Córdoba, 19 de Noviembre de 2017
Este que veis aquí, de rostro aguileño, de cabello castaño, frente lisa y desembarazada, de alegres ojos y de nariz corva, aunque bien proporcionada; las barbas de plata, que no ha veinte años que fueron de oro, los bigotes grandes, la boca pequeña, los dientes ni menudos ni crecidos, porque no tiene sino seis; el cuerpo entre dos extremos, ni grande ni pequeño, la color viva, antes blanca que morena; algo cargado de espaldas y no muy ligero de pies es Don Miguel de Cervantes Saavedra.
Era natural de Alcalá de de Henares, se llamaba Miguel de Cervantes Saavedra, nació probablemente el 29 de septiembre de 1547 día de San Miguel, no obstante los orígenes familiares de los Cervantes que fueron muchos hay que situarlos en la andaluza Córdoba, los primeros documentos fidedignos de aquel linaje se remontan a 1463.
No existen datos precisos relacionados con los primeros estudios de Miguel de Cervantes Saavedra que, sin duda no llegarían a ser universitarios, al parecer y en distintas investigaciones literarias y sin seguridad certera parece ser que estudió en Valladolid y Salamanca no faltando opiniones sin documentar que también podría haber estudiado en Córdoba con los jesuitas, muy poco es aquello que pueda saberse de su adolescencia por no decir absolutamente nada, se sabe que vivió en distintas ciudades españolas entre ellas Madrid, Córdoba, Sevilla, Valladolid.
Según D. Américo Castro y Daniel Eisenberg y otros cervantistas opinan sobre Cervantes que poseía ascendencia conversa por ambas líneas familiares; por el contrario, su último biógrafo, Jean Canavaggio, afirma que no está probado y lo compara con los documentos que apoyan esta ascendencia, sin lugar a dudas para Mateo Alemán; en todo caso, la familia Cervantes estaba muy bien considerada en Córdoba y ostentaba allí y en sus cercanías cargos importantes.
El padre del escritor, Rodrigo, casó con Leonor de Cortinas, de la cual apenas se sabe nada, excepto que era natural de Arganda del Rey. Los hermanos de Cervantes fueron Andrés (1543-1543), Andrea (1544-1609), Luisa (1546-1620) llegando a ser priora de un convento carmelita; Rodrigo (1556-1600), también soldado, que le acompañó en el cautiverio argelino; Magdalena (1552-1611) y Juan, solo conocido porque su padre lo menciona en el testamento
Hacia 1551, Rodrigo de Cervantes se trasladó con su familia a Valladolid. Por deudas, estuvo preso varios meses y sus bienes fueron embargados. En 1556 se dirigió a Córdoba para recoger la herencia de Juan de Cervantes, abuelo del escritor y huir de los acreedores. No existen datos precisos sobre los primeros estudios de Miguel de Cervantes, que, sin duda, no llegaron a ser universitarios. Parece ser que pudo haber estudiado en Valladolid, Córdoba o Sevilla. También es posible que estudiara en algún colegio de la Compañía de Jesús, ya que en la novela El Coloquio de los Perros describe un colegio de jesuitas con una precisión que parece propia de su experiencia estudiantil.
Me acordaba de haber visto representar al gran Lope de Rueda varón insigne en la representación y en el entendimiento [...] Y, aunque por ser muchacho yo entonces, no podía hacer juicio firme de la bondad de sus versos, por algunos que me quedaron en la memoria, vistos agora en la edad madura que tengo, hallo ser verdad lo que he dicho; y si no fuera por no salir del propósito de prólogo, pusiera aquí algunos que acreditaran esta verdad.
En el tiempo deste célebre español, todos los aparatos de un autor de comedias se encerraban en un costal, y se cifraban en cuatro pellicos blancos guarnecidos de guadamecí dorado, y en cuatro barbas y cabelleras y cuatro cayados, poco más o menos.
No había en aquel tiempo tramoyas, ni desafíos de moros y cristianos, a pie ni a caballo; no había figura que saliese o pareciese salir del centro de la tierra por lo hueco del teatro, al cual componían cuatro bancos en cuadro y cuatro o seis tablas encima, con que se levantaba del suelo cuatro palmos; ni menos bajaban del cielo nubes con ángeles o con almas.
El adorno del teatro era una manta vieja, tirada con dos cordeles de una parte a otra, que hacía lo que llaman vestuario, detrás de la cual estaban los músicos, cantando sin guitarra algún romance antiguo y, según declara en la segunda parte del Quijote por boca de su personaje principal, en su juventud «se le iban los ojos tras la farándula» (Don Quijote, II, 12).
Se ha conservado una providencia de Felipe II que data de 1569, donde manda prender a Miguel de Cervantes, acusado de herir en un duelo a un tal Antonio Sigura, maestro de obras. Si se tratara realmente de Cervantes y no de un homónimo, podría ser este el motivo que le hizo pasar a Italia, estando en Roma al servicio del Cardenal Acquaviva.
Allí leyó los poemas caballerescos de Ludovico Ariosto que tanto influirán en el Don Quijote según Marcelino Menéndez Pelayo, y los Diálogos de amor del judío sefardita León hebreo (Yehuda Abrabanel), de inspiración neoplatónica, que determinarán su idea del amor. Cervantes se imbuye del estilo y del arte de Italia, y guardará siempre tan gratísimo recuerdo de aquellos estados, que al principio de El Licenciado Vidriera, una de sus Novelas ejemplares, hace poco menos que una guía turística de ella:
Por una carta de pago se sabe que el tatarabuelo de Miguel de Cervantes se llamó Pedro Díaz de Cervantes, parroquiano de San Nicolás, un hijo suyo fue Rodrigo Díaz de Cervantes, vecino de San Bartolomé, de profesión Pañero.
Este bisabuelo de Cervantes, Rodrigo Díaz, se casó con Catalina de Cabrera y de aquel matrimonio nacieron los siguientes hijos: Catalina de Cervantes, María de Cervantes y Rodrigo de Cervantes, Miguel Díaz y Juan de Cervantes hacia 1470.
Por aquellos años no se heredaban directamente los apellidos paterno y materno, se podía elegir el orden o incluso podían cambiarse estos, o ponerse el que se quisiera, ello se advierte cómo el Díaz se abandona alterando el orden por el de Cervantes.
Fue bautizado en la iglesia de Santa María el 9 de octubre de 1547. Fue el cuarto de siete hijos del cirujano-barbero Rodrigo de Cervantes de ascendencia cordobesa por línea paterna y de Leonor de Cortinas, natural de de Arganda (Madrid), tuvieron los hijos siguientes por el orden que se citan: Andrés (nació en Alcalá falleciendo al poco de su nacimiento), Andrea, Luisa (monja), Miguel, Rodrigo, Magdalena, y Juan.No existen datos precisos relacionados con los primeros estudios de Miguel de Cervantes Saavedra que, sin duda no llegarían a ser universitarios, al parecer y en distintas investigaciones literarias y sin seguridad certera parece ser que estudió en Valladolid y Salamanca no faltando opiniones sin documentar que también podría haber estudiado en Córdoba con los jesuitas, muy poco es aquello que pueda saberse de su adolescencia por no decir absolutamente nada, se sabe que vivió en distintas ciudades españolas entre ellas Madrid, Córdoba, Sevilla, Valladolid.
Sus abuelos paternos fueron el licenciado en leyes Juan de Cervantes y doña Leonor de Torreblanca, hija de Juan Luis de Torreblanca, un médico cordobés; su padre se llamaba Rodrigo de Cervantes (1509-1585) y nació en Alcalá de Henares por casualidad: su padre tenía entonces su trabajo allí. Lo educaron para ser cirujano, oficio más parecido al antiguo título de practicante que a nuestra idea de médico, pero la secuela de una enfermedad infantil lo dejó desde niño con una extrema sordera, lo que se averiguó por un documento exhumado por Krzysztof Sliwa según el cual el escritor hizo al menos una vez de intérprete para su padre.
