En España los astilleros más conocidos eran los de Vizcaya y los de Barcelona, la Corona siempre pretendió el desarrollo de una industria naval propia y la creación de una gran marina mercante y de hecho, aunque algunos de los barcos utilizados en la navegación indiana en los primeros años fueron de fabricación extranjera, lo cierto es que los Reyes Católicos pusieron un gran empeño para que se cargase preferentemente en navíos nacionales
En la decimosexta centuria se utilizaron una gran variedad de buques, unos mejor preparados que otros, de fondo plano que se usaban en las apacibles aguas del Mediterráneo, y otros redondos y de más calado que servían en aguas del Atlántico.
Muchas de
las galeras que surcaban el Mediterráneo se construyeron en los astilleros
catalanes pese a la decadencia que experimentaron en el siglo XVI.
En cuanto
a los buques atlánticos los principales astilleros fueron siempre los Vizcaínos
pese a que los flujos comerciales confluían siempre en Sevilla.
Los
astilleros catalanes se abastecían de robles pirenaicos, mientras los vizcaínos
lo hacían de los robledales del Cantábrico, que ofrecían al parecer una madera
recia para construir las quillas y las armazones de los buques.
Había otras muchas especies de árboles cuya madera era aprovechada para la construcción naval; el cedro, el álamo, el pino, el laurel y hasta el espino.
Incluso se usaban tipos de maderas distintos dependiendo de la parte del barco,
por ejemplo para los remos se prefería utilizar maderas de laurel, mientras que
para la tablazón se prefería el roble.
En el
último tercio del siglo XVI, estos astilleros experimentaron cierta decadencia; consta que entre 1584 y 1586, se construyeron nada menos que un centenar de
navíos.
En todas
las armadas y flotas solía ir una capitana que en ocasiones aparecía bellamente
ornamentada del resto.
Precisamente,
Francisco López de Gómara nos dejó una descripción minuciosa de la galera real
en la que fue Carlos V a la toma de Túnez en 1535.
Tenía la galera
veinticuatro banderas de damasco amarillo con las armas imperiales por toda
ella, y un pendón a media popa, de tafetán carmesí que llevaba ocho piernas y
treinta palmos en largo, con un crucifijo de oro, y otros dos de casi de aquel
tamaño a su lado con sendos escudos de las armas de Emperador, y así junto a
una gran bandera blanca de damasco, sembrada de llamas y cálices y aspas de San
Andrés coloradas, con un letrero en
latín al medio que quería decir <<Gastará y quebrará el arco, quemará con
fuego las armas y saetas>> Y otras de damasco colorado del mismo grandor
con Plus Ultra, escrito alrededor de las columnas que son la divisa del
Emperador.
Tenía
también otra bandera de dos ramales en el antena con una espada y una celada y
un escudo y una letra latina que decía <<Toma las armas y escudo y ven a
ayudar>> y otra en la gata, que
llegaba al agua, con un gran ángel y un mote que decía <<Envió Dios su
Ángel que te guarde en todos tus caminos>> y tres gallardetes que llaman, en los tres mástiles, de damasco
colorado y demás de cinco varas en largo.
El de
medio con un estrella de oro y muchas de fuego y un mote tal <<Señor
muéstranos tus caminos>>.
Y los
otros dos que llamaban eslabones y pedernal con muchas centellas de fuego que
decían <<El fuego irá delante de él>> Asimismo, estaba la sala y cámara de popa cubierta de tela de plata y
oro y brocado de tres altos, sin otros parámetros de raso y damasco de diversos
colores que todo era rico y vistoso.
No menos
impresionante debía ser la Galera que don Juan de Austria tripuló en la batalla
de Lepanto. Fue construida en los astilleros de Barcelona, mientras que el
programa iconográfico y decorativo lo desarrollaron en Sevilla, participando el
humanista Juan de Mal Lara, el escultor Juan Bautista Vázquez el Viejo y el pintor Cristóbal de las
Casas.
Los
navíos más utilizados en el Atlántico fueron inicialmente la Nao y la Carabela.
De hecho ya Cristóbal Colón en su primera aventura descubridora llevó una Nao
llamada la Santa María, y dos Carabelas llamadas la Pinta y la Niña, la Nao fue
un navío muy utilizado durante la Baja Edad Media, especialmente en el
Cantábrico, tanto para la pesca de atunes en el norte como para el transporte
de lana hasta las costas de Flandes.
En la
aventura indiana también jugará un papel fundamental sobre todo en las primeras
décadas, siendo superada después por el gran Buque de la navegación indiana que
fue el Galeón, era un navío de bastante calado, que empleaba como tracción la
fuerza del viento y que tenía bastante capacidad de carga.
Tenía tres
palos, en el mayor y el trinquete llevaba el aparejo redondo mientras que en la
mesana, a popa, utilizaba la vela latina.
Disponía
de una o dos cubiertas y dos castillos, uno a proa y otro a popa. La Santa
María que llevó a Cristóbal Colón en su primer viaje, pese a que tan solo
pesaba cien toneladas, fue considerada por él mismo como muy pesada y no apta
para el oficio de descubrir.
La
carabela era de origen portugués y jugó un papel notabilísimo en la época de
los descubrimientos. De hecho en las primeras décadas dominó la navegación
atlántica hasta que desde mediados del siglo XVI, fue desplazada paulatinamente
por el Galeón.
Era más
pequeña que la Nao, contaba sólo con una cubierta, espolón en la proa y una pequeña cámara para el capitán en
la popa. Al igual que la Nao disponía por lo general de tres palos, equipados
corrientemente con velas latinas, aunque a veces colocaban en el palo mayor y
en el trinquete sendas velas cuadradas.
Era un
navío muy versátil y muy marinero, como reconocía el propio Cristóbal Colón, comparándola
con la Nao Santa María, sin embargo, como los corsarios acechaban cada vez más,
se vio la necesidad de crear un Buque de mayor porte concebido especialmente
para resolver las necesidades bélicas. Se trataba del Galeón que era un barco
redondo cuya quilla era el doble que su manga.
Desde
mediados del siglo XVI, se convertirá en Buque por antonomasia de la navegación
atlántica. Éste guardaba ciertas similitudes con la Nao pero era de mayor porte,
la arboladura estaba más desarrollada y alcanzaba una mayor velocidad.
Se decía que lo que distinguía a los Galeones era sus elevados castillos
de proa y en su alcázar. En realidad era una Nao a la que se le había reforzado
el casco y la jareta, se le habían elevado el castillo y el alcázar y se había
amado a conciencia. En este sentido se conoce un documento harto elocuente que
decía “El Galeote San Sebastián se hizo Nao para la India, y se puede tornar a
hacer Galeón, aunque será con alguna costa.
Al
parecer, el término Galeón aludía en la época a un navío armado y pertrechado
para la guerra. A veces se construyeron con cuatro palos para colocar un mayor
número de velas y aprovechar la fuerza del viento, las porciones fueron más o
menos homogéneas durante el siglo XVI, la quilla medía dos veces y media más, y
ésta última era el doble de calado, aunque también se podía utilizar como navío
comercial, desde mediados de la centuria se fabricaron galeones específicamente
pensados para el combate.
Durante
siglos se convirtió en el barco español por excelencia ya que combinaba su capacidad
para cargar mercancías con su alta capacidad de fuego. Por su parte la Urca era
un navío redondo y de escaso calado de origen holandés, fue concebido como
buque de carga y por su lentitud era de difícil defensa ante un eventual ataque
corsario. Las había de un tonelaje medio o bajo, de entre sesenta y doscientas
toneladas, pero algunas superaban las quinientas toneladas.
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