OMAR BEN
HAFSUN
Al-Ándalus
año 888- Omar Ben Hafsun, tras una estancia en el norte de África donde se había refugiado huyendo de la justicia que
le buscaba por un asesinato, el muladí regresó a la Península y con un joven
grupo se dedicó al bandidaje.
En las casi
inaccesibles montañas de la sierra de
Ronda instalaron su base de acciones en un recinto llamado Bobastro.
Desde allí,
llevaron a cabo todo tipo de pillajes, asaltando
a los viajeros y a los recolectores de impuestos y atacaban a los caseríos de los
alrededores.
Omar Ben
Hafsún aprovechó que en ese momento el Gobierno de Córdoba tenía toda su atención
centrada en prevenirse contra Ben Meruan al-Chilliki que había regresado a Al-Ándalus
desde las tierras norteñas para actuar con toda impunidad.
De esta
manera, la pequeña cuadrilla de Bobastro engrasaba en sus filas con aventureros y veteranos
desertores. Así fortaleció el jefe muladí que conducía a sus hombres en incursiones
cada vez más arriesgadas, dirigidas contra las opulentas poblaciones situadas
entre Córdoba, Antequera y Campillos.
Estas
acciones le valieron a Ben-Hafsun reputación de audaz y valeroso, pero en el
año 883 preocupado por la frecuencia de
estas acciones, el emir envió a su general Abd-al-Aziz contra Bobastro, donde
Omar residía en aquel nido de águilas, pero ante el asedio a que fue sometido, no tuvo más remedio que rendirse y ser
conducido preso a Córdoba, donde fue bien recibido aceptando la proposición que le fue hecha de ingresar en el ejército
omeya.
Pasado el
tiempo tuvo un altercado con el prefecto de la ciudad y Omar huyó de Córdoba
volviendo a su refugio de Bobastro donde volvió con sus hombres y pronto a realizar sus acostumbradas
incursiones y con ánimo de crear un reino independiente, gracias al apoyo que le
prestaban amplios sectores muladíes.
Bobastro
Progresivamente
se fue adueñando de Auta, Comares, Mijas, Comares y Archidona. En 886 apoyó la
sublevación de los Banu Rifaa y después amplió sus dominios apoderándose de la población
de Priego y el castillo de Iznajar.
Al año
siguiente el nuevo emir de Córdoba al-Mundir reanudó la lucha contra los
bandidos de Bobastro recuperando Iznajar.
En el 888
al-Mundir encabezó una ofensiva contra Omar, tomó Archidona y allí mismo mandó
crucificar a los principales jefes. A continuación, el Emir fue a Bobastro
donde Omar le convenció de que estaba dispuesto a someterse a cambio de que en
Córdoba se le acogiese y pudiera gozar junto con sus hombres de una posición
social privilegiada. Pero Omar huyó por la noche, después de robar las cabalgaduras
y bienes que llevaba al- Mundir.
El Emir
hizo atacar Bobastro, pero nunca logró capturar a Hafsun, que siguió actuando hasta su muerte y
fue reemplazado en el bandidaje por sus hijos
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