lunes, 17 de abril de 2023

OTRA VEZ LA DAMA DE ELCHE


La más célebre  de todas las esculturas que a través de los siglos conoce  la arqueología en España, sin lugar a dudas es la Dama de Elche, desde el momento de su aparición  en el año 1897 en el yacimiento ibérico ilicitano  de La Alcudia en Elche,  fue considerada como la pieza femenina,  digna de los mejores artesanos griegos instalados en la Península.


                                
                            Arqueólogo francés, Joseph Pierre Paris.

El hallazgo  se produjo un miércoles día 4 de agosto de 1897  por pura casualidad o de chamba, como se dice en mi pueblo,  cuando el  joven agricultor de 18 años llamado MANUEL CAMPELLO ESCÁPEZ, realizaba trabajos agrícolas,  cavando el terreno de una finca, momento  que la azada vino a dar  contra  una piedra teniendo que ser extraída y apartada  manualmente,  observando que  entre la tierra se encontraba  un  busto que vino a encender las alarmas y alegrías  de aquellos trabajadores.

Las noticias  por parte de los jornaleros  se hicieron extensivas al  dueño de la finca, tratándose del médico Don Manuel Campello y Antón,  este hombre  se llamaba con idéntico nombre y primer apellido  de aquel  muchacho que casualmente encontró el busto, la pieza  posteriormente fue instalada en su casa y el muchacho que la  encontró se  haría famoso en el pueblo por ser el descubridor; las gentes del pueblo  no tardaron mucho en bautizar  aquel busto con el apelativo de LA REINA MORA.

El gentío de curiosos por ver el hallazgo fue de  tal dimensión  que el Médico tuvo que improvisar un sistema para que todos pudieran verla, instalando un mueble en el balcón y sobre este se colocó la Dama a la vista de todos.  

El Sr. Campello  propietario de la finca puso el hecho en conocimiento de Don Francisco Ibarra, tratándose  de una familia aficionada a coleccionar  objetos antiguos.

Probablemente el día 5 de agosto el coleccionista Sr. Ibarra, escribe al arqueólogo, Pierre Paris, quien al parecer le unía cierta amistad, siendo informado del reciente descubrimiento.     


Tan importante hallazgo se difundió de tal modo  que la noticia  fue publicada  el día 8 de agosto por el  periódico alicantino llamado La Correspondencia Alicantina y el madrileño Heraldo.


 

 El arqueólogo hispano francés, llamado Joseph Pierre Paris como se ha dicho,  trabajaba  en España para el museo parisino del Louvre, este  se entrevista con el médico D. Pedro Ibarra, quien le informa ampliamente del descubrimiento en su finca y a su vez le muestra una foto del busto tomada casi en el momento del hallazgo.        



Tras muchas y diversas vicisitudes y más trámites todavía, cuando ya se tenía conocimiento de tan sensacional descubrimiento tanto en Madrid, Londres y Berlín,   la pieza fue tasada por el  Museo del Louvre al precio  que podría oscilar entre  1.000  y los 4.000 francos lo que equivalía a  5.200 ptas. cifra bastante considerada para la época.  

En consecuencia  el busto fue vendido y transportado a Paris,  siendo expuesto en el museo del  Louvre y allí se quedó, al parecer la venta  al Museo parisino a estas alturas de la vida, todavía  sigue siendo un enigma después de tanto años. 

Las autoridades españolas entre los años 1928 y 1935 intentaron gestionar el regreso de la pieza a España, teniendo que esperar hasta el año 1941 mediante un Convenio con el pais galo, este convenio vino a ser un intercambio de obras de arte (esto quiere decir, yo te doy, si tu medas, así de claras son las cosas para no andar con remilgos y parches).

 


 Ya no se acordaban los franceses que durante la invasión napoleonica en España 1808-1813, muchas fueron  las obras de arte que viajaron a Francia, poco más o menos para nunca más volver, como es consiguiente  por orden superior del corso Napoleón Bonaparte, siendo este quien mandaba en Europa por  aquellas fechas), pero bueno ya han pasado muchos años y  pelillos a la mar, así  al menos  con este trueque o mejor dicho intercambio permitió el regreso del busto de  la Reina Mora  a su España en 1941, cómo más arriba se ha indicado para ser expuesta en el Museo del Prado hasta el año 1971, pero como este es el pais de los mandones, pronto surgieron los inconformistas  que con mucha razón consiguieron que  La Dama de Elche fuese reubicada en   al Museo Arqueológico Nacional y allí se encuentra;  hay que añadir que en el año 2006 viajó a su tierra ilicitana donde permaneció durante un periodo de seis meses con motivo inauguración del nuevo  Museo Arqueológico y de Historia de Elche.        


Esta situación dio lugar a que España estudiara  el modo de poder disponer  de una Ley  que protegiera el patrimonio prohibiendo  la exportación de obras de arte, ley que finalmente se votó en 1911.  

En los medios informativos  europeos la Dama de Elche fue considerada como la personificación del alma española  y símbolo irrenunciable de la eterna feminidad propia del país que se remontaban a tiempos anteriores a la dominación romana.




Con el paso de algunos años concretamente en 1941  la escultura fue recuperada para el patrimonio nacional español del régimen del generalísimo Francisco Franco Bahamonde y el consentimiento del general francés Philippe Pétain, ya en los comienzos de la década de 1940, su imagen fue adoptada como símbolo de los orígenes hispánicos,  habiendo sido tan popular que llegó a figurar  en los billetes de  aquella época.

La aparición de la Dama certificaba la existencia de un arte propio de la España antigua, integrada dentro del arte griego por su semejanza.

Un estudioso norteamericano llamado, John Muffin,  manifestara que la Dama no era una escultura original sino que se trataba de un fraude elaborado en el siglo XIX , como uno más de los muchos ejemplos de esta clase de falsificaciones arqueológicas que se habían producido en esta misma época..


Se demostró que la pieza era original a todas luces a pesar de algunos rasgos que la singularizan, con su condición de busto, que viene a resultar inusual en la escultura  prerromana en piedra, su excepcional estado de conservación, la exageración de su carácter indígena o algunos de los elementos más característicos, como los grandes rodetes que conforman su tocado.

Lla autenticidad de la pieza fue avalada por técnicos en esta materia determinando   que esta  presentaba características comunes muy parecidos a otras representaciones femeninas de la más temprana escultura ibérica, así como con  la del Llano de la Consolación en Albacete, con su ligera asimetría de ornamentos y pliegues.


Se llegó a plantear la posibilidad de tratarse dado el contexto funerario que podría constituir la representación de una diosa de los muertos al estilo de la Perséfone griega, protectora de las almas y señora del mundo del más allá.

De todos modos y abandonando la especulaciones la Dama de Elche, viene a ser  él feliz resultado de una tradición artística  indígena consolidada y  posiblemente inspirada en sus inicios en modelos griegos, que se pone de manifiesto en otras muchas piezas, reveladoras de toda la riqueza y  complejidad de la cultura ibérica. 

El rostro llama la atención  sobre todo por la fuerte personalidad de sus facciones: nariz larga y delgada, la boca cuidadosamente modelada, de labios finos y  herméticos, el pliegue vertical del labio superior y la ligera asimetría del rostro acaban de caracterizar y personalizar su expresión. 

Las mejillas enjutas dejan destacados los pómulos, dándole una delgadez casi ascética y hasta enfermiza.

Su mirada parece abstraída  en la contemplación vaga e inconsciente de algún objeto cercano; a ello contribuye la posición de los parpados superiores, que caen pesadamente sobre los ojos, disminuyendo su abertura e imprimiéndole esa mirada ligeramente vaga, esa expresión meditativa, absorta y estática.

Lleva una especie de tiara puntiaguda que corona su cabeza, hubo de estar montada sobre una armadura o apoyo semejante a la peineta que aún usan las mujeres españolas  en ciertas solemnidades. Esta armadura  se cubre con una toca o mantilla que arranca de la frente y cuyos bordes están ornados de varios pliegues. 

Sobre esta mantilla se  debió ceñir una diadema para sujetar la toca, ajustándola a la cabeza y a la peineta, que al parecer debió estar tejida con hilos de oro o plata, o hecha de lámina de estos mismos metales.

A ambos lados del rostro y encuadrándolo destacan dos grandes ruedas o rodetes, quizás estuches metálicos  que debía de encerrar el cabello trenzado y enrollado en espiral, según se ve en multitud de ejemplos similares no sólo de la antigüedad, sino  incluso en la Edad Media y Moderna.

El circulo externo presenta un disco central, rodeado concéntricamente por tres circunferencias atravesadas  por una serie de dobles flejes o varillas radiales, que forman una serie de alvéolos de gran efecto decorativo para poder sujetar ese aparatoso tocado, cuyo peso había de ser considerable, las ruedas iban afianzadas a la diadema por medio de un doble tirante. 

Sobre el pecho cuelga un manojo de cordones largos y flexibles de los que penden anforillas. 

El manto cubre espalda y hombros y cruza por delante del busto, plegándose en ángulos escalonados. 





Bajo el manto se ve cruzar el pecho una serie de pliegues sesgados que parecen pertenecer a una especie de chal, bajo el cual asoma la túnica interior que se ajusta al cuello por medio de una fíbula  de anillo, conocida en multitud  de originales.

La apariencia de corcova o chepa tan clara y tan extraña, es posible que se deba al peso de este complicado atavío que ha de soportar  su peso, siendo   mayor que el que normalmente puede sostenerse.

Sus collares son tres y penden escalonados, sosteniendo una serie de piececillas colgantes.

La investigación ha puesto en claro que la Dame de Elche viene a ser  una más  entre los  muchos ejemplos similares y coetáneos existentes de aquella época, siendo hoy en día  bien  conocidos y oriundos de la misma región, los hay de piedra, de bronce e incluso de barro.

                  La Gran Dama Oferente del Cerro de Los Santos-Albacete  

Hay también representaciones  de damas así como otras  figuradas en pinturas de vasos y de idéntico origen.

Hay dos particularidades que son hasta ahora únicas y privativas de la Dama de Elche, siendo su forma en busto y la gran concavidad abierta en la espalda   para depositar las cenizas de un difunto.  

   


 


COMENTARIOS ILUSTRES SELECCIONADOS SOBRE LA DAMA DE ELCHE.

 

P. Ibarra Ruiz (1897)

<<Venta del Busto>>

Monsieur Pierre Paris,  ha comprado para el Museo del Louvre, el soberbio busto que posee Campello, hallado el día 4 en la Alcudia, por la suma de 4.000 francos. No sé lo que me pasa (18 de agosto)

¡Adiós al busto!. Hoy se ha llevado el busto M. Paris. ¿Y esto no tiene remedio.

¿Y no hay una ley en España que impida esto?. ¿Acaso porque un hombre no tenga afición a estas cosas no se le puede impedir, en nombre de la cultura pública, en nombre de la historia patria, cuya hermosa página debe ilustrar un día, no se le puede impedir el que venda éste al extranjero?.

¿Qué dirán los amigos de Madrid y del extranjero?.

Aún no me han contestado, Campello parece que tiene prisa en aprovechar la ocasión que tan sin esperar se ha presentado para vender el busto.

La protesta de la letra que ha hecho el hijo de Rada en Madrid, de la tres que tiene aceptadas de su padre, parece que ha disgustado mucho a Campello, pues la verdad es que tiene ya fundados motivos para desconfiar de cobrar el completo de las antigüedades de la colección de Aureliano, pero de todos modos ha debido esperar algún tiempo, por ver si se presentaba otro comprador, dado su firme propósito de vender el hermoso busto.

