lunes, 13 de marzo de 2023

RETAZOS DEL EMIRATO DE CÓRDOBA DE OMAR BEN AFSUN Y DEL CALIFATO

 

      

 


 Omar Ben Naffsun  nació en el año 840  según unos historiadores en Parauta, siendo una de las poblaciones que conforman la comarca de la serranía de Ronda, se sabe que era muladí al ser lo más confirmado, es decir descendiente de cristianos,  su bisabuelo fue un conde visigodo cristiano,  su infancia discurrió a través de aquellas agrestes sierras, rondeñas.   

Desde bien jovencito demostró el muchacho tener espíritu guerrero, inquieto y beligerante,  jugaba a las espadas y a las guerras formando bandas contra otros niños de Alóra, Cártama y Antequera, casi siempre salían vencedores los de la banda del jovenzuelo Omar, no obstante  fue educado en el respeto hacia la fe cristiana y algo de la musulmana, al menos  para disimular un poco, cuentan viejas crónicas y leyendas que era de carácter indomable, no había quien pudiera con él, al paciente padre le solía causar verdaderos disgustos diarios por su comportamiento excéntrico, extravagante y anormal.

A medida que el muchacho iba creciendo le fueron gustando cada vez más las trifulcas, las  pendencias y las aventuras, pronto aprendió a galopar a caballo, gustaba de recorrer rincones intrincados y perdidos en aquella serranía, fue siempre el líder y jefe de todas las bandas de la comarca, maestro en el manejo de la onda, del arco y de la flecha,  de la espada y  de la lanza, tenía buenas dotes de mando, fue gran estratega a la hora de organizar a los demás jóvenes en disposición de lucha, con el tiempo se convirtió en líder indiscutible de la comarca del valle de Abdalají.

El padre al no poder  sacar provecho del muchacho un día se le fue el “traque” y le abrió las puertas diciéndole el mundo es tuyo muchacho, este no lo pensó dos veces y se embarcó a Berbería, allí  permaneció algunos años, si bien nada  se  sabe como transcurrió su  permanencia por aquellas tierras, dicen y cuentan  algunos cronistas que fue aprendiz de sastre; allí llegó a enterarse que en su pueblo había una sublevación contra el gobierno, no lo pensó mucho y decididamente  regresó  presto a  su tierra natal.

Para comenzar se reunió con sus antiguos compañeros formando varias bandas y se dedicó al pillaje, asaltando caravanas y transeúntes, no estaba de acuerdo con los mandatos del sultán de Málaga, ni con el emirato cordobés, tuvo  valor para salir al encuentro de contingentes militares atacándolas y causandoles innumerables bajas, siempre actuaba por sorpresa desapareciendo después como por encanto, pronto se convirtió en la pesadilla del centro de Operaciones del Emirato de Córdoba. 

Cuando tenía casi cuarenta años de edad se estableció  de forma oficial  en su cuartel general en un intrincado lugar protegido por las altas montañas hoy se le conoce con el nombre de Bobastro, disponía de tropa propia, mandó construir un castillo sobre las altas montañas donde anidaban las águilas, edificaron en una roca excavada una iglesia para el culto cristiano-mozárabe.

Al gobernador de Málaga lo traía por la calle de la amargura, siglos después emularían sus hazañas aquello hombres dedicados al pillaje  conocidos con el apodo de Pasos Largos,  Diego Corrientes, El Pernales,  Miguelito Caparrota, Juan de Serrallonga, Claudio El Molinero, Juan Caballero,  El Tempranillo, Los Siete Niños de Ecija, Jaime El Barbudo,  y otros muchos que  omito al  no ser de mi agrado la excesiva  prolijidad.  



El emir Muhammad I emprendió un ataque contra  él y sus gentes en el año 883 aproximadamente consiguió hacerlo su prisionero, lo llevó a Córdoba y fue encarcelado.


El Consejo se reunió  para deliberar cuál sería su castigo, después de muchas y diversas deliberaciones llegaron a la conclusión que era un hombre de enorme valía, conocedor de todos los caminos serranos, gran estratega para el combate y la guerra de guerrillas, valiente y abnegado, igualmente sus secuaces, el Consejo tomó la decisión de incorporarlo al ejército del Emirato Cordobés con el mando de Valí, estimando  podría aportar mejores resultados y mantenerlo vivo y a disposición del emirato que muerto.    

