martes, 6 de mayo de 2025

LAS RUINAS DE CÁSTULO LA ESTACIÓN DE BIDEBIETA Y LA DE LINARES BAEZA

LA ANTIGUA ESTACIÓN DE LINARES BAEZA, LA DE  BIDEBIETA  Y LAS  RUINAS DE AQUELLO QUE FUE LA CIUDAD DE CÁSTULO.


En el año 1962 me encontraba yo prestando servicio en Renfe con el cargo de Factor de Circulación en la estación de Linares Baeza, recién trasladado procedente del País Vasco, concretamente de la estación de Dos Caminos Basauri, hoy llamada Bidebieta Basauri, ahí dejo la foto de actualidad. 


LAS RUINAS DE CÁSTULO 

Semanalmente íbamos a Córdoba a ver a la familia en el tren desde donde observaba los paisajes, pero mucho me llamaba la atención un antiguo torreón en las proximidades  de la estación de Las Madrigueras, sus entornos igualmente   denotaban un aspecto de mucha antigüedad,  ésta  estación y en casi todas las de la línea no había personal, la circulación de trenes era controlada desde Córdoba por el Jefe del C.T.C (control de tráfico centralizado).

Al regreso de Córdoba hice algunos comentarios con los compañeros de trabajo y los más antiguos solían decirme que allí había existido una antigua  ciudad muy importante  que se llamaba Cástulo,  allí y con cierta frecuencia solían aparecer monedas antiguas.  

Aquel comentario acentuó todavía mucho más mi curiosidad, y como quiera que distaba  unos 7 kilómetros de donde yo vivía en aquellas viviendas del grupo de  Renfe; un buen día decidí pedir prestada su bicicleta al bueno de Maximiliano Sánchez Vera, a la sazón Capataz de Maniobras, con el que me unía mucha amistad, yo quería por curiosidad ver  las ruinas de aquel solitario lugar


Cuando llegué al solitario lugar cruzando un verdadero mar de olivos observé desde abajo al ruinoso torreón pero allí arriba  resultaba imposible subir en bicicleta y como todo era soledad dejé el vehículo  apontocada  sobre un  olivo y marchando hacia arriba, hasta jalonar la subida visitando aquella desmochada torre que por cierto nada me decía,  salvo sus esplendorosos paisajes que se divisaban desde aquella altura,  el río Guadalimar lo tenía enfrente casi debajo y como telón de fondo la blancura del pueblo de Torreblascopedro.

Lo cierto que tras la subida al torreón comencé a caminar en descenso  por aquel paradisiaco lugar como un perro sabueso, olfateando  todo lo que me iba saliendo  al paso, pronto empecé a entusiasmarme  con aquello que se presentaba a la vista, había paños de muralla tirados por el suelo,  unos destrozados y otros no tanto, restos de alfarería por miles, así cömo montones de sigilatas por cientos, trozos de  miles de cristales de variados  colores, después al pasar por un barranco  horadado por las escorrentías de las aguas de lluvia pude apreciar la existencia de una columna entera  de color rojizo de tosco material, estaba caída en el suelo, entonces me vino a la cabeza lo que me dijeron los compañeros de trabajo que aquello se trataba de una ciudad muy antigua abandonada.

Proseguí con mi solitario paseo encontrando una hilera de tumbas de piedra al descubierto que me provocaron un sobresalto por supuesto desprovistas de cadáveres, para mí que de esto nada entendía, vino a suponerme una sorpresa no muy agradable, era   evidente que aquellas tumbas al descubierto delataban la existencia de una necrópolis excavada por los arqueólogos, posiblemente,  después de su hallazgo las dejaron al descubierto  con ánimo de transportarlas a otro lugar con posterioridad.

 

Más adelante y más  sosegado mi  alegría se desbordó hasta extremos insospechables al ir viendo  todo aquello, allí no había absolutamente nadie a quien poder preguntar, al menos  para apaciguar mi curiosidad, solo había silencio y soledad, como quiera que la tarde ya iba transcurriendo y el sol iba decayendo, volví en busca de la bicicleta y en marcha hacia casa, yo vivía  en el nº 43 de la viviendas de Renfe lado Sevilla, aún existe, se me olvidaba decir que regresé con una bolsa llena de viejos tiestos que los guardé como el que guarda un tesoro en un gallinero sin gallinas en el patio de casa y mi mujer de poco me tira todo aquello a la cabeza, decía  durante su bronca  ¡¡¡sepa Dios por las manos que habrán pasado todos esos harambeles!!!.

