VALVANERA
Al final
de la Avenida del Brillante y muy próximo a la carretera que conduce al llamado
el Cerrillo y Hospital de Los Morales se encuentra un chalet donde asoma un bonito
azulejo de variados colores que indica
llamarse VALVANERA.
Yo siempre
que paso por aquel lugar me hace
recordar el grato y agradable viaje a finales del mes de septiembre del año 2001 para visitar las tierras riojanas de Valvanera, Anguiano, Nájera, Monasterios de Yuso y Suso, Calahorra,
Alfaro, Santo Domingo de la Calzada, Tudela de Navarra, Logroño, Olite, Laguardia y
San Millán de la Cogolla.
La Virgen de Valvanera. |
En el
Santuario de Valvanera se le da culto a la advocación mariana de la Virgen de este
nombre que se encuentra en lo más
recóndito de la Sierra de la Demanda, a
la que subimos en autocar a través de
una tortuosa carretera llena de curvas y contra curvas; durante el
desplazamiento y desde Anguiano los paisajes son preciosos, abundan los
bosques de hayas, pinos y robles que se
van sucediendo hasta formar una verdadera selva, lugares estos que son amenizados por el discurrir de los ríos Najerilla, Oja y Tirón.
Monasterio de Valvanera
Llegó el
momento que el autocar se detuvo ante la puerta de aquel santuario cuya fachada
es de piedra rosada que se ve en la foto, este se encuentra completamente
aislado, es el tiempo de la berrea de los ciervos y estábamos en una solitaria
montaña cubierta de intensa vegetación, desde aquí se escuchaba el berrear de estos
animales, pero a ello no fuimos allí, de
momento nos recibió una fraile de la orden Benedictina, que nos enseñó el santuario y con sus valiosas
explicaciones nos dijo que la fundación del cenobio o lugar alejado del
mundanal ruido procedía del siglo IX y con el lento paso del tiempo y progresivamente se fue levantando hasta construir aquello que teníamos a la
vista.
LA
HISTORIA O LEYENDA
Monasterio de San Millan de la Cogolla
La aparición de la imagen está escrita y relatada en la Historia Latina en 1419 por Rodrigo de Castroviejo (Abad de Valvanera), con traducción de un texto del siglo XII, escrito posiblemente por Gonzalo de Berceo. Cuenta que el ladrón Nuño Oñez, oyendo el rezo en latín, se acordó del que iba a ser su próxima víctima, se arrepintió de sus crímenes, encomendándose a la Virgen María para que le ayudase a cambiar su vida.
Un día durante sus oraciones se le apareció un ángel indicándole que
fuera a Valvanera en busca de un roble que sobresaliese de los demás, de
cuyo pie brotaba una fuente y que contenía varios enjambres de abejas, lugar
este donde encontraría una imagen de la Virgen María.
Acudió al sitio anunciado acompañado por el clérigo llamado Domingo, buscaron hasta encontrar el lugar donde se encontraba la imagen anunciada, años posteriores y en
este sitio comenzarían a edificar el lugar de culto a la Virgen en el último
tercio del siglo IX.
Con este
hallazgo se daría origen al Monasterio de Valvanera custodiada por monjes benedictinos.
Paseo del Espolón de Logroño. |
La
coronación canónica tuvo lugar en el Paseo del Espolón de Logroño el 15 de octubre de
1954.
Valvanera
es la Patrona de la Rioja y Los Cameros, teniendo el santuario en los montes
que los romanos les llamaron DISTERCIOS, (al
parecer quiere decir el que todo lo ve),
cuenta la tradición o leyenda que en el año 1.102, el rey Alfonso VI de
Castilla y León, confirmando una orden papal,
prohibió la entrada de mujeres al monasterio y lugar de culto, hasta la
aproximación de una distancia determinada por cruces blancas colocadas en los
caminos y collados de acceso.
Tal
prohibición duró en torno a dos siglos, tras los cuales fue levantado
parcialmente el veto, a condición que ninguna mujer permaneciera en la
hospedería del monasterio por más de nueve días bajo castigo divino de muerte.
La reina
Isabel la Católica acudió a Valvanera en el año 1.483 dejando allí a una de sus
doncellas varios días a modo de prueba, la cual falleció al noveno día.
La
veneración de la Virgen de Valvanera en los Montes Distercios estuvo muy generalizada hasta el punto que el
nombre de la carabela llevada por Cristóbal Colón a América llevaba el nombre
de Santa María de Valvanera.
A través
de los siglos perduró el nombre de los Montes Distercios hasta el siglo XII que el poeta y monje Gonzalo de Berceo, estando viviendo en el Monasterio de
San Millán de la Cogolla, les llamó los MONTES COGOLLANOS.