En sus primeros inicios todo fue transcurriendo con normalidad algún tiempo después  tuvo un atranque con un personaje de la milicia cordobesa y de la noche a la mañana se produjo su deserción sin facilitar explicación alguna, pronto se tuvo conocimiento que retornó a Bobastro donde  creó una especie de principado libre del yugo árabe, apoderándose de las localidades malagueñas de Auta, Mijas, Comares y Archidona, tuvo la osadía de mantener a raya   durante más de cincuenta años a los emires de Córdoba, fue un verdadero adalid y símbolo de la insurrección contra  el invasor, conllevando el contagio a toda la serranía limítrofe de Ronda de la que era dueño y señor, teniendo muy buenas relaciones con los bereberes del Zagreb.  


Cambiemos la situación y nos vamos a Córdoba recordando a algunos de los emires y Califas;  Mohamed I, nació en Córdoba en 823 Córdoba, 886) fue emir  independiente de al-Andalus entre los años 852-886, hijo y sucesor de Abderramán II, miembro de la dinastía Omeya  de Córdoba. Fundador de la ciudad de Madrid.

Su gobierno fue sometido a constantes revueltas y movimientos separatistas de los muladíes y mozárabes, aliados de los Arista de Navarra que  se rebelaron contra Córdoba y afirmaron su independencia., pero en 860 Mohamed invadió la región de Navarra arruinando y devastando todo el territorio, haciéndose dueño de varios castillos, entre ellos Falces,así consiguió devolver durante un tiempo a la sumisión a los Banu Qasi de Zaragoza.

                              


En 852 se sublevaron los Banu Qasi, aragoneses. Toledo también se rebeló, con el apoyo de Ordoño I de Asturias y Navarra, siendo derrotados en la batalla de Guadalacete. Los toledanos volvieron a sublevarse en 871.

                 

Tras la victoria en esta batalla, Mohámed ordenó levantar una serie de fortalezas en el territorio fronterizo conocido como Marca Hispana. Entre ellas, la de  Magerit, embrión de la futura ciudad de Madrid.


En el 880, Omar ben Hafsunn inició una sublevación que no pudo ser sofocada  hasta el 928, ya en tiempos de Abderrahaman III, junto con la de al-Ŷilliqi en la Marca Inferior.


Al parecer la rebelión  se debió a la reducción de prebendas que  recibían como clientes del emir.

Esta reducción fue debida a los menores ingresos del tesoro estatal,  a raíz de la conversión al islam de parte de la población, lo que redujo los impuestos que se  pagaban. desde su reinado hasta su sometimiento por Abderramán III, en los territorios de Zaragoza, Toledo y Badajoz, todos ellos fronterizos, permanecieron fundamentalmente independientes de la autoridad del emir cordobés.



Año 888.- Emir Al-Mundir durante el escaso tiempo de su reinado se concentró en combatir sin éxito al rebelde Omar-Ben- Hafsun,  falleciendo  precisamente asediando la fortaleza de Bobastro, el 23 de junio de 888, tras un año, once meses y dos días de reinado.

 Le sucedió su hermano Abdalá I, instigador  al parecer de su muerte, hizo que el médico de su hermano lo sangrase con una lanceta envenenada, en el campamento de Bobastro también se encontraba su hermano Abdalá en aquel momento.

Era hijo de Mohamed I y de Ushar, su madre no era de árabe, sino de origen vascón, en cuanto al aspecto de Abdalá, era rubicundo, tenía el cabello color rojizo y con grandes entradas, los ojos garzos y la nariz aguileña, era de talla mediana, se teñía la barba  para parecer barbitaheño,. era de carácter piadoso, abstemio y generoso, conocía la historia de los primeros califas y la poesía preislámica, llegó a ser buen disertador y poeta, tuvo en total trece hijos y doce hijas.

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Tras la repentina muerte del emir su sucesor Abd Allah hizo un pacto  y le nombró gobernador de Málaga, aceptó el cargo pero ante la debilidad de Córdoba y la situación de anarquía generalizada en al-Andalus, Omar optó nuevamente por rechazar la obediencia y amplió los territorios bajo su dominio, este hombre del que poco se habla en la historia llegó a ser más importante que algún que otro Emir y Califa, no obstante poco se ha sacado a la luz en su biografía.   

El 16 de mayo del 891 en una escaramuza guerrillera resultó  derrotado en Poley hoy conocida como Aguilar de la Frontera, también se llamó por ese tiempo Bulay, con los romanos sería  Ipagro y con los visigodos Ipagrun, perdiendo varios de los territorios, no obstante una vez más el bravo Omar volvió a salvar la pellejera. 