¿

En cuanto tuve ocasión fui a entrevistarme con la persona que yo consideraba más versada  respecto aquellas ruinas, era el maestro de escuela de la barriada, se llamaba Don Francisco, era  natural de Jaén, estuve esperando que finalizara su turno matutino de enseñanza y seguidamente le conté mis experiencias vividas en las ruinas de Cástulo, y tanto entusiasmo y vehemencia debí demostrar que aquel buenazo de Don Francisco se reía a carcajada abierta, pues el hombre era cachazudo y guasón, de buen temple y mejor carácter, con mucha tranquilidad me decía  pero tú estás loco, mira que irte a la "curva de los bolos", se refería a unas gigantescas y enormes piedras redondas  existentes próximas a la vía del tren en las cercanías estación de Las Madrigueras y  de las ruinas de Cástulo.

El hombre me estuvo explicando con detalle el origen de todo aquello, muy importante en otros tiempos y que en diversas ocasiones fue saqueado incluso los materiales de sus ruinas sirvieron para la construcción de algunos de los  palacios más importantes de Úbeda, Baeza y Linares,  abundó respecto a la importancia de la explotación de las minas argentíferas aunque en realidad la zona minera estaba bastante alejada de aquel lugar no guardando ninguna relación. 

Ello hacía que por mi parte mostrase   claramente efectos de emoción en su presencia, y él viéndome en tal estado le daba por reírse con mayor intensidad, no solo se conformó con la información sino que me dijo anda vamos para la escuela que allí en el cajón de mi mesa tengo yo algunas monedas que proceden de Cástulo, aquello me causó un mayor efecto de emoción que no es posible narrar, tal vez por mi ignorante juventud en aquella época, abrió la puerta de la escuela y los dos entramos dentro y con mucha parsimonia y tranquilidad abrió el cajón de la mesa, sacó una cajita que contenía seis monedas de cobre y  sin darle importancia me dijo, anda cogelas para tí, no lo pensé dos veces para aceptar el regalo, yo creo que desde entonces comenzó a fraguarse en mí la afición a la numismática y otras cosas relacionadas con la antigüedad, como es consiguiente le agradecí con profusión el regalo y nos fuimos a tomar unos vinos en el bar llamado Madrid de aquella época. 



Con el paso del tiempo me enteré que en Linares había un pequeño museo dotado de piezas y objetos  extraídas de las excavaciones y prospecciones arqueológicas de Cástulo, y  a la primera ocasión que tuve fui a visitarlo pudiendo comprobar el magnífico estado de sus piezas, el museo tenía una sola sala y únicamente abría para su visita los domingos por la mañana, yo por mi parte realizaba en aquellos tiempos jornada de trabajo de doce horas, una semana 6 a 18 y la siguiente de 18 a 6 h. descansaba los días entre semana, circunstancia por las que me resultaba imposible su visita, los medios de transporte para el desplazamiento entre la estación de Linares Baeza y de Linares eran muy precarios, se trataba de los decimononicos tranvías que anteriormente estuvieron en Granada y que aquí pertenecían al llamado ferrocarril de La Loma, o en su defecto hacer el desplazamiento andando unos siete kilómetros.  

    



El Museo.

De modo que un domingo por la mañana terminé la jornada laboral a las seis   de la mañana con doce horas de trabajo y no lo pensé dos veces para tomar el tranvía de las nueve horas para poder desplazarme a la ciudad linarense y hacer la visita al arqueológico, el encargado del Museo, no sabía o no quería  responder a ninguna de mis curiosas  preguntas, estaba bien claro que en aquella época la incultura campaba a sus anchas, significativamente en los años sesenta del anterior milenio, donde con frecuencia se daba la circunstancia que a los que nos gustaban tales cosas nos trataban poco más o menos que de demenciales.    

Por aquellos lustros se puso de moda a través de la radio y televisión  el  programa Operación Rescate  para  el alumnado de los colegios y volví a entrevistarme  con el buenazo del maestro de escuela Don Francisco, le propuse de hacer lo mismo llevando a sus alumnos  al lugar, pero fue imposible convencerlo, recuerdo que solía decirme te estás volviendo maniático con esas tonterías, tú no comprendes que si se me cae un niño y se rompe una pierna en aquellos solitarios parajes me busco una ruina, resumiendo que todo resultó infructuoso.


Durante mis frecuentes visitas a Cástulo pude hallar algunas desgastadas monedas de cobre  entre ellas un as del Emperador Diocleciano y otro de Vespasiano, varios bajos imperios de la época de Constantino y dos denarios de plata del Emperador Antonino Pío, en otra ocasión encontré un sestercio de bronce  época Ibérica. 



El día 8 de febrero de 1971 la empresa Renfe me concedió el traslado a la estación de Córdoba pero Cástulo seguía siendo mi obsesión, consultaba todo aquello que estaba  a mi alcance relacionado con el lugar y desdeluego se había derramado tinta hasta la saciedad, había textos que estaban dedicados exclusivamente para universitarios y estudiosos de las carreras de Historia Antigua, Arqueología etc. también existía por aquellos años una publicación de la revista linarense llamada ORETANIA, ésta  trataba entre otras muchas cosas sobre el tema de Cástulo, la lista de personas eruditas que trataron del tema sería interminable empezando desde el siglo XVI hasta la mismísima actualidad con la Historia Biográfica de la Antigua Cástulo de D. Rafael Contreras de la Paz, publicada por Caja Sur de Córdoba.

Un buen día me llamaron por teléfono a  casa  desde la  estación de Linares Baeza, fue un antiguo compañero  de apellido Ayala quien me llamó para decirme que de forma casual un pastor que se encontraba con su ganado en Cástulo había encontrado un tesoro de grandes proporciones. allí escondido, como es consiguiente aquello  me sonó a chanza, 

Entonces me puse al habla con Juan Bonilla Conde, éste era Factor de Circulación en aquellos  tiempos y también Concejal del Ayuntamiento  en Linares, era amigo de confianza y me confirmó ser cierto cuanto me había dicho el amigo Ayala y que en el barrio no faltó quien recordara mis desplazamientos hacía aquellas ruinas en solitario, tengo entendido según me contaron que algunos decían refiriéndose a mí "ese sabía que allí había algo, sino porque iba a ir todas las tarde andando a pleno sol chicharrero, y sepa Dios lo que tendrá de allí. 

   


Por aquellos años se pusieron de moda y a la venta los dectores de metales entre los aficionados y no faltó quienes sacaran de aquellas ruinas infinidad de monedas y otros objetos de valor, teniendo que tomar el Ayuntamiento la decisión de ponerle puertas al campo y de acotar todo su perímetro y poner vigilancia, pues los buscadores portando estas nuevas máquinas que detectaba los objetos metálicos se pusieron de moda y bien que supieron hacerse con mapas de otras ruinas vaya de ejemplo Obulco en Porcuna, Ategua en Santa Crucita, Carmo en Carmona,  Astigi en Ecija, Iponuba en el Cerro del Minguillar de Baena, Iliturgi en Andújar, Ulía en Montemayor, Ucubi Claras Claritas en Espejo, Epora en Montoro, Secili en Pedro Abad, Cárbula  en Almodovar del Rio, Calpurnia en Bujalance y paro porque la lista podría ser interminable ya que se llegaron a meter en Extremadura y en  las Minas de Mazarron y de La Unión en la provincia  Murcia.

Estos buscadores se especializaron de tal modo en buscar ruinas que le llamaban "casas cortás" o Villares, encontrando a su vez con pueblos abandonados y lugares donde se sabe que hubo batallas y enfrentamientos guerreros a lo largo de la historia y totalmente desconocidos, de modo que no dejaron títere con cabeza.



Los arqueólogos publicaron unos libros que facilitaban el lugar exacto de la ubicación de una serie de ruinas y lugares que ya habían sido excavados, con indicación del número del mapa a utilizar, coordenadas geográficas, latitud etc. clase de material encontrado, y una amplia y detallada información con todo lujo de detalles, su contenido representaba para estos buscadores una auténtica guía, uno de los libros publicados se llamaba Arqueología Inédita Córdoba Jaén, después y  con el paso de no mucho tiempo otro en la década años 80 llamado Nuevos yacimientos Arqueológicos en Córdoba Jaén, las ediciones se agotaban por la vía rápida llegando a ser el modus vivendi de muchas personas, pues las piezas que encontraban eran quitadas de las manos a buen precio,  hasta que  la utilización de estos artefactos fuera prohibida , llevando consigo fuertes multas, pero ni así  pudieron erradicar este uso, había gente que se dedicaba exclusivamente a la búsqueda de monedas, pues sus precios iban al alza .
                 