Don Rodrigo no pudo seguir estudios continuados no solo por su sordera, sino por el carácter inquieto e itinerante de su familia, que llegó a moverse entre Córdoba, Sevilla, Toledo, Cuenca, Alcalá de Henares, Guadalajara y Valladolid, que se sepa; sin embargo aprendió cirugía de su abuelo materno cordobés y del padrastro, también médico, que lo sucedió, sin llegar a contar nunca con un título oficial.
Según D. Américo Castro y Daniel Eisenberg y otros cervantistas opinan sobre Cervantes que poseía ascendencia conversa por ambas líneas familiares; por el contrario, su último biógrafo, Jean Canavaggio, afirma que no está probado y lo compara con los documentos que apoyan esta ascendencia, sin lugar a dudas para Mateo Alemán; en todo caso, la familia Cervantes estaba muy bien considerada en Córdoba y ostentaba allí y en sus cercanías cargos importantes.
El padre del escritor, Rodrigo, casó con Leonor de Cortinas, de la cual apenas se sabe nada, excepto que era natural de Arganda del Rey. Los hermanos de Cervantes fueron Andrés (1543-1543), Andrea (1544-1609), Luisa (1546-1620) llegando a ser priora de un convento carmelita; Rodrigo (1556-1600), también soldado, que le acompañó en el cautiverio argelino; Magdalena (1552-1611) y Juan, solo conocido porque su padre lo menciona en el testamento
Hacia 1551, Rodrigo de Cervantes se trasladó con su familia a Valladolid. Por deudas, estuvo preso varios meses y sus bienes fueron embargados. En 1556 se dirigió a Córdoba para recoger la herencia de Juan de Cervantes, abuelo del escritor y huir de los acreedores. No existen datos precisos sobre los primeros estudios de Miguel de Cervantes, que, sin duda, no llegaron a ser universitarios. Parece ser que pudo haber estudiado en Valladolid, Córdoba o Sevilla. También es posible que estudiara en algún colegio de la Compañía de Jesús, ya que en la novela El Coloquio de los Perros describe un colegio de jesuitas con una precisión que parece propia de su experiencia estudiantil.
En 1566 se estableció en Madrid. Asistió al Estudio de la Villa, regentado por un buen catedrático de gramática, el filoerasmista Juan López de Hoyos, quien en 1569 publicó un libro sobre la enfermedad y muerte de la reina Isabel de Valois la tercera esposa de Felipe II. López de Hoyos incluye en ese libro dos poesías de Cervantes, a quien llama «nuestro caro y amado discípulo». Esas son sus primeras manifestaciones literarias. En estos años Cervantes se aficionó al teatro viendo las representaciones de Lope de Rueda, como afirma en el prólogo que puso a sus Ocho comedias y ocho entremeses (1615):
Me acordaba de haber visto representar al gran Lope de Rueda varón insigne en la representación y en el entendimiento [...] Y, aunque por ser muchacho yo entonces, no podía hacer juicio firme de la bondad de sus versos, por algunos que me quedaron en la memoria, vistos agora en la edad madura que tengo, hallo ser verdad lo que he dicho; y si no fuera por no salir del propósito de prólogo, pusiera aquí algunos que acreditaran esta verdad.
En el tiempo deste célebre español, todos los aparatos de un autor de comedias se encerraban en un costal, y se cifraban en cuatro pellicos blancos guarnecidos de guadamecí dorado, y en cuatro barbas y cabelleras y cuatro cayados, poco más o menos.
Las comedias eran unos coloquios, como églogas, entre dos o tres pastores y alguna pastora; aderezábanlas y dilatábanlas con dos o tres entremeses, ya de negra, ya de rufián, ya de bobo y ya de vizcaíno: que todas estas cuatro figuras y otras muchas hacía el tal Lope con la mayor excelencia y propiedad que pudiera imaginarse.
No había en aquel tiempo tramoyas, ni desafíos de moros y cristianos, a pie ni a caballo; no había figura que saliese o pareciese salir del centro de la tierra por lo hueco del teatro, al cual componían cuatro bancos en cuadro y cuatro o seis tablas encima, con que se levantaba del suelo cuatro palmos; ni menos bajaban del cielo nubes con ángeles o con almas.
El adorno del teatro era una manta vieja, tirada con dos cordeles de una parte a otra, que hacía lo que llaman vestuario, detrás de la cual estaban los músicos, cantando sin guitarra algún romance antiguo y, según declara en la segunda parte del Quijote por boca de su personaje principal, en su juventud «se le iban los ojos tras la farándula» (Don Quijote, II, 12).
La Batalla de Lepanto (de autor desconocido). Ntional Maritime Museum Greewich.
Se ha conservado una providencia de Felipe II que data de 1569, donde manda prender a Miguel de Cervantes, acusado de herir en un duelo a un tal Antonio Sigura, maestro de obras. Si se tratara realmente de Cervantes y no de un homónimo, podría ser este el motivo que le hizo pasar a Italia, estando en Roma al servicio del Cardenal Acquaviva.
Cardenal Acquaviva |
Allí leyó los poemas caballerescos de Ludovico Ariosto que tanto influirán en el Don Quijote según Marcelino Menéndez Pelayo, y los Diálogos de amor del judío sefardita León hebreo (Yehuda Abrabanel), de inspiración neoplatónica, que determinarán su idea del amor. Cervantes se imbuye del estilo y del arte de Italia, y guardará siempre tan gratísimo recuerdo de aquellos estados, que al principio de El Licenciado Vidriera, una de sus Novelas ejemplares, hace poco menos que una guía turística de ella:
Se enroló en la Armada española, y en 1571, participó en la batalla de Lepanto. Fue en esta batalla, donde perdió el movimiento del brazo izquierdo, por lo que fue llamado el Manco de Lepanto, a pesar de ello siguió combatiendo en batallas posteriores como Túnez o Corfú, fue soldado a quien distinguía el propio Don Juan de Austria.
Mientras regresaba a España en el año 1575 abordo de la galera Sol y a la altura de las costas de Cadaqués, Rosas. o Palamós fue apresado en unión de su hermano Rodrigo por los corsarios y piratas turcos de Arnaute Mamí y trasladado a Argel, donde sufrió cinco años de cautiverio (1575-1580) durante los cuales se expuso a ser ejecutado al haber confesado ser autor de un plan de fuga, le fueron encontrados en su poder ciertas cartas de recomendación que llevaba de Don Juan de Austria y del Duque de Sessa, haciendo pensar a los captores que Cervantes era una persona de cierta importancia por el que podrían interesar un buen rescate.
En Mayo de 1580 fue liberado gracias al pago de 500 escudos de oro que con mucho esfuerzo y sacrificio pudieron ser ser recaudados, siendo el trinitario fray Juan Gil y fray Antonio de la Bella quienes solo disponían de 300 escudos, el fraile se encargó de recaudar entre los mercaderes cristianos las doscientos escudos que faltaba para poder pagar el rescate
La liberación se produjo el día 19 de septiembre de 1580.
La liberación se produjo el día 19 de septiembre de 1580.
El día 24 de octubre de 1580 regresó a España con otros tantos cautivos igualmente rescatados llegando a Denia desde donde se trasladó a Valencia y en noviembre o diciembre regresó con su familia a Madrid.
En Febrero de 1582 solicitó un puesto de trabajo vacante en las Indias sin poder conseguirlo.
En estos años, el escritor tuvo relaciones amorosas con Ana de Rojas, casada con Alonso Rodriguez de profesión tabernero; de esta relación nació una hija natural que fue bautizada el 09 de Abril de 1584 en la parroquia de los Santos Justo y Pastor de Madrid con el nombre de Isabel de Saavedra que el reconoció como hija, no obstante con esta mujer no se llevaba bien y la relación acabó por disolverse, a la niña quien la crió fue la madre de Cervantes.
A mediados de Septiembre de 1584 Cervantes acudió a Esquivias a la llamada de Doña Juana Gaitán para que se encargara de la publicación del Cancionero Poemario de su anterior esposo Pedro Lainez, ante el Procurador Ortega Rosa, Juana Gaitán firmó el poder dado a Cervantes.
Tras meses después en la misma población de Esquivias conoció a la joven hidalga de 19 años más joven que él llamada Catalina de Salazar y Palacios; el enamoramiento fue instantáneo y el 12 de diciembre contrajo matrimonio, Cervantes tenía 37 años, no tuvieron hijos y a los dos años de casados se produjo la separación y el divorcio, escribió el Entremés llamado El Juez de de Los Divorcios sosteniendo que más vale peor concierto que no el divorcio mejor.
El 20 de septiembre del año 1587 fue nombrado Comisario Real de Abastos, Aceites y Cereales en Andalucía para el abastecimiento de la Armada Invencible, realiza su primera visita a Écija al objeto de requisar todo el cereal disponible, interviene el Ayuntamiento alegando que no es correcta su actuación al faltar el mandato de sus superiores. El grano se encontraba en gran medida en los graneros del Deán del Cabildo de la Catedral de Sevilla, no obstante y en función de las atribuciones inherentes a su cargo ordena requisar el trigo, circunstancia que le supuso su primera excomunión.
Durante los años como recaudador de impuestos recorrió una y otra vez el camino que va de Madrid a Andalucía pasando por Toledo y La Mancha donde escribió su novela Rinconete y Cortadillo.
El 10 de Enero de 1588 se estableció en Sevilla desde donde vuelve a Ecija, esta vez para requisar el aceite del que solo puede conseguir la mitad, en febrero del mismo año un ayudante llamado Fernando de Silva interviene para solicitar en su representación la absolución de la excomunión a que fue sometido anteriormente siendo concedida.
La Corona estaba muy necesitada de trigo, aceite y dinero para poder afrontar las ininterrumpidas guerras,
circunstancia que le obliga a actuar con rectitud en los decomisos motivo por el que a estos recaudadores son vistos como personas no gratas hasta el extremo de ser blanco de criticas y censuras .
En marzo regresa de Sevilla a por el aceite pendiente y a negociar el decomiso del nuevo cereal, iguales circunstancias de hostilidad concurrieron en Marchena y vuelta otra vez a Ecija.
Ecija 23 de Enero de 1589 .- Al poner en evidencia la cuestión su honestidad Cervantes se vio obligado a escribir un carta al ayuntamiento astigitano en la que se defendía de los infundios producidos interesando rectificar las insinuaciones de los acusadores.
Abril de 1589 .- Se instala en Sevilla siendo proveedor de la Armada Pedro Ysunza, ya cansando de andar de un sitio a otro solicitó de la Corona un destino en América pero el día 06 de junio el Consejo de Indias archiva la petición teniendo que continuar su trabajo de recaudador recorriendo entre los años 1.591 y 1592 las poblaciones de Teba, Ardales, Martos, Linares, Aguilar, Montilla, Castro del Río, Monturque, Arjona, Porcuna, Marmolejo, Estepa, Pedrera, Lopera, Arjonilla, Las Navas, Villanuva del Arzobispo, Alcaudete, Álora y Carmona, todo ello para la requisa del aceite, cuyas cuentas y las de sus ayudantes Antonio Caballero y Diego López que oportunamente presentaron fueron aprobadas., pero un enturbiado asunto en la población de Teba provoca que Cervantes quede en suspensión de empleo y sueldo y como es lógico dejando de cobrar, debiendo Gutierrez liquidar una reclamación económica ante el Tribunal de Cuentas para librarle de la cárcel.
Durante este largo periodo puede sobrevivir gracias a la generosidad de sus amigos como Tomás Gurierrez de Castro, quienes le adelantan cantidades a cuenta, ya que la Corona le adeuda la mayoría de los sueldos, cuando solicita en marzo de 1591 una suma a cuenta de la mayor deuda, no se atiende a su petición por el pagador de la corona de Sevilla.
El 5 de septiembre de 1592 firma en Sevilla un contrato con el director teatral Ricardo Osorio para la composición de seis dramas, a 50 ducados cada uno, de los que no existen mayores antecedentes.
Las irregularidades en la recaudación dictan incluso sentencias de muerte para algunos corruptos y el Corregidor de Ecija arremete contra todos los recaudadores de su jurisdicción entre los que se encuentra Cervantes a quien le acusa de apropiarse del grano y de cobrar sus sueldos dos veces.
El 14 de junio de 1594 realiza un pliego de rendición de cuentas ya que en Abril se desmantela el anterior sistema de requisas por Felipe II, circunstancia por la que Cervantes se queda sin trabajo y con 47 años.
En 1597 ingresa por deudas en prisión en la Cárcel Real de Sevilla donde permanecerá entre septiembre y diciembre, en esa época los funcionarios recaudadores eran responsables de los cobros que debían realizar, por lo que al quebrar su banquero, unido a ciertas irregularidades debió responder de la deuda con el estado; durante el periodo de prisión van escribiendo su Don Quijote de la Mancha
1598 Vive en Sevilla donde se dedica a varias comisiones y agencias de personas ilustres componiendo por entonces entre otras composiciones poéticas su soneto alusivo al túmulo levantado en la basílica hispalense con motivo de las solemnes exequias celebradas el 31 de diciembre de 1598 en sufragio del alma del gran monarca Felipe II, Cervantes amaba el teatro desde su niñez (en el Quijote abunda el diálogo)
¡Voto a Dios que me espanta esta grandeza
y que diera un doblón por describilla!
Porque ¿a quién no sorprende y maravilla
esta máquina insigne, esta riqueza?
»Por Jesucristo vivo, cada pieza
vale más de un millón, y que es mancilla
que esto no dure un siglo, ¡oh gran Sevilla!,
Roma triunfante en ánimo y nobleza.
»Apostaré que el ánima del muerto,
por gozar este sitio, hoy ha dejado
la gloria donde vive eternamente».
Esto oyó un valentón y dijo: «Es cierto
cuanto dice voceé, señor soldado,
y el que dijere lo contrario miente».
Y luego, in continente,
caló el chapeo, requirió la espada,
miró al soslayo, fuese y no hubo nada
En 1612 escribió una serie de novelas cortas que tras el reconocimiento
obtenido con la primera parte del Quijote en 1605, acabaría reuniendo en 1613 la colección de Novelas ejemplares.
Esta colección se inicia con La Gitanilla, fantasía poética creada en torno a la figura de Preciosa y la relación entre la gitanilla y un joven capaz de renunciar a su alcurnia por amor. En contraste con tan embellecido marco sigue El Amante Lberal, novela bizantina de amor y aventuras, con las adversidades que Ricardo y Leonisa han de superar antes de su matrimonio.
Don Quijote de la Mancha, considerada obra universal, se cree que la comenzó a escribir mientras se encontraba en la cárcel a finales del siglo XVI. En el verano de 1604 estaba terminada la primera parte, que apareció publicada a comienzos de 1605 con el título de El Ingenioso Hidalgo don Quijote de la Mancha, tuvo un éxito inmediato.
