sábado, 13 de diciembre de 2025

E L F I N D E S E F A R A D

                                                    

Península Ibérica 1496. El rey portugués Manuel I, cristiano convencido y beligerante, ordena la expulsión de los judíos de Portugal Sefarad o Safrad, tal como llaman los Hebreos a la Península Ibérica, deja de ser una tierra acogedora para los judíos. La importancia de estos en la Península Ibérica, deja de ser una tierra acogedora para los judíos.


La importancia de estos en la Península ha llegado al alcanzar tan alta cota que en el continente europeo pueden distinguir dos grandes grupos religiosos y culturales hebreos; los sefardíes y los askenazíes.

La expulsión de los judíos decretada por los Reyes Católicos en 1492, provoca su ruina cultural y económica obligándolos a buscar refugio en otras tierras.

Así, marchan al norte de África, Grecia, Italia, Turquía, Rumanía y Centroeuropa, así como a Portugal y Navarra. Tras ser expulsados de Portugal y Navarra se convierte en el último refugio judío  en la Península Ibérica. Sin embargo, se encuentran cercados por dos fuegos.

Los intereses españoles en Navarra personificados en la acción político militar de Fernando el católico, concluirán en 1512 con la anexión de gran parte de este reino y  la consiguiente marcha de los judíos, ya que se impone la orden de expulsión de 1492.

Por otro lado, Francia tampoco constituye por ahora, un buen refugio. En 1498, el rey galo Luis XII expulsa a los judíos de Provenza.

A pesar de todas las vicisitudes, los sefardíes conservan durante siglos las tradiciones y las lenguas propias de la España del siglo XV, en las tierras donde se instalan.

Además gran número de ellos retornan a la península, al preferir convertirse al catolicismo antes que permanecer lejos de una tierra tan amada.

Península Ibérica 1496. El rey portugués Manuel I, cristiano convencido y beligerante, ordena la expulsión de los judíos de Portugal, Sefarad o Safrad, tal como llaman los hebreos a la Península Ibérica, que ya  deja de ser una tierra acogedora para los judíos. 

La importancia de estos en la Península ha llegado al alcanzar tan alta cota que en el continente europeo pueden distinguir dos grandes grupos religiosos y culturales hebreos; los sefardíes y los askenazíes.

La expulsión de los judíos decretada por los Reyes Católicos en 1492, provoca su ruina cultural y económica obligándolos a buscar refugio en otras tierras.

Así, marchan al norte de África, Grecia, Italia, Turquía, Rumanía y Centroeuropa, así como a Portugal y Navarra. Tras ser expulsados de estos lugares  se convierte en el último refugio judío  en la Península Ibérica. 

Los intereses españoles en Navarra personificados en la acción político militar de Fernando el católico, concluirán en 1512 con la anexión de gran parte de este reino y  la consiguiente marcha de los judíos, ya que se impone la orden de expulsión de 1492.

Por otro lado, Francia tampoco constituye por ahora, un buen refugio. En 1498, el rey galo Luis XII expulsa a los judíos de Provenza.

A pesar de todas las vicisitudes, los sefardíes conservan durante siglos las tradiciones y las lenguas propias de la España del siglo XV, en las tierras donde conviven y no olvidan nunca sus orígenes hispanos.      



 donde se instalan.

Además gran número de ellos retornan a la península, al preferir convertirse al catolicismo antes que permanecer lejos de una tierra tan amada.

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