CUENTO III
LA ESPAÑA MUSULMANA SIGLO VIII
Bueno primo te voy hacer un poco de caso para ir
aventando algo de aquello que me has pedido, ahora estoy súper
aburrido y sin trabajo con esto de la Pandemia del Coronavirus, aquí estamos como todos los
españolitos de cierta edad sometidos por obligación a permanecer
poco más o menos que inactivos en el claustro y sin
pisar tierra firme, ni el asfalto de la calle, dicen que
tengamos paciencia y que pronto pasará la epidemia, nos informan que la duración va a ser de unos veinte días y reiteran con mucho énfasis quedarte en casa y en modo alguno no salir a la calle; ya
veremos si no van a ser bastantes más días los de la cuarentena, sobretodo si no es mucho pedir que
podamos salvar la pellejera porque ya van siendo muchos y bastantes los que han sido
dados de baja del inventario y no precisamente laboral, sino baja definitiva para "in secula seculorum".
Como antes te dije en
el año 711 el rey godo Don Rodrigo fue derrotado por los
musulmanes comandados por Tarik y Muza en la batalla
de Guadalete, circunstancia que dio lugar a la invasión musulmana en España, procedente del Emirato de Damasco.
AÑO 713.-
Pacto de Tudmir.-El Dux Visigodo Teodomiro, ( La Cora de Tudmir), gobernador de
la región murciana durante los reinados de los godos Égica y Vitiza, firmó el 05 de abril
del 713 un pacto con el hijo del invasor Muza, llamado Ben-Noseir -Abd Abd
al-Aziz, en el que se garantizaba que ni él ni los suyos padecerían
muerte o esclavitud, pudiendo
conservar la práctica
de su religión, que los lugares de culto no serían dañados, que seguiría
gozando de dominio libre de sus bienes, a cambio de la entrega por
capitulación de siete ciudades siendo las actuales: Orihuela,
Villena, Alicante, Mula. Bigastro, Ojós y Lorca, (la ciudad de Murcia todavía no existía), así
como el pago de unos tributos en moneda o especie (un
dinar anual de oro por habitante, trigo, cebada, vinagre, vino, miel y aceite.
En realidad y
según las crónicas Teodomiro disfrutó de una independencia teórica y sometida siempre tanto a él como a sus súbditos a la autoridad del emir, de modo que quienes mandaban en esta y por aquellos tiempos Hispania fueron los invasores islamistas.
El visigodo Teodomiro había participado en la batalla de Guadalete y tras la victoria
musulmana, se produjo la rápida propagación de los invasores musulmanes, el godo se había refugiado en su demarcación desde donde rechazó en diversas ocasiones los ataques de la morisma hasta el momento de producirse la capitulación de la Ariola del Ravenate (Orihuela).
AÑO 714 - HISPANIA EMIRATO DE DAMASCO
Después de hacerse con el gobierno Abd-al-Aziz emprendió una expedición a
Portugal conquistando Évora, Sentaren y Coimbra, más tarde se ocupó
de instaurar el orden en el este de Andalucía y en Levante, apoderándose de Málaga y Elvira (Granada), para dirigirse desde allí a la región murciana,(Tudmir) donde en un pacto con el gobernador visigodo Teodomiro, consiguió por capitulación las localidades citadas, imponiendo el pago de un tributo anual en especies y dinero a cambio de la seguridad personal de Teodomiro y los suyos, con cierta autonomía del territorio, conservar la religión y otras prerrogativas pero el hijo de Muza-no habría de prolongar mucho tiempo su gobierno de las tierras conquistadas.
Abd-al-Aziz se había casado con la viuda del rey Don Rodrigo estableciendo su residencia en Sevilla como emir, donde el califa Sulayman- creía al emir que era culpable de abuso de poder –ordenando al súbdito Ziyad-ben-Udhra al-Balawi para que lo asesinara, este hecho se consolidó en la iglesia de Santa Rufina, convertida en mezquita en marzo de 716, le sucede Ayub, siendo elegido por los principales generales, cuando solo habían pasados dos años de la partida de Muza.
Abd-al-Aziz se había casado con la viuda del rey Don Rodrigo estableciendo su residencia en Sevilla como emir, donde el califa Sulayman- creía al emir que era culpable de abuso de poder –ordenando al súbdito Ziyad-ben-Udhra al-Balawi para que lo asesinara, este hecho se consolidó en la iglesia de Santa Rufina, convertida en mezquita en marzo de 716, le sucede Ayub, siendo elegido por los principales generales, cuando solo habían pasados dos años de la partida de Muza.
Durante el breve periodo de gobierno de Abd-al-Aziz, se habían conquistado otros territorios de la Península, pues los generales musulmanes se encargaron de dominar las regiones al sur de los Pirineos, principalmente Pamplona, y al sureste Tarragona, Barcelona y Gerona, incluso llegaron hasta Narbona.
Mientras tanto el soberano omeya en Siria designaba a un sucesor para su emirato en Hispania, reinó cierta confusión, siendo determinado que el hijo de una hermana de Muza ben-Noseir-Ayub-ben-Habib al-Lajmi, fuese quien se encargaría del gobierno.
No obstante, la muerte de
Abd al-Aziz abrió un periodo de cuarenta años, durante este tiempo la Península se
convirtió en el escenario de sangrientas luchas entre distintos clanes de musulmanes que
afluyeron a este territorio con la intención de asentarse de manera definitiva en él mismo.
La dominación
omeya estuvo marcada por una rivalidad permanente que procedía de los primeros
cuatro califas del Profeta Mahoma e incluso antes de la hégira, entre los
representantes de dos importantes grupos étnicos árabes: los qaysies y los
kalbíes.
Su activa
participación en todas las conquistas árabes les permitió abandonar inhóspitos
lugares de donde procedían para instalarse en las zonas fértiles de Siria y
Mesopotamia.
Los kalbíes,
por su parte, descendían de la rama de los Quda´a-Qahtan que se hallaban enemistados desde hacía siglos con los anteriores.
Durante el
primer periodo del califato sirio la rivalidad que oponía a ambos
grupos en su país se prolongó en Hispania, no hizo más que acrecentarse y se
generalizó a otros grupos yemeníes y mudareis e incluso a los bereberes.
Y aquí te dejo
querido primo al menos por hoy ya va siendo hora de tomar le medicina contra la
gastroenteritis que todavía no se ha inventado ese bálsamo de
Fierabrás que todo lo sanaba en la época Amadís de Gaula y de los Doce
Pares de Francia, en aquellos años quijotescos tampoco existían las amenazas
de probable contagio del puto Coronavirus.
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