Es ahora cuando en primavera los campos y prados se engalanan y se visten de flores silvestres, sobre todo de bonitas amapolas que con razón o sin ella tanto odian los agricultores, algunas de estas florecillas y a pesar de los venenosos herbicidas, vienen a nacer de pura chamba, casi escondidas en el campo y salvadas por verdadera casualidad de la hecatombe, el rocío madrugador les viene a dar vida, salud y belleza.
Destaca esta bonita flor en
los taludes y serranías, así como la silvestre y bonita Viborera Chupamieles del género Echum Vulgare, a esta especie poco o nada se le respeta, pero muy bien la conocen
las abejas, significativamente por la gran cantidad de polen
color azul brillante que acumula, luego diremos que la población de abejas está muy diezmada y que cada vez escasea más la miel.
Ahora en
este abril llamado de las aguas mil y que todas cogen en un barril, resulta bonito y agradable visitar esos patios, rejas y balcones que se ven engalanados con geranios, pensamientos y claveles, así cómo con aquellas begonias y alegres petunias, siendo en el norte guipuzcoano del donostiarra monte Igueldo donde abundan, igualmente esas bonitas hortensias de variado colorido.
Ya
llevamos mucho tiempo esperando el milagro de la lluvia tan necesaria para todo y que tanta falta nos hace para poder vivir con la normalidad que es debido; ya puestos a pedir pediremos que llueva lo suficiente como para que suba el nivel de los pantanos y embalses; esperemos que pronto
podamos ver el Arcos Iris y su conjunción de variados colores, que la lluvia sin hacer daño engalane árboles y campos con su recién
estrenado vestido de primavera, de lo contario mal lo vamos a pasar con tanta sequia como tenemos encima.
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