CARTA
EUROPEA DEL AGUA
1.
No hay vida sin agua. El agua es un tesoro
indispensable para toda actividad humana.
2.
El agua no es inagotable. Es necesario
conservarla, controlarla y si es posible, aumentar su cantidad.
3.
Contaminar el agua es atentar contra la vida
humana y la de todos los seres vivos que dependen del agua.
4.
La calidad del agua debe mantenerse en condiciones
suficientes para cualquier uso, sobre todo debe satisfacer las exigencias de la
salud pública.
5.
Cuando el agua residual vuelve al cauce, debe
estar de tal forma que no impida usos posteriores.
6.
Mantener la cubierta vegetal, sobre todo los
bosques, es necesario para conservar los recursos del agua.
7.
Los recursos del agua deben ser inventariados.
8.
La correcta utilización de los recursos del agua
debe ser planificada por las autoridades competentes.
9.
La conservación del agua debe potenciarse
intensificando la investigación científica, formando especialistas y mediante
una información pública adecuada.
10.
El agua es un bien común, cuyo valor debe ser
conocido por todos. Cada persona tiene el deber y la obligación de ahorrarla y
usarla con cuidado.
11. La administración del agua deber fundamentarse
en las cuencas naturales más que en las fronteras políticas y administrativas.
12.
El agua no tiene fronteras. Es un bien común que
requiere la cooperación internacional.
Los ríos, son fuentes de riqueza, cultura y vida, está demostrado que la posibilidad de acceso a países con agua y vegetación puede influir en el grado de bienestar de las personas. Los ríos y arroyos están ligados a instantes felices, el sonido que produce el agua da una sensación de plenitud de horizontes abiertos de vida libre y, porqué no, de aventura.
Una buena parte de la población ha hilado
su lazo afectivo con el agua jugando o explorando en el arroyo o en el río, sintiéndose
así inmersa en lo más silvestre y lleno de vida.
Los ríos se revelan como un componente esencial de cualquier paisaje e introducen en los ecosistemas surcados por un soplo de dinamismo y vitalidad.
También constituyen
uno de los entornos capitales de la civilización y han actuado a lo largo de milenios como
fuentes de riqueza, vías de expansión comercial y cultural, recursos de ocio y
refugio constante para el espíritu. La atmósfera de tranquilidad y serenidad;
el frescor, la sombra y la diversidad de colores, texturas, sonidos y olores de
los parajes fluviales cautivan a toda persona que se acerquen a ellos. Para el
amante de la naturaleza el medio acuático es siempre una fuente constante de
fascinación.
La presencia del agua favorece el desarrollo de una variada vegetación de ribera, de vital importancia para la conservación de la biodiversidad.
Todo tipo de
animales y vegetales frecuentan las aguas
y sus riberas, en las que ya de por si existen multitud de seres vivos. Además,
los bosques de ribera o sotos constituyen auténticos corredores ecológicos que
permiten la conexión entre los distintos ecosistemas o áreas naturales más o
menos alejadas, y por tal motivo existen muy diversas especies de animales y
vegetales encuentran en ellos sus escasas posibilidades de expansión geográfica
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