CUENTO
NOVENO
EL DIRHAM
La Moneda
de al-Andalus año 760.-El emir de Córdoba mandó a acuñar la primera moneda netamente de
al-Andalus, llamada el dírham de plata. Se trata de una moneda de un peso
aproximado de 3 gr. y con un valor equivalente a una décima parte de un dinar
de oro, tiene una ley muy elevada ya que la cantidad de plata asciende al 99%
del total.
Esta ley
se mantiene hasta que al llegar al siglo
XI tenga que reducirse la aleación ante
la grave crisis económica, de modo que en este siglo se reduce la plata a un
73% y a mediados del mismo siglo llegará a un 37%, lo que evidencia la dureza de la crisis.
La aparición del dírham de plata es consecuencia de la desaparición del dinar de oro desde el año 718, supuestamente se llega a la conclusión de haberse agotado las reservas de oro de las cecas visigodas que aún existían en al-Andalus
LA GUARDIA MUDA
Al-Andalus
761. Durante el mandato del primer emir omeya independiente de Damasco
Abderramán I, se vio en la necesidad de tener que sofocar diversas
sublevaciones, hasta advertir que su política
no daba los resultados que él esperaba,
fue excesivamente benevolente, especialmente con los seguidores del yemení Abdul Sabach,
acérrimo enemigo de los omeyas, este casi llegó a conseguir el derrocamiento
del emir en uno de los muchos enfrentamientos que tuvo que soportar por los rebeldes en el propio escenario de su Alcázar.
Pasado algún tiempo llegó a la conclusión que su palacio no estaba bien defendido, circunstancia que aconsejó realizar importantes reformas en el recinto, entre ellas amurallar el edificio y para mayor seguridad dio orden de comprar numerosos esclavos bereberes hasta hacerse con una guardia muda, tenía miedo al chivateo que en todas las épocas hubo, significativamente fue porque estos no hablaban árabe, que cosas tan raras ocurrían en aquellos tiempos, lo cierto que la crónica indica que la guardia estaba compuesta por 40.000 hombres musulmanes.
Pasado algún tiempo llegó a la conclusión que su palacio no estaba bien defendido, circunstancia que aconsejó realizar importantes reformas en el recinto, entre ellas amurallar el edificio y para mayor seguridad dio orden de comprar numerosos esclavos bereberes hasta hacerse con una guardia muda, tenía miedo al chivateo que en todas las épocas hubo, significativamente fue porque estos no hablaban árabe, que cosas tan raras ocurrían en aquellos tiempos, lo cierto que la crónica indica que la guardia estaba compuesta por 40.000 hombres musulmanes.
LAS PALOMAS MENSAJERAS DEL CALIFATO CORDOBÉS
El
servicio de correos constituía una de
las piezas fundamentales para la organización administrativa de la España musulmana, ahora bien del
transporte de la correspondencia secular se ocupaban por lo general correos viajando
a lomos de mulas, provistos de escolta, también se hallaba muy extendido el uso
de palomas mensajeras, arte que los árabes aprendieron de los romanos.
En
al-Andalus, el envío de palomas mensajeras era algo cotidiano, especialmente
para enviar mensajes urgentes, dado que una vez orientada la paloma mensajera
puede volar a una velocidad entre 80 y 60 kilómetros por hora, resulta muy
frecuente el empleo de estas aves con fines militares, se solían pedir
refuerzos para una batalla, se solicitaban negociaciones de paz etc.
A veces,
llevaban mensajes grabados en las plumas
con signos convencionales, otras veces transportaban un papel introducida en una de las plumas
mediante una incisión longitudinal, o sujeto a la cola de las plumas. Había en
la España árabe numerosos especialistas en colombicultura, dedicados a la cría
y adiestramiento de palomas mensajeras, también abundan manuales sobre la cría
y educación de palomas.
LA
MEZQUITA DE CÓRDOBA
En el año
786 el emir Omeya Abderramán I, superviviente de la famosa matanza de Abú Futrús en Palestina donde los
Abbasidas asesinaron a la mayoría de los Omeyas, manda iniciar la construcción
de una mezquita cuya belleza y tamaño deben competir con los de la mezquita de
Bagdad, va a contar con 12 naves transversales
y once longitudinales de las cuales, la central, orientada hacia
el mihrab, será la más amplia, a la que deben dirigirse las oraciones durante
la celebración del Salat o plegaria de los viernes.
Al norte y como fachada principal el patio de abluciones, un muro abierto por arquerías en cada principio de nave, obra de Abd al-Rahman I que dejó sin acabar por fallecimiento, la concluyó su hijo Hisham I , terminando el Patio de Abluciones , construyendo un alminar que más tarde sería destruido para dar paso al que el primer califa omeya, Abd-al-Rahman III, mandó construir en el lugar en que hoy está la torre campanario de la catedral.
Existen ampliaciones y reformas del periodo de Abd-al-Rahman II en la
primera ampliación (833-852), de Al-Hakam II (961-966 ) y de Almanzor 987 durante
el gobierno de Hisham II, hijo y sucesor de Al-Hakan II, cuando su primer ministro, Muhammad - ibn - Amir (Almanzor), fuera
quien llevara la política de gobierno , este dio las órdenes para la
ampliación de la aljama cordobesa, el califa se encontraba poco más o menos que secuestrado por él
Amirí en su palacio de Medina Azahara.
El
edificio se alza sobre los terrenos ocupados por la antigua iglesia visigoda de
San Vicente que había subsistido integra hasta el año 748.
En este
año los mozárabes se vieron obligados a ceder la mitad a los mahometanos.
A partir
de entonces, ambos cultos se dieron bajo el mismo techo. Hasta que Abderramán
compra el resto de la edificación y en doce meses construye la primitiva
mezquita, desmonta y rehace las cinco naves de la iglesia cristiana y cambia la
orientación y aunque aprovecha la fachada
principal, esta queda como lateral.
El mihrab se instala en el testero
sur, no orientado por completo hacia la Meca, al aprovecharse también los muros
de la basílica cristiana
Ritual
musulmán para poder entrar a la aljama a la oración siendo necesario purificar el cuerpo y el alma para
ello había dos tipos de impuridades la
mayor y la menor, la primera era fácil su eliminación esta se hacía mediante
un baño de todo el cuerpo se daba en un balsón en las inmediaciones de
la gran Aljama, la menor era eliminada en unas fuentes próximas allí se hacía el lavatorio del siguiente modo,
tres veces las manos, enjuagarse tres veces la boca, limpiarse otras tres veces
las interioridades fosas nasales,
echarse tres veces agua a la cara con la palma de la mano derecha, lavarse los
antebrazos, primero el derecho hasta el codo, pasarse la mano mojada sobre la
cabeza y cuello, llegado el caso también se lavaba la barba, había que
escarbarse los oídos con un dedo y lavarlos, al final lavatorio de los pies, primero el derecho hasta el tobillo
después a la inversa, esto resultaba
todo un ritual.
En el
siguiente Cuento con el número 10
continuaré ahora que estamos con el confinamiento
por el puto Coronavirus
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