Córdoba, jueves día 22 de Febrero de 2018
MARCHA SENDERISTA DESDE LA LOCALIDAD DE
OBEJO A LA DE EL VACAR-VILLAHARTA- KM. 18.
SENDERISTAS.-Avrelivs-
Félix-Antº. Rodríguez- M. Borrego-P. Luque-R. Abalos-P. Pareja.
De
acuerdo con las previsiones establecidas el
pasado sábado día 17 para este jueves día 22 nos desplazamos en el Bus de las 7,45 h. a
Cerro Muriano donde enlazaríamos con el microbús destino Obejo, llegando a esta población a las 9,20 h. habiendo pasado previamente por
Villaharta.
El
término municipal de Obejo se encuentra
en una de las zonas topográficas más
accidentadas de la Sierra Morena cordobesa con 702 metros de altitud donde los
ríos Guadalbarbo y Cuzna discurren en
este tiempo de tan escasas lluvias como si fuesen humildes y perezosos
regatillos; estos al unirse con el río Varas entre pedregosos valles de grandes desniveles forman el río
Guadalmellato y su embalse de la Cuenca del Guadalquivir con capacidad para 147 hm3.
De
inmediato visitamos el Bar-Cafetería Becerra para tomar por parte de algunos el
desayuno molinero, este consistió con una buena tostada de pan de pueblo regado con
aceite de la localidad y un descafeinado con leche.
A
las 9,50 iniciamos la salida de la población en busca de una desconocida vereda
que nos fue recomendada por el conductor
del microbús; se trataba de una terriza y
ancha pista entre jaras y monte bajo que
circundaba la población.
A
media cimbra de esta subida al cerro ya se
divisiva debajo la pequeña población un tanto aislada del resto de poblaciones, alguna foto se
hizo sobre la marcha y a proseguir subiendo la cuesta envueltos entre la fragosidad escarpada de
aquel cerro donde las vistas paisajísticas son espectaculares en un día radiante como el de ayer.
La
Vereda recomendada por el chófer o conductor del microbús nos llegó a sorprender un poco con los músculos algo frío pero estos pronto entrarían en
calor, aquí estamos acostumbraos a toda suerte de subidas y bajadas, si bien nos privó de ver alguno de los encantos de este pueblo que seguro los debe de tener.
Este
fue el único tramo de tierra que
llegamos a pisar durante todo nuestro el recorrido de unos escasos dieciocho
kilómetros; a la finalización de esta
terriza pista vinimos a salir a la
carretera CO 3406.
Cabe
destacar la belleza de estos inigualables paisajes y de estos valles que nos dicen y recuerdan que estamos en lo
más profundo de la Sierra Morena cordobesa que sin llegar a tener grandes
alturas son bastante laberínticas y escondidas entre las montañas y cerros
habiendo sido en otros tiempos mudos testigos del pasado y refugio de guerrilleros de la represión política a la finalización de la guerra de 1936 escondidos en aquellas
sierras.
A
más de uno le llamó bastante la atención la enorme cantidad de olivos que hay
en todos estos terrenos tan montañosos y tan quebrados donde la recogida de la
aceituna debe ser tarea harto y bastante dificultosa; la marcha hasta llegar al Puente
sobre el río Guadalbarbo se hizo con excesiva comodidad ya que todo era bajada amenizada por sus paisajes
entre olivos, quejigos y encinas, hoy estaban realizando la poda de olivos, tarea bastante dificultosa sobre todo en algunos de los múltiples y quebrados lugares. como hay.
A
las 11,45 h. nos detuvimos junto a la barandilla del Puente sobre el río Guadalbarbo desde donde
parte una vereda que se inscribe junto a la margen izquierda del río, según criterio de alguno de los allí
presentes podríamos llegar a Alcolea, siendo hasta posible que por aquellos andurriales se encuentre La Candelera donde hace tantos
años nos llevó Bruno a comer el guisado
que preparó su amigo Parra, a más de uno le entró la pájara subiendo hasta la cúspide del aquel cerro, recuerdo al amigo Rafael Muñoz Jaen que subía algunos trayectos de espaldas, solía decir que así respiraba algo mejor ante aquellos repechos.
Pronto
reanudaríamos el camino pero ahora cambiaba sustancialmente el perfil de la
carretera todos aquellos
kilómetros que habíamos bajado ahora
había que subirlos con un sol que ya empezaba a calentar bastante; Félix ajustó el tiempo invertido obteniendo una media de once minutos kilómetro subiendo hasta llegar a la finalización de esta en la carretera donde conecta con la CO 432 Granada-Badajoz.
Durante esta marcha a través de la carretera solo pasó un ciclista y tres o cuatro coches de
forma aislada, entre ellos una furgoneta cuyo conductor al vernos se detuvo diciendo con mucha desenvoltura venga subiros al coche que yo voy a buscar espárragos
a la Calera, yo os llevo hasta allí.
Le
dimos las gracias y tuvimos que convencerlo y hacerle creer que habíamos venido exclusivamente para experimentar
esta marcha andante: ¡¡Estáis locos exclamó el hombre!!, saliendo a toda marcha.
Ignorábamos
que era La Calera pero siempre que otras
veces hemos pasado por este lugar nos llamó poderosamente la atención, se trata
de un alto farallón de enormes piedras desnudas y roquedos que se asoman a la carretera, algunas caprichosamente
parecen agujas, otras formando enormes y escarpados farallones donde suelen anidar bastantes aves,
mirando al fondo aparecen multitud de ondulantes
cerros que dominan los llanos, entre ellos el Cabeza Gorda y el Cabeza Chica y mirando al lado derecho la Chimorra, posiblemente
estas denominaciones no sea las correctas pero así hay quien las llama.
Entre
las 13 h. y las 13,25 fuimos llegando al Mesón del Colesterol llamado Casa Laura,
allí después de refrescar las gargantas solicitamos las patatas fritas con dos huevos,
el chorizo, la morcillo así como también
el lomo
de orza, después un cafetito y a esperar el Bus procedente de Belalcazar (Córdoba),
este llegaría con una increíble puntualidad sobre el horario previsto las 15,35 h. justas y cabales y a
las 16,20 en Córdoba donde dimos por finalizada esta macha de hoy.
¡¡¡HASTA
OTRA OCASIÓN!!!
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