En 1614 aparecía en Tarragona la continuación apócrifa escrita por alguien oculto en el
seudónimo de Alonso Fernández de Avellaneda, quien acumuló en el prólogo insultos contra Cervantes. Por entonces éste llevaba muy avanzada la segunda parte de su inmortal novela. La terminó muy pronto, acuciado por el robo literario y por las injurias recibidas. Por ello, a partir del capítulo 59, no perdió ocasión de ridiculizar al falso Quijote y de asegurar la autenticidad de los verdaderos don Quijote y Sancho.
Esta segunda parte apareció en 1615 con el título de El ingenioso
caballero don Quijote de la Mancha. En 1617 las dos partes se publicaron juntas en Barcelona. Y desde entonces el Quijote se convirtió en uno de los libros más editados del mundo y, con el tiempo, traducido a todas las lenguas con tradición literaria. En 2002, esta obra literaria fue votada como la mejor de la historia en una votación en la que participaron 100 escritores de 54 nacionalidades diferentes. Cervantes no creía que ésta fuera su mejor obra pensando que lograría más fama por otros escritos como las Novelas Ejemplares.
Esta segunda parte apareció en 1615 con el título de El ingenioso
caballero don Quijote de la Mancha. En 1617 las dos partes se publicaron juntas en Barcelona. Y desde entonces el Quijote se convirtió en uno de los libros más editados del mundo y, con el tiempo, traducido a todas las lenguas con tradición literaria. En 2002, esta obra literaria fue votada como la mejor de la historia en una votación en la que participaron 100 escritores de 54 nacionalidades diferentes. Cervantes no creía que ésta fuera su mejor obra pensando que lograría más fama por otros escritos como las Novelas Ejemplares.
Cervantes afirmó varias veces que su primera intención era mostrar a los lectores de la época los disparates de las novelas de caballerías. En efecto, el Quijote ofrece una parodia de las disparatadas invenciones de tales obras. Pero significa mucho más que una inventiva contra los libros de caballerías.
En sus últimos años publica además de las Novelas ejemplares (1613), el Viaje del Parnaso (1614), Ocho comedias y ocho entremeses (1615).
El triunfo literario no lo libró de sus penurias económicas. Durante sus últimos meses de vida, se dedicó a Los trabajos de Persiles y Segismunda (de publicación póstuma, en 1617).
En 1616, enfermó de hidropesía, en abril profesa en la Orden Tercera. El 18 del mismo mes recibe los últimos sacramentos y el 19 redacta, "puesto ya el pie en el estribo", su último escrito: la dedicatoria del Persiles.
En 1616, enfermó de hidropesía, en abril profesa en la Orden Tercera. El 18 del mismo mes recibe los últimos sacramentos y el 19 redacta, "puesto ya el pie en el estribo", su último escrito: la dedicatoria del Persiles.
DEDICATORIA AL CONDE DE LEMOS
Enviando a Vuestra Excelencia los días pasados mis comedias, antes impresas que representadas, si bien me acuerdo dije que don Quijote quedaba calzadas las espuelas para ir a besar las manos a Vuestra Excelencia; y ahora digo que se las ha calzado y se ha puesto en camino, y si él allá llega, me parece que habré hecho algún servicio a Vuestra Excelencia, porque es mucha la priesa que de infinitas partes me dan a que le envíe para quitar el hámago y la náusea que ha causado otro don Quijote que con nombre de Segunda parte se ha disfrazado y corrido por el orbe. Y el que más ha mostrado desearle ha sido el grande emperador de la China, pues en lengua chinesca habrá un mes que me escribió una carta con un propio, pidiéndome o por mejor decir suplicándome se le enviase, porque quería fundar un colegio donde se leyese la lengua castellana y quería que el libro que se leyese fuese el de la historia de don Quijote.
Juntamente con esto me decía que fuese yo a ser el rector del tal colegio. Pregunté le al portador si Su Majestad le había dado para mí alguna ayuda de costa. Respondió me que ni por pensamiento.
—Pues, hermano —le respondí yo—, vos os podéis volver a vuestra China a las diez o a las veinte o a las que venís despachado, porque yo no estoy con salud para ponerme en tan largo viaje; además que, sobre estar enfermo, estoy muy sin dineros, y, emperador por emperador y monarca por monarca, en Nápoles tengo al grande conde de Lemos, que, sin tantos titulillos de colegios ni rectorías, me sustenta, me ampara y hace más merced que la que yo acierto a desear.
Con esto le despedí y con esto me despido, ofreciendo a Vuestra Excelencia Los trabajos de PersilesI y Sigismunda, libro a quien daré fin dentro de cuatro meses, Deo volente, el cual ha de ser o el más malo o el mejor que en nuestra lengua se haya compuesto, quiero decir de los de entretenimiento; y digo que me arrepiento de haber dicho el más malo, porque según la opinión de mis amigos ha de llegar al extremo de bondad posible. Venga Vuestra Excelencia con la salud que es deseado, que ya estará Persiles para besarle las manos, y yo los pies, como criado que soy de Vuestra Excelencia. De Madrid, último de otubre de mil seiscientos quince.
Miguel de Cervantes Saavedra falleció el 23 de abril de 1616 en Madrid y es enterrado con el sayal franciscano, en el convento de las Trinitarias Descalzas de la actual calle de Lope de Vega. Solo conservaba seis dientes, tenía la columna vertebral combada y acusaba los impactos en el esternón de los pelotazos de plomo de arcabuz recibidos en la batalla de Lepanto en 1571. Diez años después, el 30 de octubre de 1626, se hizo sitio para acoger el cuerpo de Catalina. Los dos cadáveres permanecieron bajo la nave hasta que, en 1671, el viejo convento fue derribado y sobre sus cimientos se levantó uno nuevo..
CON MÁS DETALLES SOBRE SU OBRA.- Con algunas innovaciones redujo las comedias a tres actos utilizando personajes alegóricos teniendo cierto éxito hasta que triunfó Lope de Vega con una fórmula más moderna, (expresa en 1609, cuando difundió su arte nuevo de hacer comedias en este tiempo.
Lope de Vega notó la ojeriza que le tomó Cervantes por este hecho, expresa en las críticas clasicistas que contiene su Don Quijote I 48 hacia su teatro, pero después Cervantes asumió a regañadientes la nueva fórmula («los tiempos mudan las cosas/y perfeccionan las artes», escribirá en el diálogo entre Comedia y Necesidad de su pieza El Rufián Dichoso y empezará a escribir comedias según la nueva fórmula. Más tarde (1615), en el melancólico prólogo que pondrá a sus ocho comedias y ocho entremeses nunca representados.
Se vieron en los teatros de Madrid representar Los tratos de Argel,la Destrucción de Numancia y La Batalla Naval, donde redujo las comedias a tres jornadas, de cinco que tenían; fue el primero que en representar las imaginaciones y los pensamientos escondidos del alma, sacando figuras morales al teatro, con general y gustoso aplauso de los oyentes; compuso en este tiempo hasta veinte comedias o treinta, que todas ellas se recitaron sin que se les ofreciese ofrenda de pepinos ni de otra cosa arrojadiza; corrieron su carrera sin silbos, gritas ni barahúndas.
Tuvo otras cosas en que ocuparse; dejó la pluma y las comedias, y entró luego el monstruo de naturaleza, el gran Lope de Vega y alzóse con la monarquía cómica; avasalló y puso debajo de su jurisdicción a todos los farsantes; llenó el mundo de comedias propias, felices y bien razonadas, y tantas, que pasan de diez mil pliegos los que tiene escritos, y todas las ha visto representar, o oído decir, por lo menos, que se han representado.
