Córdoba, martes día 16 de Mayo de 2017
DESPLAZAMIENTO EN EL BUS DE LAS 7,15 A SANTA MARIA DE TRASSIERRA DESDE DONDE REALIZAMOS UNA MARCHA SENDERISTA A TRAVÉS DE LA VEREDA PASADA DEL PINO- FUENTE DEL ELEFANTE- CORTIJO DEL CAÑO- CASA DEL CORONEL-VEREDA O CAMINO DEL BEJARANO- SALTO DEL BEJARANO O PRIMER VENENERO- REGRESO AL LUGAR DE PROCEDENCIA POR EL MISMO ITINERARIO Y SUBIDA AL POZO DE LA NIEVE FINALIZANDO LA ETAPA A LAS 12 H. Y REGRESO A CÓRDOBA EN EL BUS DE LAS 12,40 H.
SENDERISTAS.-Herminio Pérez Cabello -Miguel Rodríguez Martín (Miki)- Pedro Pareja Sánchez- Rafael Jiménez Luque- Aurelivs- J. Serna Jiménez—Manuel Borrego Centella.

A través de la terriza Vereda Pasada del Pino fuimos descendiendo entre aquellos chalets donde un símpatico caballo se asomó a saludarnos, luego continuamos nuestra descendente marcha para ir en busca del Llano de Escarabita hasta llegar a la Fuente del Elefante, este lugar está lleno de historia donde todavía se pueden apreciar restos del acueducto romano de Valdepuentes y algunas ruinas de una mansión Califal que en otra época se llamó el Valle de Las Rosas.
Esta emblemática fuente del Elefante de la que poco o nada destacable queda en relación a sus entornos toma su nombre de la escultura de piedra de época califal (s. X) de un joven elefante asiático labrado en un bloque de piedra calcárea colocada sobre un pedestal que se erige en un estanque que sirvió de surtidor de agua; la pieza original se encuentra a buen recaudo exornando el patio del Museo Diocesano
Pronto abandonamos este lugar para desviarnos hacía lado izquierdo de nuestra marcha e ir en busca de las ruinas de la llamada Casa del Coronel cruzando cada cual como pudo sobre los palos y las piedras el charco de agua que se forma en aquel lugar
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Nos adentraremos entre la frondosidad que ofrece la ribera del Arroyo Bejarano hasta llegar al conocido Primer Venero lugar este de singular belleza y allí nos detuvimos para tomar la pieza de fruta a las 9 h. escuchando el variado y sonoro canto de varios pájaros silvestres que por allí anidan, al no poder ser vistos y tras mucho deliberar llegamos a la conclusión que podrían tratarse de Currucas y naturalmente de los inconfundible Ruiseñores.
En palabras de José Aumente Rubio en su libro Los Ríos de Córdoba y sus Paisajes nos dice que el 20 de Noviembre de 2015 el Consejo de Ministros declaró a este arroyo Bejarano como Reserva Natural Fluvial, y un año más tarde la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir emprendió trabajos de recuperación que comprenden tala y retirada de olmos muertos afectados por la grafiosis, desbroce de rodales de zarzas y reforestación con árboles y arbustos para mejorar la vegetación de ribera

Desde el siglo I fue el principal aporte hidráulico de Córdoba a través del Acueducto indicado y en época islámica el acueducto abastecía a la ciudad palatina de Medina Azahara, este discurre subterráneo casi en la totalidad de su recorrido de dieciocho kilómetros de longitud.
Llegó el momento de desandar lo ya andado no sin antes dar un paseo por aquellos lugares envueltos entre la frondosidad de su extensa y verde vegetación de ribera entre encinas, quejigos y durillos que ya están perdiendo su bonita y blanca floración.
Tras algunos kilómetros realizados dimos media vuelta dirigiéndonos al lugar de origen de esta marcha es decir al Centro de Mayores conocido coloquialmente entre los de este Grupo de Senderismo como el “DESGUACE”.
Como quiera que todavía faltaba bastante tiempo para que llagase el Bus decidimos hacerle una visita al Pozo de la Nieve, preguntamos a los vecinos de la localidad donde lo podíamos localizar y a resultas no estaba lejos, una señora nos informó del lugar y dijo textualmente si van ustedes a subir apretar bien las piernas que está muy alto aquello, le dimos las gracias y hacía allá que fuimos a su busca hasta encontrar la subida que por cierto todo aquello está muy bien señalizada y sin pérdida alguna.

Internet nos facilita la siguiente información en relación a este Pozo de la Nieve y su historia al máximo detalle.: SIC.
El comercio de nieve y de hielo fue un lucrativo comercio que existió hasta el siglo XIX, cuando comenzaron a aparecer las hieleras.
La inexistencia de maquinaria industrial no permitía que se pudiera almacenar hielo por parte del pueblo, lo que permitía que floreciera una industria por aquellos que pudieran almacenar y posteriormente distribuir el hielo o la nieve almacenada.
En la ciudad de Córdoba, y gracias a la proximidad de la Sierra, se construyeron pozos que gracias a la técnica depurada, permitían la acumulación de nieve prensada durante largos periodos de tiempo.
Fue en 1823 cuando un empresario cordobés, Juan Rubio, que prácticamente monopolizaba el comercio de nieve en Córdoba, comenzó a construir un pozo en el Cerro de San Cristóbal, próximo a Santa María de Trassierra, para centralizar allí su actividad y obtener un mayor margen de beneficio al disponer de género en abundancia de cara al verano.[1]
Este pozo aparece a la vista como una estructura en forma de cúpula que no levanta más de unos tres o cuatro metros del nivel del suelo, hasta que el visitante se aproxima a la entrada y comprueba el gigantesco volumen de hielo que podía acumular la estructura subterránea, de unos diez metros de profundidad, que se iba llenando con el producto de las nevadas invernales hasta que estaba completa, momento en el cual se procedía a su cierre y aislamiento con cámaras de aire, porcelana en las cubiertas y otros sistemas que, junto con su localización en umbría y bajo el suelo, contribuían a que las pérdidas por fusión del hielo resultaran aceptables para el negocio.[2]
Posteriormente el hielo se vendía en diferentes establecimientos de la ciudad como en el Barrio de San Miguel, calle del Reloj o el barrio de San Lorenzo.

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