Cuando Abderramán
III nieto de Abdalá, ascendió al trono en el 912, el reino estaba dividido por
las luchas intestinas. El nuevo Emir inició inmediatamente su labor encaminada
a atraerse a la aristocracia y a parar los pies a los monarcas cristianos, que aprovechaban
la debilidad existente para realizar continuas razzias.
Poco después
de ocupar el trono envió a un ejército a restablecer el orden en la
Sierra de Almadén, arrebató a los bereberes la plaza de Caracuel y el Campo de
Calatrava, el 1 de enero de 913 parte de Córdoba una columna de soldados encabezados
por el hachib primer ministro Bdr ben Ahmed con la misión de recobrar Écija, el
foco de la rebelión más próximo a la capital.
Las
tropas demolieron las murallas y destruyeron el puente sobre el río Genil para
que quedasen cortadas las comunicaciones con la ciudad del rebelde Omar ben
Haffsun, al que hasta entonces prestaba obediencia.
Abderramán
aprovechó el invierno para preparar cuidadosamente una campaña contra los
rebeldes que agitan la zona oriental de
al-Ándalus. A mediados de abril de 913, el propio Abderramán se puso al frente
de sus tropas a las que se sumaron las de Mohamed ben Farua, señor de Úbeda y de Elvira, que
había sido desposeído de su feudo por Ben Hafsun.
Desde
Martos (Tucci), última plaza camino a Jaén fiel
a Córdoba parte de las tropas se dirigieron a Málaga, para realizar una
maniobra de distracción a Ben Affsún, mientras el emir hizo frente a los
rebeldes de la cora.
El 27 de abril
se rindió el muladí Said ben Hudail, entonces el ejército omeya se dirigió a
los montes de Somotín, dominados por Ubaid Allah ben al-Shaliya, que también depuso
las armas, así como el señor de Montesa y los jefes rebeldes que dominaban el
valle del Guadalén.
Todos
prometieron fidelidad al emir, quien les mandó unirse a sus tropas mientras
dejaba guarniciones en sus alcazabas y enviaba a sus mujeres e hijos a Córdoba,
para asegurar su lealtad en el combate. A continuación se encaminaron a la Cora
de Elvira.
Rápidamente
los señores de los castillos de la zona, agrupados en torno a Guadix y Baza
viendo el avance imparable del emir se sometieron a éste, cuyas tropas avanzaron por el noroeste de
Guadix sin encontrar resistencia, siguiendo hacía el sur, atravesaron la
cordillera de Sierra Nevada y ocuparon la población de Juviles, donde acabaron
con toda la resistencia de los mozárabes que apoyaban a los rebeldes.
A
continuación cayeron en sus manos Salobreña y los castillos de San Esteban y
Peña Forata. De vuelta a Córdoba el emir entró en la capital el 17 de julio, al
mismo tiempo, caen Carmona y Sevilla, que estaban en manos de la familia de los
Banu Hachch,
El señor de Carmona Mohammed
ben Ibrahim temeroso de las represalias de los sevillanos por haber matado a su
hermano señor de Sevilla, pidió ayuda al emir. Este aprovechó la ocasión y desde
Carmona atacó a Sevilla.
Ante la irrupción omeya,
los sevillanos pidieron ayuda a Omar Ben Haffsun, quien fue en persona a
rescatar a Ahmed ben Maslama ben Hachchah, pero tras el encuentro desfavorable con
las tropas del emir, Ben Hafsún se apresuró
a regresar a Bobastro y Ahmed ben Maslama se rindió a Abderramán.
El hachib tomó posesión
de la ciudad el 21 de diciembre de 913, dejando en ella a un gobernador en
nombre del soberano.
El 8 de mayo de 914 Abderramán
puso en marcha otra campaña, cuyo objetivo era acorralar a Ben Haffsun en su
refugio de Bobastro.
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