Retomando el hilo conductor de Cástulo y leyendo en Córdoba el libro escrito por D. Eduardo Cañabate Navarro de la Junta Municipal de Arqueología de Cartagena , titulado Historia de Cartagena desde su fundación a las Monarquía de Alfonso XIII, tuve conocimiento que el celebre general Cartagines  ANIBAL, se había casado en Cástulo con Himilce, siendo la Princesa de la Oretenia y Anibal tenía a disposición el célebre pozo minero llamado Baebelo , donde cuenta la historia que se extraían diariamente más de 300 libras diarias de plata.

 INFORMACIÓN DE LA REVISTA HISTORIA 16  RESPECTO  A  CÁSTULO
                      
                


Por la década de los años 80 del anterior milenio salió a la venta la revista Historia 16 y concretamente en el número 58 se trata con mucho detalle el tema de Cástulo .el Profesor de Historia antigua de la Universidad Complutense Don Jesús Valiente Malla, nos dice  a sus lectores: Sic "El viajero  que desde la carretera de Andalucia, pasado el pueblo de Guarroman, tome la desviación que lleva a Linares, se encontrará  inmerso de pronto en una geografía de cerros y cañadas, vueltas y revueltas  el camino que le irá mostrando a golpes de la razón de ser de la vieja Cástulo . Porque allí, entre escombreras viejas y nuevas, minas en activo, torres y caserones en ruinas, están los testimonios de una actividad minera que se inició hace ya tres milenios y medio, y que aún continuo. Pero no están entre las minas, ni tan siquiera cerca de ellas, las ruinas de Cástulo.


Quien  las busque habrá de rebasar la ciudad  de Linares y seguir por el camino viejo de Torreblascopedro. Apoco de iniciar el descenso hacía el cauce del Guadalimar, se alzarán ante su vista los cerros del cortijo de San Eufemia y de La Muela, y un  poco más allá la silueta del torreón árabe de la Plaza de Armas. Dentro del perímetro que jalonan estos tres puntos y en torno al mismo, campos arados en otros tiempos, olivares y casas de labor.
Aquí y allá descubrirá muros romanos de hormigón, cisternas vacías, lienzos de muralla, depósitos de agua.


Una ciudad que apenas se alza hoy de sus cimientos y que una paciente labor arqueológica viene exhumando y consolidando desde hace unos veinte años. Al pie de los cerros del castillo y de La Muela,tiene el viajero la otra razón de ser de Cástulo: el agua. 

Porque entre la plata que sobra y el agua que falta en las minas, alguien decidió en su día que era preferible acarrear el maneral hasta las orillas del río, donde además afloran varios manantiales. Para entonces, sin embargo, habían pasado siglos de actividad minera.

Entre la actual Linares y el pantano del Rumblar, cerca de Baños de la Encina se ha detectado la presencia de las gentes del Argar, que introdujeron la metalurgia del bronce en la  Península Ibérica. Desde sus bases primeras de asentamiento en el sudeste avanzaron por los pasos en la Sierra de Segura, donde conocemos la estación de Hornos de Segura hasta alcanzar la comarca linarense, rica en cobre, plata y no falta el estaño metal, indispensable para su aleación del bronce que en forma de casiterita de aluvión se encuentra en el lecho de los ríos y arroyos que hoy desaguan en el pantano del Rumblar.


Varios poblados mineros en los cerros de Linares aún sin excavar y en torno a Baños de la Encina hacen sospechar una presencia relativamente densa de aquellos primeros metalúrgicos. Otros hallazgos ocasionales de armas y cerámicas amplían la zona de su ocupación humana, presenta una asombrosa densidad.


