Navarra,
1234. La nobleza navarra elige a Teobaldo I como nuevo soberano, a la muerte
sin descendencia del rey Sancho VII el Fuerte en Tudela el 7 de abril de 1234, implantándose
así la casa de Champagne en Navarra.
Sepulcro de la Colegiata de Roncesvalles del rey navarro Sancho VII el Fuerte, muerto sin descendencia.
La muerte
de Sancho plantea el cumplimiento del acuerdo suscrito con Jaime I de Aragón,
en virtud de un mutuo prohijamiento, se fija que el monarca que sobreviva en el
otro vacante, le sucederá sin obstáculos
y sin atender a los derechos de la posible descendencia, sin embargo la nobleza
navarra logra que Jaime I renuncie al acuerdo suscrito, tras asegurar una buena
disposición de los navarros hacia la Corona de Aragón.
Los
navarros reclaman entonces como rey a Teobaldo hijo de Doña Blanca de Navarra,
y hermana del difunto Sancho, y del conde de Champagne y de Brie.
La
implantación de la Casa de Champagne inicia las relaciones ultramontanas de
Navarra y su participación en los asuntos europeos. Cuando Teobaldo accede al
trono, es más conocido como trovador que por sus dotes políticas o militares.
No de extrañar que tenga pronto enfrentamientos con los mismos nobles que le
han elegido.
Esta
situación produce, inicialmente, la aplicación de los fueros, que Teobaldo
interpreta de una forma, mientras los nobles lo hacen de otra.
En 1237 el Papa Gregorio IX tiene que intervenir en el asunto, para acordar que se consignen por escrito los fueros y ponen fin a las discusiones. Teobaldo no es recordado como un gran rey, si bien dado a los asuntos ultramontanos que por los navarros, en 1239 abandona el reino para luchar contra los musulmanes en Damasco destaca más por su escasa pericia que por los éxitos conseguidos.
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