Algunos años ha que volví yo a mi antigua ociosidad, y, pensando que aún duraban los siglos donde corrían mis alabanzas, volví a componer algunas comedias, pero no hallé pájaros en los nidos de antaño; quiero decir que no hallé autor que me las pidiese, puesto que sabían que las tenía; y así, las arrinconé en un cofre y las consagré y condené al perpetuo silencio.
En esta sazón me dijo un librero que él me las comprara si un autor de título no le hubiera dicho que de mi prosa se podía esperar mucho, pero que del verso, nada; y, si va a decir la verdad, cierto que me dio pesadumbre el oírlo, y dije entre mí: «O yo me he mudado en otro, o los tiempos se han mejorado mucho; sucediendo siempre al revés, pues siempre se alaban los pasados tiempos». Torné a pasar los ojos por mis comedias, y por algunos enremeses míos que con ellas estaban arrinconados, y vi no ser tan malas ni tan malos que no mereciesen salir de las tinieblas del ingenio de aquel autor a la luz de otros autores menos escrupulosos y más entendidos.
Aburríme y vendíselas al tal librero, que las ha puesto en la estampa como aquí te las ofrece.
Como dramaturgo Cervantes sobresalió en un género: el entremés , así como en las comedias en que describe sus experiencias personales como esclavo cautivo de los musulmanes en Argel: Su refundición Los Baños de Argel y La Gran Sultana, que figuran dentro del subgénero denominado «comedia de cautivos». También pueden considerarse obras maestras su tragedia El Cerco de (1585) y la comedia El Rufián Dichoso. Hace poco se ha recuperado una tragedia que se consideraba perdida, la Jerusalen. también harto notable.
En 1604 se instaló en Valladolid (por aquel entonces Corte Real desde 1601 de Felipe III) — El mismo año 1604 Antonio Herrera y Ordesillas, Cronista de Indias y Censor de la obra de Miguel de Cervantes, autorizó la impresión y en enero de 1605 publicó la primera parte de la que será su principal obra: El Ingenioso Hidalgo don Quijote de la Mancha. Ello marcó el comienzo del realismo o como estética literaria creando el genero literario de la novela moderna, la novela polifónica , de amplísimo influjo posterior, mediante el cultivo de lo que llamó «una escritura desatada» en la que el artista podía mostrarse «épico, lírico, trágico, cómico» en el crisol genuino de la parodia de todos los géneros..
En 1615 aparece la segunda parte del Ingenioso Caballero Don Quijote de la Mancha.
Ambas obras le ganan un puesto en la historia de la literatura universal y convierten a su autor, junto con Dante Alighiieri, Wilillian Shakespeare, Michel de Montaigne y Goethe en un autor canónico de la literatura occidental. Un año antes, aparece publicada una apócrifa continuación de Alonso de Avellanada. Una novela escrita, al parecer, por un discípulo y amigo de Lope de Vega de origen aragonés o por un grupo de amigos de Lope.
Entre los años 1604 y 1606 y que coincidiría con la publicación de la primera edición del Quijote, en 1605. Aquí trabajaría en la segunda parte de la novela y escribiría además El Coloquio de los Perros, El Licenciado Vidriera y La Ilustre Fregona.
En 1613 aparecen las Novelas ejemplares un conjunto de doce narraciones breves, compuestas algunas de ellas muchos años antes. Su fuente es propia y original. En ellas explora distintas fórmulas narrativas como la sátira lucianesca (El coloquio de los perros), la novela picaresca (Rinconete y Cortadillo), (El Licenciado Vidriera ), la novela bizantina, (La española inglesa, El amante liberal) o, incluso, la novela policíaca (La Fuerza de la sangre).
De dos de ellas, como por ejemplo El celoso extremeño existe una segunda redacción testimoniada por el manuscrito llamado de Porras de la Cámara, descubierto y en breve destruido en el siglo XIX. Solo esta colección de novelas habría podido en sí misma haberle creado un puesto muy destacado en la historia de la literatura castellana.
La crítica literaria fue una constante en su obra. Aparece en la Galatea, en el Quijote y a ella le consagró el Viaje del Parnaso (1614) extenso poema en tercetos encadenados.
En 1615, publica ocho comedias y ocho entremeses nunca representados pero su drama más popular hoy, La Numancia, además de El Trato de Argel quedó inédito hasta el siglo XVIII.
Un año después de su muerte, aparece la novela Los Trabajos de Persiles y Segismunda cuya dedicatoria a Pedro de Castro y Andrade, VII Conde de Lemos, fue su mecenas durante años, y a quien están también dedicadas la segunda parte del Quijote y las Novelas ejemplares, y que firmó apenas dos días antes de morir, resulta una de las páginas más conmovedoras de la literatura española:
Arriesgó con algunas innovaciones como reducir las comedias a tres actos o utilizar personajes alegóricos y tuvo un cierto éxito hasta que triunfó Lope de Vega con una fórmula más moderna (expresa en 1609, cuando difundió su Arte nuevo de hacer comedias en este tiempo y todos lo siguieron, de suerte que ya ningún empresario teatral («autor» en la lengua de la época) quiso comprarle a Cervantes sus comedias, que aparecían como anticuadas. Lope de Vega notó la ojeriza que le tomó Cervantes por este hecho, expresa en las críticas clasicistas que contiene su Don Quijote (I, 48) hacia su teatro, pero después Cervantes asumió a regañadientes la nueva fórmula («los tiempos mudan las cosas/y perfeccionan las artes», escribirá en el diálogo entre Comedia y Necesidad de su pieza El rufián dichoso)y empezará a escribir comedias según la nueva fórmula. Más tarde (1615), en el melancólico prólogo que pondrá a sus ocho comedias y ocho entremeses nunca representados hablará de su experiencia teatral.
CONFERENCIA DE DANIEL EISENBERG A MODO DE CONCLUSIONES
El título de esta conferencia ya anuncia una de sus conclusiones.
Les propongo examinar un documento entre los muchos firmados por Miguel de Cervantes. Un seco documento notarial, sin interés aparente, escudriñado con conocimiento de sus circunstancias, siempre relevantes, puede brindarnos unos datos y perspectivas preciosas sobre la vida de los firmantes. El que vamos a estudiar no es en absoluto desconocido, se publicó en 1929 y se halla a disposición de todos en la biografía de Luis Astrana Marín. Pero, que yo sepa, no ha recibido ninguna atención especial.
Se trata de un poder que Miguel de Cervantes otorgó a su esposa Catalina de Palacios poco antes de su salida para Sevilla, desde donde recorrería los caminos andaluces en la compra de trigo y aceite para la Armada Invencible. Este detallado poder, otorgado en Toledo el 28 de abril de 1587, ha despertado mi curiosidad desde hace tiempo.
Por dicho documento, que reproduzco como apéndice, Miguel pacta lo siguiente:
Su esposa, Catalina, puede recibir y cobrar en nombre de su marido cualquier cantidad que le sea debida, y las deudas se darán como canceladas.
Puede vender cualquiera de los bienes de los dos, muebles o raíces, «a las personas y por los precios que quisiéredes».
Miguel se compromete a pagar cualquier deuda que su esposa contraiga, y la pagará «a los tiempos y plazos y en la forma y partes que asentáredes».
Ella puede tomar la decisión que quiera en cualquier pleito o causa que pueda afectar a él o a los dos, y hacer cualquier demanda, requerimiento o venta.
Todo esto con muchos detalles y ejemplos de las cosas que ella puede pactar, que les ahorro. En fin, «cuan cumplido poder y licencia os puedo dar, tal os le doy y otorgo», dice Miguel. A ella le quita cualquier responsabilidad, y él se obliga a todo: «vos relievo y me obligo de lo haber por firme», y compromete su «persona y bienes habidos y por haber».
