jueves, 16 de marzo de 2017

PROSIGUE EL RÍO SEGURA REGANDO HUERTAS



          PROSIGUE EL RÍO SEGURA REGANDO HUERTAS

Abora hay que distribuir para que todos reciban su ración y estos tíos como son tan ocurrentes   han inventao unos artilugios desde donde el agua es elevada a dos canales distintos instalados a ambas orillas de mi cauce, unas son para  el riego del valle del Guadalentin, es decir desde Alcantarilla, Librilla, Alhama, Totana y Lorca, más el valle  almeriense de Almanzora, las otras son para  la vega baja alicantina más bien se podría decir Oriolana u Orcelitana que ambos gentilicios valen para el pueblo de Orihuela, tambien sirve la canalización  para dar de beber a  Cartagena y su comarca, esta gente moerna  le dicen “el postrasvase”.      

El Guadalquivir.-Bueno compare de mi alma que palisa me estas pegando, ¿y por donde llegan las aguas del hermano Tajo a través del Trasvase?, ¿y como se explica eso del Postrasvase?, yo no me entero de esta manera que tu tienes de contar las cosas.

El Segura.- Bueno tranquilo compare, te lo voy explicando con pacencia de santo,  a muy grandes rasgos porque esto tiene mucha explicaera,  yo poco entiendo de todo esto, de modo que a mi forma y  a mi manera con precarios conocimientos enjareto la sesión.  

“En un lugar de Castilla-La Mancha que se llama Bolarque, en el límite de las provincias de Guadalajara y Cuenca, allí nace el Trasvase, un embalse que construyó la mano del hombre sobre el hermano río Tajo, por mandato de D. Francisco Franco Bahamonde, en aquella época Generalísimo de España por la gracia de Dios y de las armas, seguidamente existe el complejo hidráulico  Entrepeñas-Buendía donde el agua se eleva por medio de artilugios hasta un llano conocido como Albalate de Zorita, desde allí  corre el agua por un canal descubierto o a cielo abierto hasta el pantano o embalse de la Bujeda como embalse de recepción, seguidamente sigue en canal, este atraviesa un túnel que  cruza la sierra de Altomira donde alcanza la máxima cota.


Prosigue durante unos 100 Km. con determinados tramos en acueducto y pequeños túneles hasta dejar el embalse de Alarcón próximo al río Júcar.

Sigue paralelo el curso del Júcar, hasta llegar al embalse de El Picazo allí hay otro bombeo que va elevando el agua a otro canal en la llanura, continua más de 100 Km. hasta desembocar cerca de Los Angujes al sur de Albacete, entrando por un túnel que se llama Talave con una longitud de más de 30 Km.
               

El túnel  del Talave es otro canal que  desemboca en el pantano del mismo nombre, pero para ello ya habrá recorrido cerca de 400 Km, desde que comenzó el trasvase  hasta  verter el agua en el río Mundo, este a su vez me la entrega a mi el Segura como antes te dije, de modo querido primo que eso es el Trasvase, ignoro si habrá cambiado algo  su estructura pues ya se sabe que con los tiempos todo avanza que es una barbaridad, yo debido a los muchos años me voy quedando obsoleto.  

A mi manera y después de munchas consultas he podio enjaretar tan solo una ligera idea de lo que es esa obra faraónica, que no es menester irse a la Egipto esa para ver obras de mucha enjundia y envergaura, esas obras tan  solo es posible construirlas  poniendo sobre la mesa mucho dinero, eso lo tengo muy claro. 

Como verás querido primo, esto ya es pensar con el caletre y la mollera, aprovechando esos recursos de la madre naturaleza con el ingenio de unos hombres y el trabajo de otros.  

Ahora será la Confederación Hidrográfica de la cuenca del Segura  la encargada de regir los designíos de todas estas aguas,  también de los acuíferos subterráneos ya que todo es necesario.


