martes, 1 de marzo de 2022

UNA VISITA REALIZADA A LAS RIOJANAS POBLACIONES DE VALVANERA Y ANGUIANO

 

                                                           

                                                             VALVANERA

Al final de la Avenida del Brillante y muy próximo a la carretera que conduce al llamado el Cerrillo y Hospital de Los Morales se encuentra un chalet donde asoma un bonito azulejo de variados colores  que indica llamarse VALVANERA.  

                                    

Yo siempre que paso por aquel lugar  me hace recordar el grato y agradable viaje  a  finales del mes de septiembre del  año 2001 para visitar las  tierras riojanas de Valvanera, Anguiano,  Nájera, Monasterios de Yuso y Suso, Calahorra, Alfaro, Santo Domingo de la Calzada, Tudela de Navarra,  Logroño, Olite,  Laguardia y  San Millán de la Cogolla.

La Virgen de Valvanera.
                                                        

En el Santuario de Valvanera se le da culto a la advocación mariana de la Virgen de este nombre que se encuentra  en lo más recóndito de la Sierra de la Demanda,  a la que subimos en autocar  a través de una tortuosa carretera llena de curvas y contra curvas; durante el desplazamiento y desde Anguiano los paisajes son preciosos,   abundan los bosques de hayas, pinos y robles  que se van sucediendo hasta formar una verdadera selva, lugares estos que son amenizados por el discurrir de  los ríos Najerilla, Oja y Tirón.

                                                         Monasterio de Valvanera 


Llegó el momento que el autocar se detuvo ante la puerta de aquel santuario cuya fachada es de piedra rosada que se ve en la foto, este se encuentra completamente aislado, es el tiempo de la berrea de los ciervos y estábamos en una solitaria montaña cubierta de intensa vegetación, desde aquí se escuchaba el berrear de estos animales, pero a ello no fuimos allí,  de momento nos recibió una fraile de la orden Benedictina, que nos enseñó el santuario  y con sus valiosas explicaciones nos dijo que la fundación del cenobio o lugar alejado del mundanal ruido procedía  del siglo IX y con el lento paso del tiempo y progresivamente se fue levantando hasta construir aquello que teníamos a la vista.

LA HISTORIA O LEYENDA

                               Monasterio de San Millan de la Cogolla

La aparición de la imagen está escrita y relatada en la Historia Latina en 1419 por Rodrigo de Castroviejo (Abad de Valvanera), con traducción de un texto del siglo XII, escrito posiblemente por Gonzalo de Berceo. Cuenta que el ladrón Nuño Oñez, oyendo el rezo en latín, se acordó  del que iba a ser su próxima víctima, se arrepintió de sus crímenes, encomendándose a la Virgen María para que le ayudase a cambiar su vida. 

Un día durante sus oraciones se le apareció un ángel indicándole que fuera a Valvanera en busca de un roble que sobresaliese de los demás, de cuyo pie brotaba una fuente y que contenía varios enjambres de abejas, lugar este donde encontraría una imagen de la Virgen María.


Acudió al sitio anunciado acompañado  por el clérigo llamado Domingo, buscaron  hasta encontrar el lugar donde se encontraba  la imagen anunciada,  años posteriores y  en este sitio comenzarían a edificar el lugar de culto a la Virgen en el último tercio del siglo IX.

Con este hallazgo se daría origen al Monasterio de Valvanera custodiada por monjes benedictinos.

Paseo del Espolón de Logroño.

La coronación canónica tuvo lugar en el Paseo del Espolón de Logroño el 15 de octubre de 1954.          

  

Valvanera es la Patrona de la Rioja y Los Cameros, teniendo el santuario en los montes que los romanos les llamaron DISTERCIOS, (al parecer quiere decir  el que todo lo ve), cuenta la tradición o leyenda que en el año 1.102, el rey Alfonso VI de Castilla y León, confirmando  una orden papal, prohibió la entrada de mujeres al monasterio y lugar de culto, hasta la aproximación de una distancia determinada por cruces blancas colocadas en los caminos y collados de acceso.

Tal prohibición duró en torno a dos siglos, tras los cuales fue levantado parcialmente el veto, a condición que ninguna mujer permaneciera en la hospedería del monasterio por más de nueve días bajo castigo divino de muerte.


La reina Isabel la Católica acudió a Valvanera en el año 1.483 dejando allí a una de sus doncellas varios días a modo de prueba, la cual falleció al noveno día.

La veneración de la Virgen de Valvanera en los Montes Distercios  estuvo muy generalizada hasta el punto que el nombre de la carabela llevada por Cristóbal Colón a América llevaba el nombre de   Santa María de Valvanera.     



A través de los siglos perduró el nombre de los Montes Distercios  hasta el siglo XII que el poeta y monje  Gonzalo de   Berceo, estando viviendo en el Monasterio de San Millán de la Cogolla, les llamó los MONTES COGOLLANOS.

