Castilla
1499.- El obispo de Calahorra aprueba, en el mes de junio, la cofradía de la
Santa Vera Cruz de los Disciplinantes, de San Vicente de la Sonsierra, conocida
también en la época cómo los Flagelantes de San Vicente.
Según
consta con toda claridad en sus ordenanzas, la cofradía sigue una regla a la
que han de ajustarse los cofrades en todas sus manifestaciones públicas y
privadas.
Se afirma
asimismo que esta se remonta a tiempo inmemorial, y perdurará en muchas de sus
manifestaciones hasta ya muy entrada el siglo XX.
Los
flagelantes o <<picaos>> como se les conoce en San Vicente de la
Sonsierra, tienen su origen en la alta edad media, en Italia, donde fueron perseguidos por la Iglesia
enemiga entonces acérrima de estas prácticas que no se veían con buenos ojos.
Sin
embargo, en la edad moderna vuelven hacer su aparición, esta vez bajo la bendición
a un mismo tiempo tanto de la iglesia como del estado secular.
Los flagelantes,
organizados ahora ya como cofradías estables de numerosos lugares, se dedican a
realizar autos de autocastigo corporal, como medio de alcanzar con seguridad la
salvación eterna.
Normalmente,
los flagelantes, portando una gran cruz y entonando cánticos, penetran en la
población, y se dirigen a oír misa en la correspondiente iglesia.
Luego se
colocan en círculo en la plaza mayor de la población, entregándose a la
mortificación de sus cuerpos para dar ejemplo y buscar a un tiempo su ascensión
en la vida espiritual, mediante este autocastigo.
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