Yo por mi parte tengo que continuar mi avance, creo que ya te he contado bastante aunque siempre insuficiente, ahora tranquilo y sosegado con las aguas distribuidas  paso por Archena  allí me entra por la margen izquierda un ramblón y como nunca llueve pues va seco, pero ahí está por si las moscas de modo que  en tal caso pueda recoger los vertidos  de la Sierra de la Espada se llama el Tinajón, de este lugar no me iré sin informarte que cerca de mi cauce surgen a borbotones perennes unas aguas que salen hirviendo más o menos pueden tener 55º  centígrados, creo que salen de allá abajo de los infiernos, igual sucede en el vecino pueblo de Fortuna y Los Baños de Mula, estas aguas nada tienen que ver con mi cauce, de su posterior aprovechamiento no lo sé, pero cierto es que en estas tierras el agua es oro,  se le saca mucho partido es probable que después de su depuración pudiera reutilizarse para el riego, anteriormente ya se aprovecharon  en unos balnearios que los mundanos hicieron, esto es muy  viejo ya los romanos las utilizaban como baños termales según cuentan las antiguas y viejas  piedras en sus inscripciones.

Ya no voy tan airoso como iba antes de llegar a Cieza,  me han estrujao mucho y  todavía hay que surtir a  Ceutí, Las Torres de Cotillas, Lorquí, Alguazas, Molina de Segura, Alcantarilla, El Jabalí, etc, el  Consejo Regulador se encargará de eso, existe mucha industria conservera que sin compasión me contaminan y ensucian el cauce, todos son pueblos ribereños plagados de inmensos bosques de frutales y limoneros, cada vez  voy   más mermao ya no llevo esa velocidad que llevaba antes de llegar a Cieza, ahora no hay casi declividad voy   lento y perezoso, y tan diezmao que doy pena, hay quien al pasar  mira desde el coche y suele decir con ironía hiriente  ¿ese es el río Segura? que, barbaridad si paice una acequia, ¿qué puedo hacer en estas condiciones?, nada aguantarme con mi exiguo caudal y continuar hcia adelante con lentitud parsimoniosa.

Todavía tengo que recibir una miaja de agua es la del río Mula, ese que nace en las sierras de Cehégin y Bullas, me entra por la derecha en Torrealta, bien poca es pero ahí está con su pobreza franciscana, cuando llueve con fuerza nos hace temblar pensando en el desastre que el muy canalla suele causar. 

La primera vez que  vio un hijo mío murciano-cordobés  ese río fue desde el tren que partía de la estación de Murcia Zaraiche a Caravaca, línea esta  inaugurada en el año 1.933 y clausurada en 1971 por orden del Presidente del Consejo de Administración  RENFE en aquellos años D. Carlos Roa Rico,  (hay que reunir datos interesantes,  de ahí la prolijidad siempre manifiesta y que tanto me divierte.)
a.      
Tenía el chavalillo nombre romano, no más de seis o siete  años,  un raspilla inquieto siempre  fue,  era invierno por allá del año 1.943 del anterior milenio, iba con su madre a visitar unos familiares al pueblo de los Baños de Mula, hacía un frío tremendo, cual no sería su sorpresa cuando  desde la ventanilla del aquel destartalado tren vio el zagalillo a otros de la misma edad bañarse a primera hora de la fría mañana en una acequia al aire libre como su madre los parió,  el muchacho se quedó perplejo y sorprendido ante tanto frío y ver aquellos zagales allí bañandose al aire libre y encueros,  él ignoraba que las aguas de aquella acequia eran  calientes, y como nada preguntaba pues menos le informaban, ya estaban llegando a la población de Los  
   Baños de Mula, las aguas de la acequia procedían de un manantial con una temperatura muy superior a la del medio ambiente la que desprendía vapor.

 En plena posguerra tuvo ese zagal la oportunidad de conocer aquellos baños termales bañándose en la general, un balsón público pagando clara está, supongo que poco dinero una “perragorda” (diez céntimos me supongo), entonces no había dinero la cosa estaba muy <chunga>, recuerdo aquel balsón estaba situado en el interior de una tosca gran sala  cerrada a cal y canto, daba la sensación de haber sido construido    en el interior de una caverna, allí habían cuatro viejos llenos de miasmas tan a gusto bañándose en las calientes aguas, los bañadores que estos bañistas usaban eran unos rústicos y largos calzoncillos que le cubrian hasta los tobillos, se trataba de gente sencilla y humilde y  de toscos modales con acusado acento pueblerino.

