LA ENTREGA DE LLAVES DE LA
ALHAMBRA
Desde los
baluartes de la Alhambra anuncian tres convenidos cañonazos que anuncian el solemne
acto en que es arriada la izada bandera islamista. Luego Boabdil se acerca con
desusado boato, acompañado de sus huestes, al Cardenal Mendoza, y le entrega las llaves de Granada.
La egregia
Isabel devuelve al Rey moro el hijo que aprendió en rehenes, Boabdil se dirige
a don Fernando, este se apea de su cabalgadura, y en prueba de fehaciente
vasallaje, Boabdil no rehúsa besar su mano.
Pronto,
ondea la heráldica insignia cristiana, y refulge con atuendo el celebérrimo
báculo arzobispal.
El
ejército ibero admira ávido y embelesado, la inolvidable escena, que grababa en
su alma, al liberar a los cautivos de los mohosos hierros que los asían.
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