martes, 2 de diciembre de 2025

REFORMA DE LAS ORDENES RELIGIOSAS

 


Castilla 1494.- En virtud de una bula del Papa Alejandro VI (18 de julio de 1494), los Reyes Católicos encomiendan al Cardenal Cisneros la labor de reformar la órdenes monásticas.

Cisneros ya interviene en 1493 en el movimiento reformador de los diferentes reinos de Aragón y Castilla.

Tras ser elegido provincial de los franciscanos a principio de 1494, inicia su labor reformadora en la orden seráfica.

Los monarcas propician esta reforma protegiendo a los observantes, solicitando reiteradamente a los Papas facultados para llevarla a cabo. El Papa acaba por conceder finalmente la reforma de todas las órdenes, religiosas y monasterios y admite que las personas de ellos, de  cualquier orden o religión, vivan según sus reglas y estatutos.

El Cardenal Cisneros se ve investido de plenos poderes para continuar la reforma monástica española., Agustinos y Dominicos, se someten fácilmente a la reforma, si bien los Franciscanos claustrales oponen una gran resistencia desde el primer momento.

Cisneros obtiene el justificante para la reforma de los Franciscanos conventuales mediante la bula Ut ea de Alejandro VI (26- 12- 1496).

La reforma se  impone en Castilla y en parte de Aragón, pero muchos Franciscanos huyen de sus conventos o se pasan a otras órdenes o al clero secular.

A finales del siglo XV la gran mayoría de las casas de la orden Franciscana se han reformado.


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lunes, 1 de diciembre de 2025

LOS FLEGELANTES DE LA VERA CRUZ

 

                           

Castilla 1499.- El obispo de Calahorra aprueba, en el mes de junio, la cofradía de la Santa Vera Cruz de los Disciplinantes, de San Vicente de la Sonsierra, conocida también en la época cómo los Flagelantes de San Vicente.

Según consta con toda claridad en sus ordenanzas, la cofradía sigue una regla a la que han de ajustarse los cofrades en todas sus manifestaciones públicas y privadas.

Se afirma asimismo que esta se remonta a tiempo inmemorial, y perdurará en muchas de sus manifestaciones hasta ya muy entrada el siglo XX.

Los flagelantes o <<picaos>> como se les conoce en San Vicente de la Sonsierra, tienen su origen en la alta edad media, en Italia,  donde fueron perseguidos por la Iglesia enemiga entonces acérrima de estas prácticas que no se veían con buenos ojos.

Sin embargo, en la edad moderna vuelven hacer su aparición, esta vez bajo  la bendición a un mismo tiempo tanto de la iglesia como del estado secular.

Los flagelantes, organizados ahora ya como cofradías estables de numerosos lugares, se dedican a realizar autos de autocastigo corporal, como medio de alcanzar con seguridad la salvación eterna.

Normalmente, los flagelantes, portando una gran cruz y entonando cánticos, penetran en la población, y se dirigen a oír misa en la correspondiente iglesia.

Luego se colocan en círculo en la plaza mayor de la población, entregándose a la mortificación de sus cuerpos para dar ejemplo y buscar a un tiempo su ascensión en la vida espiritual, mediante este autocastigo.