En los estratos inferiores de prácticamente todos los sondeos  arqueológicos abiertos hasta la fecha aparecen unas cerámicas hechas   a mano y con gran variedad de formas y tratamientos; tinajas, ollas, cuencos, y cazuelas, platos y bandejas. Estos recipientes suelen estar hechos con un barro muy cargado de impurezas, pero cargado de las superficies trasluce un cierto gusto por la decoración; hay temas geométricos, incisos pintados, superficies bañadas de pintura roja o espatuladas hasta sacarles un brillo que en los mejores ejemplares nos remiten a la zona minera de Huelva, pero en su mayor parte recuerdan ambiente de La Meseta

Estos materiales han aparecido en la capa inferior de las necrópolis de Los Patos, Baños de la Muela, Los Higuerones y sobre todo al pie del centro de La Muela. Tan densa y repentina aglomeración humana solo puede explicarse por la demanda de materiales , plata y cobre principalmente de sus colonias fenicias instaladas en la costa . El poblado de La Muela cuyos restos son ahora visibles en el talud que ha excavado el río Guadalimar se extiende al menos en un frente de 300 metros  junto al río.

       
Con las cerámicas hechas a mano por estos metalúrgicos aparecen en proporción cada vez mayor, fragmentos de recipientes fabricados a torno , principalmente ánforas, éstas cerámicas son importaciones de algún centro de la Baja Andalucía y  prueban la existencia  de un comercio de aceite, vino y quizá salazones. También se importarían telas y marfiles, como hace sospechar el que los temas decorativos habituales en estos productos de lujo sean copiados en las toscas cerámicas por la mano de los indígenas.


Las importacione no estarian al alcance de todos, sino de una clase dirigente que, a lo largo del siglo V II D. A.C. va mejorando sus condicione de vida. Los muros surgidos en la capa inferior de la necrópolis de los Baños de la Muela, que pertenecen a este mismo poblado, los pavimentos de guijarros y las callejas  pavimentadas con losas, sus regueras y desagües junto a los muros nos hablan de un urbanismo incipiente.

De la necrópolis del Estacar de Robarinas proceden varios ajuares funerarios con las más antiguas cerámicas de Cástulo hecha a torno en ellos se copian, con pintura blanca sobe una imprimación de rojo, temas orientalizantes cómo palmeras flores y capullos de loto.


Había además restos de pebeteros de bronce y una esplendida pátera de plata, testimonio de la mejor orfebrería indígena. Con pintura blanca se hicieron por entonces ensayos sobe cerámica que llegaron a producir un barniz blanco cuya tradición se perdería pronto.         


De esta misma época se conoce un santuario donde se celebrarían banquetes sagrados y cuyos restos iban a parar a una fosa de consagración en la que se depositaban también restos rotos intencionadamente los recipientes utilizados; en el patio de éste edificio fue ennobleciendo en su fase final con un mosaico hecho con guijarros blancos y negros dispuesto en ajedrezado.

UNA CASTA DE GUERREROS.

Durante el siglo VI a.C. crece la conflictividad en el  Mediterráneo occidental. Etruria , las colonias griegas del sur de Italia y Cartago tratan de delimitar sus respectivas arias de influencia. Sobre el telón de fondo surge el poder ascendente de Roma: Polibio fija en el año 509 a.C. la fundación de la República romana y la firm del primer tratado de ésta con Cartago.



Alguna repercusión hubieron de tener estos acontecimientos en la vida de Cástulo que, con inmensas reservas de plata y su situación muy al inferior de la Península, se constituía en el punto de importancia capital para la recluta de mercenarios. De hecho la base más antigua de la necrópolis de Los Patos y algunas tumbas de la de Baños de la Muela contienen ajuares propios de guerreros en torno a las urnas cinerarias, hay puntas de flechas y regatones lanza, cuchillos de de hoja curva o recta, espadas cortas y anchas con vainas reforzadas, hebillas de cinturón con decoraciones caladas que recuerdan las de los bronces rituales. Para este momento ya se han generalizado las cerámicas fabricadas a torno, abunda en especia ls cerámica gris de tradición colonial fenicia que en los mejores ejemplares presenta una superficie espatulada con brillo y calidad semejantes al vidriado.

Durante esta época enmarcada entre los siglos VI y V a.C. de C. hubo de producirse en Cástulo una evolución política y, paralelamente una estratificación social . En la necrópolis del estacar de Robarinas se ha exhumado el un monumento funerario consistente en un cámara funeraria excavada en la roca y con las paredes revestidas de bloques de piedra simplemente desbastada, sobre ésta cámara  se alzaba una estructura posiblemente escalonada, de la que únicamente se encontró el perímetro rectangular que marca la primera hilada de grandes sillar tallados en el frente occidental del monumento se hallaban, destruidos y revueltos, los restos de varias ciervas esculpidas en piedra arenisca. a cámara estaba destruida de antiguo, hasta el punto de que se retiró la piedra de una de sus paredes para reutilizarla.