                         

Más tarde pudo recuperar buena parte de sus territorios pero su declive se hizo cada vez más evidente, en el año 899 se le conocía como el anciano andaluz y  decidió convertirse al cristianismo, haciéndose bautizar con el nombre de Samuel contaba con 59 años de edad, por aquellos tiempos la ancianidad llegaba bastante  antes que en el siglo XXI. 


El abandono de la religión musulmana no agradó a sus más fieles compañeros y seguidores, restándole de inmediato su adhesión  eran musulmanes y no querían servir a un jefe renegado de la fe de Alá.

Los últimos años de su vida coincidieron con el acceso al poder de Abd al-Rahman III el gran Califa, este sometió a un asedio implacable a Bobastro cuando Omar ya había fallecido.


Bobastro se encuentra a la distancia de media legua  de la estación ferroviaria del Chorro, allí  estaba su tumba el odio hacia esta persona hizo que sacaran de la tierra sus restos para comprobar que estaba muerto, y allí les dieron martirio como si estuviese vivo. ¡Que cosas tan raras pasaban antes!. 



 El Gran historiador Reinart DOZY, en su Historia de los Musulmanes de España,  de este modo narra al personaje de  Omar Ben Hafsun, era  de antigua estirpe gótica, semicristiano, semimusulmán, audaz, aventurero, soñador, proscrito, justiciero, y sobre todo, astuto que  levantó el pendón de la rebeldía en aquellas ruinas de Bobastro, y bajo él se agrupan todos los enemigos del califato. 

 Todos  quieren sacudirse el yugo, lo mismo los cristianos que los renegados y los árabes, lo mismo los oprimidos  que los aristócratas; dominadores del país, sus algaras tocan ya en las puertas de Córdoba;  aquellos elementos no se han reunido para  aceptar un nuevo señor, sino para mantenerse cada cual independiente"; estalló la discordia y un nuevo Abderramán, no menos poético, no menos hermoso, no menos desgraciado e interesante que el primero, arranca en un instante el imperio al borde de su ruina. En la lucha ha perecido la aristocracia, y la unión y la costumbre han moderado los odios religiosos: la monarquía ahora será un hecho; ahora es cuando verdaderamente va a nacer  el califato.


Los faquies, que miraban todas las calamidades públicas como castigo de Dios,  le llamaban a Ibn-Ben- Hafsum el azote de la cólera celeste, alborotaban la ciudad con sus predicciones lamentables  ¡Desgraciada de ti, och Córdoba, vil y cortesana, cloaca de impureza y disolución, morada de calamidades y de angustias, que no tienes ni amigos, ni aliados.

Cuando el capitán de la gran nariz y de la fisonomía siniestra, cuya vanguardia se compone de musulmanes y la retaguardia de politeístas, llegue delante de tus puertas, se cumplirá tu fatal destino. 

Tus habitantes irán a buscar asilo en Carmona, pero será un asilo maldito. 

Casi estrenado el emirato de Abderramán II estalló la guerra en la  Kora de Tudmir, entre las facciones y clanes yemeníes y muladíes en el sudeste peninsular.


La chispa saltó en Lorca, allí tuvo lugar el célebre combate de al-Musara, cuando  la guerra ya duraba siete años, siendo pacificada   por el general omeya  Ibn Muawiya, había 3.000 rebeldes muertos, incluido su comandante el yemení Abu Samaj.



Las tropas de Abderramán  destruyeron la ciudad refugio de los rebeldes llamada Eio.

El Emir decidió trasladar la capital de la Kora de Orihuela a una ciudad de nueva planta, esta se la llamó  Medina Mursiya, fundada el domingo 25 de junio de 825,  siendo llamada en castellano Murcia, allí se alzaba una pequeña elevación a orillas del río Segura; luego y al objeto de pacificar el territorio, potenciar el desarrollo y afianzar la autoridad emiral, nos cuentan las viejas crónicas que el general llamado  Chabir, fue el primer gobernador de aquella ciudad de  Murcia.

Estando enfermo Abderrahman II llamó a su hijo Mohamed, su primogénito e hijo de Al-Sifá, era  el único por el que había mostrado predilección y lo nombró sucesor.


Al Mundir nació en Córdoba en el año 844, durante el reinado de su padre Mohamed I, recibió el mando de las operaciones militares . contra los cristianos y muladíes rebeldes .   

Abderraman II murió en Córdoba el 22 de septiembre del año 852, a los 60 años, durante su mandato fomentó las ciencias, las artes y la economía de su reino y puso las bases  para la época de esplendor de al-Ándalus, frente al estancamiento de la Europa cristiana, le sucedió Mohamed I.  