 Después el muchacho  cuando cumplió las dieciocho primaveras, y cuatro meses, se fue a tu Córdoba me paice que a trabajar a la vía del tren o a una estación del ferrocarril,  allí se quedó no sin antes haberse recorrido media piel de toro de traslado en traslado, ahora de vez en cuando viene por aquí y para poco, pues las más de las veces se va a  la lejana república de Águilas a bañarse,   algún familiar que otro lo suelen censurar diciendo “que, murciano este tan raro y  tan serio, parece mentira leche, teniendo el  Mar Menor tan próximo de tibias serenas  y templadas aguas y  se marcha a esa lejana república aguileña, alguna vez les responde que le vamos hacer, cuestión de gustos y de recuerdos en  esa población aguileña viví  en la tierna infancia  por designios de la vida que ahora no viene al cuento entrar en detalles, algún tiempo estuve y alguna amistad tengo de modo que cuando voy a gusto me encuentro.

 Del Mar Menor todavía  tengo el recuerdo de los domingos mañaneros allá por el año 1950 o 1952 del anterior milenio, la gente se apiñaba cargadas con capazas, bolsas y talegas conteniendo las viandas formando grandes colas de gentes para tomar aquellos  desvencijaos autocares que iban a las playas de Santiago de La Ribera, Los Urrutias, Los Alcázares, Los Narejos, Los Nietos, Lopagán, San Pedro del Pinatar y San Javier, estos autocares salían  de una calle situada frente a la Plaza de Toros, posiblemente se llamara  Simón García según quiero recordar,  la ciudad quedaba vacía.
 

Pronto llegaré al Azud, La Parada y la  Contraparada próxima está la población de Alcantarilla, lógicamente muy cercana a la ciudad de Murcia tu dirás ¿y que es eso del Azud y La Parada,? mi respuesta es sencilla pues  eso precisa de un extenso conocimiento para esbozar ligeramente una breve explicación  yo como soy río y no persona no tengo conocimiento para ello, ni tampoco elemento alguno de consulta, tan solo te contaré que es una presa reguladora para el caudal del agua,  se tiene conocimiento  que es obra  del siglo X aunque algún listo se empeña en decir es obra de los romanos.  
      

Pronto aparecerá un pueblecillo llamado Jabalí Nuevo muy cercano a Alcantarilla allí hay una enorme noria,  su misión no es otra que elevar el agua  y distribuirla en dos acequias mayores, ahora según me cuentan algunos paisanos es un auténtico estercolero.

Existen multitud de norias y artilugios para elevar el agua en las proximidades de Alcantarilla,  disponiendo  de un sistema hidráulico que permite captar agua de mi cauce, después la eleva hasta un acueducto conocido como “Rajicas”, de modo que por estos sistemas se consigue la distribución del agua a otras acequias para el riego de  la huerta.

                                                        
Hay una extensa red de regadío por medio de acequias mayores y menores, azarbes y azarbetas existen unas normas para la utilización del agua se denominan Ordenanzas para el Régimen y Gobierno de la Huerta de Murcia,  también unos reglamentos llamados “Comentarios a las Ordenanzas y Costumbres de la Huerta de Murcia”, cuyo autor es Pedro Díaz Cassou, publicados en 1889 a mí me cabe la satisfacción de tener un ejemplar.                                    
       

  No todo es vergel como la gente se cree,   hay mucho páramo esteril no teniendo más riego que aquel que procede del cielo,  si es que por casulidad y fortuna alguna vez decide descargar alguna nube y su pluvioso contenido, existen verdaderos desiertos así hay que decirlo,  esto es menester recorrerlo y verlo,  no creamos que todo es hermosura hay quien así lo pinta,  ni mucho menos sus  montañas y cabezos son áridos y secos no obstante abundan verdaderos rincones como  bellos oasis siendo un regalo para la vista recorrerlos. 

Ahora para ver huerta de verdad  hay que ir  andando o en bicicleta para introducirse por sendas laberínticas entre vergeles, perderse en el entramado huertano, esto  para mi resultaba una gozada cuando me salía de madre y rebosaba el cauce, todo lo inundaba entraba olisqueando por todos los rincones causando estragos,   por ello cuando llegaron los del turbante empezaron a pensar con la mollera y el caletre, construyeron  aceñas, azudes, ruedas elevadoras,  acequias y represas, ahí quedan esos nombres moriscos de origen  murciano descendientes de Alá,  aunque abora los veamos con malos ojos y le digamos despectivamente “moros” sin deternos a pensar que descendemos de ellos en mayoria.