Éste fenómeno del saque ode piedras para utilizarlas en nuevas construcciones sé observa por todas partes en Cástulo. Algo más modesto que la tumba del Estacar de Robarinas es el túmulo de Los Higuerones, construido con un zócalo de piedras y con superestructura, también, escalonada, de adobes. 


Estos enterramientos monumentales nos hablan de una aristocracia y, quizá de unos régulos o jefes locales que ocuparían el vértice de la pirámide social en Cástulo. Un claro indicio de que entra a tomar parte de la pirámide social , son claro indicio que  en Cástulo  entró a formar parte del espacio político y comercial dominado por Cartago, y aunque ello parezca una paradoja es la abundancia de cerámica griega. A partir de finales del siglo V a.C. apuntan los vasos áticos en las necrópolis de Cástulo. Las fechas d éstas cerámicas llegan hasta mediados del siglo IV a.C. 

Su presencia en forma de fragmentos superficiales se detecta un poco por todas partes pero sobre todo en las necrópolis de Baños de La Muela, Molino de Caldona y Los Patos, las tumbas con cerámica griega de los Baños de La Muela se excavaron entre los muros, ya en ruinas y colmatados  por materiales de acarreo del antiguo poblado del siglo VII a.C 


Las cerámicas griegas llegaban a Cástulo desde la costa mediterránea , por unos caminos jalonados precisamente por la abundancia del mismo material y que serían a la vez las vías para la salida de la plata castulonense hacía los emporios cartagineses, principalmente Villaricos  y, más tarde Cartago Nova, estaciones importantes de estas rutas serían La Guardia, Castellones del Ceal y Baza, cuyas necrópolis presentan la misma abundancia de cerámica griega. 

En los enterramientos de Cástulo que contienen cerámica griega no suelen aparecer armas, el dato podría interpretarse  como indicio de que existe una especie de clase media acomodada que podía permitirse   la adquisición de éstas importaciones de lujo y que etaria dedicada a actividades industriales y comerciales más que guerreras. 

La presencia de las cerámicas griegas no  dejó de estimular la inventiva de los algarareros  locales , que copian sus formas y ensayan la técnica de los barnices con resultados que no logran aproximarse a los originales. Pero no será en a producción cerámica sino en la arquitectura y en la orfebrería donde más potente se manifestará el titulo e los productos de filiación griega. 


Algunas tumbas y áreas sepulcrales del Estacar de Robarinas y el túmulo de Los Higuerones están rodeados de una cenefas de cantos rodados blancos y negros con el tema de la greca  que adorna muchos vasos griegos.

El mismo tema combinado con carátulas o cabezas de toro y complicado  hasta formar parte esváticas, decora el frente de unas  piezas arquitectónicas, quizá capiteles o impostas, que se conservan en los museos de Linares y Madrid. Recientemente se halló un capitel , aún inédito de forma prismática, adornado con lengüetas y un contario muy semejante a las urnas cinerarias de piedra en forma de caja halladas en la necrópolis de Galera, que relata claramente la influencia del arte griego.


Todas éstas aportaciones se integran en un arte personal que manifiesta una clara preferencia por los roleos y las curvas, que se engarzan y combinan en una geometría laberíntica cómo de pámpanos  retorcidos o ramas de yedra, semejantes a los diseños que adornan la orfebrería turdetana. Sobre una placa de pizarra del Estacar de Robarinas aparece trazado   a   punzón un jinete ibérico en el reverso de la placa tenemos el tema de los roleos , y todo ello dibujado con tal seguridad cómo para sospechar que no faltarían en Cástulo dibujantes de pulso tan seguro como los que trazaban los contornos de las figuras que adornan los vasos griegos .


El tema de los roleos aparece también en piezas arquitectónicas de Cástulo hay dispersas por distintos museos; en todas  ellas se acusa una característica del temperamento y gusto  de los castulonenses su apego a la tradición indígena, que persistirá incluso en época romana, dando origen a una dualidad de estilos, actual uno y tradicional o arzaidante el otro.

