viernes, 17 de marzo de 2023

CUENTO V EXTRAÑOS SUCESOS OCURRIDOS A HISSAN II



Este mocito llamado Hixen II era poeta y poco guerrero,  no le gustaban las trifulcas y  pendencias, mucho menos salir de gazúa  y algarada, se sentía a gusto con la gente de letras en su jaula de oro, fue patente y manifiesto que su desconocimiento en el arte de la guerra era palmario, nada de guerras contra el infiel, además siempre estaba ignaro de cuanto acontecía en su Estado (vamos que no se enteraba nada, de nada), su madre la vascona Subh le hostigaba, con frecuencia le reprendía tratando de corregir  su pasivo carácter, en su cara le decía era un títere, ya estaba bien de gandulerías y demás cosas de poca entidad e importancia, le recordaba una y otra vez haber traspasado esa barrera que supone la mayoría de edad.

El muchacho ya había rebasado las treinta primaveras  no habiendo dado todavía  ni un golpe en la pelea, ni tampoco un palo al agua,  se mostraba indiferente, no había nacido para la guerra ni tampoco para llevar el peso de estado, estaba a gusto en palacio, allí se sentía realizado con la poesía y admirando  las genialidades de músicos, escritores y rapsodas.


Subh su madre, (Aurora en cristiano),  urdió un golpe de estado para establecer la autoridad que por derecho le correspondía a su niño; mediante el manejo del tesoro,  no era lógico tener que soportar la regencia de Almanzor, que solo era un intruso en palacio a pesar de ser su amante.


Cuando Almanzor  se enteró de la trama a través del chivateo pronto puso remedio para abortar la treta, era demasiado listo e inteligente como para dejarse engañar por esta dama.

Pronto dispuso lo conveniente para que el oro de palacio pasase a las arcas del tesoro público, anulando de este modo la añagaza  tramada por Subh, quedando sin efecto posible,  además hizo recriminar su conducta;   el asunto fue tratado por el Consejo de Gobierno incoándole  expediente disciplinario, teniendo que declarar por escrito en aquellos tétricos y antiguos modelos donde con gruesos caracteres en la parte superior indicaba, DECLARACIÓN.-¿Es usted antiguo caballero mutilado, o enlace sindical?.

Mientras tanto los ciudadanos cordobeses desconocían a su Califa,  estaban quejosos no lo habían visto en su vida, ni tampoco  en los desfiles militares, ni en las fiestas del mayo cordobés, menos aún en los  Patios, Rejas y Balcones a que tanta afición existe en la población de la ciudad milenaria.


Para calmar la inquietud de los ciudadanos Almanzor que era un lince,  dispuso lo conveniente para realizar un gran desfile militar lleno de fastuosidad,  las calles fueron engalanadas con alfombras persas, gallardetes y papelines de variopinto y alegre color,  el suelo cubierto con pétalos de rosas frescas procedentes de Jericó, se conmemoró día de fiesta local  para que todo el personal  pudiese asistir y  conocer a su califa, en las principales calles se montaron palcos para la aristocracia y  sus familiares, también proscenios para la nobleza de palacio.

 


Aquel día  memorable desfilaron todas  las fuerzas armadas, la caballería iba delante abriendo el cortejo, sus jinetes lucían vistosas capas de vivos y refulgentes colores, mucho lució la gran parada militar siendo aclamada con entusiasmo por la abigarrada muchedumbre, con asombro observaban el paso marcial de la guardia eslava de Almanzor, quienes desfilaron realizaron  asombrosos y variados movimientos malabares con sus alfanjes, después sería   la camellería montada quienes desfilaron ante un público jubiloso, entusiasta y vehemente, a continuación pasó un cortejo de más de cien  camellos dotados de jamugas y palanquines donde iban sentadas dos damas por cada artiodáctilo rumiante, ocultando la  belleza de sus rostros bajo  velos de alegres y variados colores. 


