La
conquista musulmana de la Península Ibérica provocó la despoblación de amplios
territorios, entre ellos se encuentra el Valle del Duero, que se transforma en
zona fronteriza y de lucha entre musulmanes y cristianos.
En
un principio este valle fue poblado por tribus bereberes que participaron en aquella conquista pero pronto serían abandonadas estas tierras ante las revueltas del siglo VIII.
En la segunda mitad del siglo IX con el rey Alfonso III el Magno de Asturias y después con su hijo Ordoño II, se inició una importante política repobladora, siendo la propia corona quien dirigió la repoblación, bien directamente o delegando en algún gran señor secular o eclesiástico.
En el primer caso ha de cumplir con todos los requisitos exigidos para realizar la repoblación y defender el territorio, además de proporcionar las suficientes personas que estén dispuestas a arriesgar sus vidas en semejante tarea, ya sean siervos, libertos u hombres libres.
Norma.- El señor procede a ocupar las tierras y realizar el reparto de parcelas así como las tareas relacionadas a la ocupación, tales como edificación de muros y defensa, captación venas de agua, construcción de canales, iglesias, casas, granjas, campos, huertas etc..
Después, si la iniciativa parte de una comunidad religiosa, el presbítero y sus compañeros,
o un abad con sus monjes, se instalan en un lugar desierto y proceden a la roturación de la tierra.
Así, en el plano de la iniciativa Real se encuentra la ciudad de León en el año (856), ordenada personalmente por Ordoño I y las de Zamora 894) y Simancas (899), impulsadas por Alfonso III.
La repoblación en el Valle del Duero parte de Alfonso III, llevando a cabo la ocupación militar de las tierras que desde Alfonso I se hallan asoladas y abandonadas, después delegó en sus hijos la repoblación de varias villas de aquel valle.
Mandó repoblar la región del Esla y tierras del Conde de Benavente, así como otras varias villas zamoranas, las que son encomendadas a su hijo llamado Fruela <<el leproso>>, en el 868 atraviesa el Miño hasta llegar a Oporto, cuya repoblación recae en el conde asturiano Vimara Pérez.
Por su parte el conde Odoario repuebla la ciudad de Aguas Flacias (actual Chaves ( Portugal) en 873, así como las poblaciones de Emineo, Viseo y Lamago, posiblemente aquellas tierras también fueron de los portugueses .
Coimbra fue tomada en el 878 y repoblada con gallegos y en el 883, se repuebla la castellana Burgos y Urbiena, prosiguiendo con la repoblación de las demás villas del Valle del Duero, bajo mandato de Ordoño II a principio del siglo X.
La repoblación privada también se inicia a mediados del siglo VIII por las tierras del norte, donde en los campos de Oviedo se asienta Odoario y Fromistiano..
A partir del 800 y debido a labor de los abades y presbíteros se repuebla la zona de Castilla La Vieja, con asentamientos promovidos por religiosos que vienen suponer el primer eslabón e impulso al que prosiguen otros repoblamientos civiles.
A mediados del siglo IX se intensifican los asentamientos y gracias a las medidas liberadoras de los monarcas asturleoneses se hace posible el repoblamiento, ya que se encuentran con la falta de contingentes humanos, debido a que gran parte de la población del reino son criados y colonos vinculados a los trabajos de las minas, de la servidumbre y de la tierra.
Ante estas situaciones se dictan una serie de medidas legislativas de tal modo que permitan a los siervos el traslado a nuevos territorios más favorables, asimismo se emplea en la repoblación a los mozárabes que huyen de la intransigencia religiosa en al-Andalus.
Como mudo testigo del pasado quedan las ruinas del poblado llamado Vascos que nada tienen que ver con la norteña Vasconia; se extiende este poblado junto al río Huso cerca de Navalmoralejo y del Puente del Arzobispo, en la provincia de Toledo, lindando con la de Cáceres, habiendo sido identificadas cómo la ciudad califal de Nafda, situada en un cerro de fácil defensa, la muralla alcanza aproximadamente dos metros de espesor y defendida por torreones cuadrados.
La repoblación llega a suponer muchos y variados objetivos, sobre todo de tipo económico, viniendo a existir otros inconvenientes en territorios aún inseguros para poder defender el reino de posibles ataques musulmanes, no obstante llegó a repoblarse, las minas de hierro de los Montes de Toledo llegaron a reportar cuantiosos beneficios económicos, después serían abandonadas definitivamente dado que los repobladores preferían establecerse en las Vegas del Tajo al ser estas de mayor producción y riqueza y de menor esfuerzo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario