Sevilla.
Las familias patricias musulmanas de Sevilla, como los Banu Hachchach y los Banu
Jaldun mantuvieron buenas relaciones con el gobierno de Córdoba, hasta el
advenimiento del emir Abdalá. Los aristócratas gozaban de una libertad que los cordobeses
no tuvieron cuidado de coartar.
Cuando
Abdalá ocupó el trono, los hermanos Abdalá e Ibrahim eran los personajes más
influyentes de la familia Banu Hachchach mientras la cabeza de clan de los de
los Banu Jaldún encontraba Kuraib Ben Otman ben Jaldún y su hermano Jalid.
En 889
Kuraib ben Jaldún se reunió en el Aljarafe con otros árabes yemeníes y sus clientes
bereberes y juntos lanzaron una ofensiva contra los muladíes de la provincia de
Sevilla. Para que su actividad no extrañase en Córdoba, Kuraib fomentó la
enemistad entre los clanes bereberes de Baranis But, tradicionalmente enfrentados.
Apoyó las
sublevaciones de Niebla y Sidona y sembró la discordia por todo el oeste de
al-Ándalus. Esta actividad provocó que muladíes, árabes y bereberes opuestos a
los clanes yemeníes y Baranies es decir los mudaries y los Butr del distrito de
Morón, se unieran contra los partidarios de Kuraib.
Este
lanzó entonces a los bereberes de los distritos de Medellín y Mérida contra
Sevilla derrotando al gobernador y a continuación se puso en contacto con Ben
Meruan al-Chilliqui, además cortó las comunicaciones con Córdoba apostando un
grupo de bandidos que asaltaban a todos los que intentaban llegar a la capital. Un muladí Mohamed ben
Galib logró escapar de los bandidos y llegar a Córdoba, donde logró del Abdalá
la autorización de aplastar a los revoltosos
Ben Galib
logró someter a los bandidos, pero mientras Kuraib había convencido a los Banu
Hachchc para que le apoyasen y juntos atacaron a Ben Galib, que se había instalado
en la fortaleza de Siete Torres o San Tirso,
En los
enfrentamientos, un muladí mató a un Banu Hachchc, planteando un grave problema
al emir; por una parte no quería ofender a los aristócratas árabes y, por
otra temía perder a sus fieles muladíes.
El
asesinato de Ben Gallib desató la furia de los muladíes, quienes se unieron a
los Butr y a los árabes maaddies, y se
presentaron ante el palacio del hijo de Abdalá, el príncipe Mohamed. Pero
algunos sevillanos atacaron el palacio y los cordobeses pidieron ayuda a Chad.
Al llegar
éste, los muladíes fueron cogidos entre dos fuegos y los hispanogodos
cristianos y muladíes fueron objeto de una matanza,
En 895 el
emir envió a su ejército para pacificar Sevilla, donde se encontraban los
clanes Banu Jaldún y Banu Hachchc con la familia el gobernador Umayya, quien
murió en un enfrentamiento. Pero tras un breve periodo Kuraib ben Jaldún e Ibrahin ben Hchchc se repartieron
el mando de toda la región sevillana.
Pronto
estallaron los conflictos entre las dos familias. En 899 Kuraib ben Jaldún y su
hermano Jalid cayeron asesinados por orden
de Ibrahin Hchchc, que desde ese momento se convirtió en el verdadero
señor de Sevilla y Carmona, llegó incluso a solicitar que el emir reconociese
sus derechos sobre la región.
Ibrahin
estableció impuestos que cobraba él mismo, disponía de ejército propio y
mantenía hacía el gobierno de Córdoba una actitud diferente pero distante. Fortificó
la población de Carmona donde se preparó un sólido refugio y organizó una
pequeña corte en la que eran bien acogidos poetas y literatos,
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