Es un compromiso completamente unilateral. Miguel da a su esposa, en efecto, no sólo todo lo que posee, sino todo lo que gane o reciba en el resto de su vida. Se compromete a todo y rehúsa comprometer a su mujer a nada. Un poder tal, debo aclararles, no es ni frecuente ni normal. No he visto otro parecido, y a estas alturas ya he leído bastantes documentos del Siglo de Oro.
El acontecimiento que al parecer ocasionó este poder -así se ha entendido hasta ahora- fue el traslado de Cervantes a Sevilla y su empleo como Comisario de la Armada. Ahora bien, la ruta de Toledo a Sevilla era la más transitada de España en la segunda mitad del siglo dieciséis. Era un viaje rutinario, con ventas frecuentes. Duraba aproximadamente diez días (Astrana, IV, 71), y Cervantes, en efecto, iría y vendría a menudo a Sevilla.
Cuando gestionó este poder, no estaba a punto de embarcarse para las Indias. Si hubiera sido así, acaso se podría entender el documento: no hubiera sabido si llegaría y menos si volvería, y la comunicación con España era muy lenta. Pero ¿estar en Sevilla?
Si se presentara, por ejemplo, un pleito para el cual hiciera falta su presencia, en tres semanas podría estar en Madrid: diez días para que el aviso le llegara, y otros diez para el viaje. No era necesario, o tan necesario, que su mujer actuara por él. El documento es evidentemente algo más que una simple autorización para que Catalina defendiera sus intereses, estando su marido ausente.
El contenido del documento se entiende mejor tomando en cuenta las relaciones entre Miguel y Catalina, y a la vez contribuye a perfilarlas. Miguel era un autor que hablaba a menudo de sí mismo: de su vida, su carrera, sus logros, sus proyectos. En todas estas autopresentaciones no se refiere ni una sola vez a su mujer. En sus obras el tema que le interesa es el amor, pero los matrimonios felices son aquellos en los que la mujer apenas aparece, como los del Caballero del Verde Gabán y de Antonio Moreno.
Los matrimonios más detalladamente descritos, el de Sancho y Teresa Panza y el de Carrizales, el celoso extremeño, son desgraciados. El matrimonio de Cervantes y Catalina fue estéril. Por último, Cervantes vivió mucho tiempo, al parecer años enteros, a solas, sin su mujer, y viajaba mucho. Cervantes fue también quien estrenó en la literatura española el tema del divorcio.
Éstos son los datos que tenemos. No sugieren una relación feliz, alegre ni descansada. Todo lo contrario. Sugieren una pareja que se llevaba mal. Ignoro cuál marido pudo ser Miguel. Era un antiguo soldado, manco, recién vuelto a España tras cinco años de cautiverio en África del Norte, sin empleo que conozcamos, pero también autor de una novela publicada y de comedias representadas. Era un hombre con muchas ideas sobre el amor, quien incluso leyó a los teóricos italianos sobre el tema. El amor fue tema principal de La Galatea, acabada precisamente en 15843 y publicada en 1585.
Se casa con una mujer a la que dobla la edad: ella diecinueve años y Miguel treinta y siete (Astrana, III, 456). Catalina sabía firmar, pero sin duda leía poco o nada. Fue vecina de un pueblo toledano, cuyas únicas salidas quizás hayan sido a Toledo o a Madrid, y aun esto no consta. Me imagino, dada la atención prestada a la belleza femenina en las obras de Cervantes, que habrá sido muy bonita.
Miguel y Catalina eran dos personas muy desiguales: la mujer del pueblo y el hombre del mundo, la mujer inculta casada con un pensador, bibliófilo y autor. Las teorizaciones y lucubraciones de Miguel sobre el matrimonio -un estado sacramental, que combina dos cuerpos en uno y permite la satisfacción sexual del varón al mismo tiempo que garantiza el bienestar económico de la mujer y progenie- le habrán interesado poco o nada. Tampoco su concepto, claramente expresado en sus obras, de que la mujer debería obedecer al marido, siempre más sabio.
Para el colmo, se conocieron sólo dos meses antes de casarse para toda la vida. No me parece exagerado calificar todo esto como la receta para un desastre. Cada uno es artífice de su ventura, nos recuerda Cervantes, y tenemos que concluir que él mismo lo fue de su desventura matrimonial. Es autor de un entremés «El juez de los divorcios».
Aunque en esta obrita el divorcio se presenta como un medio para que los abogados y notarios se enriquezcan, y que «más vale el peor matrimonio que no el divorcio mejor», según cantan los músicos al final, se concluye que Cervantes había meditado el tema. En La Gitanilla también lo trata.
Me atrevo a sugerir, entonces, que los empleos de Miguel como comisario y después como recaudador, que le ocasionarían prolongados viajes y estancias por tierras andaluzas, no tenían su origen en una simple necesidad económica. Un hombre con su talento administrativo y sus enchufes podría haber hecho otras cosas. Creo percibir ganas de ausentarse de una casa donde no se hallaba a gusto ni incluso querido. Se separa física y geográficamente de su mujer, y entra en otra etapa de su vida. Miguel y su esposa volverían a vivir juntos, muchos años después, aunque también con interrupciones; su vida de pareja es tan atípica, que se señalan las ocasiones en que ésta se produjo.
Miguel, entonces, se separó voluntariamente de su mujer. Una separación tal habrá reflejado la opinión de que viviría mejor sin ella que con ella: un matrimonio fracasado.
Hoy en día el divorcio existe en todos los países industrializados. Nos olvidamos a veces de lo reciente que es este estado de cosas. En el mundo musulmán, incluido naturalmente al-Andalus, el divorcio para el varón (no la esposa) era fácil. La España cristiana, en cambio, fue campeona de la mujer.
Con la breve excepción de la Segunda República, no permitiría el divorcio hasta después de la muerte de Franco, casi acabado el siglo veinte. Aun en los Estados Unidos, el divorcio ha sido bastante más difícil que hoy en día, o en un estado como la Carolina del Sur simplemente no existía. Me imagino que muchos de ustedes, como yo, estarán divorciados. Piensen cómo serían sus vidas si el divorcio no existiera y si estuvieran casados con su antiguo esposo o esposa, sin otra salida que «la pala y el azadón»4.
Pero la inexistencia del divorcio no ha implicado que el marido tuviera que vivir con su mujer. Lo que tenía que hacer es mantenerla. Y a eso se obliga Miguel. Con la sospecha de que el documento aludido respondiera a una decisión de Miguel de ausentarse de la casa matrimonial, consulté, por intervención de José María Casasayas, a dos especialistas en la historia de la notaría5. Los dos me confirmaron la misma sospecha.
Con este poder Miguel se protegía contra un cargo de abandono de la mujer, un crimen, aunque raramente procesado. En un mundo sin carnés de identidad, teléfonos ni aviones, cambiar de piel era sencillo. Desaparecer y aparecer en otra parte de España, o del mundo, con un nombre diferente era más que fácil. Pero Miguel no quería, o no podía, desaparecer. Tomó esta medida -separarse de Catalina- por el camino legal que existía entonces.
Conclusiones: Miguel reconoció su matrimonio como un fracaso en 1587, a los dos años de casados. No quería vivir más con su mujer (ni, posiblemente, ella con él). Se ausentó de ella por años enteros. Pero también se descubre en Miguel una persona formal, consciente de sus responsabilidades.
No se relaciona con ninguna amante después de casado. La hija «natural» que tuvo, Isabel, es anterior a su casamiento. Y también por documentos se descubre que no abandonó a Isabel, ni negó su responsabilidad hacia ella. Al contrario, la recibió en su casa, so pretexto de criada, protegió sus intereses y le consiguió una buena dote. Es la conclusión extraída de los documentos, que constituyen el único conducto por el cual hemos llegado a tener conocimiento de la existencia de esta hija, además de las circunstancias de su matrimonio.
