Pocos
meses después de su regreso a España muere el hispano-hebreo Ibrahim de Tudela, un
hombre inquieto y aventurero que ha dedicado la mayor parte de su vida a
recorrer los países del mediterráneo y el Próximo Oriente, en un momento en que
viajar resulta arriesgado, incómodo e infrecuente.
Pese a
todo este tudelano nacido en 1125 partió de Zaragoza rumbo a Cataluña y
Marsella, en cuyo puerto se embarcó con destino a Italia.
Tras
recorrer buena parte de la península itálica, se dirigió a Chipre y Grecia, las
islas del Egeo y Constantinopla, Prosiguió su periplo hasta Palestina, y
después, remontando el Jordán llegó a Siria, desde donde pasó a Iraq.
Más tarde,
se dirigió a Egipto visitó las pirámides y, por Sicilia e Italia, regresó a España,
muchas de las cosas que vio y oyó en su largo peregrinaje las relata en hebreo
en su libro de viajes llamado <<Massacot>>>. En este libro narra
acontecimientos históricos contemporáneos, detalla los monumentos y ciudades
que visitó, describe paisajes, cultivos y técnicas agrícolas, aporta datos económicos,
reseña usos y costumbres y comenta determinadas características o dialectales.
Por todo
ello, los viajes de Ibrahim de Tudela poseen
un incalculable valor documental, y si bien los comentarios referidos a Persia,
La India, Ceilán y China, a menudo son exagerados e incluso legendarios, los
relativos a los países que visitó personalmente resultan por general precisos y
verdaderos.
Las
referencias a las ruinas de Babilonia, la escritura jeroglífica y la lengua y
costumbres de los samaritanos son algunas de las más interesantes.
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