Granada,
18 de diciembre de 1.499. Bautizo de unos 300.000 moriscos, gracias a la contundente
acción del Cardenal Cisneros. Tras la firma del 11 de octubre de 1499, de una
pragmática de Isabel y Fernando, concediendo grandes ayudas a los hijos de
renegados (elches) o de musulmanes que se convirtiesen.
Cisneros inicia
su labor inquisitorial de implacable simplicidad. Convoca a los alfaquíes a los
que trata de convencer con una charla; si se convierten, les promete grandes regalos
y sí no, los hace presos, para que se encaminen a la fe católica, nombra a
ciertas personas, como su capellán Pedro León, que a base de golpes y un trato
inhumano llegan a conseguir tal objetivo.
La
inmediata consecuencia de los métodos del arzobispo de Toledo es el bautismo, este
se administra por aspersión en Granada a un gran número de musulmanes. Al mismo
tiempo, la mezquita mayor del Albaicín se transforma en iglesia cristiana, los
libros religiosos del Islán son quemados en la plaza de Bibarrambla y los
manuscritos árabes no religiosos son requisados.



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