Miguel fracasa en su única experiencia y oportunidad en el matrimonio. Pero es una persona cautelosa y responsable, hasta idealista. Le importan las estructuras de la sociedad. Quiere que funcionen. Es el tipo de hombre al que uno encargaría grandes sumas de dinero para compras, o el recaudo de los impuestos del rey.
Apéndice: Poder de Miguel de Cervantes Saavedra a su esposa Catalina de Salazar y de Palacios, 28 de abril de 1587
Sepan cuántos esta carta de poder vieren, como yo, Miguel de Cervantes Saavedra, vecino del lugar de Esquivias, jurisdicción desta ciudad de Toledo, otorgo y conozco que doy y otorgo mi poder cumplido, bastante, según que le tengo y de derecho se requiere y más puede y debe valer y licencia y facultad bastante en forma, a vos, doña Catalina de Salazar y de Palacios, mi mujer, que estáis ausente,especialmente para que por mí y en mi nombre y en el vuestro podáis demandar, recibir, haber y cobrar todos y cualesquier maravedís, pan, trigo y cebada y otras cualesquier cosas que a mí o a vos son y fueren debidas y pertenecientes por cualquier persona y personas vecinos de cualesquier partes, ansí por obligaciones, cédulas, conocimientos y cuentas de libro, o sin ellas, como en otra cualquier manera, y de lo que recibiéredes y cobráredes podáis dar y otorgar vuestras cartas de pago y finiquito y lasto, que valan [sic] como si yo las diese y otorgase siendo presente.
Les propongo examinar un documento entre los muchos firmados por Miguel de Cervantes. Un seco documento notarial, sin interés aparente, escudriñado con conocimiento de sus circunstancias, siempre relevantes, puede brindarnos unos datos y perspectivas preciosas sobre la vida de los firmantes. El que vamos a estudiar no es en absoluto desconocido, se publicó en 1929 y se halla a disposición de todos en la biografía de Luis Astrana Marín. Pero, que yo sepa, no ha recibido ninguna atención especial.
Su esposa, Catalina, puede recibir y cobrar en nombre de su marido cualquier cantidad que le sea debida, y las deudas se darán como canceladas.
Con este poder Miguel se protegía contra un cargo de abandono de la mujer, un crimen, aunque raramente procesado. En un mundo sin carnés de identidad, teléfonos ni aviones, cambiar de piel era sencillo. Desaparecer y aparecer en otra parte de España, o del mundo, con un nombre diferente era más que fácil. Pero Miguel no quería, o no podía, desaparecer. Tomó esta medida -separarse de Catalina- por el camino legal que existía entonces.
Y para que podáis vender y vendáis cualesquier vuestros bienes y míos, ansí muebles como raíces a las personas y por los precios que quisiéredes, fiado o de contado, y recibir el precio de maravedís y otras cosas por que los vendiéredes, y otorgaros por contentos [sic] dellos; y si la paga no pareciere de presente, ante el escribano, renunciar la exención de la no numerata pecunia y leyes de la entrega y prueba de la paga, y desistirme y desapoderarme de la tenencia y posesión de los dichos bienes y embestir y apodar en [roto el papel, falta «ellos a»] las personas que los compraren y darles poder para tomar la posesión dellos, y en el entretanto constituirme por inquilino;
Y para que me podáis obligar, juntamente de vos, de mancomún, renunciando las leyes de la mancomunidad y el beneficio de la división y excursión a la renta y lición y saneamiento de los dichos bienes que ansí vendiéredes, a que los haré ciertos y sanos, seguros y de paz a las personas que los compraren, y en ellos no les será puesto embargo ni impedimento; donde no, les volveré el precio de maravedís y otras cosas que por ellos dieren;
y para que en razón de cualesquier pleitos y diferencias que yo y vos tenemos y tuviéremos con cualesquier persona o personas, os podáis concertar y dejar en manos de jueces árbitros que lo vean, sentencien y determinen por justicia o amigablemente, o en otra cualesquier manera, y para que me podáis obligar y obligaros, juntamente y de mancomún, a la paga de cualesquier maravedís que debiéremos, ansí de deudas contraídas hasta hoy, como por razón de cualesquier mercaderías y otras cosas que compráredes como por fiadores de cualesquier personas y en otra cualquier manera, para que pagáremos los tales maravedís a los tiempos y plazos y en la forma y partes que asentáredes, con sumisión a cualesquier justicias, y renunciación de nuestro propio fuero, y sobre ello, por ante cualesquier escribanos que a ello sean presentes, podáis hacer y otorgar cualesquier escrituras, con todas las fuerzas y firmezas, penas, obligaciones, renunciaciones de leyes y sumisiones que para su validación se requieran; que según por vos fuere fecho y otorgado lo susodicho, yo lo otorgo y me obligo al cumplimiento dello, como si por mí fuera otorgado;
y generalmente os doy y otorgo este dicho poder para en todos mis pleitos y causas, y vuestros, civiles y criminales, movidos y por mover que habemos y tenemos y esperamos haber y tener con cualesquier persona o personas, y cualesquier jueces y justicias y hacer sobre ello todas y cualesquier demandas, pedimientos, requerimientos, citaciones, posturas, embargos, ejecuciones, prisiones, ventas y remates de bienes y juros, presentar cualesquier escrituras y probanzas y otro género de prueba, pedir e [roto el papel] cualesquier sentencia y sentencias ansí inter [roto el papel] como definitivas, consentir en las de nuestro favor y apelar y suplicar de las de contrario, y los seguir en cualesquier juicios e instancias, y hacer todos los demás autos y diligencias que sean necesarias, ansí judicial como extrajudicialmente; e para que podáis sustituir un procurador, dos o más, y los revocar, y poner otros de nuevo; que cuan cumplido poder y licencia os puedo dar, tal os le doy y otorgo, con libre y general administración y con lo a ello anejo y dependiente; y vos relievo y me obligo de lo haber por firme, so obligación que hago de mi persona y bienes habidos y por haber.
Y para que me podáis obligar, juntamente de vos, de mancomún, renunciando las leyes de la mancomunidad y el beneficio de la división y excursión a la renta y lición y saneamiento de los dichos bienes que ansí vendiéredes, a que los haré ciertos y sanos, seguros y de paz a las personas que los compraren, y en ellos no les será puesto embargo ni impedimento; donde no, les volveré el precio de maravedís y otras cosas que por ellos dieren;
y para que en razón de cualesquier pleitos y diferencias que yo y vos tenemos y tuviéremos con cualesquier persona o personas, os podáis concertar y dejar en manos de jueces árbitros que lo vean, sentencien y determinen por justicia o amigablemente, o en otra cualesquier manera, y para que me podáis obligar y obligaros, juntamente y de mancomún, a la paga de cualesquier maravedís que debiéremos, ansí de deudas contraídas hasta hoy, como por razón de cualesquier mercaderías y otras cosas que compráredes como por fiadores de cualesquier personas y en otra cualquier manera, para que pagáremos los tales maravedís a los tiempos y plazos y en la forma y partes que asentáredes, con sumisión a cualesquier justicias, y renunciación de nuestro propio fuero, y sobre ello, por ante cualesquier escribanos que a ello sean presentes, podáis hacer y otorgar cualesquier escrituras, con todas las fuerzas y firmezas, penas, obligaciones, renunciaciones de leyes y sumisiones que para su validación se requieran; que según por vos fuere fecho y otorgado lo susodicho, yo lo otorgo y me obligo al cumplimiento dello, como si por mí fuera otorgado;
y generalmente os doy y otorgo este dicho poder para en todos mis pleitos y causas, y vuestros, civiles y criminales, movidos y por mover que habemos y tenemos y esperamos haber y tener con cualesquier persona o personas, y cualesquier jueces y justicias y hacer sobre ello todas y cualesquier demandas, pedimientos, requerimientos, citaciones, posturas, embargos, ejecuciones, prisiones, ventas y remates de bienes y juros, presentar cualesquier escrituras y probanzas y otro género de prueba, pedir e [roto el papel] cualesquier sentencia y sentencias ansí inter [roto el papel] como definitivas, consentir en las de nuestro favor y apelar y suplicar de las de contrario, y los seguir en cualesquier juicios e instancias, y hacer todos los demás autos y diligencias que sean necesarias, ansí judicial como extrajudicialmente; e para que podáis sustituir un procurador, dos o más, y los revocar, y poner otros de nuevo;
En firmeza de lo cual, otorgué esta carta ante el escribano público y testigos de yuso escritos, que fue fecha y otorgada en la dicha ciudad de Toledo, veinte y ocho días del mes de abril de mil y quinientos y ochenta y siete años. Y el dicho otorgante lo firmó de su nombre, al cual yo el presente escribano doy fe que conozco.
