CUENTO V
LA BATALLA DE SIMANCAS
Tras varios días de largo viaje y caminando por tierras de Castilla llegamos a un sitio entre montañas inhóspitas con un frío aterrador, a pesar de estar en pleno estiaje, pero al trasponer una de aquellas montañas muy prominentes y buscando la orilla izquierda del río Pisuerga. .../...
.../... nos llevamos un tremendo susto, resulta que los cristianos habían sido avisados que íbamos de gazua hacia esa tierra, la verdad que nunca llegamos a comprender de donde pudieron sacar tanta gente de armas, allí estaba el rey de León, Ramiro II luciendo sus galas guerreras, con sus gentes de Riaño, Astorga, Bembibre, Bañeza, Carracedelo, Fabero, Gusendos, Orbigo, Maraña, Pajares, Ponferrada, Reyero, Sahagún y Villazala.
Asimismo las coalicionadas de Asturias y Navarra, también estaban los
maragatos leoneses, los bables asturianos, los pasiegos montañeses y santanderinos, los euskaldunos navarros, y los vascones de Araba, Bilbo y Donostia, también los había de la Alcarria, el conde de Burgos y Castilla, Fernán González
con sus tropas de Bujedo, Briviesca y Pancorbo,
los del Alfoz de Bricia, Ameyugo, Arlanza, Barbadillo, Cogollos,
Moncalvillo, Orbanegra, Pardilla, Belorado, Cabezón, Prádanos, Quintanapalla,
Salas, San Mamés, Tobalina y Villarcayo, igualmente los hubo de Soria y Ágreda,
del Burgo de Osma, Calatañazor, Coscurita, Duruelo, Gómara, Medinaceli,
Almazán, San Esteban de Gormaz y también los de Vila Mazan, ya sabes que no me
gusta la prolijidad por ello cito lo más
esencial, si es verdad que no echamos de menos como otras veces al Guerrero del Antifaz cuya colaboración fue de mucha ayuda y de gran importancia en esta enorme y gran victoria cristiana.
El ejercito de Abderraman también muy numeroso como siempre llevaba de auxilio al gobernador de Zaragoza, Abu-Yahia, pero no olvidando que resultó ser un
traidor y culpable del principal desastre de Osma al menos tres años antes de esta
confrontación, llevábamos gentes de Calatorao, de Ricla, La Almunia y Sansueña,
de saeteros venían los saqalibas, muy diestros en él oficio, la caballería
bereber y andalusí bien dotada de lanzas y alfanjes, la infantería de los Banu
Hudayir con buena dotación arcos y flechas, lanzas y lanzones y
como tropas auxiliares para
llevarse los primeros envites de la contienda vinieron los nobles de:
Benichembia, Benilloba,
Almudaina, Benifallín, Aljorfa, Busot Confrides, Benesaou, Aljufia, Abarán,
Bendame, Benétuzar, Benimongí, Benéjuzar, Alfadarin, Alboraiba, Benovia,
Condomina, Tiñosa, Benicomai, Alfande, Albarilla, Beniazón, Benicomai,
Farabosque, Beniazón, Acenete, Benihalel, Benifiel, Alnaxar, Zaraiche,
Albatalia, Benifiar, Urdienca, Albocácer, Betxí, Zucaina, Agullent, Zeneta,
Albuisech, Beneguasil y Benipotrox.
También llevábamos un enorme contingente de caballería berebere en la retaguardia, alma mater de las tropas andalusíes.
Hicimos sonar atabales
formando un estruendoso ruido así como
la marcha del miedo, después marcha allegro non tropo, al Abderrahman se
le escapó un suspiro y un “hay” al observar el enorme contingente del enemigo, al
hombre se le hizo un nudo en la garganta impidiéndole hablar con normalidad, después pidió que
le trajeran y sirvieran un Chambi, al hombre cuando vio lo que le esperaba se le quedó la lengua seca, no podía ni hablar una sola palabra del susto que se llevó, asimismo la lengua se le quedó trabada y la garganta atragantada.
Con dificultades tragó el helado como pudo y se quedó pensativo y cabizbajo a continuación
miró al cielo y se encomendó a Alá,
después se sacudió el polvo acumulado en el pecho con la mano diestra,
sacó el pañuelo se limpió el sudor frío de sus mejillas e hizo la señal previa
de al ataque.
Tocamos zafarrancho de
combate dando comienzo la confrontación guerrera entre ambos contingentes
que se apresuraron en enorme carrera
finalizando en tremendo choque, hubo empujones, apretones y revolcones,
pisotones y agarrones, estruendoso
crujir de escudos al chocar contra las espadas,
el trote de los caballos galopando
hacía que temblase la tierra, los equinos asustados relinchaban con
denuedo, daban brincos, patadas y coces evidentemente estaban desbocados ante el fuerte y ronco
vocerío de ambos ejércitos.
Desde nuestra tribuna en
el puesto de observación y mando era imposible dirigir palabras de aliento a nuestros
guerreros, no obstante se aplaudía con entusiasmo y denuedo al objeto de enaltecer los ánimos de nuestros guerreros durante esa
dura pelea.
Hubo de todo, lamentos de heridos en el umbral de la muerte, regueros de sangre y cuerpos llenos de mutilaciones, sollozos y llantos, hombres agonizantes pidiendo auxilio, fue un duro y cruento combate todo un horror que jamás se borrará del recuerdo.
Cinco días duró aquella
pelea de amargos sudores, eso sí cuando sacábamos la bandera blanca era de
obligado cumplimiento descansar un rato
de tanta refriega, por la noche sonaban
trompetas dando la señal de
silencio, era necesario dormir para reponer las fuerzas respetando por ambos bandos tan deseada señal.
Al quinto día y antes del alba tocaron ellos una marcha muy alegre con chirimías y trompetas, un entusiasta redoblar de tambores, afinamos la oreja y oímos que estaban eufóricos, tocaban los mardita madres la marcha de “allegro triunfanti”, estos traidoramente hicieron el recuento y les resultó favorable, de momento salieron árbitros de ambos bandos cotejaron el resultado y efectivamente ellos habían vencido aquella batalla, pusieron el cartelón como ganadores de la pelea en el quinto roung.
Cuando observamos el resultado de aquella larga y duradera batalla nos vimos obligados a tocar la marcha “huida con motto”, entonces se formó la desbandada, muchas vidas costó aquel trance, al Abu-Yahia de Zaragoza nuestro aliado, lo hicieron prisionero de modo que los omeya perdimos la batalla pero no la guerra.
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