Mohamed I de Córdoba, fue emir independiente de al-Ándalus entre los años 852-886, hijo y sucesor de Abderramán II, miembro de la dinastía Omeya  fue  el fundador de la ciudad de Madrid, durante su reinado hasta su sometimiento por Abderraman III, los territorios de Zaragoza, Toledo y Badajoz, todos ellos fueron fronterizos y  permanecieron fundamentalmente independientes de su autoridad como emir cordobés, se casó con la vascona Ushar madre de Abdalá, le sucedió su hijo Al Mundir.


En el 865 dirigió una operación en el valle del Duero contra Ordoño I  que fracasó parcialmente. 

De regreso a Córdoba derrotó en Burgos a Rodrigo conde de Castilla, lo que le hizo retroceder la frontera cristiana hasta el norte. 

.Intentó conquistar León, Zamora y Astorga pero Alfonso III le venció en Valdemoro en 878, también llevó a cabo una expedición contra los Banu Qasi pero fue derrotado en 883 en   la batalla de Cellorigo, al año siguiente en 884 tuvo un éxito magistral con  la expulsión de Ibn Marwan de Badajoz. 

En los años de su reinado  se concentró en combatir sin éxito al rebelde Omar ben Hafsun, falleció de sus heridas precisamente durante el asalto a Bobastro y a la fortaleza de Omar el día 23 de junio del 888, tras un año, once meses y   doce días de reinado, le sucedió su hermano Abdalá, instigador de su muerte, al parecer hizo que el médico de su hermano lo sangrase con una lanceta envenenada.  


El Emir Mohamed I  nació en Córdoba en el año 823, fue  hijo y sucesor  de Abderrahman II, miembro de la dinastía omeya independiente de al-Andalus entre los años 852-886, habiendo sido el fundador de la ciudad de Mayrit = Madrid, (Magerit en su forma castellanizada).

Su gobierno fue sometido a constantes revueltas y movimientos separatistas de los muladíes y mozárabes, aliados de los Arista de Navarra que  se rebelaron contra Córdoba y afirmaran su independencia.

En 852 se sublevaron los Banu Qasi de Zaragoza y Toledo también se rebeló, con el apoyo de Ordoño I de Asturias y Navarra, siendo derrotado en la batalla de Guadalacete.

En 860 Mohamed invadió la región de Navarra, arruinando y devastando todo el territorio, haciéndose dueño de varios castillos, entre ellos Falces, consiguiendo devolver a un tiempo la sumisión a los Banu Qasi. 

Los toledanos volvieron a sublevarse en 871 tras la victoria en esta batalla, Mohámed ordenó levantar una serie de fortalezas en el territorio fronterizo conocido como Marca Media.



En el 880, Omar ben Hafsunn inició una sublevación que no pudo ser sofocada  hasta el 928, ya en tiempos de Abderrahaman III, junto con la de al-Ŷilliqi en la Marca Inferior.

Al parecer la rebelión  se debió a la reducción de las prebendas que los dos recibían como clientes del emir.


Esta reducción fue debida a los menores ingresos del Tesoro estatal,  a raíz de la conversión al islam, lo que redujo los impuestos que se  pagaba desde su reinado hasta su sometimiento por Abderramán III, a los territorios de Zaragoza, Toledo y Badajoz, todos ellos fronterizos que permanecieron fundamentalmente independientes de la autoridad del emir cordobés.


Abderramán II   (Abū- al-Mutarraf-Abd al-Rahmān- Ibn- al-Hakam, más conocido como Abderramán II, cuarto Emir omeya nació en Toledo, en octubre-noviembre de 792, falleció en Córdoba el día  22 de septiembre de 852 con 60 años de edad, fue hijo y sucesor de Alhakén I  fue el cuarto emir omeya desde el 25 de mayo de 822 hasta su muerte.

Abderraman II tenía treinta años de edad cuando accedió al trono, como su padre y su abuelo, tuvo que reprimir las pretensiones al trono de su tío Abd Allah, se entregó a la tarea de reorganizar administrativamente Al-Andalus, intentó presentar una imagen de moderación ante los mozárabes y los musulmanes sometidos a la  aristocracia árabe. 

En la primavera del 818  coincidente con el ramadán se produjo la revuelta del arrabal, el emir, consciente del poder y de la influencia de los alfaquíes, ordenó derribar el mercado de vinos de Secunda de la capital cordobesa, contrario a los preceptos del Corán, luego, como escarmiento al populacho, mandó crucificar al responsable.

Recién estrenado el emirato de Abderramán II, estalló una guerra en la  Kora de Tudmir  en el sureste peninsular, entre los clanes de yemeníes y muladíes.



