viernes, 19 de julio de 2024

VALDELATEJA Y LA PEÑA DE SIERO-BRAÑOSERA Y PUENTELARRA

                                       La peña de siero



A 37 kilómetros de Burgos por la carretera 623 que va a Santander, está Valdelateja. El pueblo se encuentra 1 kilómetro de la carretera, la desviación está a la derecha y de difícil identificación por lo que conviene ir atento.

Valdelateja está en el impresionante cañón que hace el río Rudrón justo antes de desembocar en el Ebro. En determinado momento, el cañón ensancha, formando un amplio valle de cuyo centro nace un gran cono truncado. Allí arriba iremos al pueblo de Valdelateja que está al pie de esta mole junto al río.


Es un pueblo pequeño, bonito y rodeado de rica vegetación.  Queremos comer algo antes de iniciar el ascenso; no hay donde. Sólo una pequeña tienda donde solo es posible comprar chocolate y galletas de dudosa calidad.


El conjunto del puente, así como casas e iglesias es  hermoso, una fuente de aguas claras al menos nos quita la sed. Por aquellos lugares preguntamos a uno de aquellos vecinos por el camino de la ermita y  nos dicen que sigamos caminando rectos y pronto estaremos arriba,  y que al llegar toquemos  la campana. 

Seguidamente iniciamos la subida a través de un camino que en principio estaba  bien conservado pero que tendría  más de mil años, a trozos empedrado, a trozos con baches y de tierra.

Desde las primeras alturas se observa la atractiva estampa del pueblo, las casitas blancas,  el río, la iglesia, las huertas con árboles frutales. 

A nuestra  derecha e izquierda crecen el avellano, la yedra, el rosal y el espino. La vegetación es espesa, produce sombra y alivia del calor.

Según vamos subiendo, la flora se va transformando; aparecen especies que soportan mejor la altura, como la encina, el enebro, el roble y el quejigo. 

Cuando llevamos andando unos treinta minutos  llegamos a las ruinas del antiguo pueblo de Siero, fundado en época remota y habitado hasta 1914.

Sobre una llanada con buenos pastos y abundante roble y encinas, asoman sobre las yedras los restos o ruinas de lo que fueron las casas. 

Siero sin duda fue un pueblo pequeño por no decir aldea, sin duda  sería un pueblo ganadero y leñador, cruzamos las ruinas de la iglesia, que debía ser románica, con un ábside posterior gótico, añadido posiblemente en el siglo XIV.

Junto a la iglesia, se encuentra el cementerio y a partir de aquí desaparece la vegetación y la marcha ascendente se hace más dura y arriba,   hasta llegar Castrosiero donde se encuentra la ermita de Santa Centola y Santa Elena.


Por fin se llega a la cúspide  y desde aquí arriba el panorama es impresionante, donde puede apreciarse todo el cañón del Rudrón y el Ebro, estamos en los dominios del Águila donde todo es paz y silencio, sobre esta pequeña meseta se alza la humilde ermita de Santa Centola.

Después de tocar la campana para dar cuenta de nuestra llegada y alegrando a los vecinos, visitamos la ermita, creemos que posiblemente fue construida en el primer tercio del siglo IX, bajo el reinado de Alfonso II el Casto, cuando se produjo el primer movimiento hacía el Sur, en torno a la frontera del Ebro.





Son tierras de la antigua Bardulia desde Brañosera hasta Puentelarra donde se ve nacer una línea de fortalezas defensivas que le darían el nombre de la tierra de los castillos, Castilla, el Al-Qile de los cronistas árabes. El rey astur, ya tuvo bastante  con defender y consolidar sus propias fronteras frente al Islam cordobés de aquellos años..

Visto lo que había que ver, ahora  tocaba hacer la bajada


 

 

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