De la presencia cartaginesa en Cástulo dan noticias abundantes las fuentes literarias griegas y romanas, desde Polibio a Silvio Itálico pasando por Estrabón, nuestra fuente principal para las cosas de Cástulo. Hablan estos autores de la historia política de la ciudad y de la postura que adoptó en sus luchas entre romanos y cartagineses o en las contiendas civile de los mimo romanos. Una curiosa noticia que recoge Tito Livio y Silvio Italíco,  dice que Anibal se aseguró la lealtad y la plata de los castulonense tomando por esposa a Himilce, hija quizá de un aristócrata o reyezuelo de la ciudad . Plinio recoge el dato de que Anibal obtenía del Pozo Baebelo trescientas libras diarias de plata.

            CÁSTULO EN ÉPOCA ROMANA      


Con la segunda guerra púnica y la conquista romana se inicia una época poco propicia para el desarrollo monumental de la ciudad que de un modo o de otro  hubo de sufrir las consecuencias del paso continuo de los ejércitos, las numerosas noticias que nos dan las fuente literarias sobre Cástulo contrastan con la parquedad de los datos arqueológicos relativos a la presencia temprana de Roma. Más abundantes sin los restos de época imperial, pero desgraciadamente están tan destruidos que sólo muy indirectamente pueden darnos idea de lo que fue la Cástulo ibero-romana.



Quedan aún los testimonios de una estupenda infraestructura urbana. El problema de la escasez de agua se resolvió levantado un acueducto desde el norte hasta unos estanques  situados en el extremo noroeste de la ciudad. Al pie de la explanada del cortijo de Santa Eufemia ha sido excavada recientement euna construcción rectangular de fuertes muros que señala el punto de arranque de una red urbana de cisternas para la distribución del agua. En el subsuelo aún sin explorar, se extiende una importante red de colectores y cloacas, capaz de drenar todavía hoy perfectamente a  las aguas de lluvia, que van a dar en chorros torrenciales al barranco del arroyo San Ambrosio en el costado occidental de la ciudad. Al pie de la construcción rectangular aludida se practicó recientemente una excavación que exhumó unas construcciones nada relevantes en que se habían reutilizado elementos arquitectónicos anteriores; entre las tierras que rellenaban las estancias o empotrados en los tos muros de las mismas aparecían placas de mármol, basas de pilastras del mismo material, fragmentos de capiteles y columnas del mejor ate romano imperial



Por todas partes hay fragmentos de estatuas, aras, bases  e inscripciones. En una memoria presentada a la Real Academia de la Historia el año 1860, cuenta don Manuel de Góngora,, que recorrió aquellas ruinas de Cástulo, las vecinas ciudades de Baeza, Úbeda y Linares, los cortijos y caseríos de las inmediaciones y que encontró gran cantidad de inscripciones , columnas, esculturas y otros restos arquitectónicos empleados lo mismo en decorar fachadas nobles que para hacer pesebres y bebederos. Y aún pudo ver cómo  los caleros de los pueblos vecinos acudían con sus caballerías en busca de mármol para calcinarlo.  



Aquellos eran los últimos episodios de un saqueo comenzado ya en la antigüedad . El mismo Góngora procuró salvar cuanto pudo, copió inscripciones en que se recoge la memoria de donaciones imperiales o munificencias de los particulare destinados a costear espectáculos circenses, por estas inscripciones y otras conocidas de antiguo o halladas más recientemente  sabemos que Cástulo poseía teatro, anfiteatro y circo. Del teatro quedan aún  en pie algunos paredones de hormigón y las estructuras de los asientos pero todas sus piedras han desaparecido. Una pequeña necrópolis situada., en el Cerrillo de Los Gordos al noroeste de la ciudad , aporta valioso testimonio sobre el  apego de los castulonenses quizá ya muy romanizado, a sus ritos funerarios tradicionales el monumento es una cámara subterránea  a la que se desciende por una escalera de seis peldaños, cubierta con una bóveda de hormigón de cal. Cuando fu excavada ya había sido despojada de todo su contenido, Al lado de esta tumba había ode fosa con las paredes revestidas de ladrillo y dividida en dos por un tabique del mismo material, cubierta por  tres losas, dos de las cuales ostentaban inscripciones que delataban su reutilización .

