miércoles, 12 de noviembre de 2025

LAS FERIAS, COMERCIO Y PRIVILEGIO

 

                  

Castilla, 1480.- Los Reyes Católicos reconfirman las ordenanzas de Medina del Campo, promulgadas por Fernando de Antequera en 1421, y confirmadas ya en 1439. Estas ordenanzas recogen todo lo concerniente a la organización de las ferias, desde el modo de alojar a los feriantes tarea ejercida por un aposentador mayor, hasta el reparto de puestos por las diferentes calles clasificadas por oficios.

Las ferias constituyen uno de los principales  focos atracción de riqueza, a lo largo del siglo XV y XVI en Castilla, que se convertirán en centros primordiales para el gran comercio y la banca europea. El auge del comercio lanero impulsa estas manifestaciones comerciales, algunas de las cuales tienen gran antigüedad.

Así las primeras ferias surgen ya a partir del siglo XIII, aunque alcanzan ya su mayor difusión en los dos siglos siguientes; Valladolid, Palencia, Salamanca, Segovia, Madrid, Toledo, Córdoba, Sevilla (1254), Murcia y Badajoz en 1258, Alcaraz en 1268, Talavera de la Reina (1294), Mérida (1300), San Lucar de Barrameda y Gibraleón (1323), Burgos 1339, La Adrada y Colmenar de Ávila 1393, La Coruña 1303.

Aunque la profusión de ferias denota cierto aspecto primitivo de las técnicas comerciales, no es en  absoluto signo de una escasez o precariedad del gran comercio. Por el contrario, el apogeo de las ferias demuestra el desarrollo de este gran comercio que encuentra en ellas un campo especialmente propicio sobre todo  gracias al hecho de que las ferias más importantes se realizan de modo consecutivo, lo que permite a los comerciantes acudir a todas ellas sin que les falte trabajo en todo el año.

El comercio lanero sobre todo protagoniza dos de las más  importantes ferias, las celebradas en Burgos y Medina del Campo, punto de encuentros de rutas comerciales interiores e internacionales. Además c0nstituyen dos grandes focos de difusión de la lana de Castilla hacía los puertos vascos y  atlánticos, desde donde pasan a la Europa atlántica y mediterránea, y desde allí a Italia.

El caso de la feria de Medina del Campo, que se abre dos veces cada año durante cincuenta días  (mayo y octubre), demuestra la buena organización de estos mercados; sus primeras ordenanzas (1421), origen de la feria, confirman el interés por una gestión eficaz:. Además los comerciantes que acudan a ellas gozan de importantes franquicias y exenciones fiscales, que sirven de reclamo a los promotores de las muestras.

A finales del siglo XV Medina del Campo, así como Medina del Rioseco y Villalón, se convierten en un importante mercado de dinero, letras y pagos, lo que demuestra su vitalidad.



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