MÉRIDA LA SEGUNDA ROMA
En el año 25 a. C en los albores de la pujanza romana, el Emperador romano Octavio Augusto, ordenó fundar la ciudad llamada Colonia Iulia Augusta Emérita, siendo una de las ciudades de civilización más avanzada, para alojar a los veteranos de las legiones romanas que habían participado en las guerras cántabras.
Los
árabes profanaron sus enormes monumentos, y tanto Abderramán como Muza, no se
abstuvieron de abusivas y bellacas especulaciones, parte en beneficio de otras
ciudades. Dichos aprovechamientos y el vaivén
de asoladoras guerras tan vorazmente se cebaron en la excelsa Mérida y con tan
honda huella hincaron la uña en su tesoro, en un intervalo relativamente breve,
que hoy ha quedado reducida la gran Ciudad a informe y laberíntico acervo
histórico.
Las ímprobas e intensas y continuadas excavaciones han puesto de relieve que yacen enterradas envidiables monumentos.
Cuando
sucumbió el último rey godo, don Rodrigo, en la batalla de la ribera del
Guadalete, su hermosa viuda, Egilona, huyendo de salvajes venganzas, se refugió
en Mérida, y en su albergue fue aprendida como botín, por Muza. El hijo de éste,
el mozalbete Abd-el Aziz, que entonces gobernaba, se enamoró de los hechizos de
la joven Egilona, con la que, al fin, el descendiente de Mahoma contrajo
nupcias. La ceguera del amor soslayó el obstáculo de la incompatibilidad de
ambas razas.
Córdoba lunes día 21de marzo de 2022
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