Ciertamente es una lástima que semejante joya salga de Elche y aun de España, pues creo que no hay otra igual en el mundo. Ignoro lo que representa, y lo atribuyo a un Apolo, para mover discusión en la Prensa y que se hable del hermoso busto y de La Alcudia y de todo esto. ¡Pero qué lástima! Me ha parecido un sueño la presencia de tan hermosa imagen entre nosotros. ¿Qué dirán los de fuera cuando sepan que se ha vendido el busto al extranjero>> (30 de agosto).

 


Th. Reinach (1898)

<<El buen ojo del Sr. Pierre Paris, la decisión del Sr. León Heuzey, la libertad del Sr. Noël Bardac, acaban de enriquecer el Museo del Louvre con una pieza sobresaliente; un busto femenino de piedra caliza, embellecida con pintura roja, que proviene de las afueras de Elche (municipio de la provincia de Alicante). Para evitar su descripción, ofrecemos a la vista de nuestros lectores una reproducción sencilla de este monumento. Aunque sea defectuosa, conserva algo de atractivo, mitad griego, mitad moruno, del original>>.

C. Jullián (1903)

<<Si la cabeza de Elche es una obra helenística de entre el 500 y el 450, no puede atribuirse más que a un meteco focense que permaneció en tierra bárbara, hijo perdido de la Jonia vencida>>.

P. Paris (1903-1904)

Es oriental por el lujo de sus joyas, por un no sé qué el escultor ha conservado de sus más antiguos maestros al modelarla; por las tradiciones de oficio que se encuentran todavía vivas en ella; es griega, ática, por un inexplicable brote de genialidad que la perfuma como a sus hermanas de la Acrópolis; es, sobre todo, española por lo sobrecargado de su mitra y sus grandes rodetes que rodean su fina cabeza, por la singularidad turbadora de su belleza. Es, más que española, la España misma, es la Iberia, saliendo, todavía resplandeciente de juventud, de su tumba más de veinte veces secular>>

P.Ibarra Ruiz (1905)

<<Por fin ha llegado el deseado día en que se practiquen excavaciones en la Alcudia. Mi excelente amigo D. Pedro Paris, a acompañado de un joven arqueólogo, Mr. Alberini, están en Elche desde hace unos días con el propósito de conseguir de Pepito López Campello, sobrino del médico, y hoy dueño de aquellas tierras, el permiso para cavar. No hace mucho tiempo estuvo en ésta D. Arturo Enge,l animado de los mismos deseos y nada se pudo arreglar. Por fin se ha resuelto satisfactoriamente el acuerdo y mañana 4 de julio Dios mediante, veinte trabajadores principiarán a cavar, desde el punto mismo donde fue hallado el famoso busto. Todos los gastos son cuenta de los franceses. Los objetos que se descubran se depositarán en casa de López Campello.



¿Dónde están pues los objetos de Illici?. Ni el marqués de Lendinez, cuando cavó en la parte de Levante, hacía el norte y centro de la misma loma, ni yo cuando cavé el noroeste y descubría las Thermas, ni ahora, se han  descubierto objetos  de valor, solo el magnífico busto, como si fuera una celeste aparición, se presenta en el horizonte arqueológico ilicitano, como llovido del cielo,  sin anunciarse, sin buscar antigüedades, sin soñarlo siquiera. ¿Y dónde?. En un margen. No en un bancal, no en un edificio, no envuelto en grandes sillares  y rodeado de objetos que hubieran contribuido a desentrañar  ese enigma estupendo, sino solo, aislado, para que fuera más amarga y tiránica la reflexión. Y ahora que llega el ansiado día que se cave sin trabas, ni escaseces de recursos, con el consentimiento de ambos dueños de la loma, con la libertad de acción en que estas empresas deben desarrollarse, ahora no se encuentra nada grande, nada magnífico, nada que resuene en Paris o llame la atención del mundo inteligente. Queda por ver y estudiar a  instancias mías, un mosaico que fue visto por nosotros hace años y que hoy tengo ocasión de ver en toda su extensión.

E. Albertini (1907)

<<Sí ha sido posible tantear una exploración del subsuelo de Elche, ha sido, en primer lugar, gracias a la generosidad del Sr. Huntington.>>

J. Pijoan (1914)

<<En la obra capital de la escultura ibérica, la llamada Dama de Elche, … las joyas, la forma del vestido y su caperuza recuerdan algo del arte oriental. La expresión seria y solemne…. Resulta alterada por las dos gigantescas ruedas que encuadran su severa fisonomía. Es fácil que el escultor exagerara algo, al labrarlas en piedra, las dimensiones de estas joyas de oro>>.

La Dama de Elche, labrada en caliza de color moreno, tiene el tono de tez de las razas hispánicas. La túnica y el manto estaban policromados, con el azul y rojo de la policromía griega. Esta verdadera cabeza, verdadera encarnación de Iberia, debió ser ejecutada ya en en el siglo V antes de Cristo. El artista que la produjo conoció sin duda además de las formas tradicionales de la escultura ibérica, los modelos griegos del arte jónico primitivo>>.

J. Villalonga (1919)

<<Nosotres, els valencianistes, veem un símbol, un emblema del tempeament, del geni artistite de nostra raca en aquella ett remotissima. I és ben dolorós que per a contemplar tan noble nicaga i eixacutoria, tigam que anadr ak Nuseu del Louvre, puix per incuria, els valencians hen dem deixat que estos tresor s´ens escapen>>

<<Nosotros los valencianistas vemos un símbolo, un emblema del temperamento, del genio artístico  de nuestra raza en aquella época remotísima. Y es muy doloroso que para contemplar tan noble alcurnia y ejecutoria tengamos que ir al Museo del Louvre pues, por dejadez, los valencianos hemos dejado que estos tesoros se nos escapen>>.

J. de Contreras y López de Ayala, Marqués de Lozoya (1951)

<<El ignorado escultor copiaba, sin duda, directamente, pues las nobles facciones de su modelo se ven todavía en las huertanas de Valencia y Murcia, y el adorno  - el más rico que haya podido concebir un orfebre - no solo asemeja a las piezas de los tesoros de la época, sino que recuerda en su traza general a la peineta, los rodetes y las joyas filigranreras>> 

J.M. Pemán (1939) La misma Dama de Elche aparece con la cabeza y el cuello pudorosamente cubiertos de paños. Parece que las primitivas mujeres españolas estaban nada más esperando que se levantara la primera primera iglesia, preparadas ya con sus tocas para asistir a la primera misa.

 


A. Vizcaino (2016).- <<en realidad, el conflicto en torno a la posesión del busto no es solo una cuestión de titularidad, sino que pone sobre el tablero, el choque de intereses entre distintas esferas identitarias, nacional, regional, local y distintas maneras de entender el valencianismo.      

 


 

BIBLIOGRAFÍA CONSULTADA

Estudio clásico sobre la presencia griega en la Península ibérica. A. García y Bellido. Barcelona 1948.

El Arte Ibérico de la Dama de Elche J. Gonzalez Navarrete y A. Blanco Friejeiro

Los griegos en la Península A. Domínguez Monedero.  Madrid 1996.

Los griegos en España. Cabrera Bonet. Madrid 2.000.

Iberia Mito y Memoria. A. Guzmán Guerra. F.J. Gómez Espelosín. J. Guzmán Gárate.

La Dama de Elche, Dónde, cuando y por qué. Carmen -Aranegui Cascó.

El Retorno de la Dama de Elche. Cédric Gruat- Lucía Martinez.  

Google Internet Explorer.

El Régimen Franquista y la Dama de Elche. Molina García R. 2007. 



 


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