Castilla
1494.- En virtud de una bula del Papa Alejandro VI (18 de julio de 1494), los Reyes
Católicos encomiendan al Cardenal Cisneros la labor de reformar la órdenes monásticas.
Cisneros
ya interviene en 1493 en el movimiento reformador de los diferentes reinos de
Aragón y Castilla.
Tras ser
elegido provincial de los franciscanos a principio de 1494, inicia su labor
reformadora en la orden seráfica.
Los monarcas propician esta reforma protegiendo a los observantes, solicitando reiteradamente a los Papas facultados para llevarla a cabo. El Papa acaba por conceder finalmente la reforma de todas las órdenes, religiosas y monasterios y admite que las personas de ellos, de cualquier orden o religión, vivan según sus reglas y estatutos.
El Cardenal
Cisneros se ve investido de plenos poderes para continuar la reforma monástica
española., Agustinos y Dominicos, se someten fácilmente a la reforma, si bien
los Franciscanos claustrales oponen una gran resistencia desde el primer
momento.
Cisneros
obtiene el justificante para la reforma de los Franciscanos conventuales
mediante la bula Ut ea de Alejandro VI (26- 12- 1496).
La
reforma se impone en Castilla y en parte
de Aragón, pero muchos Franciscanos huyen de sus conventos o se pasan a otras
órdenes o al clero secular.
A finales
del siglo XV la gran mayoría de las casas de la orden Franciscana se han
reformado.
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