miércoles, 29 de marzo de 2023

LA REPOBLACIÓN MEDIEVAL POR TIERRAS DEL DUERO

 



La conquista musulmana de la Península Ibérica provocó la despoblación de amplios territorios, entre  ellos se encuentra el Valle del Duero, que se transforma en zona fronteriza y de lucha entre musulmanes y  cristianos.


En un principio este valle fue poblado por tribus bereberes que participaron en aquella conquista pero pronto serían abandonadas estas tierras  ante las revueltas del siglo VIII.


En la segunda mitad del siglo IX  con el rey Alfonso III el Magno de Asturias y después  con su hijo Ordoño II, se inició una importante política repobladora, siendo  la propia corona quien dirigió  la repoblación, bien  directamente o  delegando  en algún gran señor secular o eclesiástico.  

En el primer caso  ha de cumplir con todos los requisitos exigidos   para realizar la repoblación y defender el territorio, además  de proporcionar las suficientes  personas que estén dispuestas a arriesgar sus vidas  en semejante tarea, ya sean siervos, libertos u hombres libres.


Norma.- El señor procede a ocupar las tierras y realizar el reparto de parcelas así como las tareas relacionadas  a la ocupación, tales como edificación de muros y defensa, captación  venas de agua, construcción de canales, iglesias, casas, granjas, campos, huertas etc.. 

Después, si la iniciativa parte de una comunidad religiosa, el presbítero y sus compañeros, o un abad con sus monjes, se instalan en un lugar desierto  y proceden a la roturación de la tierra.


Así, en el plano de la iniciativa Real se encuentra la ciudad de León en el año (856), ordenada personalmente por Ordoño I y las de Zamora 894) y Simancas (899), impulsadas por Alfonso III. 

La repoblación en el Valle del Duero parte de Alfonso III, llevando a cabo la ocupación militar  de las tierras que desde  Alfonso I se hallan asoladas y abandonadas, después delegó en  sus hijos la repoblación de varias villas de aquel valle.

  Mandó repoblar la región del Esla y tierras del Conde de Benavente,  así como  otras varias villas zamoranas, las que son encomendadas a su hijo llamado Fruela <<el leproso>>, en el 868 atraviesa el Miño hasta llegar a Oporto, cuya repoblación  recae en el  conde asturiano Vimara Pérez.      


Por su parte el conde Odoario repuebla la ciudad de Aguas Flacias (actual Chaves ( Portugal) en 873, así como las  poblaciones de Emineo, Viseo y Lamago, posiblemente aquellas tierras también fueron  de los portugueses .


Coimbra fue tomada en el 878 y repoblada con gallegos y en el  883, se repuebla la castellana  Burgos y Urbiena, prosiguiendo con  la repoblación de las demás villas del Valle del Duero,  bajo  mandato de Ordoño II a principio del siglo X.


La repoblación privada también  se inicia a mediados del siglo VIII por las tierras del norte,  donde en los campos de Oviedo se asienta Odoario y Fromistiano.. 

A partir del 800 y  debido a labor de los abades y presbíteros se repuebla la zona de Castilla La Vieja, con  asentamientos promovidos por religiosos que vienen suponer el primer eslabón e impulso al que  prosiguen  otros repoblamientos civiles. 

A mediados  del siglo IX se intensifican los asentamientos y gracias a las medidas liberadoras de los monarcas asturleoneses se hace posible el repoblamiento, ya que se encuentran con la falta de contingentes humanos, debido a que gran parte de la población del reino son criados y colonos vinculados a los trabajos de las minas, de la servidumbre y  de la tierra.



Ante estas situaciones se dictan una serie de medidas legislativas  de tal modo  que permitan a los siervos el traslado a nuevos territorios más  favorables, asimismo se emplea en  la repoblación a los  mozárabes que huyen de la intransigencia religiosa en  al-Andalus.


Como mudo testigo del pasado quedan  las ruinas del poblado llamado Vascos que nada tienen que ver  con la  norteña Vasconia;   se extiende este poblado  junto al río Huso cerca de Navalmoralejo y del Puente del Arzobispo,  en la provincia de Toledo, lindando con la de Cáceres, habiendo sido identificadas  cómo  la ciudad califal de Nafda, situada en un cerro de fácil defensa, la muralla alcanza aproximadamente dos metros de espesor y defendida por torreones cuadrados. 

La repoblación llega a  suponer muchos y variados  objetivos, sobre todo de tipo económico,  viniendo  a  existir otros  inconvenientes en territorios aún inseguros para poder  defender el reino de posibles ataques musulmanes, no obstante llegó a repoblarse, las minas de hierro de los Montes de Toledo  llegaron  a reportar cuantiosos beneficios económicos, después serían abandonadas definitivamente dado  que los repobladores preferían establecerse en las Vegas del Tajo al ser estas  de mayor producción  y riqueza  y de menor esfuerzo.


                   

                                        ¡¡¡HASTA OTRA OCASIÓN!!!

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