Como en este aspecto no soy dado a la prolijidad ahí me dejo caer con esa exigua cantidad de nombres moriscos, como Zeneta, Zanata, Zarangollo, Zaraiche, Zumeta, Beniel, Beniscornia, Beniaján, Benizabel, Benifiar, Daraxarife, Darajarife, Benimongit, Bohajar, Beniazón, Aljadeta, Alhama, Aljucer, Azarbe, Azarbeta, Aljibe, Aljorfa, Alboleja, Almudí, Almohajar, Alfandarín, Albatalía, Albudeite, Alhama, Archena, Almacén, Altaleja, Alquerías, Albatera,  Acendra, Aljufia, Alfatego, Albadel, Algualeja, Algüazas, Albujón, Aljezares, Alberca, Guadalentin, Guajar, ya creo que basta como muestreo de nuestros antecedentes moriscos. 

En un tiempo pasado fue Abderraman II  quien mandara  construir aquella ciudad de Murcia como anteriormente se dijo, le puso  siete puertas, el nombre de la ciudad siempre trajo por la calle de la amargura a  etimólogos, filólogos  y demás gente estudiosa del origen de los nombres y de las palabras,  pero sigamos con la huerta.

Ahora la huerta no es lo que fue, al menos en lo que se refiere en su proximidad a la  ciudad murciana, igualmente ocurre con las poblaciones todo desapareció a impulso del crecimiento, para ver huerta hay que andar algunos kilómetros y tampoco hay esa grandeza del pasado, para ello hay que irse lejos la última gozada mía fue en el año 2005 al contemplarla pisando en ella en el entramado huertano de Cieza y Cehegín, iba de la mano de Ramón Jiménez Madrid ese

aguileño-murciano, catedrático de literatura española, doctor en filosofía y letras, Jefe de publicaciones de la Conserjería de Educación y Cultura de la Comunidad Murciana, colaborador de la Enciclopedia Espasa, novelista y narrador, en definitiva un murciano ilustre en vida, conocedor de todos los rincones murcianos y su provincia  lleno de amistades ilustres allá donde pone los pies,  hombre afable y sencillo, pero  que venía para Marqués, Conde o Duque y a eso no pudo llegar,  se quedó en Catedrático y Director de la Universidad murciana Alfonso X El Sabio, sigamos con los rincones de la huerta. 

   En aquellos tiempos antiguos cuando era yo un crío de esos callaicos, prudente y vergonzoso recuerdo a esos huertanos lecheros, salían en bicicleta de sus huertas atravesando las estrechas sendas laberínticas a las seis de la mañana, iban camino de la ciudad a vender sus albos líquidos, estos viajaban  en bicicleta con dos cántaras colocadas en sus correspondientes receptáculos a ambos lados del portaequipajes del vehículo pedaleante, o uno delante y otro detrás, todavía los podremos ver en la actualidad en  la fiesta del Bando de la Huerta evocando el recuerdo de un pasado,   llevaban  un blusón negro con botones brillantes de igual color, los más viejos solían llevar además un sombrero de escaso calado, peretes les decían a estos hombres en son de mofa y guasa, se identificaban estas gentes  de la huerta a  los de la ciudad por su inconfundible vestimenta, que les difrenciaba notablemente y como no  por su rústica forma de hablar.

Se solía decir  en aquella época a los perezosos y dormilones ¡¡¡pero hombre dispierta, levanta  de la cama,  que ya han pasado los lecheros!!!   

Bueno sigamos avanzando, que todavía queda alguna noria más esperando su turno para la elevación del agua y su distribución.

La gran rueda de La Ñora (Alcantarilla), todavía sigue majestuosa y en funcionamiento, allí  se encuentra el Museo de la Huerta, ésta es de cangilones, hacía y hace su trabajo de distribución a las acequias, de las que existe esa gran red y entramado de azarbes y acequias mayores y menores indicadas,  las principales se llaman Alquibla, Aljufia, Alfande, Barreras y Churra, el modernismo actual ha suprimido  algunas bastantes  de ellas,  otras las han soterrado al paso por la ciudad y también desviado el cauce, es seguro que el mapa de esta red que poseo  haya quedado muy obsoleto, de modo que doy por concluido esta narración pasando a la siguiente con las riadas y otras desventuras que yo el río Segura solía causar, pero eso será cuando tenga ganas y tiempo para extraerlas de mi libro DIALOGO JOCOSO ENTRE DOS RIOS.
                                          

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