CUENTO IV
Amanecemos hoy viernes día 20 de marzo año 2020 siendo el octavo día de clausura de obligado cumplimiento con el tema del Coronavirus, son las 7,39 h. y en el termómetro de la terraza hace una temperatura de 14º, dentro de un rato me subiré a ella, es larga y ancha, llevaré un cuenta pasos colgado al cuello a fin de estar al menos una hora andando, ayer fueron 10.101 los pasos que dí en una hora, y asi todos los días desde que empezó la clausura impuesta por el puto coronavirus.
Para el entretenimiento leo el periódico digital y hago algún crucigrama, pero mi primo imaginario todos los días me dice que le relate algún histórico cuento, ahora quiere que yo le relate cómo se formó la ciudad de Murcia, trataré de hacerlo a mi manera y con alguna nota de humor y cachondeo y como no tengo mejor cosa que hacer dentro de dos horas comenzará la sesión.
Un siglo largo transcurrió desde la llegada de los musulmanes a Hispania para que Abderramán II en el 825, bisnieto de Abderramán I e hijo de Al-Hakan II y de la
Halawa su madre, ordenara la construcción y fundación de una nueva ciudad cerca de Orihuela, resultando ser la Murcia actual, respecto al nombre de esta en otra ocasión hablaremos, pero fíjate primo cómo sería aquello que la gente solía
decir “mata al rey y vete a Murcia”, en esa época pocas cuentas tenían que rendir a los que de nuevo llegaban a esta nueva ciudadela era muy necesario su pronta repoblación; no existían orígenes antiguos de esta ciudad, solo reliquias de los pueblos fenicios, argáricos,
ibéricos, griegos y también de los romanos,
ya te voy contando querido primo cómo se produjo la fundación de esta ciudad.
En el año 743 murió en la Kora de Tudmir el godo Teodomiro cuando su pacto de no agresión con el musulmán Abdelaziz, estaba en vigor por el Tratado de Tudmir pero todavía faltarían más de ochenta años para que Abderramán II fundara Murcia.
Pasó el tiempo ya
estábamos en el año 779 cuando Abderramán I el Emigrado tomó un tremendo cabreo
con el Príncipe visigodo Ardabastro de aquella Kora a causa de las clásicas reyertas y malas convivencias entre musulmanes y cristianos en los feudos de estos.
Abderramán I se hartó y rompió el
pacto de capitulación de Abdalaziz y Teodomiro, declaró la guerra ocupando
bastantes fortalezas y castillos de todo el reino visigodo, desterró al Príncipe godo Ardabastro,llegando hasta Alicante y Valencia donde también causó verdaderos estragos.
Transcurrido algún tiempo Ardabastro marchó a Córdoba a entrevistarse con el Emir, le habló con
rabia pero respetuosamente según las crónicas, después de dura dialéctica convenció a Abderramán I
para restituir su Condado, siendo
reintegrados parte de sus Estados.
Cuentan las crónicas que veinte, retomando su nombramiento el Conde de Tudmir,
aquella situación duraría bastantes años, pero las cosas y con el paso de los años empezaron a ponerse cada vez más
tirantes; diariamente había muchas escaramuzas, gresca continúa entre moros y
cristianos y así no era posible vivir tranquilos con tanto sobresalto diario.
Ya estábamos en tiempos de Abderramán II, este se hartó y dijo al general Gadir ibn
Malik, no me fío de los rebeldes de Orihuela, esos descendientes de Tudmir de
los godos y ese yemení Abusamaj Arráez han tratado de engañarme otra vez,
disponga lo conveniente para hacer una ciudad nueva de carácter militar,
próximo al río, aproveche la altura del cerro de Monteagudo que dista de Orihuela solo nueve
leguas, allí construirá dos castillos y dos alcazabas, aproveche las ruinas del
castro romano, es un lugar estratégico donde allí tendremos la tropa y podremos
observar los movimientos del enemigo, esa será la forma más eficaz para rendir a
esos cristianos visigodos de la Ariola
del Ravenate.
