martes, 11 de junio de 2019

DE LA HISTORIA VERDADERA DEL PÍCARO JUAN PEDROCHE.


A Don Álvaro de Bazán                         
Márquez de Santa Cruz
Muy magnífico señor:

Sabedor de cómo os halláis en la ciudad de Barcelona para mandar contra los infieles  berberiscos la armada de galeras que se prepara en aquel puerto, os envío al virtuosismo fray Antón de Villaescusa con estos escritos que he redactado en su Casa de Misericordia de Gibraltar, donde en los postreros días  de mi vida fui acogido viejo, enfermo y casi moribundo, por la claridad y piadosa generosidad que pilares son de su santa congregación.

Si he determinado ofrecer este postrer legado a Vuestra Excelencia, no ha sido porque el infortunio haya segado la vida de todos mis parientes – que los  tengo, aunque  ellos  me crean muerto   e ignoren todo cuanto me ha acontecido- sino como reconocimiento y remuneración por el favor que en mi juventud recibí de su excelencia, don Álvaro de Bazán, vuestro egregio, que Dios tenga en su Santa Gloria, el cual pagó rescate por mi redención cuando cautivo estaba en Tetuán.

Esperando ardientemente que el Altísimo tenga a bien sacarme pronto de esta cárcel corporal y conducirme hasta su divina presencia, donde habré de ser juzgado por los pecados que cometí en esta vida, pongo fin a este escrito reiterando mi eterno agradecimiento a quien tanto bien me.
                
En la ciudad de Gibraltar, a dos días del mes de diciembre de mil quinientos setenta y siete años.
                
                    Muy magnífico   señor
                
                Besa las manos de Vuestra Excelencia   
               
                         Su servidor Juan Pedroche


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