Con el transcurrir y el devenir de los tiempos en el siglo XVI  se produjo un  litigio por desavenencias territoriales de las merindades o divisiones geográficas administrativas en los reinos de Aragón, Castilla y Navarra; la función de estas  era la de ser un órgano administrativo intermedio entre el poder central y las villas y señoríos.   

Archivo Real Chancillería de Valladolid.

Al frente de cada merindad  se situaba el Merino con poderes administrativos y judiciales sobre el territorio encomendado, no obstante entre los ciudadanos burgaleses  de Fresneda de la Sierra y los riojanos de Ezcaray, se produjo un interminable litigio a causa de las propiedades de las tierras, hasta el extremo que tuvo que  intervenir la Real Chancillería de Valladolid, este litigio  finalizó  en el siglo XIX, por esta causa a los Montes Distercios  de origen romano,  se le cambió el nombre por el de la Sierra de la Demanda.

ANGUIANO

Población de Anguiano

Una vez visto y oído el tema del Santuario y  de las Merindades de los terrenos colindantes y el cambio de nombre a Los Montes Distercios por el de la Sierra de la Demanda, volvimos al autobús que nos llevaría a la reducida población de Anguiano, situada  igualmente en la Sierra de la Demanda a 14 km. de Valvanera, por allí corre con alegría el río Najerilla entre riscos y  verde vegetación que da gusto de  verlo, los elementos climatológicos y los siglos transcurridos conjuntamente con el agua de este río han horadado las rocas dejando en ellas formas tan caprichosas que sola la  propia naturaleza podría conseguir.

Anguiano y el río Najerilla

                                   La Sierra de la Demanda al fondo

Por casualidad era día festivo y como aquello es tan reducido no había sitio 

para poder aparcar el bus en que viajábamos, horas costó encontrar el sitio,  abundaban los excursionistas guiados por la curiosidad para   ver actuar a los zancos en un lugar determinado del pueblo,  comenzamos con mucho tiempo a ir a escoge el sitio lo más cercano posible al lugar donde daría comienzo la actuación de los danzantes, pocos espacios había libres  por todo aquel empinado pueblo y comenzamos la ascensión a través de empedradas calles  hasta llegar a una recoleta placita  rodeada por un murete con suelo empedrado, aquel fue el lugar donde tendría lugar la actuación de los  “zancos danzantes”, al fondo de aquella placita había una iglesia y como había tiempo tratamos de hacerle una  la visita pero como los visitantes pululaban en exceso optamos por acomodarnos sentándonos sobre el murete frente a la placita y la iglesia, llegó el momento que aquello se llenó en toda su extensión, momentos después   comenzaron a llegar los danzantes, eran seis  iban  ataviados con ropas típicas de alegres coloridos para la ocasión, un chaleco de colores rojos y azules en forma diagonal, una saya  color naranja y debajo una enagua oculta que según nos informaron les  facilita el equilibrio necesario para bajar la cuesta  dando vueltas y revueltas a toda velocidad.



Dos músicos se sitúan próximos a los danzantes y comienza la música, uno de ellos tocaba la gaita y el otro el tamboril, el ambiente festivo  se palpaba  en el aire, sobre todo  ensalzado por los sones musicales como indicación que ya se aproximaba la hora para  dar comienzo el evento.

Los danzantes se alinearon en números de  tres a un lado y otros tres enfrente,  ya iban  provistos de su zancos y al son de la música dio comienzo la danza,  bailaban   dando continuos y rápidos  giros sobre sus apoyos de madera, los pasos eran  rítmicos, graciosos  y alegres,  de aquí para allá, y de allá para acá, movimientos estos  que precisan y requieren  gran agilidad y mucha habilidad,  transcurrido un tiempo prudencial y a velocidad vertiginosa se lanzaban a través de  una cuesta que le llaman precisamente de los danzantes, a finalización de esta cuesta y como un torbellino  son acogidos con alegría  por los innumerables  brazos de sus paisanos que allí abajo se apiñaban,  y así sucesivamente lo hicieron  todos los danzantes  que actuaron en aquella  fiesta.




Al final se formó un río de gentes que  les acompañaban  con entusiasmo  poco más o menos que llevándolos en volandas, desluego no abemos a donde iban,  nosotros igualmente íbamos arrastrados por la multitud,   hasta que pudimos llegar a un cruce callejero donde hubo ocasión de meternos por una estrecha callejuela  y abandonar aquellas apreturas, pronto al autocar y una vez reagrupados en marcha hacía Alfaro que era donde se encontraba el hotel donde estábamos hospedados.

Córdoba, martes día 01 de marzo de 2022.

Aurelio Martínez Navarro.

                                                


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