LA FUGA NO
SALVA
Sevilla,
septiembre de 1212. El emir almohade al-Nasir desencadena una verdadera purga, entre
los capitanes de su ejército tras la grave derrota de Las Navas de Tolosa.
El Miramamolín
Mohamed al-Nasir hace degollar a todos los principales capitanes de su ejército,
así como a los jefes principales de Al-Ándalus por su defección y deslealtad a
la causa en el transcurso de la batalla.
El Miramamolín
al-Nasir ve en esta deslealtad la causa principal de la derrota. El hecho de que
algunas partes de su ejército lucharan con desganas, a causa de las pagas o soldadas que les
eran debidas, pero de hecho el ejército cristiano era superior en
calidad y organización.
Tampoco
parece pesar en el ánimo del Miramamolín el hecho de que sus capitanes tenían que
enfrentarse a duros guerreros, él se encontraba tranquilo y custodiada por una
importante guardia negra. Guardia que no impide que el mismo al-Nasir tenga que
poner pies en polvorosa.
Quizás esta última circunstancia tenga su importancia.
Si nadie puede contar que el Miramamolín ha huido, su honor quedará más resguardado.
Después
de cortar unas cuantas cabezas, al-Nasir
se marcha al norte de África desde
Sevilla, donde se encierra y vuelca todas s
us energías en placeres y abusos,
hasta que una bebida ponzoñosa ponga fin a su vida.
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