Con el
transcurrir y el devenir de los tiempos en el siglo XVI se produjo un litigio por desavenencias territoriales de las merindades o
divisiones geográficas administrativas en los reinos de Aragón, Castilla y
Navarra; la función de estas era la de ser un órgano administrativo
intermedio entre el poder central y las villas y señoríos.
Archivo Real Chancillería de Valladolid. |
Al frente
de cada merindad se situaba el Merino
con poderes administrativos y judiciales sobre el territorio encomendado, no
obstante entre los ciudadanos
burgaleses de Fresneda de la Sierra y
los riojanos de Ezcaray, se produjo un interminable litigio a causa de las propiedades de las tierras, hasta el extremo
que tuvo que intervenir la Real
Chancillería de Valladolid, este litigio finalizó
en el siglo XIX, por esta causa a los Montes Distercios de origen romano, se le cambió el nombre por el de la Sierra de
la Demanda.
ANGUIANO
Población de Anguiano |
Una vez
visto y oído el tema del Santuario y de las Merindades de los terrenos colindantes y el cambio de nombre a Los Montes Distercios por el de la Sierra de la Demanda, volvimos al autobús que nos llevaría a la
reducida población de Anguiano, situada igualmente en la Sierra de la Demanda a
14 km. de Valvanera, por allí corre con alegría el río Najerilla entre riscos y verde vegetación que da gusto de verlo, los elementos climatológicos y los
siglos transcurridos conjuntamente con el agua de este río han horadado las
rocas dejando en ellas formas tan caprichosas que sola la propia naturaleza podría conseguir.
Anguiano y el río Najerilla |
La Sierra de la Demanda al fondo
Por casualidad era día festivo y como aquello es tan reducido no había sitio
para
poder aparcar el bus en que viajábamos, horas costó encontrar el sitio, abundaban los excursionistas guiados por la
curiosidad para ver actuar a los zancos
en un lugar determinado del pueblo, comenzamos con mucho tiempo a ir a escoge el sitio
lo más cercano posible al lugar donde daría comienzo la actuación de los
danzantes, pocos espacios había libres por todo aquel empinado pueblo y comenzamos la
ascensión a través de empedradas calles
hasta llegar a una recoleta placita
rodeada por un murete con suelo empedrado, aquel fue el lugar donde
tendría lugar la actuación de los
“zancos danzantes”, al fondo de aquella placita había una iglesia y como
había tiempo tratamos de hacerle una la visita pero como los visitantes pululaban en exceso
optamos por acomodarnos sentándonos sobre el murete frente a la placita y la
iglesia, llegó el momento que aquello se llenó en toda su extensión, momentos después comenzaron a llegar los danzantes, eran
seis iban ataviados con ropas típicas de alegres
coloridos para la ocasión, un chaleco de colores rojos y azules en forma diagonal, una saya
color naranja y debajo una enagua oculta que según nos informaron les facilita el equilibrio
necesario para bajar la cuesta dando vueltas y revueltas a
toda velocidad.
Dos músicos se sitúan próximos a los danzantes y comienza la música, uno de ellos tocaba la gaita y el otro el tamboril, el ambiente festivo se palpaba en el aire, sobre todo ensalzado por los sones musicales como indicación que ya se aproximaba la hora para dar comienzo el evento.
Los
danzantes se alinearon en números de tres a un lado y otros tres enfrente, ya iban provistos de su zancos y al son de la
música dio comienzo la danza, bailaban dando continuos y rápidos giros sobre sus apoyos de madera, los pasos eran rítmicos, graciosos y alegres, de aquí para allá, y de allá para acá, movimientos
estos que precisan y requieren gran agilidad y mucha habilidad, transcurrido un tiempo prudencial y a velocidad vertiginosa se lanzaban a través de una cuesta que le llaman precisamente de los danzantes, a finalización de esta cuesta y como un torbellino son acogidos con alegría por los innumerables brazos de sus paisanos que allí abajo se
apiñaban, y
así sucesivamente lo hicieron todos los danzantes que actuaron en aquella fiesta.
Al final se formó un río de gentes que les acompañaban con entusiasmo poco más o menos que llevándolos en volandas, desluego no abemos a donde iban, nosotros igualmente íbamos arrastrados por la
multitud, hasta
que pudimos llegar a un cruce callejero donde hubo ocasión de meternos por
una estrecha callejuela y abandonar aquellas apreturas, pronto al autocar y una vez reagrupados en marcha hacía Alfaro que
era donde se encontraba el hotel donde estábamos hospedados.
Córdoba,
martes día 01 de marzo de 2022.
Aurelio Martínez
Navarro.
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