ESTO
PERTENECE A MI SOLILOQUIO CUANDO
ESTUVE INVÁLIDO CON LA CIATICA HACE ALGUNOS AÑOS
SACADO DE MI LIBRO
LLAMADO DIALOGO JOCOSO
ENTRE DOS RÍOS
Que cosas tan raras tenía la gente antigua de
aquellos lejanos siglos y que mala uva tenían, pobrecillos los chavales de esa
historia que me has contao de esos
Siete Infantes de Lara; bien está esa
historieta pero yo quiero saber
mucho más y tu me dices que compre el libro; se ve que hoy estás un poco desganao y no me
extraña con esas madrugás que te pegas tirao por ahí por esos montes corriendo como los gamos y sudando la gota gorda, pero hombre quédate en la cama que hace frío,
tu ya eres mayor, grandes tardes de triunfos tuviste en tu juventud, ¿o es que
ya no te acuerdas?, que mala menoría tienes; levántate como los demás a las
diez o a las once de la mañana, vístete de churubito o de gilipuertas y te das
un garbeo por la plaza de Las Tendillas.
,
Luego cuando te hartes de andar y charlar con unos y otros de los que allí se sientan a la recacha a tomar el sol continua con el paseo, baja por la calle Claudio Marcelo mirando los escaparates y te endilgas hacia la plaza
de La Corredera, allí te puedes entretener mucho mirando las antigüedades que se exponen al aire libre tal como si fuese un antiguo rastro o baratillo, luego entra en la iglesia del Socorro a ver la Virgen, aunque ahora y
de forma transitoria está cerrada, de
paso le rezas un poco que te estás volviendo agnóstico con tus puñeteras lecturas.
Regresa y entra de nuevo por el arco
Enfrente tienes el Museo de Julio Romero de Torres, entra dentro y mira las pinturas de aquel famoso pintor, en otros siglos muy cercanos se encuentra una antigua Posada donde pernoctó
Miguel de Cervantes Saavedra, allí estuvo conviviendo con arrieros y gente humilde.
Repuestos los ánimos visita el Patio de los Naranjos que lo tienes enfrente que en este tiempo seguro huele a
azahar, después continúa por Ambrosio de Morales y ya como también apetece tomate la segunda ronda, sigue hacia abajo entra por la calle de Las Pavas hasta la Judería,
allí hay un antiguo mesón que parece una iglesia de hace cuatrocientos años,
entra adentro, es un venerable lugar con olor a torería donde acuden mayores y
turistas, ya desde lejos olerás las maderas de sus viejos odres que cantan no
precisamente La Traviata ,
ni Rigoletto ni tampoco el Trovador, su olor a canilla vieja traspone
hasta la mismísima calle pero no importa, tu entra y siéntate en una de aquellas mesas o de pie en la mismísima barra del mostrador
Observa
a las gentes que allí hay sentadas, se
aprecia que tienen serio el careto y preocupado el semblante, hablan poco y
ríen todavía más poco pero no hagas caso que eso es solo al momento, después y cuando el liquido haga su
efecto será otra cosa, al principio da la sensación de entrar al sevillano patio de
Monipodio que Cervantes nos relata en Rinconete y Cortadillo, pero no
temas, son gentes que pertenecieron al noble y viejo mundo de la torería y del cante, tienen las
expresiones y pronunciaciones algo toscas y bastante rurales pero es normal, suelen convivir muchos de ellos con personas del campo entre toros bravos y ganado, sin bien es verdad que los
hay de todos los oficios.
Cuando da la una de la
tarde acuden a este lugar como las moscas a la miel para levantar esa especie de pequeño grial y
llevarla a los belfos, a esa hora ni el
vinagre está seguro dijo una vez un sabio como también dijo Machado que donde hay vino, se bebe vino y donde no hay, agua fresca.
Casi toda esa gente
parecen hallarse en principio malhumorados da la sensación que viven en el mundo de los silencios, suelen
estar ensimismados y absorbidos como en el huerto de los cayados y silenciosos, no es otra cosa que
recuerdan aquellas tardes de miedo y triunfos, también los hay del ramo
de la gracia y sensibilidad poética dejándose caer a boca casi cerrada con aquello
de Córdoba, lejana y sola, jaca negra, luna grande, quizá
evocando sus recuerdos del pasado.
Hay otros que desdeñan con
mucho enfado ese olor a odre viejo pero tú
no hagas caso, solo se trata de gente delicada que poco sabe de viejas campañas y otras miserias
pasadas en aquellos campos de Tapso y Farsalia, mucho menos de las
confrontaciones marítimas de Cavite,
Lepanto y Trafalgar; ya es la hora y punto es el momento de endiñarte un par de carlancos que así le dicen los del barrio de Las Margaritas,
San Lorenzo y Santa Marina a los vinos de
Moriles y Montilla, estos se sirven en una copa cordobesa llamada
catavinos, pide un medio y una tapa de caballa de Barbate y otra de añejo
queso manchego de los campos de Criptana, come, prueba y cata sosegadamente,
guarda espacio entre un sorbo y el siguiente, no lo tomes con ligereza que eso
es malo porque pronto se sube a la cabeza, además así lo ordena
la buena educación taberneril cordobesa, en esta tierra se le rinde respeto y culto al vino.
Cuando finalices no te
olvides de pagar y a continuación te vuelves a tu casa, sal por la puerta que
es bastante grande hacia el arco de la Puerta de Almodóvar, detente frente al hospital de la Cruz Roja y observa a
distancia la estatua homenaje a Lucio Anneo Séneca, recuerda y evoca su pasado
después continua por Fernández Ruano y Sánchez de Feria hasta llegar a la Plaza de La Trinidad, ya
pronto saldrás a San Nicolás y después al
Bulevar dejando atrás el Gran
Teatro, mira y da lectura por lo bajinis
a la cartelera por si alguna obra te interesa,
después sigue derecho como una vela hasta la Avenida del Gran Capitán,
al pasar por la puerta de “El Corte Inglés” no te pares que se hace tarde,
cruza la Avenida de América y el Paseo de Córdoba, ahora estás frente al Hotel
Center, cuando el semáforo se ponga
verde cruza rápido la calle, lleva cuidado que es más rápido que la picada de
una avispa rápidamente cambia su indicación y los coches se echan encima.
Ya muy cerca está tu casa, ¿no te estás dando
cuenta que te estás quedando
escurrio? ya se te caen hasta los
calzones y encima eres chicuelo, los trajes
se te han quedao grandes, cambia un poco el rumbo hombre, que te estás quedando como los galgos de Lopera que solo se les veía
los huevos y la calavera, luego después de comer sestea un rato la siesta en el
sofá, cuando te despiertes verás que bien te sientes, lee el periódico a
continuación, ya verás como los ánimos tendrás repuestos y con ganas de seguir queriendo alargar estos
soliloquios, pronto pasará lo de la Ciática
y te volverás a incorporar el grupo de
los “Corre Caminos”.
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