Sobre los retratos de Cervantes
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. No existe ningún retrato auténtico de Cervantes; todos los que se conocen, incluso el atribuido a Jáuregui de la Real Academia Española en Madrid, y utilizado en el Proyecto Cervantes como ilustración, son representaciones artísticas más o menos basadas en la descripción hecha de sí mismo por Cervantes en el prólogo a sus Novelas ejemplares (1613) Nuestra colección no se propone ser exhaustiva, sino que más bien tiene como propósito el ofrecer un panorama histórico, de 1705 a 1900, ilustrando diferentes concepciones ideológicas y estéticas.
(Para más información, véase Juan Givanel Mas y Gaziel, Historia gráfica de Cervantes y del ‘Quijote’. Madrid: Plus-Ultra, 1946. esp.
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Ahora un día 29 de enero de 2018
finalizando de leer el libro de Hans Christian Andersen llamado viaje por
España, este escritor cuando visita Madrid también dedica algunas palabras a
Miguel de Cervantes Saavedra y aquí inserto algo de lo que el dice a: “Un
monumento en Madrid dedicado a la estatua de Cervantes, un hombre en uniforme
militar, a la usanza española antigua , con gola y estoque. El monumento en si
carece ciertamente de grande zase pasa por delante y no le da uno importancia,
como si se tratase de un militar cualquiera que ya nadie recuerda. Más oyendo
su nombre, al momento nos detenemos embargados por un sentimiento de
agradecimiento y de dicha; la estatua que ante nosotros tenemos caminó e carne
y hueso un día por la tierra fue un rey del ingenio cuyas obras
iluminaron todo el orbe culto; suya memoria es una bendición. Con toda la
facultad de su fuerza viril arrastró cadenas de esclavo; por su
patria, por España, sacrificó en la lucha su brazo izquierdo,
y sus contemporáneos le dejaron pasar hambre y miseria, le
trataron con indiferencia, no supieron reconocer y apreciar su valía. Ahora,
aquí está monumento con la inscripción”:
<<A Miguel
de Cervantes Saavedra
Príncipe de
los ingenios españoles>>
El autor de Don Quijote, de La Galatea, el
fundador del drama, el narrador del pueblo, admirable como poeta y como
hombre. Los numerosos y duros días de prueba no provocaron en él
dolor vital; la palma del humor cobró más fuerza con la opresión. Todo poeta
verdadero verá en él un símbolo de fuerza viril y de modestia autentica. Y
mientras él vivía, se vio eclipsada por el por el increíblemente prolífico Lope
de Vega; pero nunca quedará eclipsado como narrador, su Don Quijote
será siendo la reina de las novelas. A esta obra, que el autor dedicó al conde
Lemos, le siguió el Persiles y Segismunda, de la cual él mismo dijo
mientras la escribía <<Será la mejor o la peor obra que se haya escrito
en nuestra lengua. Viaje al Parnaso fue lo último que escribió, con esta obra
rodeó su nombre con de un aura de ritmos luminosos y de los colores de la
gracia y el ingenio.
La memoria de Cervantes hace
volar nuestro pensamiento por la rica campiña de la literatura española y nos
asombra con su fecundidad y ese frescor nacional que, pese a todas
las borrascas, se vislumbra a través de los tiempos hasta nuestros días.
Todavía nos holgamos con los deliciosas romances del Cid, percibimos
la fragancia de las flores de lis de don Gonzalo y admiramos la delicia de la
flor de espino y de la sátira cultivada por el príncipe don Manuel de Castilla;
percibimos en forma de creación dramática la vida cotidiana y el sentir del
pueblo.
Antes que Francia, concibió España su
Moliere en las entrañas del artista ambulante Lope de Rueda. Se alza formando
montaña el verde perenne de los robles del ingenio: Cervantes, Lope de Vega,
Calderón y Moreto. Parece un siglo el pináculo de la gloria de la literatura
española
ALGUNAS QUE OTRAS DE SUS OTRAS
La Galatea (1585)
El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha (1605)
Novelas ejemplares (1613)
El ingenioso caballero don Quijote de la Mancha (1615)
Los trabajos de Persiles y Sigismunda (1617)
Novelas ejemplares
La Gitanilla
El Amante liberal
Rinconete y Cortadillo
La española inglesa
El licenciado Vidriera
La fuerza de la sangre
El celoso extremeño
La ilustre fregona
Las dos doncellas
La señora Cornelia
El casamiento engañoso
El coloquio de los perros
BIBLIOGRAFIA CONSULTADA
Internet Explore.- Biografía de Miguel de Cervantes Saavedra
Avalle Arce J.B. Don Quijote en forma de vida. Madrid. Edc.. Castalia1.976
Basanta. A. Cervantes. Anaya. 1.992.
Periódico el Mundo- La Aventura de la Historia
CERVaNTES.-Genio y libertad de Alfredo Alvar Ezquerra-2004
Ensayo Preliminar de José Mº. Castro Calvo-Sepbre. 1962
Francisco Rodriguez Marin .- Cervantes y la Ciudad de Córdoba
Francisco Paños y Juan Pérez Cubillo.-La Sombra de Cervantes en Córdoba.
Periódico el Mundo- La Aventura de la Historia
CERVaNTES.-Genio y libertad de Alfredo Alvar Ezquerra-2004
Ensayo Preliminar de José Mº. Castro Calvo-Sepbre. 1962
Francisco Rodriguez Marin .- Cervantes y la Ciudad de Córdoba
Francisco Paños y Juan Pérez Cubillo.-La Sombra de Cervantes en Córdoba.
Hans Christian Andersen-Viaje por España-Alianza Editorial. Madrid 1988
Miguel de Cervantes, el escritor español desarrolló una carrera militar como soldado de infantería, participó en la batalla de Lepanto, donde le dejaron inútil la mano izquierda de dos arcabuzazos. Cervantes se alistó en el tercio de Moncada en el verano de 1570 sirviendo para la compañía de Diego de Urbina en 1572, una vez sanadas su heridas de la batalla de Lepanto de 1571, se incorporó al tercio de López Figueroa (actualmente en fecha 25 de octubre de 2021, Brigada número 10 de Córdoba), donde sirvió en la compañía de Ponce de León. Posteriormente, pasó a la compañía del tercio Viejo de Sicilia (hoya tercio Viejo de Sicilia número 67), hasta obtener su total licencia en el Ejército alcanzando la situación de soldado de infantería aventajad0. PERIODICO DIARIO CÓRDOBA DEL LUNES DÍA 25 DE OCTUBRE DE 2021.
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