de una gigante encina.
También
llegó la hora de ajustar cuestas y tocamos a once euros por cabeza se pasó como
es costumbre lista y todos puntualmente pagamos los once euros que correspondió
de la división resultante producido por el gasto. pronto surgiría la idea de
hacer otro perol en el mes de mayo como despedida de curso, con ánimo que, en vez de ir a comer a la feria y
con el calor que solemos pasar hacer esta comida en los Villares, más adelante se tratará este tema con más detalle, pero de
momento esto es lo que hay y se dijo.
Entre
copa y charla el coro de cantores amenizó la mañana no cesando por un momento de entonar canciones de cuando Fernando
VII usaba camisón y un interminable letanía
de canciones de la mili; de estas el amigo Antonio Lorente tiene un repertorio bastante
abundante.
Llegó
la hora de servir el potaje, nos pusimos
en fila como los soldados cuando están de campaña con el plato en mano y Juan
Gañán actuando en funciones de racionero este fue repartiendo hasta al que le
servían decía basta o levantaba la mano como diciendo ya vale.
Nos
sentamos en aquellas mesas formando cuadrillas y allí tan ricamente degustamos
el potaje,
Seguidamente
llegó la hora del pastel cordobés tarea
un tanto complicada para conseguir veinte porciones guardando similitud unas
con otras al objeto que no existan
quejas, somos muy golosos y siempre
solemos ir hacia el trozo más grande
.
También llegó la hora de tomar un café de
pucherete y allí Félix con sus apaños los preparó a gusto del consumidor.
Igualmente
llegaría el momento que consideramos de dar por finalizado el evento procediendo a la recogida de sartenes, peroles
y la célebre olla y como es consiguiente pasando por el fregado y limpieza. en las inmediaciones del
lugar existe una fuente con agua destinado a este fin.
 |
ASÍ DE VACÍA QUEDÓ OLLA |
Aquí la máquina de fotos de Aurelio cogió al amigo Antonio en una rara posición dando la sensación que hacia un especial número de estriptis.
Una
vez realizada la limpieza del lugar cargamos los coches y a Córdoba y hasta
otro día.
!!HASTA OTRA¡¡¡
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