Alrededor aparecieron otros enterramientos de incineración más sencillos . con las cenizas regida sen urnas  de tradición ibérica o  en magníficos vasos romanos de vidrio con sencillos ajuares consistentes en cenizas romanas finas y toscas. Una extensa mancha de ceniza indicaba el lugar en que habían sido incinerados los cuerpos. Todo este conjunto se fecha en el siglo I d.C y quizá perteneció a una familia o pequeño grupo de indígenas que conservaban celosamente los ritos de sus antepasados.

Por la misma época empezaría a utilizarse la necrópolis de la puerta norte mças pobre en la que también se sigue el rito de la incineración, las cenizas se recogían en urnas de cerámica semejantes a las del cerrillo de los Gordos. Es posible que estas necrópolis tuviera un lapso de utilización más prologando,  quizá hasta el siglo V d d C. .Entre tumbas de incineración aparecieron varia inhumaciones de fecha más avanzada, en una de las tumbas se halló una moneda de Diocleciano que permite datar el enterramiento en fecha posterior posterior a los finales del siglo III d.de C.


También al pie de la muralla se han descubierto enterramientos de comienzos de la era cristiana de esta muralla cuyo perímetro puede seguirse hoy en varios tramos, ha sido excavado y consolidado el lienzo del sector norte. es de origen ibérico, como advierte en sus fundamentos de grandes bloques  sin desbastar por una inscripción sabemos que Quinto Torio Culeon procurador de la Bética la hizo construir en el primer tercio del siglo I d   d.Cpues ya entonces había sufrido serios deterioros. El alzado actual sin embargo  es posterior, del Bajo Imperio

La llamada villa del Olivar es una mansión donde se reutilizaron materiales de grandes edificios anteriores  desmontados  hecho que indica un desastroso hundimiento de la autoridad y de la vida ciudadana. Destacan en este conjunto las termas y su complicado sistema de aprovisionamiento de agua y desagües, se articulaba en torno a un patio pavimentado con pequeños ladrillos  puestos de canto conforme a un diseño de espiguilla n el subsuelo hay una estancia alargada y cubierta de bóveda de cañón, que pudo servir de matadero de reses.   

A juzgar por las cerámicas y monedas halladas estuvo en uso hasta finales del siglo IV a.C la ciudad va declinando en las últimas fases de su historia. De época visigoda hab aparecido cerámicas dispersas en superficie y algunos muros que se adosan a construcciones más antiguas . Varias tumba son también testimonio de expolio incesante a que estuvieron sometidos los edificios más suntuosos de épocas anteriores. Para practicar estos enterramientos se ahuecaron grandes sillares o trozos de frisos y entablamientos de época romana. Una tumba visigoda de la Puerta Norte contenía materiales que se le asignan la fecha del siglo VI de C. 




A la entrada de la Plaza de Armas se alzan todavía los restos de un gran torreón árabe al que sirven los cimientos unos potentes  muros de cantería bien escuadrada con arranques de una bóveda de cañón  que parece obra romana igual que los basamentos de dos torreones menores que flanquean el primero  Los cronistas   árabes hablan de revueltas contra el califa cordobés que terminaron con la destrucción de la ciudad de Abderraman III,


                                  

A finales del siglo XV aparecen sus ruinas convertidas en guarida de ladrones, contra los que hubo de alzar gentes dea amas el concejo de Baeza. Prosigue el saqueo de la ciudad cuyas piedras van a parar a los edificios que se levantan en Ubeda, Baeza y Linares, Cerca de la estación ferroviaria de Linares Baeza se alzan los muñones de la Puerta Quebrada obra del siglo XVIII  donde se encastraron profusamente relieves, esculturas y lápidas procedentes de la ciudad ibero-romana. A finales del siglo XVIII, donde se encastraron profusamente relieves, esculturas y lápidas procedentes de  Cástulo . A finales del siglo XVIII se reparten en suertes los cerros de la ciudad y se plantan de olivar . Lo que aún queda sobre la superficie  Cástulo seguirá desmoronándose hasta que, por los años cincuenta, se inicie la lenta labor de excavación y consolidación.   
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NECRÓPOLIS EXISTENTES EN CÁSTULO

Necrópolis del Molino de Caldona.

Necrópolis del Estacar de Robarinas.

Necrópolis de Los Patos.

Cortijo de Santa Eufemia.

Necrópolis de la Puerta norte..

Casa de La Muela

Necrópolis de Los Baños de la Muela

Cortijo de La Muela

Cerro del Castillo Plaza de Armas. 

   




  
          
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