La peña de siero
A 37 kilómetros
de Burgos por la carretera 623 que va a Santander, está Valdelateja. El pueblo
se encuentra 1 kilómetro de la carretera, la desviación está a la derecha y de difícil
identificación por lo que conviene ir atento.
Valdelateja
está en el impresionante cañón que hace el río Rudrón justo antes de desembocar
en el Ebro. En determinado momento, el cañón ensancha, formando un amplio valle
de cuyo centro nace un gran cono truncado. Allí arriba iremos al pueblo de
Valdelateja que está al pie de esta mole junto al río.
Es un
pueblo pequeño, bonito y rodeado de rica vegetación. Queremos
comer algo antes de iniciar el ascenso; no hay donde. Sólo una pequeña tienda
donde solo es posible comprar chocolate y galletas de dudosa calidad.
El conjunto del puente, así como casas e iglesias es hermoso, una fuente de aguas claras al menos nos quita la sed. Por aquellos lugares preguntamos a uno de aquellos vecinos por el camino de la ermita y nos dicen que sigamos caminando rectos y pronto estaremos arriba, y que al llegar toquemos la campana.
Seguidamente iniciamos la subida a través de un
camino que en principio estaba bien conservado pero que tendría más de mil años, a trozos
empedrado, a trozos con baches y de tierra.
Desde las primeras alturas se observa la atractiva estampa del pueblo, las casitas blancas, el río, la iglesia, las huertas con árboles frutales.
A nuestra derecha
e izquierda crecen el avellano, la yedra, el rosal y el espino. La vegetación
es espesa, produce sombra y alivia del calor.
Según vamos subiendo, la flora se va transformando; aparecen especies que soportan mejor la altura, como la encina, el enebro, el roble y el quejigo.
Cuando
llevamos andando unos treinta minutos llegamos a las ruinas del antiguo pueblo de
Siero, fundado en época remota y habitado hasta 1914.
Sobre una llanada con buenos pastos y abundante roble y encinas, asoman sobre las yedras los restos o ruinas de lo que fueron las casas.
Siero sin duda fue un pueblo
pequeño por no decir aldea, sin duda sería un pueblo ganadero y leñador, cruzamos
las ruinas de la iglesia, que debía ser románica, con un ábside posterior gótico,
añadido posiblemente en el siglo XIV.
Junto a la iglesia, se encuentra el cementerio y a partir de aquí desaparece la vegetación y la marcha ascendente se hace más dura y arriba, hasta llegar Castrosiero donde se encuentra la ermita de Santa Centola y Santa Elena.
Por fin
se llega a la cúspide y desde aquí
arriba el panorama es impresionante, donde puede apreciarse todo el cañón del Rudrón y el Ebro, estamos en los dominios del Águila donde todo es
paz y silencio, sobre esta pequeña meseta se alza la humilde ermita de Santa
Centola.
Después de tocar la campana para dar cuenta de nuestra llegada y alegrando a los vecinos, visitamos la ermita, creemos que posiblemente fue construida en el primer tercio del siglo IX, bajo el reinado de Alfonso II el Casto, cuando se produjo el primer movimiento hacía el Sur, en torno a la frontera del Ebro.
Son tierras de la antigua Bardulia desde Brañosera hasta Puentelarra donde se ve nacer una línea de
fortalezas defensivas que le darían el nombre de la tierra de los castillos,
Castilla, el Al-Qile de los cronistas árabes. El rey astur, ya tuvo bastante
con defender y consolidar sus propias
fronteras frente al Islam cordobés de aquellos años..
Visto lo
que había que ver, ahora tocaba hacer la bajada
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