Pasó el tiempo ya
estábamos en el año 779 cuando Abderramán I apodado el Emigrado tomara una tremenda
verraquera con el príncipe visigodo llamado Ardabastro del reino de Tudmir en tierras orcelitanas del levante español.
Abderramán rompió el pacto y capitulación establecido por el hijo de Muza llamado Abdalaziz y el príncipe Teodomiro; años antes fueron ocupadas bastantes fortalezas y castillos y abolido casi todo aquel territorio del condado visigodo de Tudmir, como consecuencia se produjo el destierro del príncipe godo Ardabastro y la invasión prosiguió avanzando hacia Alacant y toda la franja levantina que configura el litoral mediterráneo hasta llegar a Valentia.
Abderramán rompió el pacto y capitulación establecido por el hijo de Muza llamado Abdalaziz y el príncipe Teodomiro; años antes fueron ocupadas bastantes fortalezas y castillos y abolido casi todo aquel territorio del condado visigodo de Tudmir, como consecuencia se produjo el destierro del príncipe godo Ardabastro y la invasión prosiguió avanzando hacia Alacant y toda la franja levantina que configura el litoral mediterráneo hasta llegar a Valentia.
Transcurrido el tiempo
Ardabastro marchó a Córdoba capital del emirato
a entrevistarse con el emir - según cuentan algunas historias y leyendas le habló con rabia pero respetuosamente respecto a la invasión, tras dura dialéctica convenció a
Abderramán I para restituir su condado.
Aquella situación duraría más de 50 años pero pasado el tiempo tras las incompatibilidades y distintas creencias religiosas entre árabes y cristianos llegaron a enrarecerse las convivencias de tal modo que no pasaría ni un solo día sin haberse producido alguna que otra reyerta y diaria matanza en aquel Condado.
Ya estábamos en tiempos de Abderramán II cuando este le comentaba al
general Gadir ibn Malik de las tropas califales no fiarse de los rebeldes de la Orihuela del Ravenate, decía esos son
descendientes de Tudmir y de los godos así como del yemení Abusamaj Arráez, ya han tratado de engañarme otra vez; disponga lo conveniente y
necesario para hacer una ciudad nueva de carácter militar próximo al río
Segura y aproveche la altura del cerro de
Monteagudo que dista de Orihuela solo nueve leguas, allí construirá dos castillos y dos alcazabas aproveche las ruinas del castro
romano que este es un lugar
privilegiado y estratégico donde mantendremos la tropa donde se podrá observar los movimientos del
enemigo, esa será la forma más eficaz de rendir de una vez por todas a esos cristianos visigodos de la Ariola
del Ravenate y así fue como comenzó a gestanse la construcción de la Medina Mursiya en el año 825 actual ciudad de Murcia.
No se entretenga en construir la nueva ciudad, no será difícil, son
llanos espartarios cerca del río Segura donde se podrá obtener la materia prima para la confección de toda suerte
de aparejos y de objetos manuales y agua, la sierra igualmente cercana con grandes montañas para la extracción de piedra; aquí en este lugar señalándole en
un mapa topográfico será el lugar idóneo para la construcción de la nueva ciudadela.
Lleve a todo el personal
necesario y eche mano para la construcción a gentes de Cieza,
Ricote, Caravaca, Mula y Cehegín, no lleve gente de Jumilla, estos son muy
aficionados al caldo del vino y su consumo, en nuestra religión es mortal pecado, además enturbia el entendimiento y enaltece los
ánimos, a pesar de ser una impopular medida pero no es mi deseo que contaminen a nuestras tropas y adquieran esa afición a tan nocivos
bebedizos que tanto gustan en los reinos cristianos; ya tengo las experiencias con la gente de Montilla que bastantes siglos antes causara a Pompeyo y a Julio Cesar con los enfrentamientos guerreros cerca de Montilla por aquellos lejanos siglos se llamaba Munda;estas dos ciudades de Montilla y Jumilla riman en sus nombres, por algo será, además las dos poblaciones son cultivadoras
de generosos y buenos caldos vinícolas.
En caso de
urgente necesidad puede echar mano a gentes de Eliocroca (Lorca), escuche bien, no olvide decir a los alarifes y de más gente
del ramo de la albañilería que quiero
una ciudad a la moderna, nada de chapucerías pueriles, ahí hay buena tierra, el sol calienta pero no
achicharra, mande hacer buena captación y mejor distribución de las aguas
del río, haced una gran red de acequias,
azudes, azarbes y aceñas de tal modo que permita el riego de todas esas zonas
desérticas y espartarías; nosotros haremos de estos inhóspitos lugares y
páramos desérticos verdaderos vergeles
que darán mucha riqueza; después se repartirá el terreno en régimen de tahúllas
(1) para su explotación entre los licenciados y enfermos de esta guerra.
En nombre de Alá
cambiaremos la faz de esa blancuzca
tierra que solo produce esparto, habrá riqueza y trabajo y obtendremos los
mejores árboles frutales de todo el orbe, cosecharemos verduras en cantidades exorbitantes,
eliminaremos esa insana costumbre de consumir carnaza de cerdo, construiremos un murallón y malecón para la
contención del agua e impedir que las
crecidas del río alcancen a la ciudad, esta se rodeará con fuertes y altas
murallas y torreones vigías, en el castillo de Monteagudo tendremos la retaguardia de la soldadesca.
Nota.- En la crónica del moro
Rasis, dice “tratando Abdeléciz ben Catán, se lee”: <<En esto vino al rey
con pieca de su gente para Cartagena que aun entonces era de Cristianos, et
ganóla, et después de ganada, fue en ella entregado>>. Es verdad que el
nombre de Cartagena no suena entre las ciudades o capitales mencionadas en el
famoso tratado; más es indudable que se hallaba dentro de aquel territorio y
comprendida en el condado o jurisdicción de Orihuela. (Historia de los árabes
en España.
(1). En Almería, Granada y
Murcia, medida agraria usada principalmente para definir tierras de regadío, equivalente
cada una a 1.118 m2.
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