Por fin aparecería el Califa montado en un gran trono sobre un enorme elefante, en la mano izquierda portaba  el cetro como símbolo de mando en  Al-Andalus, iba tocado con un gran turbante color rojo-cartagena, desde esa especie de atalaya o cúspide iba haciendo continuas salutaciones ante un enfervorecido  público que lo aclamaba con continuos vítores,  seguidamente  lució el paso de más de una cincuentena de elefantes bien adiestrados y adornados con bellos aparejos,  el califa Hixam II  repartía bendiciones a los de origen cristiano los que se distinguían de los moruchos y beréberes  por sus ropas harapientas,  la multitud aclamaba y aplaudía dando muestra de inusitado  entusiasmo ante la presencia de su  joven príncipe Jefe Supremo y descendiente de Mahoma. 


Fue la primera vez que Hixam II salió a la calle al menos oficialmente,  los ciudadanos jamás lo habían visto, de este modo quedaron conformes, satisfechos muy contentos, así como prendados ante el lujo y ostentación del joven  califa y su séquito. 


Al regreso a palacio Almanzor  hizo constar a Hixam  en un documento los requisitos legales donde se declinaba toda responsabilidad del Gobierno y Estado en el Amirí, quedando Hixam exonerado de este humillante trabajo impropio para un califa, ahora estos asuntos  serían tratados en el Palacio de Medina Alzaira, como es consiguiente se produjeron nuevos nombramientos y destituciones, a los cesantes les dieron  trabajo  como aguadores y albañiles en el gremio de  los alarifes. 


Los pensamientos del amirí era que,  un hombre de estado debía tener cualidades de indiscutible líder y el califa carecía de ellas, no tenía coraje  y decisión para adoptar medidas ante las  distintas situaciones que en cada momento interesaba a su  gobierno, ante esta perspectiva Almanzor asumió toda la responsabilidad, considerando  beneficiaba  al Gobierno de  Al-Andalus. 

Los reinos cristianos estaban sobresaltados y temerosos ante el poder de este iluminado hombre, tanto es así que el rey Bermudo II de León  temiendo lo peor se hizo vasallo suyo  dependiendo del califato cordobés  para todo aquello que fuese necesario e hiciese falta.


 

El rey de Navarra Sancho Abarca le envió como presente de buen gusto a su moza hija  en estado de virgo-virgorum, la estuvo engordando un año entero para ponerla bien jampona y hermosa, admitiendo a priori compartir el lecho matrimonial con las otras mujeres del Amirí; de aquella coyunda nacería aquel Sancho conocido por la historia como Sanchuelo que tantos desastres causó al Califato. 


Como las razzias o gazúas tenían lugar al menos una vez al año ya estábamos en el 997 más o menos y llegó la hora de jugar contra los gallegos, y a Galicia traspuso el bueno de Almanzor con sus tropas y su gente, por el camino se les fueron uniendo los condes y reyes sometidos a vasallaje. 

Cuando los gallegos se enteraron de lo que  les venía encima  muy temerosos pusieron pies en polvorosa dejando alguna gente de armas para presentar batalla, el resto se marchó a lejanas y escondidas playas a marisquear y  pescar pulpos, otros prefirieron la pesca con  palangres de este modo quedaban un poco más al resguardo por si había que salir huyendo de la que les podía venía encima.


Almanzor y sus gentes entraron en Iría Flavia que así se llamaba por aquellos años Santiago de Compostela, lo primero que hicieron fue saquear y medio destruir la catedral, respetaron el sepulcro del Apóstol y a su guardián, descolgaron las campanas menores y las puertas  porteándolas a Córdoba con los cautivos que hicieron en aquella gazúa, posteriormente servirían de bellas lámparas en la gran Mezquita-Aljama. 

Acabada la recaudación y saqueo como es habitual en estas contiendas,  decidió regresar con sus gentes a Córdoba para seguir administrando justicia y atender los intereses y gobierno de Al-Andalus.



                                                     ¡¡¡HASTA OTRO DÍA!!!

                                                            


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