No se entretenga en construir la nueva ciudad
en los llanos espartarios, aquí en este lugar señalándole con el dedo índice de su mano derecha, será el lugar de la futura y nueva ciudadela.
Lleve todo el personal
necesario, eche mano para la construcción a gentes de Cieza,
Ricote, Caravaca, Mula y Cehegín, no lleve gente de Jumilla, estos son muy
aficionados al vino y su consumo en nuestra religión es mortal pecado, enturbia
el entendimiento y enaltece los ánimos,
no es mi deseo contaminen a mis tropas y adquieran afición a tan nocivos bebedizos, ya tengo experiencias con
la gente de Montilla y estas dos
ciudades riman en sus nombres, por algo será, además las dos poblaciones son
cultivadoras de generosos y buenos caldos vinícolas
Puede echar mano en caso de urgente
necesidad a gentes de Lorca, escuche
bien, no olvide decir a los alarifes que
quiero una ciudad a la moderna, nada de chapucerías pueriles, hay buena tierra
el sol calienta pero no achicharra, hace falta captación y buena distribución
de las aguas del río, haced una gran red
de acequias, azudes, azarbes y aceñas de
modo que permita el riego de todas esas zonas desérticas y espartarías,
nosotros haremos de estos inhóspitos páramos verdaderos vergeles, después se
repartirá el terreno en régimen de tahúllas. (En Almería, Granada y Murcia medida agraria para definir tierras de regadío, equivalente cada una a 1.118 m2.).
En nombre de Alá
cambiaremos la faz de esa de blancuzca
tierra que solo produce esparto, habrá riqueza y trabajo obtendremos los
mejores árboles frutales de todo el orbe, cosecharemos verduras en cantidades exorbitantes,
eliminaremos esa insana costumbre en
consumir carnaza de cerdo, haremos un murallón y malecón para la contención del agua del río que impida que
las riadas alcancen a la ciudad, esta se rodeará con fuertes y altas murallas y
en el castillo Monteagudo tendremos la soldadesca.
Con el paso del tiempo se repobló la ciudad de tal
modo que no fue nada fácil la convivencia ya empezaban a
coexistir hasta tres religiones revueltas entre
cristianos, musulmanes y judíos, habían muchas desavenencias diarias sobre todo con los
cristianos, estos eran gentes tercas, insumisas e inconformistas y
también muy provocadoras, les llamaban mozárabes su temperamento
siempre fue rebelde, sus modales groseros y
toscos, entraban a sus mezquitas que ellos les llamaban iglesias
hablando en voz alta cual si fueran lugares de recreo y conversación-
Pronto empezaron a cumplimentar las órdenes del emir cordobés Abderramán
II, inaugurando la ciudad en el año 831,
según unos historiadores, mientras para otros fue un 25 de Abril del 825,
cualquiera sabe ahora con exactitud la verdad, lo cierto que se les descompuso la
cara a los de Orihuela cuando vieron se les cortaba la chorrera de la abundante agua y las protestas
cartageneras reclamando sus derechos a capital de la comarca.
Cuando llamaban
la oración lo hacían mediante redoble de campanas produciendo fuertes
ruidos en la casa y en la calle que te hacían dar unos tremendos sobresaltos.
Lo nuestro era oír la sosegada y dulce voz del almuédano llamando a
la oración y rezo, no obstante llenos de paciencia y consentimiento íbamos sobrellevando todo
aquello, no se podía aguantar que en nuestra cara dijeran que Alá y su profeta
Mahoma fueran unos falsarios, siempre estaban liados con insultos profiriendo
multitud de disparates.
Solo tenian una mujer de modo que cuando veían a la del prójimo se le ponían las orejas encanutás.
Bueno querido primo que ya se va aproximando la hora del bálsamo de Fierabrás y de la bacía del barbero que fue confundido con el yelmo de Mambrino y ahí te dejo que mañana será otro día.
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