La chispa saltó en Lorca allí tuvo lugar el célebre combate de al-Musara, la guerra entre yemeníes y muladíes, esta  ya duraba siete años  siendo la Kora pacificada por el general omeya Ibn Murua Wiya, se rebelaron   más de 3000 rebeldes que resultaron muertos, incluido su comandante el yemení Abu Samu Alkar



Las tropas de Abderramán destruyeron la ciudad-refugio de los rebeldes, Eio y el Emir decidió trasladar la capital de la Cora a una ciudad de nueva planta, Medina Mursiya,(Murcia) fundada el domingo 25 de junio de 825, esta  se alzaba sobre una pequeña elevación a orillas del río Segura;  al objeto de pacificar el territorio y potenciar el desarrollo y afianzar la autoridad emiral, el general Chabir  fue el primer gobernador de Murcia.

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Abderramán II fomentó las ciencias, las artes, la agricultura y la industria. Durante su reinado se introdujo en al-Ándalus el sistema de numeración indo-árabe, llamada de posición, con base decimal.

Inició, desde antes de ser proclamado emir, una biblioteca que llegó a ser numerosísima, para lo cual encargó a personas de alta cualificación, estas las  trajeran de Oriente, aquellos ejemplares más interesantes y de mayor aportación al saber.

Atrajo a Córdoba a los más ilustres sabios de su época y cultivó personalmente la poesía, su brillante corte estuvo dominada por las figuras del músico Ziriak, el alfaquí Yahya (un religioso intolerante y ambicioso), la concubina Tarub (que deseaba conseguir el trono para su hijo Abdalá) y el eunuco Nasr (un muladí).      

Abderramán III tomó el relevo de su abuelo Abdalá, se fue haciendo fuerte extendiéndose por las  riberas del Duero y la tierra de Campos Palenciana, León, Castilla y Navarra, circunstancia por lo que hubo que salir todos los veranos a guerrear en las razias o gazuas y algaradas, habiendo tenido  que talar los árboles para que nadie pudiera esconderse en ellos. 

Los reinos cristianos de León, Galicia, Asturias y Navarra, así como los Condados de Cataluña, siempre estuvieron  en dura lucha por la reconquista  una vez que pasaron los años y por inducción de alguna cabeza pensante se dieron cuenta que la unión hace la fuerza, recapacitaron y echaron las cuentas decidiendo unirse mediante coaliciones guerreras  para hacer la guerra de reconquista ésta se inició en Asturias con Don Pelayo .en Covadonga en el año 722.

Los musulmanes llevaban un calendario distinto al nuestro, le llamaban   el de la Hégira con 616 años de retraso,  por cierto todavía lo siguen llevando, sobre todo  en todos los aspectos que se quiera, tanto que todavía  las mujeres  se cubren  el cuerpo con velos y la cara con el Bulka para impedir que sus bellos rostros solo los puedan ver los familiares.  

En la parte norte de Ifriqiya también estaban  los fatimíes revueltos,  querían mojar en la ensalada, tuvieron  atrevimiento de dar órdenes y mandatos, tendentes de  someter a su obediencia a estas hispánicas tierras andalusíes, estas fueron  bautizadas  con el nombre de Al- Andalus, conquistadas en el año 711 por la fuerza de las armas y la traición del Conde Visigodo Don Julian. 


Con el paso del tiempo en el año 929  Abderrahmán III dejó el emirato y ascendió a califa Independiente de Damasco y para imponer su autoridad trató de hacerse  respetar y terminar de una vez  con las revueltas y conflictos que arrasaban la península ibérica, se proclamó califa, estableciendo el Califato de Córdoba y efectivamente lo consiguió, hubo que tomar  Ceuta y Melilla, al otro lado del charco y allí  pusieron la frontera quedando  restablecida la seguridad y el orden.

  Los cristianos del norte no estaban inactivos ya habían preparado un gran ejército guerrero conjuntamente entre varios reinos dispuestos a la nueva lucha,  la natural palabra de “Reconquista” entonces la morisma califal se vio en la necesidad urgente de desplazar las tropas hacia el norte peninsular y hacer la anual campaña veraniega mediante las  razzia, gazuas o aceifas.


Hacia el valle del Duero siempre llamada tierra de nadie se dirigieron las tropas musulmanas y en  una población  llamada Simancas se produjo  la confrontación guerrera y el  festival de los palos,  pero será en el siguiente cuento el momento oportuno  de hablar de esta singular batalla.  


                       ¡¡HASTA OTRO DÍA!!!


                               

 

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