Castilla 1480.
Los reyes Isabel y Fernando nombran los primeros corregidores. Motor de las transformaciones
económicas y especiales que propician el paso de la alta, a la baja edad media,
el poder adquirido por los municipios se hace evidente en el nacimiento de la
cortes.
Alfonso
XI es el primer monarca castellano que se preocupa de intervenir en el gobierno
municipal, por el sistema del regimiento.
A través
de este el concejo es sustituido por los regidores designados por el rey, lo
que a su vez nombran anualmente a los magistrados y a los oficiales municipales,
antes elegidos por el concejo es sustituido por los regidores designados por el
rey, los que a su vez nombran anualmente a los magistrados y oficiales
municipales, antes elegidos por el concejo. Que estaba dominado por el
patriciado urbano.
Los regimientos empiezan a ser con con el nombre de ayuntamientos.
Paulatinamente el cargo de regidor se convierte en una merced concedida por el
monarca con carácter vitalicio.
Esto
origina abusos por parte de algunos regidores que arriendan o venden sus cargos.
El
Siguiente paso en el intervencionismo real es enviar delegados a los municipios,
con la misión de vigilar de cerca su
administración. Estos delegados son denominados corregidores porque trabajan
junto con los regidores son nombrados por un año aunque ese plazo suele
prolongarse durante unas cuantas anualidades más, pero después se hace
vitalicio.
Los
corregidores presentan el poder real en las ciudades y pueblos, y como tales
intervienen en el gobierno y en la administración de Justicia, con los alcaldes
(jueces).
Según el
cronista Fernando del Pulgar, en 1480 los Reyes Católicos regularizan sus
atribuciones y designan un corregidor que debe ponerse al frente del cabildo
local o regimiento para las ciudades más importantes del reino.
Estos
nombramientos suponen del fin del ciclo iniciado por Alfonso XI, ya que los
corregidores se convertirán en un elemento clave en la política centralizadora
emprendida por los reyes.
Con la
progresiva intervención de los corregidores en el gobierno e los municipios se
acaba definitivamente con la autonomía de estos. La cada vez más infrecuente convocatoria de las
cortes será otro elemento en el camino hacia la imposición del absolutismo.


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